Los tumores primarios de encéfalo, también llamados tumores encefálicos o cerebrales, como los tumores teratoides rabdoides atípicos, son un grupo diverso de enfermedades que juntas constituyen los tumores sólidos más comunes en la niñez. Los resúmenes de PDQ sobre el tratamiento de los tumores de encéfalo infantiles se organizan, sobre todo, de acuerdo con la clasificación de tumores del sistema nervioso establecida por la Organización Mundial de la Salud.[1,2] Los tumores de encéfalo se clasifican según sus características histológicas, pero los hallazgos de análisis inmunohistoquímicos, citogenéticos y genético-moleculares, así como las mediciones de la actividad mitótica se utilizan cada vez más para diagnosticar y clasificar estos tumores. La ubicación del tumor, su grado de diseminación y la edad en el momento del diagnóstico son factores importantes que afectan el tratamiento y el pronóstico.[3-5] Para obtener una descripción de la clasificación de los tumores del sistema nervioso y un enlace al resumen de tratamiento correspondiente a cada tipo de tumor encefálico, consultar Resumen de la clasificación de los tumores de encéfalo y médula espinal infantiles.
El tumor teratoide rabdoide atípico (TTRA) del sistema nervioso central (SNC) es un tumor raro, muy maligno desde el punto de vista clínico, que la mayoría de las veces afecta a niños de 3 años o menos, pero que también se presenta en niños de más edad y en adultos. Alrededor de la mitad de los TTRA se forman en la fosa posterior.[6] La evaluación diagnóstica incluye imágenes por resonancia magnética (IRM) del eje encefalomedular y un examen del líquido cefalorraquídeo lumbar. El TTRA se ha vinculado con variantes somáticas y germinales de SMARCB1 y, con menor frecuencia, en SMARCA4; ambos actúan como genes supresores de tumores.[7] No se dispone de un tratamiento estándar basado en la evidencia para los niños con TTRA. Está en evaluación un tratamiento multimodal en ensayos clínicos controlados que incluye cirugía, quimioterapia (incluso quimioterapia de dosis alta) y radioterapia.
Según la comprensión biológica actual, el TTRA forma parte de un grupo más amplio de tumores rabdoides. En este resumen, la expresión TTRA se refiere solo a los tumores del SNC, y el término tumor rabdoide contempla la posibilidad de que los tumores se formen en el SNC o fuera de este. A menos que se indique lo contrario en el texto, este resumen se refiere a los TTRA del SNC.
Los niños y adolescentes sobrevivientes de cáncer necesitan un seguimiento minucioso, ya que es posible que los efectos secundarios del tratamiento del cáncer persistan o se presenten meses o años después de este. Para obtener información específica sobre la incidencia, el tipo y la vigilancia de los efectos tardíos en niños y adolescentes sobrevivientes de cáncer, consultar Efectos tardíos del tratamiento anticanceroso en la niñez.
Es difícil determinar la incidencia exacta de los TTRA del SNC, ya que este tumor es raro y recién se reconoció a partir de 1996.[8]
Se desconoce la incidencia en pacientes de más edad. Sin embargo, en el Central Nervous System Atypical Teratoid/Rhabdoid Tumor Registry (AT/RT Registry), 12 de 42 pacientes (29 %) tenían más de 36 meses en el momento del diagnóstico.[12]
El TTRA infantil es un tumor maligno desde el punto de vista clínico que se presenta sobre todo en niños menores de 3 años, pero que también se observa en niños de más edad y en adultos.[13,14]
Cerca de la mitad de los TTRA surgen en la fosa posterior, aunque es posible que se presenten en cualquier parte del SNC.[6,9] Los tumores de la fosa posterior en ocasiones se forman en el ángulo pontocerebelar o más cerca de la línea media. También se ha observado compromiso de nervios craneales individuales.[15]
Dado que los TTRA crecen rápido, los pacientes a menudo tienen una evolución de síntomas progresivos bastante breve, medida en días o semanas. Los signos y síntomas dependen de la ubicación del tumor. Los pacientes jóvenes con tumores de la fosa posterior suelen presentar síntomas relacionados con hidrocefalia, como los siguientes:
En ocasiones, también presentan ataxia, regresión de las habilidades motoras o síntomas localizados relacionados con la disfunción de los nervios craneales.
