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Tratamiento de las neoplasias mielodisplásicas infantiles (PDQ®)–Versión para profesionales de salud

Información general sobre las neoplasias mielodisplásicas infantiles

Las neoplasias mielodisplásicas (tradicionalmente conocidas como síndromes mielodisplásicos [SMD]) y las neoplasias mieloproliferativas (NMP) representan entre el 5 % y el 10 % de todas las neoplasias mieloides malignas en niños. Son un grupo heterogéneo de trastornos. Las neoplasias mielodisplásicas por lo general se presentan con citopenias y se caracterizan por hematopoyesis ineficaz y aumento de muerte celular. Las neoplasias mieloproliferativas se presentan con un aumento del recuento de glóbulos blancos, glóbulos rojos o plaquetas en sangre periférica, y se relacionan con un aumento de la proliferación y supervivencia de las células progenitoras. Debido a que ambos tipos de síndromes representan trastornos de células madre hematopoyéticas muy primitivas y multipotenciales, los abordajes terapéuticos curativos casi siempre requieren un trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas.

Para obtener información sobre las neoplasias mielodisplásicas relacionadas con el tratamiento, consultar la sección Leucemia mieloide aguda y neoplasias mielodisplásicas relacionadas con el tratamiento en Tratamiento de la leucemia mieloide aguda infantil.

Para obtener información sobre las neoplasias mielodisplásicas relacionadas con variantes de GATA1 en niños con síndrome de Down que tienen 4 años o menos, consultar Tratamiento de las proliferaciones mieloides del síndrome de Down en la niñez.

Para obtener información sobre las neoplasias mieloproliferativas, consultar Tratamiento de la leucemia mieloide crónica infantil y Tratamiento de la leucemia mielomonocítica juvenil.

Cuadro clínico inicial

Los pacientes con neoplasias mielodisplásicas a menudo presentan signos de citopenias, como palidez, infecciones o hematomas.

Por lo general, la médula ósea se caracteriza por hipercelularidad y cambios displásicos del 10 % o más de las células de uno o más linajes precursores. La evolución clonal con el tiempo puede conducir a la aparición de la leucemia mieloide aguda (LMA). El porcentaje de blastocitos anómalos es inferior al 20 % y carecen de las anomalías citogenéticas recurrentes comunes de la LMA (por ejemplo, t(8;21), inv(16), t(15;17) o translocaciones de KMT2A).

El síndrome mielodisplásico hipocelular, que es menos común, se diferencia de la anemia aplásica en parte por su marcada displasia, naturaleza clonal y porcentaje más alto de precursores positivos para CD34.[1,2]

Bibliografía
  1. Kasahara S, Hara T, Itoh H, et al.: Hypoplastic myelodysplastic syndromes can be distinguished from acquired aplastic anaemia by bone marrow stem cell expression of the tumour necrosis factor receptor. Br J Haematol 118 (1): 181-8, 2002. [PUBMED Abstract]
  2. Orazi A: Histopathology in the diagnosis and classification of acute myeloid leukemia, myelodysplastic syndromes, and myelodysplastic/myeloproliferative diseases. Pathobiology 74 (2): 97-114, 2007. [PUBMED Abstract]

Factores de riesgo

Los pacientes que tienen las siguientes variantes germinales o trastornos hereditarios tienen un aumento significativo del riesgo de presentar neoplasias mielodisplásicas:

  • Anemia de Fanconi: se debe a variantes germinales en los genes de reparación del DNA.
  • Trastornos biológicos de los telómeros (por ejemplo, disqueratosis congénita): se debe a variantes de los genes que regulan la longitud del telómero. Los genes ACD, CTC1, DKC1, NHP2, NOP10, PARN, RTEL1, TERC, TERT, TINF2 y WRAP53 son los que presentan variantes de la disqueratosis congénita.
  • Síndrome de Shwachman-Diamond, anemia de Diamond-Blackfan y otros síndromes de insuficiencia de la médula ósea: son el resultado de variantes de los genes que codifican las proteínas relacionadas con el ribosoma.[1,2] Las variantes de GATA1 se relacionaron con la anemia de Diamond-Blackfan y predisposición a neoplasias mielodisplásicas.[3]
  • Neutropenia congénita grave: se debe a variantes del gen que codifica la elastasa. Se calculó que el riesgo acumulado a 15 años de neoplasias mielodisplásicas en los pacientes con neutropenia congénita grave, también conocida como síndrome de Kostmann, es del 15 %, y el riesgo anual de neoplasia mielodisplásica o leucemia mieloide aguda (LMA) es del 2 % al 3 %. No está claro cómo las variantes que afectan a esta proteína y la exposición crónica al factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF) contribuyen a la presentación de neoplasias mielodisplásicas.[4]
  • Síndrome de trisomía 21: en la leucemia transitoria relacionada con la trisomía 21 y en las neoplasias mielodisplásicas en niños con síndrome de Down menores de 3 años casi siempre hay variantes de GATA1.[5]
  • Trombocitopenia amegacariocítica congénita: las variantes hereditarias en los genes RUNX1 o CEPBA se relacionan con la trombocitopenia amegacariocítica congénita.[6,7] Las variantes del gen MPL son la causa genética subyacente de esta afección. El riesgo de presentar neoplasias mielodisplásicas o LMA en pacientes con trombocitopenia amegacariocítica congénita es inferior al 10 %.[8]
  • Variantes de GATA2: se notificaron variantes germinales de GATA2 en pacientes con neoplasias mielodisplásicas o LMA junto con monocitopenia, deficiencia de linfocitos B y linfocitos citolíticos naturales, proteinosis alveolar pulmonar y susceptibilidad a infecciones oportunistas.[9,10] Para obtener más información en inglés, consultar GATA2 Deficiency Syndrome.
  • Variantes de RUNX1 o CEPBA: las variantes hereditarias en los genes RUNX1 o CEPBA se relacionan con neoplasias mielodisplásicas o LMA familiares.[6,7] Para obtener más información en inglés, consultar RUNX1-Familial Platelet Disorder y CEBPA-Associated Familial Acute Myeloid Leukemia
  • Variantes de SAMD9 y SAMD9L: las variantes hereditarias en SAMD9 y SAMD9L se relacionan con neoplasias mielodisplásicas familiares.[11-16]

Se realizó un análisis retrospectivo del DNA genómico de muestras de células mononucleares de sangre periférica de pacientes sometidos a trasplante de células madre hematopoyéticas por neoplasias mielodisplásicas y anemia aplásica. En el análisis se utilizó un ensayo de captura para identificar variantes que se sabe que predisponen a insuficiencia de la médula ósea y neoplasias mielodisplásicas. Entre los 46 niños de 18 años o menos con neoplasias mielodisplásicas, 10 (22 %) albergaron variantes genéticas de predisposición constitucional (5 en GATA2, 1 en MPL, 1 en RTEL1, 1 en SBDS, 1 en TINF2 y 1 en TP53). En solo dos de estos pacientes se tenía la sospecha clínica de variantes genéticas antes de los trasplantes. Los niños de este estudio tuvieron una incidencia más alta de variantes genéticas (22 %) que los adultos de 18 a 40 años (8 %).[17]

