Disminuye la tasa de suicidios por cáncer
, por por el Equipo del NCI
Durante los últimos 20 años, la tasa de suicidios en los Estados Unidos ha tenido un sombrío aumento a paso constante. Sin embargo, en un nuevo estudio se destaca una excepción alentadora: entre 1999 y 2018, la tasa de suicidios por cáncer disminuyó.
Esta disminución fue más grande en el grupo de personas con mayor riesgo de suicidio en general, que incluye a los hombres y los adultos mayores.
Los hallazgos se publicaron el 19 de enero en la revista JNCI: Journal of the National Cancer Institute.
Las personas con cáncer y quienes completaron tratamientos se enfrentan a una variedad de retos abrumadores, explicó la doctora Emily Tonorezos, máster en Salud Pública, de la Oficina de Supervivencia del Cáncer del NCI, quien no participó en el estudio. Estos retos abarcan dolores por el cáncer, efectos secundarios incapacitantes del tratamiento y dificultades económicas.
"Pero sabemos que hubo avances enormes en los servicios de cuidado de alivio , los programas de cuidados paliativos, los servicios de atención de la salud mental, y en las mejoras que facilitan a los sobrevivientes el acceso a esos tipos de recursos", dijo la doctora Tonorezos.
Los cuidados de alivio se ofrecen para mejorar la calidad de vida de los pacientes con enfermedades graves o mortales. El objetivo es prevenir o tratar lo antes posible los síntomas de la enfermedad, los efectos secundarios del tratamiento y los problemas psicológicos sociales y espirituales relacionados.
En el nuevo estudio no se vinculó en forma directa las mejoras de los cuidados de alivio con la disminución de la tasa de suicidios por cáncer, "pero esta disminución representa algo realmente favorable para los sobrevivientes de cáncer", puntualizó la doctora Tonorezos.
Las mejoras en la atención de la salud mental, los cuidados de alivio, los cuidados paliativos y el control de síntomas para los pacientes de cáncer y los sobrevivientes son factores con el potencial de disminuir el riesgo de suicidio, explicó la doctora Xuesong Han, de la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS), que dirigió la investigación. La doctora agregó que "eso fue lo que nos motivó a analizar las tendencias del suicidio relacionado con el cáncer".
Mejoras en todos los grupos de la población
La doctora Han y sus colegas usaron los datos de las actas de defunción que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recopilaron entre 1999 y 2018. Entre las muertes que se catalogaron como suicidios, hubo un subgrupo que se codificó como suicidios relacionados con el cáncer. La doctora Han explicó que estos podrían ser los de personas que recibían tratamiento para el cáncer o que habían completado el tratamiento.
Según se observó en estudios anteriores, la tasa general de suicidios en todos los Estados Unidos aumentó durante esos 20 años en un promedio de 1,7 % al año. Pero durante el mismo período, los suicidios relacionados con el cáncer bajaron cerca del 2,8 % cada año. Además de la gran disminución en los suicidios relacionados con el cáncer en los hombres y en las personas de 65 o más años, se observaron bajas considerables en este tipo de suicidios en el sur y en el noreste de los Estados Unidos, en las áreas urbanas y en las personas con cánceres de próstata o pulmón.
Sin embargo, los cánceres más comunes entre las muertes por suicidio todavía son el cáncer de próstata, el cáncer de pulmón y el cáncer colorrectal. Además de ser algunos de los tipos de cáncer más comunes, "los síntomas de estos cánceres tienden a ser fuertes y suelen tener un gran efecto en la calidad de vida [de esa persona]", dijo la doctora Han.
Estos tres tipos de cáncer a veces coinciden con otros factores de riesgo de suicidio, agregó la doctora Han. Por ejemplo, el sexo masculino: los hombres tienen un mayor riesgo de suicidio en general, y el cáncer de próstata ocurre solo en los hombres. A su vez, los hombres representan una proporción más grande de los pacientes de cáncer de pulmón. La doctora explicó que, además, las personas con algún trastorno preexistente de salud mental que aumenta el riesgo de suicidio, como la depresión, son más propensas a fumar (la causa principal del cáncer de pulmón).
Más oportunidades para mejorar
La otra cara, más sombría, de las reducciones alentadoras que se observaron en el estudio es que "las tasas de suicidio en los pacientes de cáncer siguen siendo más altas que [en] la población general, es decir que los pacientes de cáncer son un grupo de riesgo", publicó un equipo dirigido por la doctora Tessa Flores, del Centro Oncológico Integral Roswell Park, en un editorial adjunto.
"Los pacientes de cáncer presentan depresión con mayor frecuencia que la población general y notifican altos niveles de interrupción del sueño, estrés postraumático, ansiedad, temor y preocupación", mencionaron en el editorial. Estas afecciones a veces siguen después de terminar el tratamiento, explicó el equipo.
