Tomar aspirina con regularidad tal vez aumente el riesgo de muerte por cáncer en las personas mayores
, por el Equipo del NCI
En muchos estudios, se indicó que las personas que toman con regularidad dosis bajas de aspirina tal vez reduzcan los riesgos de recibir un diagnóstico de cáncer o de morir por la enfermedad. Sin embargo, los nuevos hallazgos del estudio clínico aleatorizado ASPREE no confirman que ocurra lo mismo en los adultos mayores.
En el estudio participaron alrededor de 19 000 personas de 70 años o más, en buen estado general de salud. No hubo diferencias en la probabilidad de recibir un diagnóstico de cáncer entre los participantes que tomaron una dosis diaria de 100 mg de aspirina y los que tomaron un placebo. Pero fue más probable que recibieran un diagnóstico de cáncer avanzado o que murieran por cáncer, según informó el equipo de investigación del estudio ASPREE el 11 de agosto en la Journal of the National Cancer Institute (JNCI).
Este aumento del riesgo de muerte por cáncer se comprobó incluso en el cáncer colorrectal. Esto tal vez sea una sorpresa para muchos investigadores de la prevención del cáncer porque en la mayoría de los estudios se había vinculado el consumo de aspirina con una disminución del riesgo de recibir un diagnóstico de cáncer colorrectal o de morir por esta enfermedad.
Los datos de esos estudios se consideraron tan convincentes que, en 2016, la Comisión de Servicios Preventivos de los Estados Unidos (USPSTF), un panel médico influyente de expertos en prevención, recomendó el uso diario de una dosis baja de aspirina para determinadas personas con propósito de disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de cáncer colorrectal.
"Estos resultados fueron inesperados por completo", puntualizó el doctor Andrew Chan, máster en Salud Pública y profesor de medicina en el Hospital General de Massachusetts, quien es un investigador principal del estudio. El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA) otorgó la financiación primaria para el estudio, con el apoyo del NCI y de otras entidades.
La mediana de seguimiento de los participantes del estudio ASPREE fue de casi 5 años. El doctor Chan señaló que se deben seguir por más tiempo para entender mejor los posibles efectos de la aspirina en los diagnósticos de cáncer y las muertes por la enfermedad.
"Este grupo de personas comenzó a tomar aspirina cuando ya eran mayores. No está claro si los hallazgos se aplican a personas que comenzaron a tomar aspirina con regularidad cuando eran más jóvenes", comentó el doctor. Además, el doctor Chan advirtió que las personas que toman aspirina por indicación del médico para problemas de salud específicos (por ejemplo, para disminuir el riesgo de ataques cardíacos), no deberían dejar de tomar aspirina.
Agregó que "no deberían dejar de tomar [aspirina] por estos resultados". "Pero si están preocupados, deben consultar con el médico".
No obstante, desde una perspectiva más amplia, los resultados del estudio ASPREE, en combinación con otra investigación reciente sobre la aspirina, deberían hacer que los médicos reconsideren "el uso clínico de la aspirina en las personas mayores", opinan el doctor Ernest Hawk y Karen Colbert Maresso, máster en Salud Pública, ambos de la División de Prevención del Cáncer y Ciencias Demográficas del Centro Oncológico MD Anderson, en un editorial publicado en la JNCI que acompañó los resultados del estudio.
En general, no está claro el efecto de los tratamientos específicos en las personas mayores porque son muy pocos los estudios que se enfocan en ese grupo, comentó la doctora Leslie Ford, directora adjunta de investigación clínica de la División de Prevención del Cáncer (DCP) del NCI, quien formó parte del equipo del estudio ASPREE. La doctora Ford agregó que en parte esa es la razón por la que este estudio es tan importante.
"Debemos prestar atención particular a los estudios que se hacen en forma específica para este grupo de edad", dijo la doctora.
Entender las investigaciones anteriores
La posibilidad de que un medicamento de bajo costo y seguridad relativa disminuya el riesgo del cáncer atrajo a los investigadores durante décadas. Las dosis bajas de aspirina ya se usan en forma generalizada para disminuir la probabilidad de episodios cardiovasculares (como los ataques cardíacos) en personas con enfermedades del corazón o con riesgo alto de sufrir complicaciones cardíacas.