Bibliografía
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  4. Rosenberg PS, Zeidler C, Bolyard AA, et al.: Stable long-term risk of leukaemia in patients with severe congenital neutropenia maintained on G-CSF therapy. Br J Haematol 150 (2): 196-9, 2010. [PUBMED Abstract]
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  8. Ghauri RI, Naveed M, Mannan J: Congenital amegakaryocytic thrombocytopenic purpura (CAMT). J Coll Physicians Surg Pak 24 (4): 285-7, 2014. [PUBMED Abstract]
  9. Auer PL, Teumer A, Schick U, et al.: Rare and low-frequency coding variants in CXCR2 and other genes are associated with hematological traits. Nat Genet 46 (6): 629-34, 2014. [PUBMED Abstract]
  10. Vinh DC, Patel SY, Uzel G, et al.: Autosomal dominant and sporadic monocytopenia with susceptibility to mycobacteria, fungi, papillomaviruses, and myelodysplasia. Blood 115 (8): 1519-29, 2010. [PUBMED Abstract]
  11. Schwartz JR, Ma J, Lamprecht T, et al.: The genomic landscape of pediatric myelodysplastic syndromes. Nat Commun 8 (1): 1557, 2017. [PUBMED Abstract]
  12. Schwartz JR, Wang S, Ma J, et al.: Germline SAMD9 mutation in siblings with monosomy 7 and myelodysplastic syndrome. Leukemia 31 (8): 1827-1830, 2017. [PUBMED Abstract]
  13. Davidsson J, Puschmann A, Tedgård U, et al.: SAMD9 and SAMD9L in inherited predisposition to ataxia, pancytopenia, and myeloid malignancies. Leukemia 32 (5): 1106-1115, 2018. [PUBMED Abstract]
  14. Narumi S, Amano N, Ishii T, et al.: SAMD9 mutations cause a novel multisystem disorder, MIRAGE syndrome, and are associated with loss of chromosome 7. Nat Genet 48 (7): 792-7, 2016. [PUBMED Abstract]
  15. Chen DH, Below JE, Shimamura A, et al.: Ataxia-Pancytopenia Syndrome Is Caused by Missense Mutations in SAMD9L. Am J Hum Genet 98 (6): 1146-1158, 2016. [PUBMED Abstract]
  16. Wong JC, Bryant V, Lamprecht T, et al.: Germline SAMD9 and SAMD9L mutations are associated with extensive genetic evolution and diverse hematologic outcomes. JCI Insight 3 (14): , 2018. [PUBMED Abstract]
  17. Keel SB, Scott A, Sanchez-Bonilla M, et al.: Genetic features of myelodysplastic syndrome and aplastic anemia in pediatric and young adult patients. Haematologica 101 (11): 1343-1350, 2016. [PUBMED Abstract]

Anomalías moleculares

Características moleculares de las neoplasias mielodisplásicas

Las neoplasias mielodisplásicas, tradicionalmente conocidas como síndromes mielodisplásicos (SMD), que se presentan durante la niñez se caracterizan por un conjunto específico de alteraciones genéticas, a diferencia de lo que ocurre con las neoplasias mielodisplásicas que se presentan durante la adultez. En adultos, las neoplasias mielodisplásicas a menudo surgen a partir de una hematopoyesis clonal y se caracterizan por la presencia de variantes de TET2, DNMT3A, DDX41 y TP53. Por el contrario, las variantes de estos genes son poco frecuentes en las neoplasias mielodisplásicas que se presentan durante la niñez, aunque en subgrupos de niños con esta patología se observan variantes de los genes GATA2, SAMD9, SAMD9L, ETV6, SETBP1, ASXL1 y de la vía RAS/MAPK.[1,2]

En un informe del panorama genómico de las neoplasias mielodisplásicas infantiles se describieron los resultados de la secuenciación del exoma completo de 32 pacientes pediátricos con neoplasias mielodisplásicas primarias infantiles y de la secuenciación dirigida de otros 14 casos.[1] Estos 46 casos se dividieron de manera equitativa entre los casos con un número bajo de blastocitos (antes denominados citopenia refractaria infantil) y los casos con aumento de blastocitos (antes denominados síndromes mielodisplásicos con exceso de blastocitos). Los resultados del informe son los siguientes:

  • Se observaron variantes de los genes de la vía RAS/MAPK en el 43 % de los casos de neoplasias mielodisplásicas primarias; las más comunes afectaban los genes PTPN11 y NRAS, pero también se observaron variantes de otros genes de la vía RAS/MAPK (por ejemplo, BRAF [diferentes a la variante BRAF V600E], CBL y KRAS). Las variantes de la vía RAS/MAPK fueron más comunes en pacientes con aumento de blastocitos (65 %) que en aquellos con número bajo de blastocitos (17 %).
  • Se observaron variantes patogénicas germinales en SAMD9 (n = 4) o en SAMD9L (n = 4) en el 17 % de los pacientes con neoplasias mielodisplásicas primarias, donde 7 de las 8 variantes ocurrieron en pacientes con número bajo de blastocitos. En todos estos casos se observó una pérdida de material en el cromosoma 7. Alrededor del 40 % de los pacientes con deleciones de parte o de la totalidad del cromosoma 7 presentaron variantes germinales en SAMD9 o en SAMD9L.
  • Se observaron variantes patogénicas de GATA2 en 3 casos (7 %), y en todos ellos se confirmó o se sospechó que eran germinales.
  • Las alteraciones en el número de copias más comunes fueron las deleciones en el cromosoma 7, que se observaron en el 41 % de los casos. La pérdida parcial o total del cromosoma 7 fue más frecuente en los casos con alteraciones en los genes SAMD9 y SAMD9L (100 %), y en los pacientes con aumento de blastocitos que presentaban variante de la vía RAS/MAPK (71 %).
  • En más de 1 de los 46 casos, se presentó alteración en otros genes ( SETBP1, ETV6 y TP53).

En un segundo informe se describió la utilización de un perfil de secuenciación dirigida de 105 genes en 50 pacientes pediátricos con neoplasias mielodisplásicas (pacientes con número bajo de blastocitos = 31 y pacientes con aumento de blastocitos = 19) entre los que se encontraron abundantes casos con monosomía 7 (48 %).[1,2] Los genes SAMD9 y SAMD9L no se incluyeron en el perfil génico. En el segundo informe se describieron los siguientes resultados:

  • Se observaron variantes patogénicas germinales de GATA2 en el 30 % de los pacientes y variantes patogénicas germinales de RUNX1 en el 6 % de los pacientes.
  • Se observaron variantes somáticas en el 34 % de los pacientes y fueron más comunes en pacientes con aumento de blastocitos que en pacientes con número bajo de blastocitos (68 vs. 13 %).
  • El gen que presentó alteración con más frecuencia fue SETBP1 (18 %). Los genes que presentaron alteración con menor frecuencia fueron ASXL1, RUNX1 y los genes de la vía RAS/MAPK (PTPN11, NRAS, KRAS, NF1). Se encontraron variantes de los genes de la vía RAS/MAPK en el 12 % de los casos.

