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Una prueba permite detectar temprano si quedó cáncer en los niños que se trataron para el meduloblastoma

, por el Equipo del NCI

Fuente: Equipo de NCI-CONNECT

En casi un tercio de los niños tratados para el meduloblastoma, un tipo común de tumor de encéfalo y de crecimiento rápido, el tumor recidiva (vuelve). Pero para el momento en que los médicos descubren que el cáncer recidivó, mediante imágenes por resonancia magnética (IRM) o una punción lumbar, la enfermedad suele estar tan avanzada que es difícil de tratar. Casi todos los niños cuyo cáncer vuelve después del tratamiento mueren por la enfermedad.

Ahora, los investigadores crearon una prueba que detecta cambios específicos en trozos de ácido desoxirribonucleico (ADN), o ADN libre en plasma. Estos trozos de ADN se desprenden de las células tumorales del meduloblastoma y circulan en el líquido cefalorraquídeo (LCR), que rodea el encéfalo y la médula espinal. Según los resultados de un estudio reciente, los investigadores creen que es posible usar esta prueba para identificar a los niños que, poco después de terminar el tratamiento, aún tienen presencia de cáncer (enfermedad residual) y un riesgo de recidiva alto.

Los resultados se publicaron el 21 de octubre en la revista Cancer Cell.

Los investigadores a cargo del estudio piensan que identificar la enfermedad residual antes de lo que es posible con otros métodos es muy importante para los niños con meduloblastoma, porque da a los médicos tiempo valioso para tratar a los pacientes con una terapia más intensiva.

“Cuando llega el final de la terapia, los padres nos cuentan que se ponen sumamente nerviosos porque solo se quedan a la espera para ver” si el cáncer de su hijo vuelve, comentó uno de los investigadores principales del estudio, el doctor Giles W. Robinson, del St. Jude Children’s Research Hospital.

Explicó que, “Si hay una prueba con la que podemos decir que el paciente de verdad está sin enfermedad al final del tratamiento, eso da una tranquilidad enorme”. Pero si la prueba indica que hay enfermedad residual, “entonces no se terminará con la terapia”.

En el nuevo estudio, los investigadores analizaron muestras de líquido cefalorraquídeo recogidas en varios momentos durante y después del tratamiento de niños con meduloblastoma. Descubrieron que en los pacientes cuyo cáncer volvió, había muchas más probabilidades de tener ADN libre en plasma con características de cáncer en las muestras líquidas que los pacientes que seguían sin cáncer.

“Es un estudio revolucionario”, comentó la doctora Marta Penas-Prado, de la División de Neurooncología en el Centro de Investigación Oncológica (CCR) del NCI, que no participó en el estudio. “Nos ofrece un método muy sensible para confirmar la presencia de células tumorales cuando las imágenes o las punciones lumbares convencionales no son concluyentes”.

El doctor Robinson señaló que se necesitan más estudios para validar la prueba en otros grupos de pacientes antes de saber cómo serviría para guiar el tratamiento.

Una mejor detección de la enfermedad residual

El meduloblastoma se suele formar en la región del cerebelo del encéfalo y es de crecimiento muy rápido. Los tumores se diseminan a otras partes del encéfalo y de la médula espinal por el líquido cefalorraquídeo. Según la edad en el momento del diagnóstico y si la enfermedad se diseminó, cerca del 70 % de los niños con meduloblastoma sobrevivirán al menos 5 años.

En la actualidad, los médicos tratan los meduloblastomas con cirugía, seguida de radioterapia y quimioterapia. Sin embargo, en hasta un tercio de los niños con meduloblastoma, el cáncer vuelve después del tratamiento.

Con las IRM, los médicos ven que un tumor recidivó, pero las técnicas de imagen no detectan cantidades pequeñas de células tumorales que podrían quedar, que se llama enfermedad residual mínima (o enfermedad residual medible) que indican que el tratamiento no eliminó el cáncer por completo. Además, las imágenes a veces son difíciles de interpretar, sobre todo en los pacientes que recibieron radioterapia y cirugías.

“Hay elementos como el tejido cicatricial de la cirugía y de la radioterapia que se ven iguales a un tumor”, señaló la doctora Penas-Prado.

Por este motivo, es común que durante el tratamiento posquirúrgico se hagan varias punciones lumbares para buscar células cancerosas restantes. En la punción lumbar se usa anestesia para introducir una aguja entre las vértebras y obtener muestras de líquido cefalorraquídeo que se analizan.

“Ahora el líquido cefalorraquídeo se usa para identificar células tumorales metastásicas con el microscopio”, aclaró uno de los investigadores principales del estudio, el doctor Paul Northcott, también del hospital St. Jude. “Pero incluso en los pacientes con enfermedad activa, a menudo no podemos detectar las células tumorales en el líquido cefalorraquídeo. No es una prueba muy sensible”.  

En muchos estudios, se investigó si identificar cambios cancerosos en trozos de material genético en la sangre o en otros líquidos corporales sirve para detectar las recidivas del cáncer antes que otros métodos. El equipo del hospital St. Jude quería saber si podía usar este método como marcador para medir la enfermedad residual en el líquido cefalorraquídeo de niños con meduloblastoma. 

