Con la ayuda de los promotores de salud, las personas con cáncer avanzado van menos al hospital
, por el Equipo del NCI
Es común que las personas con cáncer avanzado tengan que ir al hospital o a urgencias por los efectos secundarios graves del tratamiento. Aunque estos viajes al hospital, que toman mucho tiempo y suelen ser costosos, se podrían evitar si los pacientes y los médicos se comunicaran mejor sobre los síntomas, la realidad es que no conversan sobre esto con la frecuencia que deberían.
Ahora, en un nuevo estudio se indica que los promotores de salud podrían facilitar esta comunicación en la atención del cáncer. En el estudio, para las personas con diagnóstico reciente de cáncer avanzado o con cáncer que recidivó (volvió), las consultas directas con promotores de salud, en las que también se evalúan los síntomas y los ayudan a planificar las voluntades anticipadas, disminuyeron de forma considerable las hospitalizaciones y las consultas en el servicio de urgencias. La planificación de las voluntades anticipadas es un proceso formal sobre las decisiones que se toman para orientar la atención médica de una persona en el futuro, cuando la persona quizás no sea capaz de tomar esas decisiones por sí misma.
“El promotor de salud es casi como un par de ojos y oídos más”, señaló el doctor David J. Park, del Instituto Oncológico Virginia K. Crosson en el Centro Médico St.Jude en Providence (California), que codirigió el estudio. “Contar con otra persona para detectar síntomas nos ayudó” a tratar a los pacientes antes de que los síntomas los obligaran a ir al hospital.
En el estudio, fue mucho menos probable que las personas con cáncer avanzado (incluso las que estaban cerca del final de la vida) que recibieron visitas periódicas de un promotor de salud además de la atención habitual por 6 meses, se hospitalizaran durante ese tiempo en comparación con los pacientes que recibieron solo la atención habitual.
Y ese no fue el único beneficio de integrar a los promotores de salud en el proceso de atención. Los pacientes que colaboraron con promotores de salud también usaron más la planificación de las voluntades anticipadas, los cuidados de alivio y los programas de cuidados paliativos, y tuvieron una mejor salud mental y emocional en comparación con quienes recibieron la atención habitual. Los promotores de salud interactuaron mediante llamadas telefónicas y visitas en persona periódicas.
Los resultados se publicaron el 30 de junio en la revista JAMA Oncology.
“Este es un trabajo importante”, comentó la enfermera y licenciada en Ciencias Diane St. Germain, del Grupo de Investigación Oncológica y de Estudios Clínicos de Prevención Comunitarios en la División de Prevención del Cáncer (DCP) del NCI. “Creo que el punto es que los pacientes tienen acceso a alguien que les brinda un grado alto de atención personal para satisfacer sus necesidades médicas”.
“Nadie quiere estar en el servicio de urgencias o en el hospital, sobre todo si les queda poco tiempo de vida”, comentó la doctora y máster en Salud Pública Manali I. Patel, de la Facultad de Medicina de la Universidad Stanford, que codirigió el estudio. “Los resultados de este estudio aportan más pruebas de que las clínicas y los sistemas de atención médica pueden integrar a los promotores de salud para mejorar la forma en que ofrecen atención de la salud a las personas con cáncer. Esto ayuda a que los pacientes pasen menos tiempo en el servicio de urgencias o en el hospital y que tengan mejores experiencias”.
Aprovechar los estudios anteriores sobre los promotores de salud y las personas con cáncer
Cualquier persona se puede convertir en promotor de salud después de recibir capacitación como trabajador de salud pública. Los promotores de salud asumen muchas funciones, como dar recursos educativos a los pacientes, ofrecerles apoyo emocional y ayudar a detectar síntomas. Pero, aunque los promotores de salud se usan con frecuencia en el sistema de atención médica, ha sido difícil cuantificar el efecto que tienen en la experiencia del paciente.
En un estudio anterior de beneficiarios de Medicare dirigido por la doctora Patel, se demostró que el acceso a los promotores de salud para detectar síntomas resultó en menos hospitalizaciones. En otro estudio dirigido por la doctora Patel, cuando los promotores de salud dieron información y orientación sobre la planificación de voluntades anticipadas a ex militares con cáncer avanzado, esos pacientes también tuvieron menos hospitalizaciones.
En este nuevo estudio, los doctores Park y Patel quisieron probar el efecto de combinar la detección de síntomas con la planificación de voluntades anticipadas en las hospitalizaciones, en una intervención guiada por promotores de salud.
