Se observan desigualdades mundiales en los niños con retinoblastoma
, por el Equipo del NCI
En los Estados Unidos, es probable que los niños que tienen un cáncer poco común del ojo que se llama retinoblastoma sobrevivan la enfermedad. Este cáncer es más frecuente en los niños menores de 2 años y es curable cuando se diagnostica en estadios tempranos, como suele ocurrir en los Estados Unidos.
Pero en los países de ingresos bajos y medianos, donde se presentan la mayor parte de los casos mundiales, los niños con retinoblastoma tienen un mal pronóstico y muchos mueren por la enfermedad. Los motivos de esta desigualdad en los desenlaces no son claros, pero los nuevos resultados de un estudio de observación grande ofrecen algunas pistas, según los autores del estudio.
En este estudio, en el que participaron casi 300 centros de tratamiento del retinoblastoma de 153 países, se obtuvieron datos clínicos mediante encuestas a más de 4300 pacientes. Se halló que los niños en estos países, en promedio, recibían un diagnóstico a una edad mayor y en un estadio más avanzado de la enfermedad que los niños en países de ingresos altos.
Por ejemplo, la mediana de edad al momento del diagnóstico fue 30,5 meses en los países de ingresos bajos, en comparación con 14,1 meses en los países de ingresos altos, según el informe que publicó el Grupo Mundial de Estudio del Retinoblastoma (GRSG) el 27 de febrero en la revista JAMA Oncology.
En el estudio también se indica que los niños en países de ingresos bajos tienen una probabilidad mucho más alta de recibir un diagnóstico de retinoblastoma que se diseminó fuera del ojo.
En los países de ingresos bajos, 256 de 521 pacientes (49,1 %) tuvieron un diagnóstico de cáncer que se diseminó fuera del ojo a otras partes del cuerpo. Por el contrario, en los países de ingresos altos, 656 de 666 pacientes (98,5 %) tuvieron un diagnóstico de cáncer limitado al ojo, que se relaciona con un pronóstico favorable.
“Sabemos que los niños con retinoblastoma de países de ingresos bajos tienen un mal pronóstico,” señaló el doctor Ido Didi Fabian, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM) y el Centro Médico Sheba (Israel), que estuvo a cargo del estudio. “Pero me sorprendió que descubrimos que el tumor se había diseminado fuera del ojo en la mitad de estos pacientes”.
Los hallazgos de la encuesta y la red de investigadores y médicos que se formó durante la encuesta podrían servir de base para estudios futuros cuya meta sea resolver las desigualdades en salud que se relacionan con la enfermedad, añadió el doctor Fabian.
Mapa de desigualdades en cáncer
El equipo de investigación calculó que su análisis incorporó los datos de más de la mitad de los niños en el mundo que recibieron un diagnóstico de cáncer en 2017.
En los centros de tratamiento del retinoblastoma en los países de ingresos bajos y medianos, se observó una proporción más alta de cánceres que se diseminaron a los ganglios linfáticos cercanos o a sitios del cuerpo más lejanos, en comparación con los países de ingresos altos.
Además, menos niños de los países de ingresos bajos en comparación con los de países de ingresos altos tenían antecedentes familiares de retinoblastoma; los investigadores creen que esto se debe a que no es común que los niños afectados de estos países lleguen a vivir hasta la edad de procrear.
A partir de estos resultados, los investigadores piensan que, en los países de ingresos bajos y medianos, los signos de retinoblastoma se reconocen tarde en los pacientes, y la demora en recibir el tratamiento especializado una vez que se detectan los síntomas quizás contribuya a la desigualdad en los desenlaces descritos en el estudio.
Según los autores del estudio, como el retinoblastoma es curable cuando se detecta temprano, "estos son datos inquietantes" que señalan la necesidad de crear estrategias para resolver las desigualdades. Además de la edad al momento del diagnóstico, hace falta más investigación para identificar otros factores que se relacionan con la mayor probabilidad de que en los países de ingresos bajos y medianos la enfermedad se diagnostique cuando es más avanzada.