El doctor Robinson comentó que, “Lo que observamos en enfermedades como la leucemia es que, si se detectan signos de enfermedad residual muy temprano, es posible ajustar el tratamiento, mejorar el pronóstico de esos pacientes y tal vez prevenir la recaída”.

“Hay mucho interés en el concepto de la biopsia líquida para el cáncer, pero la técnica no se había optimizado para los tumores de encéfalo infantiles”, comentó el doctor Northcott. “Mediante un método de ensayo y error científico cuidadoso y el perfeccionamiento de prácticas en el laboratorio, hallamos un protocolo que identifica de forma confiable las variaciones genómicas características del meduloblastoma”.

El análisis genético del líquido cefalorraquídeo es prometedor

Punción lumbar. El paciente se acuesta sobre una camilla en posición encorvada. Después de adormecer una zona pequeña de la región lumbar (parte inferior de la espalda), se introduce una aguja larga y fina en la parte inferior de la columna vertebral para extraer líquido cefalorraquídeo (LCR, que se muestra en azul). El líquido se envía a un laboratorio para análisis.

Fuente: © Terese Winslow

En el nuevo estudio, los investigadores analizaron muestras de líquido cefalorraquídeo obtenidas de 123 niños de entre 6 y 11 años de edad con diagnóstico reciente de meduloblastoma y que participaban en un estudio clínico. Con una técnica llamada secuenciación del genoma completo con baja cobertura, buscaron ADN libre en plasma que tuviera cambios genómicos específicos (variaciones en el número de copias), que son característicos del meduloblastoma.

En las muestras obtenidas de niños después de la cirugía, pero antes de iniciar el tratamiento, la nueva prueba detectó estas variaciones del número de copias específicas del tumor (que se usó como marcador de la enfermedad residual) en el 85 % de los niños con enfermedad que se diseminó fuera del cerebelo (metástasis) y en el 54 % de los niños cuyo cáncer no se diseminó. Esto indicó a los investigadores que esta prueba podía identificar la enfermedad presente en cantidades pequeñas. 

Sin embargo, en las muestras recogidas de 25 niños después del inicio de la terapia dentro de 3 meses de la reaparición del cáncer, se encontró enfermedad residual en casi todos ellos: 24 de 25. En comparación, la prueba no detectó ninguna enfermedad residual en el 92 % (193 de 209) de las muestras de líquido cefalorraquídeo de los niños cuyo cáncer no volvió.

Además, en 32 niños cuyas IRM no mostraron signos de cáncer después de la radioterapia, pero cuya enfermedad recidivó con el tiempo, la prueba detectó enfermedad residual en la mitad de estos pacientes al menos 3 meses, e incluso 2 años, antes de que se observara en las imágenes.

“Pudimos ver en ese líquido que la enfermedad estaba reapareciendo mucho antes de observarla en las IRM”, señaló el doctor Robinson. “Esto nos ofrece la oportunidad de intervenir mucho antes”.

El doctor Northcott comentó que, detectar la reaparición de la enfermedad tan temprano también tiene valor científico. Agregó que, con más avances en la tecnología y a medida que los investigadores adquieran más experiencia en el análisis del ADN libre en plasma, “creemos que podremos hacer más descubrimientos moleculares [que expliquen] por qué la enfermedad no desaparece”.

Se necesitan más estudios antes de usar la prueba en niños con meduloblastoma

El doctor Robinson señaló que podrían pasar años hasta que una prueba así se incorpore a la atención estándar de los niños con meduloblastoma. Explicó que es necesario hacer más estudios para validar los resultados. Sin embargo, quizás no falte tanto para que esta prueba se incluya en estudios clínicos futuros del meduloblastoma “para entender mejor cómo adaptar la terapia y detectar la enfermedad residual”, comentó.

La doctora Penas-Prado también advirtió que esta prueba solo se estudió en niños y tal vez no se aplique a los adultos con meduloblastoma. En la actualidad, este cáncer de encéfalo se suele dividir en cuatro subtipos, según las características genéticas del cáncer. La mayoría de los adultos tienen un subtipo de meduloblastoma llamado Sonic Hedgehog. Este subtipo es menos común en los niños.

Comentó que, “En este estudio, los tumores con el subtipo molecular Sonic Hedgehog tenían menos probabilidades de dispersar ADN en el líquido cefalorraquídeo”. “Esto significa que esta [prueba] tal vez sea menos aplicable para los adultos con meduloblastoma que para los niños”.

En un editorial adjunto, los doctores y licenciados en Medicina John R. Prensner y Scott L. Pomeroy, del Instituto Broad del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Harvard, señalaron que el análisis de líquido cefalorraquídeo es menos práctico para quienes no reciban tratamiento en un estudio clínico en el que se les extrae este líquido en distintos momentos.

Añadieron que, aunque se necesitan más investigaciones, “la información que se obtuvo de este proyecto sin duda dará lugar a conversaciones importantes sobre la creación y la estandarización de pruebas de enfermedad residual medible para los pacientes con meduloblastoma”.

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