Se identifican daños en el ADN que relacionan el cáncer colorrectal con el consumo alto de carne roja
, por el equipo del NCI
En muchos estudios, se había relacionado la alimentación rica en carnes rojas y procesadas con el cáncer colorrectal. Pero no estaba claro cómo el consumo de hamburguesas con queso, perros calientes y chuletas de cordero contribuye en la aparición de esta enfermedad.
Ahora hay esperanzas de que se entienda mejor. La doctora y licenciada en Medicina Kana Wu, del Departamento de Nutrición de la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, diseñó un estudio para averiguar si el consumo frecuente de carnes rojas y procesadas, un factor de riesgo del cáncer colorrectal, deja un patrón específico de daños en el ADN (firma mutacional) en los tumores colorrectales.
En colaboración con la doctora Wu, un equipo de investigadores identificó características de este tipo en los tumores colorrectales de las personas que informaron tener una alimentación rica en carnes rojas y procesadas. Este daño "alquilante" se produce como reacción a compuestos específicos que se producen en el cuerpo después del consumo de carne roja.
Estas firmas mutacionales son como las huellas dactilares que deja un delincuente en la escena del delito. Los investigadores estudian estas características para rastrear los orígenes de las mutaciones que causan la formación de un tumor.
Descubrir una firma mutacional alquilante relacionada con el consumo de carnes rojas y procesadas “refuerza aún más” el papel de la alimentación en la aparición del cáncer colorrectal, comentó el doctor y licenciado en Medicina Marios Giannakis, también del Instituto Oncológico Dana-Faber y la Facultad de Medicina de Harvard, que fue coautor del estudio publicado el 17 de junio en la revista Cancer Discovery.
El equipo de investigación llegó a esta conclusión tras analizar el ADN de los tumores de cientos de personas con cáncer colorrectal, que dieron información detallada sobre lo que comieron durante los años anteriores al diagnóstico de la enfermedad.
El doctor Giannakis indicó que, entender cómo las carnes rojas y procesadas causan daño genético que lleva al cáncer colorrectal ofrece la posibilidad de prevenir este cáncer, detectarlo temprano y tratarlo con terapias dirigidas. Comentó que, un posible método de prevención sería identificar a las personas con predisposición a acumular daño alquilante y recomendarles que limiten el consumo de carne roja.
“Este es un estudio muy ingenioso”, comentó el doctor y licenciado en Medicina Kurt Straif, que dirigió el programa de fichas técnicas de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) en el que se evaluó el efecto cancerígeno del consumo de carnes en 2015.
Los hallazgos “ofrecen más información” sobre la relación entre las carnes rojas y procesadas y el cáncer colorrectal, añadió el doctor Straif, que no participó en el estudio. “Esto hace que las pruebas sean aún más contundentes”.
Cada vez hay más pruebas
Desde hace años, aumentan los datos que comprueban la relación entre las carnes rojas y procesadas con la aparición del cáncer colorrectal. En 2015, según los datos de 800 estudios, la IARC clasificó la carne procesada como un carcinógeno humano (grupo 1), que significa que hay suficientes pruebas concluyentes de que causa cáncer en los seres humanos. Las pruebas sobre la carne roja eran menos definitivas, por lo que la IARC la clasificó como carcinógeno probable (grupo 2A).
Los investigadores aún tratan de entender la forma exacta en que las carnes rojas y procesadas causan cáncer. Los resultados de algunos estudios indicaron que los conservantes (como los nitratos y los nitritos), que se añaden a las carnes procesadas, producen compuestos que dañan el ADN. En otros estudios, se analizó cómo las sustancias químicas que se producen cuando la carne roja se cocina a temperaturas altas, como en la parrilla, hacen que se acumulen mutaciones que llevan al cáncer.
El análisis de ADN para identificar firmas mutacionales sirve para que los científicos determinen el origen del daño en el ADN que inicia un tumor determinado. Las firmas mutacionales son patrones específicos de daños en el ADN que reflejan distintos procesos de mutación. Algunas firmas mutacionales surgen de procesos que ocurren dentro del cuerpo, como la reparación del ADN o el estrés oxidativo, mientras que otras indican que hubo exposición ambiental, como luz ultravioleta o humo de tabaco.
Las firmas mutacionales alquilantes surgen cuando el daño genético es por sustancias químicas que causan lesiones en el ADN, un proceso conocido como alquilación. Cuando los daños por alquilación no se reparan bien, aparece un daño mutacional con un patrón específico.
El análisis de las firmas mutacionales se usa cada vez más para entender las asociaciones que se descubren en los estudios epidemiológicos. Por ejemplo, los científicos identificaron firmas mutacionales específicas relacionadas con la exposición al humo del tabaco.
“En el caso del cáncer de pulmón, entendimos ese mecanismo hace unos 10 o 20 años”, destacó el doctor Paul Spellman, profesor de genética molecular y médica de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón (OHSU), que estudia los orígenes genómicos del cáncer, pero que no participó en el nuevo estudio. “Ahora ya casi llegamos a ese punto en el caso de las carnes rojas y procesadas y el cáncer colorrectal”.