Los pacientes con variantes patogénicas germinales de GATA2, además de neoplasias mielodisplásicas, exhiben un amplio abanico de defectos hematopoyéticos e inmunológicos así como manifestaciones no hematopoyéticas.[3] Los defectos incluyen monocitopenia con predisposición a infecciones micobacterianas y deficiencia DCML (pérdida de células dendríticas, monocitos y linfocitos B citolíticos naturales). La inmunodeficiencia resultante deriva en una mayor predisposición a las verrugas, virosis graves, infecciones micobacterianas, infecciones fúngicas y cánceres relacionados con el virus del papiloma humano. Las manifestaciones no hematopoyéticas incluyen hipoacusia y linfedema.

Se estudiaron las variantes patogénicas germinales de GATA2 de 426 pacientes pediátricos con neoplasias mielodisplásicas primarias y 82 casos con neoplasias mielodisplásicas secundarias que participaron en estudios consecutivos del European Working Group of MDS in Childhood (EWOG-MDS).[4] Los resultados del estudio fueron los siguientes:

  • En el 7 % de los pacientes pediátricos con neoplasias mielodisplásicas primarias se identificaron variantes patogénicas germinales de GATA2. Si bien la mediana de edad de los pacientes con variantes de GATA2 fue de 12,3 años en la población pediátrica del EWOG-MDS, la mayor parte de los casos de neoplasias mieloides relacionadas con la línea germinal en GATA2 se presentan durante la edad adulta.[5]
  • Las variantes de GATA2 fueron más comunes en los pacientes con aumento de blastocitos (15 %) que en los pacientes con número bajo de blastocitos (4 %).
  • Entre los pacientes con variantes de GATA2, el 46 % presentaba aumento de blastocitos y el 70 % exhibió monosomía 7.
  • Se identificaron neoplasias mielodisplásicas o leucemia mieloide aguda (LMA) familiar en 12 de los 53 pacientes con variantes de GATA2 para los que se disponía de una historia familiar detallada.
  • Los fenotipos no hematológicos de la deficiencia de GATA2 se presentaron en el 51 % de los pacientes con neoplasias mielodisplásicas y variantes de GATA2, e incluyeron hipoacusia (9 %), linfedema o hidrocele (23 %) e inmunodeficiencia (39 %).

Las variantes patogénicas germinales en SAMD9 y SAMD9L se relacionan con casos de neoplasias mielodisplásicas con pérdida adicional, total o parcial, del cromosoma 7.[6,7]

En 2016, se identificó el gen SAMD9 como la causa del síndrome MIRAGE (mielodisplasia, infección, restricción del crecimiento, hipoplasia suprarrenal, fenotipos genitales y enteropatía) que se relaciona con las neoplasias mielodisplásicas de aparición temprana con monosomía 7.[8] Más tarde, se identificaron variantes de SAMD9L en pacientes con síndrome de ataxia-pancitopenia (ATXPC; OMIM 159550). También se determinó que las variantes de SAMD9 y SAMD9L causan el síndrome de mielodisplasia y leucemia con monosomía 7 (MLSM7; OMIM 252270),[9] un síndrome que se detectó por primera vez en hermanos que tenían un fenotipo normal pero que luego presentaron neoplasias mielodisplásicas o LMA relacionadas con monosomía 7 durante la infancia.[10]

  • Las variantes causales de SAMD9 y SAMD9L son variantes de ganancia de función que intensifican la actividad supresora del crecimiento de SAMD9 o SAMD9L.[8,10]
  • Los genes SAMD9 y SAMD9L están en el cromosoma 7q21.2. Los casos de neoplasias mielodisplásicas en pacientes con variantes de SAMD9 o SAMD9L a menudo exhiben monosomía 7 y el otro cromosoma 7 tiene SAMD9 y SAMD9L naturales. Esto lleva a que se pierda el efecto intensificador del gen alterado en la actividad supresora del crecimiento.
  • Los pacientes con fenotipo normal, variantes de SAMD9 o SAMD9L y monosomía 7, a veces, presentan neoplasias mielodisplásicas o LMA, o por el contrario, pierden la monosomía 7 y su hematopoyesis se normaliza.[10] El primer caso se relaciona con la aparición de variantes de los genes vinculados con las neoplasias mielodisplásicas o la LMA (por ejemplo, ETV6 o SETBP1). El segundo caso se relaciona con modificaciones genéticas (por ejemplo, variantes inversas o pérdida de la heterocigosidad sin cambio en el número de copias con retención del alelo natural) que llevan a la normalización de la actividad de SAMD9 y SAMD9L. Estas observaciones indican que el seguimiento de pacientes con monosomía 7 relacionada con SAMD9 o SAMD9L mediante la secuenciación clínica de las variantes somáticas adquiridas en genes vinculados con la formación de la LMA, permitiría identificar a personas con riesgo alto de transformación leucémica. Dichos pacientes quizás obtengan mayor beneficio de un trasplante de células madre hematopoyéticas.[10]

La presencia de una monosomía 7 aislada es la anomalía citogenética más común, si bien no parece augurar un pronóstico adverso en comparación con su presencia en la LMA manifiesta. No obstante, la presencia de monosomía 7 en combinación con otras anomalías citogenéticas se relaciona con un pronóstico precario.[11,12] Las anomalías de -Y, 20q- y 5q-, relativamente comunes en adultos con neoplasias mielodisplásicas, son infrecuentes en los casos de neoplasias mielodisplásicas que se presentan en la niñez. La presencia de anomalías citogenéticas propias de la LMA (t(8;21)(q22;q22.1), inv(16)(p13.1;q22) o t(16;16)(p13.1;q22), y LPM con fusiones génicas PML::RARA) define una enfermedad que se debe tratar como LMA, y no como una neoplasia mielodisplásica, sin importar el porcentaje de blastocitos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que sigue siendo controversial el hecho de que lo anterior aplique o no para otras anomalías genéticas recurrentes.[13]