A pesar de las mejoras en los cuidados de alivio, es posible que las personas que viven con cáncer aún se vean afectadas en forma negativa por tendencias más amplias de la atención médica. Por ejemplo, las iniciativas para contener la epidemia de los opioides tal vez se vinculen a un acceso cada vez menor a los analgésicos por parte de los pacientes. Aunque en general los médicos no tienen problemas en recetar opioides para el dolor por cáncer, puntualizó la doctora Tonorezos, la restricción de opioides podrían afectar a los pacientes de cáncer.
La doctora señaló que "por ejemplo, tal vez no pueden usar una farmacia local porque la farmacia no guarda un inventario de los medicamentos o no tiene las cantidades que los pacientes necesitan".
El NCI ofrece información sobre el manejo de costos e información médica y sobre las organizaciones que brindan servicios de apoyo. Los pacientes y los familiares también podrán comunicarse con el Servicio de Información de Cáncer del NCI para localizar servicios y recursos.
El costo de la atención del cáncer también produce inmenso estrés en los pacientes y sus familiares. "Desde una perspectiva económica, pasar por un tratamiento de cáncer podría ser una catástrofe", dijo la doctora Tonorezos. Esta carga ahora tiene su propio nombre: toxicidad financiera.
La doctora explicó que "no se trata solo de los gastos médicos", sino que también se acumulan los costos de los cuidadores, el transporte, los suministros y el cuidado infantil. Se demostró que las dificultades económicas del tratamiento del cáncer afectan en particular a las personas menores de 65 años.
Cómo llegar a más personas que necesitan ayuda
La necesidad de pruebas generalizadas para detectar la depresión en las personas con cáncer en los últimos años ha ganado mayor importancia. Por ejemplo, en 2015 la Comisión sobre el Cáncer, un consorcio de organizaciones profesionales relacionadas con el cáncer, comenzó a dar instrucciones a los centros oncológicos acreditados para la detección de la depresión y el sufrimiento psicológico en los pacientes.
Sin embargo, detectar la depresión en los pacientes de cáncer y los sobrevivientes parece más sencillo de lo que es en realidad, puntualizó el doctor Gurvaneet Randhawa del Programa de Investigación sobre la Prestación de Atención de la Salud (HDRP) del NCI, quien no participó del estudio. "Todo el mundo quiere hacerlo. Pero a pesar de las buenas intenciones, de toda la alineación de políticas, directrices y datos probatorios; aún tenemos dificultades para diagnosticar y tratar la depresión en los pacientes de cáncer", advirtió el doctor Randhawa.
El doctor explicó que estas dificultades ocurren porque falta coordinación entre oncólogos, profesionales de salud mental y otros miembros del equipo de atención del cáncer; no hay suficientes profesionales de salud mental y no siempre se hace el seguimiento de los pacientes que notifican tener depresión.
"El problema de detectar la depresión no es la falta de instrumentos adecuados para identificarla y diagnosticarla, ni la falta de tratamientos adecuados para la depresión. El reto es hacer [todo esto] en forma sistemática", señaló el doctor.
El NCI patrocina equipos de investigación que crean soluciones de tecnología informática para integrar mejor la detección y el tratamiento de la depresión en los consultorios oncológicos.
"Si controlamos mejor la depresión, deberíamos observar un efecto aún mayor en las tasas de suicidio", dijo el doctor Randhawa.
También se necesitan más investigaciones para dirigirnos mejor a los sobrevivientes de cáncer que enfrentan un mayor riesgo de suicidio en particular. Por ejemplo, la doctora Han y sus colegas explicaron que las personas que reciben tratamiento del cáncer durante la infancia tienen un aumento del riesgo de suicidio durante la vida adulta. Este grupo también corre riesgos de otros desenlaces adversos de salud mental y tal vez necesiten seguimiento cuidadoso de salud mental durante toda la vida.
Además, aunque es probable que los avances en los cuidados de alivio, así como en las mejoras en la cantidad de tiempo que las personas viven después del tratamiento del cáncer, influyeron en la baja de los suicidios por cáncer, los investigadores desean saber más sobre cuáles servicios proporcionan las disminuciones más grandes del riesgo y en dónde se pierde el rastro de las personas que quedan desatendidas.
En la actualidad, la doctora Han y su equipo siguen a un grupo grande de pacientes durante y después del tratamiento del cáncer para estudiar estas preguntas. Este tipo de investigaciones son necesarias "a fin de entender dónde se necesitan más mejoras y también [cómo] garantizar el acceso equitativo a estos servicios", concluyó la doctora.