Quimioterapia intraperitoneal en cáncer avanzado de ovario mejora la supervivencia, pero es poco usada
, por Equipo del NCI
La combinación de quimioterapia intraperitoneal (IP) con quimioterapia intravenosa (IV) mejora la supervivencia en mujeres con cáncer avanzado de ovario, aunque su uso ha estado limitado en la práctica clínica, según resultados de un nuevo estudio.
Publicado el 3 de agosto en el Journal of Clinical Oncology, el estudio de cohorte prospectivo encontró que, comparada con quimioterapia IV sola, el tratamiento con quimioterapia IP y con quimioterapia IV estuvo asociado con una mejor supervivencia general de 3 años en mujeres con cáncer de ovario en estadio III a quienes, después de cirugía, les habían quedado solo depósitos muy pequeños de tumores (un tamaño de 1 cm o menos). La quimioterapia IP se usó en menos de la mitad de las mujeres del estudio.
La quimioterapia IP se administra por medio de un puerto subcutáneo implantado que drena en la cavidad del abdomen, lo que permite un acceso directo al fármaco de la cavidad peritoneal, a donde se ha diseminado el cáncer de ovario. Sin embargo, su uso puede causar efectos secundarios más frecuentes y más graves que la quimioterapia IV, incluso dolor abdominal, nauseas y vómitos.
En 2006, los resultados de un estudio clínico grande mostró que el tratamiento con quimioterapia IP y IV extendió la supervivencia media en general para pacientes con cáncer de ovarios en más de un año, comparadas con mujeres tratadas solo con quimioterapia IV.
Después de la publicación de los resultados del estudio, el NCI publicó un anuncio clínico en el que se detallaron los resultados del estudio y de otros estudios de quimioterapia IP en pacientes con cáncer de ovario, indicando que el método del tratamiento estaba asociado con un “beneficio significativo de supervivencia...comparado con quimioterapia IV sola”.
Sin embargo, no se sabía si la quimioterapia IP (en combinación con quimioterapia IV) se usaba rutinariamente en la práctica clínica. Para investigar, la doctora Alexi Wright, del Dana-Farber Cancer Institute, y sus colegas reunieron prospectivamente planes de tratamiento y resultados de 2005 a 2012, y retrospectivamente de 2003 a 2005, para 823 pacientes que fueron diagnosticadas con cáncer avanzado de ovario en seis centros de la National Comprehensive Cancer Network (NCCN). Todas las pacientes fueron tratadas fuera de un estudio clínico.
Ellos encontraron que el uso de los tratamientos de IP aumentaron de 0 a 33% entre 2003 y 2006, y hasta 50% para 2008, manteniéndose uniforme de allí en adelante. Sin embargo, el uso de quimioterapia IP en pacientes elegibles varió sustancialmente según cada centro de la NCCN, de 4 a 67%. Cuando se usó quimioterapia IP, el tratamiento se modificó en más de 40% de las pacientes desde el método usado en el estudio clínico en la fase III definitiva.
La supervivencia general de 3 años fue 81% en mujeres tratadas con quimioterapia IP y IV (402 mujeres), comparadas con 71% en las tratadas solo con quimioterapia IV. Casi 60% de las mujeres que recibieron quimioterapia IP completaron todos los ciclos planificados de terapia, y no hubo diferencias en infecciones o nauseas y vómitos entre los dos grupos.
“En nuestro estudio vimos a nuestras pacientes de cáncer de ovario que fueron tratadas en la práctica clínica y encontramos los mismos resultados que el estudio clínico, pero con menos toxicidad para las pacientes”, dijo la doctora Wright. “Esto sugiere que la quimioterapia IP es realmente factible en la práctica clínica y se debería usar con más amplitud. Es un fruto que está al alcance para que se mejoren los resultados en pacientes con cáncer de ovarios”.
El estudio no examinó por qué la quimioterapia IP se usa escasamente fuera de estudios clínicos, explicó la doctora Elise Kohn, jefa de Terapéutica Ginecológica de Oncología de la División de Tratamiento y Diagnóstico de Cáncer del NCI.
“Sin embargo, sabemos que muchas pacientes en estudios clínicos cesan la quimioterapia IP antes de tiempo porque es demasiado tóxica”, dijo la doctora Kohn. “La terapia IP puede interrumpirse, por ejemplo, si el sistema de puerto de entrega no funciona, si hay una infección en el sitio de implante o si las pacientes no pueden tolerar el dolor o algunos otros efectos secundarios asociados con la administración de fármacos”.
Los centros del estudio usaron muchos fármacos, programas y dosis diferentes, explicó la doctora Wright, por lo que los investigadores no pudieron comparar directamente la efectividad de cada una de las diferentes combinaciones y modificaciones de tratamiento.
Los tipos de modificaciones que se hicieron, incluso bajar las dosis de quimioterapia y cambiar los fármacos usados, “indican que los médicos clínicos estuvieron haciéndolo así para evitar dañar a sus pacientes”, continuó la doctora Wright.
No obstante, la mejoría en supervivencia con quimioterapia IP “sugiere que esto puede deberse a la vía de entrega, no a las diferencias en fármacos”, concluyó la doctora Wright.
La doctora Kohn anotó que el NCI está apoyando estudios para entender mejor la forma de usar la quimioterapia IP, incluso un estudio en fase III de muchos centros para probar la quimioterapia IP y IV en combinación con bevacizumab en pacientes con cáncer de ovario en estadio II y III.