Bibliografía
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  2. Pastor V, Hirabayashi S, Karow A, et al.: Mutational landscape in children with myelodysplastic syndromes is distinct from adults: specific somatic drivers and novel germline variants. Leukemia 31 (3): 759-762, 2017. [PUBMED Abstract]
  3. Collin M, Dickinson R, Bigley V: Haematopoietic and immune defects associated with GATA2 mutation. Br J Haematol 169 (2): 173-87, 2015. [PUBMED Abstract]
  4. Wlodarski MW, Hirabayashi S, Pastor V, et al.: Prevalence, clinical characteristics, and prognosis of GATA2-related myelodysplastic syndromes in children and adolescents. Blood 127 (11): 1387-97; quiz 1518, 2016. [PUBMED Abstract]
  5. Wlodarski MW, Collin M, Horwitz MS: GATA2 deficiency and related myeloid neoplasms. Semin Hematol 54 (2): 81-86, 2017. [PUBMED Abstract]
  6. Davidsson J, Puschmann A, Tedgård U, et al.: SAMD9 and SAMD9L in inherited predisposition to ataxia, pancytopenia, and myeloid malignancies. Leukemia 32 (5): 1106-1115, 2018. [PUBMED Abstract]
  7. Schwartz JR, Wang S, Ma J, et al.: Germline SAMD9 mutation in siblings with monosomy 7 and myelodysplastic syndrome. Leukemia 31 (8): 1827-1830, 2017. [PUBMED Abstract]
  8. Narumi S, Amano N, Ishii T, et al.: SAMD9 mutations cause a novel multisystem disorder, MIRAGE syndrome, and are associated with loss of chromosome 7. Nat Genet 48 (7): 792-7, 2016. [PUBMED Abstract]
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  10. Wong JC, Bryant V, Lamprecht T, et al.: Germline SAMD9 and SAMD9L mutations are associated with extensive genetic evolution and diverse hematologic outcomes. JCI Insight 3 (14): , 2018. [PUBMED Abstract]
  11. Göhring G, Michalova K, Beverloo HB, et al.: Complex karyotype newly defined: the strongest prognostic factor in advanced childhood myelodysplastic syndrome. Blood 116 (19): 3766-9, 2010. [PUBMED Abstract]
  12. Haase D, Germing U, Schanz J, et al.: New insights into the prognostic impact of the karyotype in MDS and correlation with subtypes: evidence from a core dataset of 2124 patients. Blood 110 (13): 4385-95, 2007. [PUBMED Abstract]
  13. Arber DA, Vardiman JW, Brunning RD: Acute myeloid leukaemia with recurrent genetic abnormalities. In: Swerdlow SH, Campo E, Harris NL, et al., eds.: WHO Classification of Tumours of Haematopoietic and Lymphoid Tissues. 4th ed. International Agency for Research on Cancer, 2008, pp 110-23.

Clasificación de la Organización Mundial de la Salud de los hallazgos en sangre periférica y médula ósea de las neoplasias mielodisplásicas

Las neoplasias mielodisplásicas en el ámbito pediátrico se pueden agrupar en varias categorías generales, cada una con características clínicas y biológicas específicas, de la siguiente manera:[1]

  • Neoplasia mielodisplásica que surge de un síndrome hereditario de insuficiencia de la médula ósea, como la anemia de Fanconi, la neutropenia congénita grave y el síndrome de Shwachman-Diamond, o un síndrome de predisposición germinal que confiere un mayor riesgo de neoplasia maligna mieloide.
  • Neoplasia mielodisplásica que surge a partir de una anemia aplásica grave.
  • Neoplasia mielodisplásica secundaria que surge a partir de una agresión citotóxica, como dosis altas de quimioterapia con alquilantes.

Las neoplasias mielodisplásicas primarias incluyen casos de neoplasias mielodisplásicas que no se enumeraron antes, teniendo en cuenta que algunos de los casos caracterizados como neoplasias mielodisplásicas primarias también se vinculan a síndromes de predisposición.

Puede ser difícil distinguir las neoplasias mielodisplásicas de las causas reactivas de displasia o citopenias con apariencia similar. En general, el hallazgo de ≥10 % de displasia en un linaje celular es un criterio diagnóstico de neoplasia mielodisplásica. Sin embargo, en las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2016 se advierte que las causas reactivas, más que las clonales, a veces presentan más del 10 % de displasia y se deben excluir, en particular, cuando la displasia es mínima o afecta un solo linaje.[2]

La clasificación French-American-British (FAB) de las neoplasias mielodisplásicas no fue completamente apropiada para los niños.[3,4] Tradicionalmente, los sistemas de clasificación de las neoplasias mielodisplásicas se dividieron en varias categorías de acuerdo con la presencia de los siguientes aspectos:[4-7]

  • Mielodisplasia.
  • Tipos de citopenia.
  • Anomalías cromosómicas específicas.
  • Porcentaje de mieloblastos.

En 2003, se propuso inicialmente un esquema de clasificación modificado para las neoplasias mielodisplásicas y los trastornos mieloproliferativos que incluyó subsecciones sobre estas afecciones en la población pediátrica,[8] y que luego publicó la OMS en 2008.[9] En una revisión de 2016 de la clasificación de la OMS, se eliminó el énfasis en el linaje específico (anemia, trombocitopenia o neutropenia) y se diferenciaron los casos con displasia en un solo linaje o en múltiples linajes.

En la 5.ª edición de la Clasificación de tumores hematolinfoides de la OMS se incluye una categoría separada para las neoplasias mielodisplásicas infantiles porque estas neoplasias en la niñez y adolescencia (edad <18 años) tienen características biológicas diferentes a las que se presentan durante la adultez.[10,11] La clasificación de la OMS y las características que definen las neoplasias mielodisplásicas se resumen en el Cuadro 1.[12]

Cuadro 1. Clasificación de la Organización Mundial de la Salud y características definitorias de las neoplasias mielodisplásicasa
ClasificaciónBlastocitosCaracterísticas citogenéticasVariantes
Neoplasias mielodisplásicas con las siguientes anomalías genéticas definitorias:   
Neoplasias mielodisplásicas con número bajo de blastocitos y deleción 5q aislada (MDS-5q)<5 % MO y <2 % SPDeleción 5q sola o con otra anomalía que no sea la monosomía 7 o la deleción 7q 
Neoplasias mielodisplásicas con número bajo de blastocitos y mutación en SF3B1b (MDS-SF3B1)Ausencia de deleción 5q, monosomía 7 o cariotipo complejoSF3B1
Neoplasias mielodisplásicas con inactivación bialélica de TP53 (MDS-biTP53)<20 % MO y SPPor lo general complejoDos o más variantes de TP53, o una variante de TP53 con evidencia de pérdida del número de copias o pérdida de heterocigosis de copia neutra
Neoplasias mielodisplásicas con las siguientes características morfológicas definitorias:   
Neoplasias mielodisplásicas con número bajo de blastocitos (MDS-LB)<5 % MO y <2 % SP  
Neoplasias mielodisplásicas, hipoplásicasc (MDS-h)  
Neoplasias mielodisplásicas con aumento de blastocitos (MDS-IB):   
             Neoplasias mielodisplásicas con aumento de blastocitos de tipo 1 (MDS-IB1)5–9 % MO o 2–4 % SP  
              Neoplasias mielodisplásicas con aumento de blastocitos de tipo 2 (MDS-IB2)10–19 % MO o 5–19 % SP o cuerpos de Auer  
           Neoplasias mielodisplásicas con fibrosis5–19 % MO; 2–19 % SP  
Neoplasias mielodisplásicas infantiles (cMDS):   
Neoplasias mielodisplásicas infantiles con número bajo de blastocitos (cMDS-LB):   
 Neoplasias mielodisplásicas infantiles hipoplásicas <5 % MO y <2 % SP  
 Neoplasias mielodisplásicas infantiles sin otra indicación  
Neoplasias mielodisplásicas infantiles con aumento de blastocitos (cMDS-IB)5–19 % MO y 2–19 % SP  
MO = médula ósea; SP = sangre periférica.
aCrédito: Adaptación de Khoury, J.D., Solary, E., Abla, O. et al. The 5th edition of the World Health Organization Classification of Haematolymphoid Tumours: Myeloid and Histiocytic/Dendritic Neoplasms. Leukemia 36, 1703–1719 (2022). https://doi.org/10.1038/s41375-022-01613-1.[12] Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons CC BY, que permite el uso, la distribución y la reproducción sin restricciones en cualquier medio, siempre que se cite de forma correcta el trabajo original.
bLa detección de sideroblastos en anillo ≥15 % puede sustituir a la detección de la variante de SF3B1. Terminología relacionada aceptable: neoplasias mielodisplásicas con número bajo de blastocitos y sideroblastos en anillo.
cPor definición, ≤25 % de celularidad en la médula ósea, ajustada por edad.
  • Las neoplasias mielodisplásicas infantiles con número bajo de blastocitos incluyen casos con menos del 5 % de blastocitos en la médula ósea y menos del 2 % de blastocitos en sangre periférica. Este grupo reemplaza la categoría anterior de citopenia refractaria infantil (resistente al tratamiento). Las neoplasias mielodisplásicas infantiles con número bajo de blastocitos se subclasifican como neoplasias hipocelulares (80 % de los casos en la niñez definidos por <25 % de celularidad ajustada por edad) o sin otra indicación (20 % de los casos infantiles).[12,13]
  • Al igual que en las directrices de la OMS de 2016, las causas reactivas, en lugar de las clonales, pueden presentar más de un 10 % de displasia y deben excluirse. Las neoplasias mielodisplásicas infantiles con aumento de blastocitos incluyen a los pacientes con un 5 % a un 19 % de blastocitos en la médula ósea o un 2 % a un 19 % de blastocitos en sangre periférica. Cuando los niños presentan displasia y recuento de blastocitos <20 %, pero las pruebas genéticas revelan anomalías citogenéticas recurrentes que por lo general se relacionan con leucemia mieloide aguda (LMA), se diagnostica LMA y se trata a los pacientes según corresponda.

