La ‘crisis’ de índices bajos de vacunación contra el VPH: una conversación con el doctor Noel Brewer
, por Equipo del NCI
La semana pasada, los 69 centros oncológicos designados por el NCI en conjunto publicaron una declaración de consenso sobre la vacunación contra el virus del papiloma humano en los Estados Unidos. La declaración describe los continuos índices bajos de vacunación contra el VPH como una “grave amenaza para la salud pública”; recomienda que los padres hagan vacunar a sus hijos, y urge al personal clínico “que aboguen por la prevención del cáncer al recomendar vigorosamente la vacunación infantil contra el VPH”.
En esta entrevista, el doctor Noel Brewer, del Centro Oncológico Integral Lineberger de la UNC y presidente de la Mesa Redonda Nacional de Vacunación contra el VPH, habla del asunto y de algunas acciones clave que pueden ayudar para mejorar los índices de vacunación contra el VPH.
Usted ha clasificado la poca captación de la vacuna contra el VPH como una crisis. ¿Por qué?
Esa es en definitiva una forma fuerte de describir el problema. Pero hemos tenido tanto éxito con otras vacunas para adolescentes, como la vacuna contra el tétanos, la difteria y la tos ferina (Tdap), y contra la meningitis; y, a pesar de eso, hemos fallado en obtener un alto grado de cobertura con la vacunación contra el VPH. Esto tendrá un costo obvio en términos de muertes por cáncer de cuello uterino y por otros cánceres que podríamos prevenir.
En mi opinión, debería ser sencillo solucionar este problema y salvar las vidas del cáncer de cuello uterino y de otros cánceres, y no lo estamos haciendo. Por eso pienso que es justo decir que esto es una ‘crisis’.
¿Cuáles piensa usted que sean las razones principales de los bajos índices de vacunación contra el VPH?
Esto es sencillo: los proveedores de atención sanitaria recomiendan la vacuna cuando ya es tarde, sin estar convencidos por completo o sin convencimiento. Esos son los problemas.
Aunque la preocupación de los padres y otros factores pueden jugar un papel, los proveedores han sido el punto obstinado. Aun cuando los padres se preocupan, ellos buscan el consejo del médico y de otros profesionales de atención sanitaria, y los padres aceptan con frecuencia ese consejo.
¿Por qué han sido reacios los profesionales clínicos en recomendar la vacuna contra el VPH?
Uno de los grandes problemas es que los profesionales clínicos no quieren hablar de sexo. Ellos temen una conversación incómoda. Y, porque están muy ocupados, temen que estas conversaciones se van a alargar y a usar mucho de su tiempo.
Hay formas eficientes que no se llevan nada de tiempo para que los proveedores de atención primaria recomienden la vacunación contra el VPH. Una forma aceptada por muchos es hacer saber al papá o a la mamá, durante la consulta, que es tiempo para que su hijo o hija reciba tres vacunas, poniendo a la vacuna contra el VPH en medio de la lista, y luego decir que las vacunas se pondrán al final de la consulta.
Estos tipos de anuncios se usan con frecuencia en atención clínica de niños, de adolescentes y adultos, por lo que el personal clínico ya está acostumbrado a decirlos. Si los papás están preocupados, de peligros o de tiempo, el proveedor puede solucionarlo.
¿Qué sucede si el papá o la mamá expresan preocupación?
Una práctica prometedora que hemos visto es reconocer la preocupación principal de los papás y luego responder a ella directamente, pero siempre terminando con una fuerte recomendación para que la vacunación contra el VPH se haga en esa visita.
Un mensaje importante es que la vacunación contra el VPH es clave para la prevención del cáncer porque protege también contra otros cánceres. Pienso que ese es el mensaje correcto porque se aplica tanto a niños como a niñas.
¿Hay algunas desigualdades notables en la captación de la vacuna?
Hay de hecho evidencia de lo que se puede llamar “desigualdades al revés”, ya que los hispanos y los afroamericanos son más probables que otros grupos de aplicarse la primera dosis. Y eso es verdad para niños y niñas. Sin embargo, entre quienes inician la serie de vacunas, los datos nacionales no muestran desigualdades raciales o étnicas, o muy poco, en completar la vacunación—es decir, en aplicarse las tres dosis.
Lo que es todavía más importante son las grandes desigualdades geográficas, pues algunos estados tienen la mitad de los índices de completar la vacuna contra el VPH que otros estados. Esta es una de mis mayores preocupaciones, porque como lo mostramos recientemente Jennifer Moss, Paul Reiter y yo, los estados con índices bajos de vacunación por VPH tienden a tener altos índices de cáncer de cuello uterino o cervical.
Por ejemplo, Misisipí tiene entre los índices más bajos de iniciación de vacuna contra el VPH entre las adolescentes, y el índice más alto de muerte por cáncer de cuello uterino en la nación.
Según su opinión, ¿cuáles son las mayores prioridades para mejorar los índices de vacunación?
La primera prioridad es apoyar a los médicos para que recomienden la vacunación a cada adolescente de 11 a 12 años de edad. Podemos hacer eso al dotar a proveedores de atención sanitaria mejores herramientas de comunicación y ayudarles a tomar medidas para mejorar la calidad.
Por ejemplo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades proveen financiamiento a departamentos estatales de salud para visitar de vez en cuando a proveedores de vacunas y mostrarles sus índices de vacunación. Al ver estos indices puede sorprender a muchos proveedores y ayudarles a que establezcan prioridades para que mejoren la vacunación.
Necesitamos también establecer sitios alternativos para la vacunación, incluyendo farmacias y escuelas. Fuera de los Estados Unidos, han resultado ser muy efectivos los programas de vacunación ubicados en escuelas. En partes de Canadá, Australia y el Reino Unido, las escuelas con programas de vacunación contra el VPH han logrado índices de cumplimiento de 90% en el primer año. En los Estados Unidos, tal vez queramos enfocarnos en las farmacias porque tienen mejores sistemas de almacenamiento y contabilidad.
Está surgiendo la evidencia de que dos dosis de la vacuna contra el VPH, o quizás hasta una sola, puedan ser suficientes. ¿Qué clase de impacto podría tener eso?
Un curso de dos dosis ayudaría a proveedores ocupados y a padres de familia a que vacunen a los adolescentes contra el VPH. También es importante que el dinero que ahorramos en la tercera dosis pueda usarse para llegar a las comunidades que no tienen servicios adecuados de vacunación.
¿Qué espera usted que logre la declaración de consenso de los centros oncológicos designados por el NCI? ¿Despertará solo concienciación, o puede hacer algo más?
La declaración de consenso es importante porque recuerda a los padres y a los creadores de programas que la vacuna contra el VPH es para la prevención del cancer.
Es también muy importante que sigamos recordando al público las muchas cosas buenas de la vacunación contra el VPH, porque hay mucha falta de información acerca de la vacuna, en especial en las redes sociales. Nuestro trabajo es aclarar y añadir la verdad en las esquinas oscuras de Internet.