Responder a las necesidades de salud psicosocial de los sobrevivientes de cáncer: charla con la doctora Patricia Ganz
, por el Equipo del NCI
No hay duda de que el efecto del cáncer y del tratamiento de la enfermedad es estresante. Y aunque muchas personas se recuperan bien, alrededor del 25 % de los sobrevivientes de cáncer tienen problemas crónicos, como ansiedad, depresión y otro tipo de sufrimiento psicosocial (psicológico y social).
En esta entrevista, la doctora Patricia Ganz, del Centro Oncológico Integral Jonsson de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), conversa sobre el sufrimiento psicosocial de los sobrevivientes de cáncer y los retos y oportunidades en este campo. La doctora Ganz ha dedicado gran parte de su carrera profesional al estudio de la supervivencia de los pacientes de cáncer. Fue miembro del comité del ex Instituto de Medicina (ahora conocido como las Academias Nacionales) que en 2008 publicó un informe sobre la atención integral de las necesidades de salud psicosociales del paciente de cáncer, Cancer Care for the Whole Patient: Meeting Psychosocial Health Needs.
¿Cree que la mayoría de los médicos piensan en las necesidades de salud mental de los sobrevivientes de cáncer?
A la mayoría de los médicos, les gustaría pensar en estas cosas. Pero las citas de control suelen ser breves y se concentran en los síntomas físicos del paciente y en lo necesario para el seguimiento del cáncer. Así que, no se trata el tema de las necesidades de salud mental de la persona, a menos que el paciente esté muy ansioso o se vea deprimido. Esto es cierto sobre todo cuando las personas recibieron un tratamiento de cáncer más intenso o complejo, y la conversación se centra en los síntomas físicos y la necesidad de seguimiento.
De todas formas, los pacientes quieren saber cómo controlar su salud después del cáncer, incluso la salud mental. A menudo, el efecto emocional del diagnóstico y el tratamiento del cáncer no se nota sino hasta 6 meses o 1 año después de que termina el tratamiento. Desde afuera, quizás parezca que el paciente se recuperó por completo. Pero por dentro, en realidad está sufriendo.
¿Qué pueden hacer los médicos para atender estas necesidades de salud mental de los sobrevivientes de cáncer?
El médico o el miembro del equipo de atención médica podría decir algo como: “Sabemos que recuperarse de esto será difícil, física y emocionalmente. Díganos si aumentaron sus problemas físicos o emocionales desde que se le diagnosticó el cáncer. Estamos para darle apoyo, enviarlo a consultas o servicios, y ofrecerle muchos recursos para afrontar las secuelas físicas y emocionales del cáncer”.
Si un oncólogo trató a miles de pacientes y conoce los distintos problemas que podrían surgir, ¿por qué no decirle al paciente para que sepa qué esperar?
¿Cuáles son los mayores retos para atender la salud mental de los sobrevivientes de cáncer?
Uno de los retos que enfrentamos es el estigma en la sociedad cuando se pide algo relacionado con los servicios de atención de salud mental. Además, algunos sobrevivientes provienen de culturas en las que no se acostumbra a buscar ayuda de este tipo. Otro reto es que solemos tener modelos de atención aislada [por la naturaleza especializada de la medicina moderna]. La situación sería mucho más fácil si pudiéramos integrar el apoyo psicosocial en la atención y no considerarlo como algo aparte. Y contar con un médico que preste atención a la persona entera, es decir, tanto a la mente como al cuerpo, ayuda.
En los últimos 20 años, mis colegas y yo demostramos cómo el tratamiento del cáncer afecta al cerebro, por ejemplo, al causar inflamación. Las hormonas del estrés (adrenalina, noradrenalina y cortisol) están muy activas durante el tratamiento de cáncer. Además, descubrimos que la adversidad durante la infancia, como el abuso y el descuido, activa las hormonas del estrés desde una edad temprana que responden con más intensidad a cualquier amenaza, incluso la experiencia del cáncer.
La mayoría de los oncólogos no aprecian que, antes de que la persona tuviera cáncer, quizás ya tuvo un patrón de cómo la mente y el cuerpo responden al estrés. Y ahora esa persona recibe una gran cantidad de posibles tratamientos tóxicos que aumentan la inflamación, lo cual interactúa con las respuestas preexistentes de esa persona al estrés.
¿Hay un par de estos retos u obstáculos que son más fáciles de resolver?
Hay cuestionarios cortos que son fáciles de usar en la clínica, como el PHQ-4, en los que se detecta la ansiedad y la depresión, y con los que es posible identificar a personas con problemas graves con solo dos preguntas sobre la ansiedad y dos sobre la depresión. Pero a menos que podamos responder a esos problemas y conectar a las personas con herramientas y servicios que les ayuden a afrontar esos problemas, no hacemos mucho por esas personas. Hay muchas actividades diferentes, como tai chi, yoga y meditación de atención plena, que ayudan con las secuelas del cáncer, tanto físicas como mentales.