Se publicó un tercer sistema de clasificación llamado International Consensus Classification (ICC) of Myeloid Neoplasms and Acute Leukemias, que se usa principalmente como herramienta en los ensayos clínicos en lugar de la práctica clínica. Incorpora además el número creciente de síndromes de predisposición germinal descubiertos en niños con neoplasias mieloides. Para obtener más información, consulte las secciones Factores de riesgo y Anomalías moleculares.[14,15]

Para determinar el riesgo de progresión a LMA y el desenlace de los adultos con neoplasias mielodisplásicas, se usa el International Prognostic Scoring System (IPSS). Cuando se aplicó este sistema a niños con neoplasias mielodisplásicas o leucemia mielomonocítica juvenil (LMMJ), solo un recuento de blastocitos de menos del 5 % y un recuento de plaquetas de más de 100 × 109/l se relacionaron con una mejor supervivencia en las neoplasias mielodisplásicas, y un recuento de plaquetas superior a 40 × 109/l predijo un mejor desenlace en la LMMJ.[16] Estos resultados indican que las neoplasias mielodisplásicas y la LMMJ en la niñez son trastornos muy diferentes a las neoplasias mielodisplásicas que se presentan en la edad adulta.

La mediana de supervivencia de los niños con neoplasias mielodisplásicas de riesgo alto sigue siendo mucho mejor que la de los adultos; la presencia de la monosomía 7 en niños no tiene el mismo efecto de pronóstico adverso que en los adultos con neoplasias mielodisplásicas.[17] Sin embargo, la presencia de monosomía 7 en combinación con otras anomalías citogenéticas se relaciona con un pronóstico precario.[18,19] En un análisis retrospectivo, se encontró que solo el subgrupo de riesgo muy alto del IPSS corregido (R-IPSS), definido por la presencia de características citogenéticas complejas (es decir, >3 anomalías), tenía un efecto pronóstico adverso significativo sobre la supervivencia general y el riesgo de recaída después del trasplante.[20] Las anomalías -Y, 20q- y 5q-, bastante comunes en adultos con neoplasias mielodisplásicas, son infrecuentes en los niños con esta afección. Los pacientes con anomalías citogenéticas recidivantes propias de la LMA se deben tratar como LMA y no como neoplasias mielodisplásicas, con independencia del porcentaje de blastocitos.

Los grupos pronósticos R-IPSS y las anomalías citogenéticas relacionadas se presentan a continuación.[20]

  • Grupo de pronóstico muy bueno: -Y; del(11q).
  • Grupo de pronóstico bueno: normal; del(5q); del(20q); del(12p); doble que incluye del(5q).
  • Grupo pronóstico intermedio: del(7q); +8; i(17q); +19; cualquier otro clon independiente simple o doble.
  • Grupo de pronóstico precario: -7; inv(3)/t(3q)/del(3q); doble que incluye -7/del(7q); complejo: 3 anomalías.
  • Grupo de pronóstico muy precario: complejo: >3 anomalías.

El IPSS puede ayudar a diferenciar las neoplasias mielodisplásicas de riesgo bajo y alto. Sin embargo, su utilidad en los niños es más limitada que en los adultos porque muchas de las características difieren en una y otra población.[16,21]

La caracterización genómica de las neoplasias mielodisplásicas primarias infantiles permitió identificar subgrupos específicos definidos por alteraciones en ciertos genes. Por ejemplo, las variantes germinales en GATA2,[22] SAMD9 o SAMD9L [10,23,24] son, en particular, más comunes en los niños con deleciones de la totalidad o parte del cromosoma 7. La remisión espontánea de neoplasias mielodisplásicas en niños pequeños con variantes de SAMD9 o SAMD9L condujo al descubrimiento de que el rescate genético somático puede producir la corrección fenotípica.[25] Con la caracterización genómica también se demostró que las neoplasias mielodisplásicas primarias en los niños difieren de las de adultos a nivel molecular.[10,11] Para obtener más información sobre las neoplasias mielodisplásicas, consultar la sección Anomalías moleculares.

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  22. Wlodarski MW, Hirabayashi S, Pastor V, et al.: Prevalence, clinical characteristics, and prognosis of GATA2-related myelodysplastic syndromes in children and adolescents. Blood 127 (11): 1387-97; quiz 1518, 2016. [PUBMED Abstract]
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Consideraciones especiales para el tratamiento de los niños con cáncer

El cáncer en niños y adolescentes es raro, aunque desde 1975 se ha observado un aumento gradual de la incidencia general.[1] Los niños y adolescentes con cáncer se deben derivar a centros médicos que cuenten con equipos multidisciplinarios de especialistas en oncología con experiencia en el tratamiento de los cánceres que se presentan en la niñez y la adolescencia.[2] Este equipo multidisciplinario incorpora la pericia de los siguientes especialistas en pediatría y otros para asegurar que los niños reciban el tratamiento, los cuidados médicos de apoyo y la rehabilitación que les permitan lograr una supervivencia y calidad de vida óptimas:

  • Médicos de atención primaria.
  • Cirujanos pediatras.
  • Patólogos.
  • Radioncólogos pediatras.
  • Oncólogos y hematólogos pediatras.
  • Especialistas en rehabilitación.
  • Enfermeros de oncología pediátrica.
  • Trabajadores o asistentes sociales.
  • Profesionales de la vida infantil.
  • Psicólogos.
  • Nutricionistas y dietistas.