“Este estudio forma parte de una iniciativa importante para crear un mapa de las desigualdades de salud en cáncer mundiales para un tipo de tumor específico”, señaló el médico y diplomado en salud pública Satish Gopal, que dirige el Centro para la Salud Mundial (CGH) del NCI, que no participó en el estudio.
“Quienes están familiarizados con las desigualdades mundiales en cáncer tal vez esperaban estos resultados, pero el grado de diferenciación entre el diagnóstico en países de ingresos altos y bajos fue sorprendente”, añadió el doctor Gopal. Los médicos examinan a los niños de corta edad de forma habitual, incluso en los países de ingresos bajos y medianos, explicó el doctor Gopal, y ellos pueden observar los cambios relacionados con el retinoblastoma sin necesidad de usar técnicas de imágenes avanzadas ni métodos de diagnóstico sofisticados.
En la encuesta no se llegaron a incluir los datos de muchos pacientes con diagnóstico de retinoblastoma en 2017, por lo tanto, a pesar de la iniciativa de gran escala del equipo de investigación, es probable que los resultados “presenten un cálculo conservador de la desigualdad entre los países de ingresos altos y bajos que, de por sí, ya es bastante extraordinario”, recalcó el doctor Gopal.
“Es posible e incluso probable”, continuó, “que los pacientes tratados en los centros que no respondieron a la encuesta tuvieran estadios aún más avanzados en el momento del diagnóstico y, por lo tanto, peores desenlaces clínicos”.
Además, los investigadores creen que los niños con retinoblastoma en países de ingresos bajos nunca fueron a un centro de tratamiento y, por lo tanto, nunca recibieron un diagnóstico. “Calculamos que la mayoría de estos niños (o todos ellos), al final hubiesen muerto por la enfermedad”, dijo el doctor Fabian.
Formación de una red mundial
En los países de ingresos altos, cuando los niños reciben un diagnóstico, la atención está a cargo de un equipo de especialistas con experiencia en el tratamiento del cáncer, que conservan la visión del niño y reducen al mínimo los efectos secundarios de las terapias.
Pero en los países de ingresos bajos y medianos, es un reto reunir un equipo multidisciplinario que diagnostique y atienda a los niños con retinoblastoma. Los investigadores indicaron que es posible que esto contribuya a las desigualdades en los desenlaces que se observaron en el estudio.
Una de las metas principales del estudio, dijo el doctor Fabian, fue la creación de una red mundial de especialistas en oftalmología y oncología pediátrica. “Ahora estamos mejor conectados y podemos ayudarnos con los casos clínicos difíciles, mediante la remisión de pacientes y la información compartida,” señaló.
Aunque los investigadores hace mucho sospechaban que los diagnósticos tardíos afectaban los desenlaces desfavorables del retinoblastoma en los países de ingresos bajos y medianos, en pocos estudios hasta la fecha se había examinado el estadio del cáncer en el momento del diagnóstico en estos países.
De hecho, de acuerdo con el doctor Fabian, uno de los mayores retos de esta investigación fue identificar cientos de centros de tratamiento del retinoblastoma en el mundo y convencerlos de que participaran en el estudio.
El estudio se inició en 2017 con un consorcio de centros de tratamiento del retinoblastoma en 8 países de 3 continentes. El doctor Fabian y sus colegas del consorcio se comunicaron con todos los centros de tratamiento del retinoblastoma conocidos del mundo mediante el contacto personal, presentaciones en reuniones científicas y organizaciones profesionales de oftalmología y oncología.
“Al final, logramos inscribir a 278 centros, lo que convirtió al estudio en uno de los estudios de observación con mayor cobertura geográfica en la medicina", destacó. “Fue excepcional ver cómo iba cambiando la red global.”
Al establecer esta red, “sinceramente creo que ahora podemos hacer cambios para mejorar el pronóstico y los índice de supervivencia en los países de ingresos bajos e ingresos medianos”, añadió el doctor Fabian.