Un efecto duradero
El estudio incluyó a 128 adultos con diagnóstico reciente de cáncer avanzado o con cánceres sólidos y cánceres de la sangre que recidivaron (volvieron) y que recibían tratamiento en el Instituto Oncológico Crosson del Centro Médico St. Jude, una clínica oncológica comunitaria en Fullerton (California). Los participantes se asignaron al azar para recibir la atención habitual ofrecida por su equipo clínico o proveedor habitual y un programa de consultas de 6 meses a cargo de un promotor de salud.
Los promotores de salud hicieron revisiones semanales de los síntomas mediante consultas por teléfono y en persona, y conversaron con los pacientes sobre la planificación de las voluntades anticipadas.
A los 6 meses de inscribirse en el estudio, solo 12 pacientes del grupo de promotores de salud (19 %) acudieron al hospital, lo cual incluyó consultas en el servicio de urgencias, en comparación con 26 pacientes del grupo de atención habitual (41 %). Después de 1 año de seguimiento, los pacientes del grupo de promotores de salud seguían con casi 20 % menos probabilidades de ir al hospital o al servicio de urgencias que los pacientes del grupo de atención habitual.
El doctor Park explicó que quizás después de consultar con un promotor de salud, los pacientes toman más iniciativa para alertar al médico sobre sus síntomas.
“Durante estas reuniones con el trabajador de la salud en las que el paciente se acostumbra a contar lo que le pasa, hay un poco de aprendizaje. Y es posible que empiecen a tener estas conversaciones con el médico”, comentó.
Además, fue 8 veces más probable que los pacientes del grupo de intervención usaran la planificación de las voluntades anticipadas, 4 veces más probable que usaran los cuidados de alivio y casi 2 veces más probable que usaran los programas de cuidados paliativos en comparación con los pacientes del grupo de atención habitual.
También informaron de una mejor salud mental y emocional que los pacientes del grupo de atención habitual.
No hubo diferencia en el número de muertes entre los dos grupos durante el período de estudio. Sin embargo, ninguno de los pacientes que interactuó con un promotor de salud fue hospitalizado el mes anterior a su muerte, en comparación con 6 pacientes del grupo de atención habitual.
Marilyn Dewland, una enfermera jubilada que trabajó como promotora de salud en este estudio, indicó que uno de los efectos más poderosos de su función fue tan solo estar presente y escuchar al paciente.
“Una parte importante de esto no consistía en palabras”, comentó la enfermera Dewland. “Se crea una relación de confianza para que el paciente esté dispuesto a comunicarse y ser sincero. A veces, el simple hecho de mantener estable su estado emocional ayuda, porque cuando las personas se asustan y se preocupan, corren al servicio de urgencias”.
Temas por resolver
En un editorial adjunto en la revista JAMA Oncology, la doctora y máster en Salud Pública Ana I. Tergas, del Centro Oncológico Integral de City of Hope, indicó que, aunque los resultados del estudio son prometedores, aún no se sabe si es posible generalizar los hallazgos fuera del Instituto Oncológico Crosson.
La enfermera St. Germain estuvo de acuerdo. “¿Cómo se desarrolla esta intervención en diferentes ambientes, incluso en los rurales y los urbanos? ¿Cómo se desarrolla en poblaciones de pacientes más diversos?”, comentó.
También es posible que varíe la frecuencia de las interacciones. “Algunas personas quizás solo necesiten una visita mensual con el promotor de salud, mientras que otras tal vez necesiten una cada tres semanas. No hay un modelo único que sirva para todos”, señaló el doctor Park.
La doctora Patel destacó que se está llevando a cabo un estudio de seguimiento para examinar el efecto de una intervención dirigida por promotores de salud en varias clínicas oncológicas comunitarias, con el que se podría responder a algunas de estas preguntas.
La enfermera St. Germain señaló que será importante que los promotores de salud reciban una capacitación rigurosa y que tengan acceso al equipo clínico cuando surgen problemas.
La doctora Tergas comentó que también será importante comparar el costo de la intervención con el posible ahorro al evitar hospitalizaciones y consultas en el servicio de urgencias.
Además, se estudia el uso de aplicaciones móviles y otros dispositivos de vigilancia a distancia para mejorar el seguimiento y el control de los síntomas. Pero factores como el costo y la facilidad de uso quizás limiten su uso, señaló el doctor Park. Aunque “no se trata de una cosa o la otra”, comentó. Tanto los recursos técnicos como los promotores de salud cumplen una función en la atención del cáncer.
“Es más, incluir recursos técnicos quizás mejore la eficacia de la intervención”, explicó la doctora Tergas en su editorial.
Cualquiera que sea el método, queda claro que la incorporación de un mayor toque humano en el proceso de atención del cáncer tiene un efecto importante en las personas con cáncer avanzado, comentó el doctor Park. “Eso es lo que es fácil de dar por sentado u olvidar, porque es difícil de medir”.