Para obtener información específica sobre los cuidados médicos de apoyo para niños y adolescentes con cáncer, consultar los resúmenes de Cuidados médicos de apoyo y cuidados paliativos.

La American Academy of Pediatrics estableció pautas para los centros de oncología pediátrica y su función en el tratamiento de los niños y adolescentes con cáncer.[3] En estos centros de oncología pediátrica, se dispone de ensayos clínicos para la mayoría de los tipos de cáncer que se presentan en niños y adolescentes, y se ofrece la oportunidad de participar a la mayoría de los pacientes y familiares. Por lo general, los ensayos clínicos para los niños y adolescentes con cáncer se diseñan a fin de comparar un tratamiento que parece mejor con el tratamiento estándar actual. En otros tipos de ensayos clínicos se prueban tratamientos nuevos cuando no hay un tratamiento estándar para el cáncer que se ha diagnosticado. La mayoría de los avances en la identificación de tratamientos curativos para los cánceres infantiles se lograron mediante ensayos clínicos. Para obtener información sobre los ensayos clínicos en curso, consultar el portal de Internet del NCI.

Bibliografía
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Tratamiento de las neoplasias mielodisplásicas infantiles

Las opciones de tratamiento para los niños con neoplasias mielodisplásicas son las siguientes:

Trasplante de células madre hematopoyéticas

Las neoplasias mielodisplásicas y los trastornos relacionados por lo general afectan una célula madre hematopoyética primitiva. Por lo tanto, el trasplante de células madres hematopoyéticas (TCMH) alogénico se considera el abordaje óptimo de tratamiento para los pacientes pediátricos con neoplasias mielodisplásicas. Si bien se prefiere el trasplante de donante fraterno compatible, se observó una supervivencia similar con abordajes haploidénticos y de sangre de cordón de donantes no emparentados con compatibilidad buena.[1-5]

Debido a que la supervivencia después un TCMH mejoró en los niños con formas tempranas de neoplasias mielodisplásicas (anemia resistente al tratamiento), se debe considerar el trasplante antes de la progresión a neoplasias mielodisplásicas tardías o LMA. El TCMH se debe considerar en especial cuando se necesitan transfusiones u otros tratamientos, como suele ser el caso en pacientes con citopenias sintomáticas graves.[4,6] Se notificó que las tasas de supervivencia sin enfermedad (SSE) a 8 años en niños con neoplasias mielodisplásicas en varios estadios fueron del 65 % en aquellos tratados con trasplantes de donantes con compatibilidad de HLA y del 40 % en aquellos tratados con trasplantes de donantes no emparentados incompatibles.[6][Nivel de evidencia C2] Se notificó una tasa de SSE a 3 años del 50 % con trasplantes de sangre de cordón umbilical de donantes no emparentados que se hicieron después del año 2001 en niños con neoplasias mielodisplásicas.[7][Nivel de evidencia C2]

Al tomar decisiones sobre el tratamiento, se deben considerar ciertos datos, como la cuestión de si se debe usar quimioterapia para las neoplasias mielodisplásicas de riesgo alto. Por ejemplo, se notificaron tasas de supervivencia de hasta el 80 % en pacientes con neoplasias mielodisplásicas en estadio temprano que recibieron un trasplante pocos meses después del diagnóstico. Además, el trasplante temprano y la ausencia de quimioterapia previa al trasplante se relacionaron con una mejora de la supervivencia en los niños con neoplasias mielodisplásicas.[8][Nivel de evidencia C1] Se calculó que las tasas de SSE son del 50 % al 70 % en los pacientes pediátricos con neoplasias mielodisplásicas avanzadas cuando se usan regímenes mielosupresores como preparación para el trasplante.[4,6,9-11] Si bien se están probando regímenes de acondicionamiento para el trasplante sin mielosupresión en pacientes con neoplasias mielodisplásicas y LMA, estos regímenes todavía se encuentran en investigación para niños con estos trastornos. Sin embargo, pueden ser razonables en el contexto de un ensayo clínico o cuando la función orgánica de un paciente se ve comprometida de tal manera que no toleraría un régimen mielosupresor.[12-15]; [16][Nivel de evidencia C1]

Evidencia (trasplante de células madre hematopoyéticas):

  1. En el ensayo 2891 del Children Cancer Group, se inscribieron pacientes entre 1989 y 1995, incluso niños con neoplasias mielodisplásicas.[9] Participaron 77 pacientes con anemia resistente al tratamiento (n = 2), anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos (n = 33), anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos en transformación (n = 26) o LMA con antecedente de neoplasia mielodisplásica (n = 16). Los pacientes se asignaron al azar a recibir inducción de cronograma estándar o intenso. Más adelante, los pacientes se sometieron a un TCMH alogénico en el caso de contar con un donante emparentado adecuado o se asignaron al azar para recibir un TCMH autógeno o quimioterapia.
    • Los pacientes con anemia resistente al tratamiento o anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos tuvieron una tasa de remisión más baja (45 %). Aquellos con anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos en transformación (69 %) o LMA con antecedente de neoplasias mielodisplásicas (81 %) tuvieron tasas de remisión similares comparables a las tasas de los desenlaces de LMA de novo (77 %).
    • Las tasas de supervivencia a 6 años fueron más bajas en aquellos con anemia resistente al tratamiento o anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos (28 %) y anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos en transformación (30 %).
    • Los pacientes con LMA y antecedentes de neoplasias mielodisplásicas tuvieron un desenlace similar al de aquellos con LMA de novo (tasas de supervivencia, 50 vs. 45 %, respectivamente).
    • El TCMH alogénico mejoró la supervivencia (P = 0,08).
  2. A partir de los resultados del estudio EWOG-MDS 98, se verificó que el TCMH es un abordaje terapéutico importante necesario para lograr una supervivencia prolongada. El TCMH es la única terapia que reciben muchos pacientes.[17] Los niños con anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos (n = 53), anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos en transformación (n = 29) y LMA asociada a mielodisplasia (n = 15) se trataron con un TCMH de varias fuentes de donantes (emparentados y no emparentados) y un régimen de acondicionamiento de busulfano, ciclofosfamida y melfalán. En este grupo, 73 pacientes se trataron sin terapia intensiva antes del régimen de acondicionamiento del TCMH.
    • Los niños con diagnóstico de anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos y anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos en transformación tuvieron tasas equivalentes de supervivencia sin complicaciones (SSC) del 63 % (intervalo de confianza [IC] 95 %, 49–77 %) y 64 % (IC 95 %, 46–82 %), respectivamente.
    • En aquellos con un porcentaje de blastocitos morfológicamente medulares antes del TCMH de menos del 5 %, 5 % al 20 %, o 20 % o más, las tasas de SSC fueron del 62 % (IC 95 %, 41–83 %), 65 % (IC 95 %, 50–80 %) y 45 % (IC 95 %, 23–67 %), respectivamente.
    • En toda la cohorte (n = 97), los pacientes que recibieron terapia de dosis bajas o no recibieron terapia antes del régimen de acondicionamiento (n = 73) tuvieron tasas de SSC similares en comparación con los que recibieron quimioterapia intensiva previa (58 % [IC 95 %, 46–70 %] vs. 62 % [IC 95 %, 42–82 %]).
    • Los desenlaces de los pacientes que recibieron células de donante no emparentado fueron similares a los de los pacientes que recibieron células de donante emparentado compatible.
  3. En un análisis retrospectivo de una sola institución, se informó sobre 37 niños atendidos de manera consecutiva por diferentes tipos de neoplasias mielodisplásicas que se sometieron a TCMH con varios tipos de donantes. Algunos pacientes se trataron con quimioterapia previa al TCMH (n = 7).[8]
    • En el análisis multivariante, la mejora de la SSE se relacionó con la ausencia de quimioterapia previa al TCMH (riesgo relativo [RR], 0,30; P = 0,03) y un intervalo más corto (<140 días) entre el diagnóstico y el TCMH (RR, 0,27; P = 0,02).
    • En los 16 niños que no recibieron quimioterapia previa al TCMH y se sometieron a trasplante antes de que pasaran 140 días desde el diagnóstico, las tasas de supervivencia general (SG) y SSE a 3 años fueron del 80 % (IC 95 %, 51–93 %).