Ni siquiera es necesario preguntarle a alguien de forma directa si está deprimido. Se le puede preguntar sobre el estado de ánimo, la tristeza y los síntomas indicativos de la depresión, como el cansancio, no poder dormir y la dificultad para concentrarse. Estos síntomas son bastante comunes en los sobrevivientes de cáncer y afectan al bienestar, la calidad de vida y la recuperación de una persona, incluso si la persona no cumple con los criterios para que la consideren deprimida.
Si los médicos prefieren no usar un cuestionario escrito o electrónico, pueden hacerles las preguntas del cuestionario y buscar formas de tratar esos problemas después.
¿Hay retos para ofrecer apoyo psicosocial a los sobrevivientes de cáncer que son más complejos?
Creo que los médicos temen que si empiezan a buscar problemas de salud mental en los pacientes, se complicarían mucho las cosas, y que llevaría demasiado tiempo tratar la ansiedad y la depresión. Pero en un estudio reciente sobre personas con cáncer de seno (mama), dirigido por la doctora y máster en Salud Pública Erin Hahn, de Kaiser Permanente del Sur de California, se descubrió que menos del 10 % de las personas evaluadas para detectar la depresión en consultorios de oncología fuera de un hospital cumplían los criterios para derivación a un especialista.
Hacer la evaluación señala al paciente que el médico se preocupa por esta parte de su vida. Además, ayuda a que el paciente sepa que si tiene algún problema en el futuro podemos encontrar a alguien que lo ayude. Y para los que tienen problemas ahora, es una forma de reconocer que estos son los tipos de problemas que las personas enfrentan cuando tienen cáncer.
El NCI y otras instituciones financian muchas investigaciones de alta calidad en este campo, pero no se ofrece la atención necesaria. Cualquier tipo de servicio de atención de salud conductual o psicosocial, como la psicoterapia o la capacitación en atención plena, no forma parte de la atención médica general. Además, los oncólogos o el personal de las clínicas oncológicas extrahospitalarias no suelen cobrar estos servicios por la forma en que está estructurado el sistema de seguros médicos.
Sin embargo, tengo la esperanza de que esto cambie porque muchos planes de seguro se están dando cuenta de que los problemas de salud mental crónicos llevan al consumo de recursos adicionales. Por ejemplo, la doctora Hahn y sus colegas demostraron que, en las clínicas donde se evaluaban los síntomas de depresión y se remitía a los pacientes a un especialista en salud mental cuando necesitaban ayuda, disminuía el número de consultas con el oncólogo. Esto no es tan sorprendente porque los pacientes que están preocupados o ansiosos vuelven a consultar al médico con más frecuencia.
En el caso de los adolescentes y los adultos jóvenes (de 15 a 39 años), ¿hay temas específicos que tienen más prioridad?
Después del tratamiento del cáncer, detectar el sufrimiento psicológico y ofrecer servicios de salud mental deben ser la segunda prioridad.A menudo, me envían a adultos jóvenes que recibieron un tratamiento difícil, y cuando les hago una evaluación para saber si tienen depresión, los resultados son extremos. A veces se debe a otras experiencias de la vida, antes del cáncer. Pero en otros casos es porque la vida cambió por completo a causa del cáncer.
¿Hay algo específico que debe tener más prioridad para el bienestar psicosocial de los sobrevivientes de cáncer?
Algunas organizaciones profesionales están a favor de evaluar para detectar el sufrimiento psicosocial en todos los pacientes y sobrevivientes de cáncer, lo cual es importante. Pero la evaluación sola no es suficiente. Hay que conectar a las personas con numerosos servicios psicosociales muy eficaces, fundamentados en la ciencia, que el NCI financió mediante la investigación. Estudiar cómo poner en práctica y difundir este tipo de servicios es fundamental, y es ahí donde empieza la verdadera acción.
Mi pasión ahora es buscar la mejor forma de hacer llegar las herramientas y estrategias que sabemos que funcionan a quienes las necesitan. También necesitamos averiguar cómo estandarizar los servicios de salud psicosociales en la atención del cáncer de alta calidad. Los médicos necesitan un menú de opciones de tratamiento, así cuando una estrategia no le funciona a alguien, o no le gusta y no la quiere usar, tiene otra estrategia para probar. Pero no podemos rendirnos y decir que es demasiado difícil satisfacer las necesidades de salud psicosocial de los sobrevivientes de cáncer.