En busca de pistas genómicas
En este nuevo estudio, el doctor Giannakis y sus colegas secuenciaron el exoma completo en muestras de tejido normal y tumoral de 900 personas con diagnóstico de cáncer colorrectal mientras participaban en 1 de 3 estudios epidemiológicos grandes y de largo plazo: el Estudio de Salud del Personal de Enfermería I y II, y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud. Como parte de los estudios, los participantes dieron información detallada sobre su alimentación y estilo de vida general.
Los investigadores identificaron varias firmas mutacionales en el tejido tumoral, incluso una firma alquilante que se relacionó con el consumo de carne roja. Las personas que se encontraban en el 10 % más alto de consumo de carne roja (es decir, las que comían en promedio más de 150 gramos, o sea unas dos porciones, de carne roja procesada o sin procesar al día), tuvieron las concentraciones más altas de la firma alquilante.
Esta firma alquilante no se observó en las personas con consumo alto de pollo o pescado. Tampoco se asoció a otros factores del estilo de vida, como el consumo de tabaco, un índice de masa corporal alto ni el consumo alto de alcohol.
Además, tanto el tejido normal como el canceroso de la última parte del colon, conocido como colon distal, presentaba mucho más daño alquilante en el ADN que el tejido de otras partes del colon. La mayoría de los cánceres colorrectales se forman en el colon distal.
Los investigadores también descubrieron que, en las personas cuyos tumores tenían las concentraciones más altas de la firma alquilante (los que estaban en el 25 % superior del grupo), la probabilidad de morir por cáncer colorrectal era mayor que en las personas cuyos tumores tenían concentraciones más bajas de la firma alquilante.
Las firmas alquilantes se observaron a menudo junto a las mutaciones en dos genes muy relacionados con el cáncer: KRAS y PIK3CA. Los investigadores informaron que los tumores colorrectales con mutaciones en cualquiera de estos genes presentaban mayores concentraciones de la firma alquilante que los tumores sin estas mutaciones.
“Un posible vínculo sería que si una persona come mucha carne roja, se produce este daño alquilante que [causa mutaciones] en los genes KRAS. Y sabemos que las mutaciones en KRAS estimulan la formación del cáncer”, indicó el doctor Giannakis. “Esto no significa que si una persona tiene este daño tendrá cáncer colorrectal en definitiva. Pero, nos plantea esta pregunta: ¿Cuándo aparece este daño? Esto podría darnos oportunidades para intervenir antes”.
Metas de tratamiento y prevención
Los investigadores descubrieron que el tejido colorrectal normal también tiene firmas alquilantes. Escribieron que, eso indicaría que el daño en el ADN comienza mucho antes de que se forma el cáncer. Una pista sobre el momento en que el daño en el ADN se acumula hasta ser irreversible tal vez esté en el gen MGMT, que participa en la reparación del daño en el ADN.
El doctor Spellman explicó que la firma alquilante se observó con más frecuencia después de la inactivación del gen MGMT.
Añadió que, “hay exposiciones ambientales o predisposiciones genéticas que aumentan la tasa de esa inactivación”. “Esto implica que es probable que una persona esté bien hasta que aparece un defecto en el gen MGMT y, una vez que lo tiene, la carne roja se vuelve muy peligrosa".
El doctor Giannakis comentó que se necesitan más estudios para determinar mejor las características de estos tumores. Señaló que, “necesitamos más estudios en el futuro para entender mejor el mecanismo de acción. “Por ejemplo, ¿podemos evitar que se acumule este daño alquilante? ¿Podemos identificar mejor quiénes tienen predisposición a este daño?”.
En este momento, los investigadores estudian si el consumo de carne roja se vincula con el aumento en la incidencia del cáncer colorrectal en los adultos jóvenes.
El doctor Nuri Faruk Aykan, de la Universidad Istinye de Estambul, comentó que sería importante ampliar estos estudios para incluir a diversas poblaciones del mundo, ya que tal vez produzcan las firmas alquilantes en momentos diferentes. El doctor Aykan también se pregunta sobre la función de otros factores, como la composición bacteriana del colon, llamada flora microbiana, y los tipos específicos de carne roja en la aparición de esta firma alquilante.
El doctor Giannakis estuvo de acuerdo. “Creo que apenas rozamos la superficie en cuanto a descifrar las características exactas y la epidemiología de esto, pero ahora que sabemos cómo encontrar esta firma alquilante, los futuros estudios serán muy valiosos”.
El doctor Robert Turesky, del Centro Oncológico Masónico de la Universidad de Minnesota, que estudia las causas del cáncer, explicó que también es importante identificar las sustancias químicas específicas de la carne roja y la carne procesada que causan las mutaciones que provocan el cáncer colorrectal.
“Llegado el momento, si identificamos cuáles son algunos de estos precursores, tal vez haya formas de mitigar su formación al cocinar o procesar las carnes”, comentó el doctor Turesky.
Las investigaciones adicionales podrían llevar a cambios en la clasificación de la carne roja por parte de grupos como la IARC, señaló el doctor Straif. De hecho, comentó que hay ejemplos en los que la IARC cambió la clasificación anterior de un factor de riesgo cancerígeno cuando surgieron pruebas nuevas de mecanismos similares.
Mientras tanto, el doctor Giannakis comentó que una alimentación equilibrada es clave para un estilo de vida saludable.