Al analizar estos resultados, es importante tener en cuenta que es probable que el subtipo de anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos en transformación represente a pacientes con LMA manifiesta, mientras que la anemia resistente al tratamiento y la anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos representan neoplasias mielodisplásicas. La clasificación de la Organización Mundial de la Salud omitió la categoría de anemia resistente al tratamiento con exceso de blastocitos en transformación y llegó a la conclusión de que es, en esencia, LMA.

Dado que las neoplasias mielodisplásicas infantiles se suelen asociar con síndromes de predisposición hereditarios, se han documentado trasplantes en algunos casos de pacientes con estos trastornos. Por ejemplo, en pacientes con anemia de Fanconi y LMA o neoplasias mielodisplásicas avanzadas, se notificó que la tasa de SG a 5 años fue del 33 % al 55 %.[18,19][Nivel de evidencia C1]

Si bien algunos pacientes con síndromes de predisposición hereditarios requieren una modificación significativa de sus abordajes de trasplante debido a un exceso de toxicidad (por ejemplo, anemia de Fanconi), otros síndromes no presentan una toxicidad excesiva detectable relacionada con el proceso de trasplante. La deficiencia de GATA2 hereditaria es un buen ejemplo de esto último. En un estudio, se compararon los desenlaces del TCMH en 65 niños con variantes germinales en GATA2 y neoplasias mielodisplásicas, con los desenlaces en 404 niños con neoplasias mielodisplásicas y genes GATA2 naturales en la línea germinal. Las tasas de SSE, recaída y mortalidad sin recaída fueron similares en las 2 poblaciones.[20]

También se han empleado segundos trasplantes en niños con neoplasias mielodisplásicas o trastornos mieloproliferativos que recaen o presentan fracaso del injerto. Las tasas de SG a 3 años fueron del 33 % en quienes se sometieron a un segundo trasplante después de una recaída y del 57 % en quienes se sometieron a un trasplante tras el fracaso del injerto inicial.[21][Nivel de evidencia C1]

Para los pacientes con citopenias de importancia clínica, se considera que los cuidados médicos de apoyo que incluyen transfusiones y antibióticos profilácticos son el tratamiento de referencia. El empleo de factores de crecimiento hematopoyético puede mejorar el estado de la hematopoyesis, pero aún preocupa que este tratamiento pueda acelerar la conversión a una LMA.[22]

Otras terapias

En general, el objetivo principal en los niños con neoplasias mielodisplásicas recién diagnosticadas es descartar variantes somáticas relacionadas con la LMA, lo que indicaría la necesidad de tratar según las directrices para la LMA. A partir de ahí, el objetivo debe ser proporcionar cuidados médicos de apoyo mientras se busca un donante adecuado para el TCMH. Durante este tiempo, es fundamental realizar un seguimiento minucioso de la aparición de la LMA.[23] No se ha demostrado que las terapias utilizadas en las neoplasias mielodisplásicas en la edad adulta sean beneficiosas para los casos que se presentan en la niñez, probablemente debido a diferencias en las variantes causales subyacentes.

Otras terapias que se han estudiado para las neoplasias mielodisplásicas y que quizás sean apropiadas son las siguientes:

  • Se han probado fármacos como la lenalidomida, un análogo de la talidomida, a partir de resultados que demostraron aumento de la actividad en la médula ósea de pacientes con neoplasias mielodisplásicas. La lenalidomida demostró ser más eficaz en los pacientes con síndrome 5q-, sobre todo en aquellos con trombocitosis. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos aprobó el uso de lenalidomida en adultos con este hallazgo.[24]
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  18. Mitchell R, Wagner JE, Hirsch B, et al.: Haematopoietic cell transplantation for acute leukaemia and advanced myelodysplastic syndrome in Fanconi anaemia. Br J Haematol 164 (3): 384-95, 2014. [PUBMED Abstract]
  19. Ayas M, Saber W, Davies SM, et al.: Allogeneic hematopoietic cell transplantation for fanconi anemia in patients with pretransplantation cytogenetic abnormalities, myelodysplastic syndrome, or acute leukemia. J Clin Oncol 31 (13): 1669-76, 2013. [PUBMED Abstract]
  20. Bortnick R, Wlodarski M, de Haas V, et al.: Hematopoietic stem cell transplantation in children and adolescents with GATA2-related myelodysplastic syndrome. Bone Marrow Transplant 56 (11): 2732-2741, 2021. [PUBMED Abstract]
  21. Kato M, Yoshida N, Inagaki J, et al.: Salvage allogeneic stem cell transplantation in patients with pediatric myelodysplastic syndrome and myeloproliferative neoplasms. Pediatr Blood Cancer 61 (10): 1860-6, 2014. [PUBMED Abstract]
  22. Zwierzina H, Suciu S, Loeffler-Ragg J, et al.: Low-dose cytosine arabinoside (LD-AraC) vs LD-AraC plus granulocyte/macrophage colony stimulating factor vs LD-AraC plus Interleukin-3 for myelodysplastic syndrome patients with a high risk of developing acute leukemia: final results of a randomized phase III study (06903) of the EORTC Leukemia Cooperative Group. Leukemia 19 (11): 1929-33, 2005. [PUBMED Abstract]
  23. Locatelli F, Strahm B: How I treat myelodysplastic syndromes of childhood. Blood 131 (13): 1406-1414, 2018. [PUBMED Abstract]
  24. Yazji S, Giles FJ, Tsimberidou AM, et al.: Antithymocyte globulin (ATG)-based therapy in patients with myelodysplastic syndromes. Leukemia 17 (11): 2101-6, 2003. [PUBMED Abstract]

Opciones de tratamiento en evaluación clínica

La información en inglés sobre los ensayos clínicos patrocinados por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.

Actualizaciones más recientes a este resumen (12/12/2024)

Los resúmenes del PDQ con información sobre el cáncer se revisan con regularidad y se actualizan a medida que se obtiene nueva información. Esta sección describe los cambios más recientes introducidos en este resumen a partir de la fecha arriba indicada.