Este uso generalizado condujo a numerosos estudios de observación en los que se concluyó que el consumo de la aspirina se relaciona con menos probabilidades de recibir un diagnóstico de cáncer y morir por la enfermedad. Esos estudios llevaron a que se hicieran estudios clínicos para confirmar el potencial preventivo de la aspirina, incluso para el cáncer.
Entre esos estudios hubo algunos con personas con el síndrome de Lynch, una enfermedad que aumenta muchísimo la probabilidad de tener ciertos tipos de cáncer, en particular el cáncer colorrectal. En uno de esos estudios los resultados indicaron que se disminuyó el riesgo de cáncer colorrectal en más de un tercio en las personas con el síndrome de Lynch que tomaban una dosis alta de aspirina (600 mg) todos los días por lo menos durante 2 años. En varios estudios también se indicó que la aspirina disminuye el riesgo de que se formen pólipos precancerosos en el colon.
En otros estudios clínicos también se halló que tomar aspirina tal vez disminuía el riesgo de cáncer y las disminuciones más marcadas y constantes se observaron en el cáncer colorrectal. Pero la mayoría de estos otros estudios no se habían diseñado para medir el efecto de la aspirina en el cáncer en particular, por lo que los investigadores tienen ciertas dudas sobre estos resultados.
El estudio ASPREE, que en su mayoría se realizó en Australia pero también tuvo participantes estadounidenses, es un tipo de investigación que se denomina estudio de prevención primaria. Se inició para entender más el efecto de las dosis bajas de aspirina en el riesgo de presentar demencia o discapacidades físicas permanentes en personas mayores en buen estado general de salud. Aunque se planificó estudiar si la aspirina afectaba el riesgo de cáncer y las muertes por cáncer, fueron objetivos secundarios del estudio.
Los resultados iniciales del estudio ASPREE, publicados hace 2 años, indican que los participantes asignados al azar a tomar una dosis baja de aspirina todos los días presentaron un pequeño aumento del riesgo de morir por cualquier causa, en comparación con quienes tomaron el placebo. El aumento del riesgo se debió sobre todo a más muertes por cáncer entre quienes tomaron aspirina.
Mayor riesgo de muerte por cáncer avanzado
La inscripción de participantes en el estudio ASPREE comenzó en 2010 y siguió recibiendo participantes hasta 2014. A los participantes se los asignó al azar a tomar aspirina o un placebo hasta finalizar el estudio, y la mayoría no había tomado aspirina con regularidad antes de participar en el estudio. El estudio terminó antes de tiempo, al principio de junio de 2017, cuando se determinó que no habría una mejora en el criterio principal de valoración en el grupo que tomaba aspirina.
Casi 1900 participantes del estudio ASPREE recibieron el diagnóstico de cáncer durante la investigación. En general, casi dos tercios de esos diagnósticos fueron de cánceres localizados (sin que los tumores se diseminaran o hicieran metástasis del sitio original).
Casi un cuarto de quienes recibieron el diagnóstico de cáncer durante el estudio murieron eventualmente por la enfermedad.
El consumo de aspirina no se asoció al diagnóstico de ningún tipo de cáncer específico. Pero los participantes en el grupo que tomó aspirina presentaron un riesgo casi 20 % más alto de recibir el diagnóstico de cáncer avanzado y un riesgo casi 30 % más alto de morir por cáncer avanzado.
Según el doctor Hawk y Maresso, el aumento del riesgo de recibir el diagnóstico de cáncer avanzado o de morir por la enfermedad despertó grandes interrogantes.
Escribieron que "los resultados inesperados y sin explicación del estudio ASPREE indican que tal vez nos falte una pieza fundamental para entender los efectos biológicos de la aspirina en la formación y evolución del cáncer en personas de edades diferentes".
El doctor Chyke Doubeni, director del Centro de Investigación de Equidad de la Salud y Participación Comunitaria en la Mayo Clinic, estuvo de acuerdo con que los resultados fueron inesperados, en particular por los resultados de los estudios anteriores.