Clasificación de la Organización Mundial de la Salud de los hallazgos en sangre periférica y médula ósea de las neoplasias mielodisplásicas

Se revisó texto para indicar que en la 5.ª edición de la Clasificación de tumores hematolinfoides de la OMS se incluye una categoría separada para las neoplasias mielodisplásicas infantiles porque estas neoplasias en la niñez y adolescencia (edad <18 años) son biológicamente diferentes a las que se presentan durante la adultez.

Se revisó el Cuadro 1 para incluir las clasificación y descripción de las neoplasias mielodisplásicas infantiles.

Se revisó el texto para indicar que las neoplasias mielodisplásicas infantiles con número bajo de blastocitos se subclasifican como neoplasias hipocelulares (80 % de los casos en la niñez definidos por <25 % de celularidad ajustada por edad) o sin otra indicación (20 % de los casos infantiles) (se citó a Chisholm et al. como referencia 13).

Se añadió texto para indicar que se publicó un tercer sistema de clasificación llamado International Consensus Classification of Myeloid Neoplasms and Acute Leukemias, que se usa principalmente como herramienta en los ensayos clínicos en lugar de la práctica clínica. Incorpora además el número creciente de síndromes de predisposición germinal descubiertos en niños con neoplasias mieloides (se citó a Arber et al. y Rudelius et al. como referencias 14 y 15, respectivamente).

El Consejo editorial del PDQ sobre el tratamiento pediátrico es responsable de la redacción y actualización de este resumen y mantiene independencia editorial respecto del NCI. El resumen refleja una revisión independiente de la bibliografía médica y no representa las políticas del NCI ni de los NIH. Para obtener más información sobre las políticas relativas a los resúmenes y la función de los consejos editoriales del PDQ responsables de su actualización, consultar Información sobre este resumen del PDQ e Información del PDQ® sobre el cáncer dirigida a profesionales de la salud.

Información sobre este resumen del PDQ

Propósito de este resumen

Este resumen de información del PDQ sobre el cáncer dirigido a profesionales de la salud proporciona información integral revisada por expertos y basada en la evidencia sobre el tratamiento de las neoplasias mielodisplásicas infantiles. El objetivo es servir como fuente de información y ayuda para los profesionales clínicos durante la atención de pacientes. No ofrece pautas ni recomendaciones formales para tomar decisiones relacionadas con la atención sanitaria.

Revisores y actualizaciones

El consejo editorial del PDQ sobre el tratamiento pediátrico, que mantiene independencia editorial respecto del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), revisa este resumen de manera periódica y, en caso necesario, lo actualiza. Este resumen es el resultado de una revisión bibliográfica independiente y no constituye una declaración de política del NCI ni de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).

Cada mes, los integrantes de este consejo revisan los artículos publicados recientemente para determinar lo siguiente:

  • Si el artículo se debe analizar en una reunión del consejo.
  • Si conviene añadir texto acerca del artículo.
  • Si se debe reemplazar o actualizar un artículo que ya se citó.

Los cambios en los resúmenes se deciden mediante consenso de los integrantes del consejo después de evaluar la solidez de la evidencia de los artículos publicados y determinar la forma de incorporar el artículo en el resumen.

Los revisores principales del sumario sobre Tratamiento de las neoplasias mielodisplásicas infantiles son:

  • Alan Scott Gamis, MD, MPH (Children's Mercy Hospital)
  • Karen J. Marcus, MD, FACR (Dana-Farber of Boston Children's Cancer Center and Blood Disorders Harvard Medical School)
  • Jessica Pollard, MD (Dana-Farber/Boston Children's Cancer and Blood Disorders Center)
  • Michael A. Pulsipher, MD (Huntsman Cancer Institute at University of Utah)
  • Rachel E. Rau, MD (University of Washington School of Medicine, Seatle Children’s)
  • Lewis B. Silverman, MD (Dana-Farber Cancer Institute/Boston Children's Hospital)
  • Malcolm A. Smith, MD, PhD (National Cancer Institute)
  • Sarah K. Tasian, MD (Children's Hospital of Philadelphia)

Cualquier comentario o pregunta sobre el contenido de este resumen se debe enviar al Servicio de Información de Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer. Por favor, no enviar preguntas o comentarios directamente a los integrantes del consejo, ya que no responderán consultas de manera individual.

Niveles de evidencia

Algunas de las referencias bibliográficas de este resumen se acompañan del nivel de evidencia. El propósito de esto es ayudar al lector a evaluar la solidez de la evidencia que respalda el uso de ciertas intervenciones o abordajes. El consejo editorial del PDQ sobre el tratamiento pediátrico emplea un sistema de jerarquización formal para asignar los niveles de evidencia científica.

Permisos para el uso de este resumen

PDQ (Physician Data Query) es una marca registrada. Se autoriza el uso del texto de los documentos del PDQ; sin embargo, no se podrá identificar como un resumen de información sobre cáncer del PDQ del NCI, salvo que el resumen se reproduzca en su totalidad y se actualice de manera periódica. Por otra parte, se permitirá que un autor escriba una oración como “En el resumen del PDQ del NCI de información sobre la prevención del cáncer de mama se describen, de manera concisa, los siguientes riesgos: [incluir fragmento del resumen]”.

Se sugiere citar la referencia bibliográfica de este resumen del PDQ de la siguiente forma:

PDQ® sobre el tratamiento pediátrico. PDQ Tratamiento de las neoplasias mielodisplásicas infantiles. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/leucemia/pro/tratamiento-lma-infantil-pdq/tratamiento-neoplasias-mielodisplasicas-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.

Las imágenes en este resumen se reproducen con autorización del autor, el artista o la editorial para uso exclusivo en los resúmenes del PDQ. La utilización de las imágenes fuera del PDQ requiere la autorización del propietario, que el Instituto Nacional del Cáncer no puede otorgar. Para obtener más información sobre el uso de las ilustraciones de este resumen o de otras imágenes relacionadas con el cáncer, consultar Visuals Online, una colección de más de 2000 imágenes científicas.

Cláusula sobre el descargo de responsabilidad

Según la solidez de la evidencia, las opciones de tratamiento se clasifican como “estándar” o “en evaluación clínica”. Estas clasificaciones no se deben utilizar para justificar decisiones sobre reembolsos de seguros. Para obtener más información sobre la cobertura de seguros, consultar la página Manejo de la atención del cáncer en Cancer.gov/espanol.

Comuníquese con el Instituto Nacional del Cáncer

Para obtener más información sobre las opciones para comunicarse con el NCI, incluso la dirección de correo electrónico, el número telefónico o el chat, consultar la página del Servicio de Información de Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer.

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Si desea copiar algo de este texto, vea Derechos de autor y uso de imágenes y contenido sobre instrucciones de derechos de autor y permisos. En caso de reproducción digital permitida, por favor, dé crédito al Instituto Nacional del Cáncer como su creador, y enlace al producto original del NCI usando el título original del producto; por ejemplo, “Tratamiento de las neoplasias mielodisplásicas infantiles (PDQ®)–Versión para profesionales de salud publicada originalmente por el Instituto Nacional del Cáncer.”