Cabe destacar que el riesgo de morir por cáncer colorrectal de los participantes que recibieron aspirina fue 77 % más alto que el de los participantes que recibieron el placebo, añadió el doctor Doubeni, que es miembro de la USPSTF y no participó en el estudio ASPREE. Agregó que "esto nos indica que hacen falta más estudios" sobre el efecto de la aspirina en el cáncer colorrectal.
¿Es la edad un factor fundamental?
La doctora Ford dijo que los resultados plantean una pregunta fundamental: ¿por qué el consumo de aspirina aumenta en lo más mínimo el riesgo de cáncer avanzado en las personas mayores? Los estudios que relacionan el consumo de aspirina a la disminución del riesgo de cáncer y de morir por cáncer se realizaron en su mayoría con participantes más jóvenes, señaló la doctora.
El equipo de investigación piensa que quizás las características biológicas de las personas mayores son diferentes que las de las personas más jóvenes. Por ejemplo, las personas mayores suelen tener sistemas inmunitarios más débiles. Los autores expresaron que tal vez la aspirina interrumpa la respuesta del sistema inmunitario que es "esencial para controlar la formación y diseminación tumoral en estadios avanzados".
La doctora Ford estuvo de acuerdo. Señaló que "quizá la aspirina tenga efectos diferentes a medida que las personas envejecen". "Además, como se observa con la COVID-19, ¿sería posible que el efecto en el sistema inmunitario sea diferente en grupos de personas mayores que en los jóvenes con mejor estado de salud y sistemas inmunitarios más fuertes? En definitiva, es una explicación posible".
El doctor Chan señaló que, en parte gracias a las muestras de sangre y de tumores que se obtuvieron de los participantes como parte del estudio ASPREE, los investigadores planifican estudios para analizar en detalle los factores inmunitarios u otros posibles factores moleculares en los que puede influir la aspirina. Continuarán también con el seguimiento de participantes para observar si con el tiempo cambia el riesgo del cáncer y de la muerte por el cáncer.
Visión futura: ¿cambios clínicos?
El doctor Doubeni comentó que la USPSTF tendrá en cuenta los resultados del estudio ASPREE durante la actualización de las recomendaciones de 2016, que están en curso.
El doctor Hawk y Maresso explicaron que los resultados de otros estudios recientes también generan inquietudes sobre los posibles daños de la aspirina. Señalaron, por ejemplo, que en el estudio ASCEND, en el que se examinó el uso de dosis bajas de aspirina en personas con diabetes que tenían un riesgo mayor de problemas cardíacos, los participantes que tomaron aspirina tuvieron un riesgo mucho más alto de sangrado gastrointestinal que quienes tomaron el placebo.
Comentaron que, "en conjunto, estos resultados cambian el cálculo de los riesgos y beneficios de la aspirina de tal forma que es menos probable que se use en la población general como medicamento para prevenir el cáncer".
La doctora Ford recalcó que los hallazgos del estudio ASPREE son importantes para las personas mayores que usan la aspirina como prevención primaria del cáncer. La doctora puntualizó que no deberían afectar a quienes tienen enfermedades asociadas a un riesgo alto de cáncer, como el síndrome de Lynch, para quienes se comprobó que las dosis altas de aspirina ofrecen beneficios importantes.
En muchos otros estudios, explicó el doctor Doubeni, los efectos beneficiosos para el cáncer por el consumo de la aspirina no fueron evidentes hasta mucho después de que las personas comenzaron a usar el medicamento, en algunos casos incluso más de una década después. El doctor agregó que, por ello será esencial hacer un seguimiento a largo plazo de los participantes del estudio.
El doctor Chan dijo que los resultados respaldan también la idea de que la prevención del cáncer debe ser personalizada.
Puntualizó que, "el concepto antiguo es que la misma forma de prevención sirve para todo el mundo". "Esto deja en claro que debemos cambiar esa manera de pensar. Es evidente que hay algo diferente en la biología de la formación de los cánceres en adultos mayores o en la forma en que ellos responden a los medicamentos de prevención".