Los datos de un registro indican que del 25 % al 30 % de los pacientes tienen diseminación de la enfermedad.[5,12,16] La diseminación se produce, por lo general, a través de vías leptomeníngeas y deja semillas de metástasis en la columna vertebral y en otras áreas del encéfalo. Hasta un 35 % de los pacientes exhiben variantes de la línea germinal y quizás sean propensos a tener tumores sincrónicos multifocales.[17-20]
Todos los pacientes en quienes se sospecha un TTRA se deben someter a IRM del encéfalo y la columna vertebral. A menos que esté contraindicado desde el punto de vista médico, se debe realizar una inspección del líquido cefalorraquídeo para evaluar si hay indicios de tumor. En ocasiones, también se somete a los pacientes a una ecografía renal para detectar tumores sincrónicos. Asimismo, se indican pruebas de la línea germinal.
No se puede distinguir de manera confiable los TTRA de otros tumores de encéfalo malignos a partir de la historia clínica o la evaluación radiográfica solas. Es necesaria la cirugía para obtener tejido y confirmar el diagnóstico. La tinción inmunohistoquímica para determinar la pérdida de expresión de la proteína SMARCB1 también se usa para confirmar el diagnóstico.[21,22] El análisis de metilación se ha convertido en un complemento importante para confirmar el subtipo TTRA.[3,4]
Los factores pronósticos que afectan la supervivencia de pacientes con TTRA no están plenamente delineados.
Los siguientes son los factores conocidos que están relacionados con un desenlace adverso:
La mayor parte de los datos publicados sobre los desenlaces de los pacientes con TTRA se obtuvieron en series pequeñas y son de carácter retrospectivo. En los estudios retrospectivos iniciales se notificó una supervivencia promedio desde el diagnóstico de solo 12 meses, aproximadamente.[8,9,13,25,27] En un informe retrospectivo, la supervivencia general (SG) a 2 años fue mejor en los pacientes que se sometieron a una resección macroscópica total que en aquellos con una resección subtotal. Sin embargo, el efecto de la radioterapia en la supervivencia fue menos claro en este estudio.[25]
Hay informes que dan cuenta de sobrevivientes a largo plazo.[28] En particular, se notificó una mejora de la supervivencia en aquellos que recibieron terapia multimodal intensiva.[16,19]
El tumor teratoide rabdoide atípico (TTRA) del sistema nervioso central (SNC) infantil se describió por primera vez como una entidad clínica aislada en 1987 [1] a partir de sus características patológicas y genéticas distintivas. Antes de eso, se clasificaba con mayor frecuencia como meduloblastoma, tumor neuroectodérmico primitivo del SNC (TNEP del SNC) o carcinoma del plexo coroideo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica el TTRA como una neoplasia embrionaria de grado IV.[2]
Desde el punto de vista histológico, el TTRA es morfológicamente heterogéneo, suele contener capas de células epiteliales grandes con abundante citoplasma eosinofílico y células rabdoides dispersas, por lo general con componentes acompañantes de células neuroectodérmicas primitivas (células pequeñas, redondas y azuladas), células mesenquimatosas o células gliales.[3]
La tinción inmunohistoquímica de marcadores epiteliales (citoqueratina o antígeno de la membrana epitelial), proteína ácida fibrilar glial, sinaptofisina (o neurofilamento) y músculo liso (desmina) en ocasiones ayuda a identificar la heterogeneidad de diferenciación, pero variará según la composición celular.[4] Si bien no están presentes en todos los TTRA, las células rabdoides expresarán vimentina, antígeno de la membrana epitelial y actina de músculo liso.
La prueba inmunohistoquímica para la proteína SMARCB1 es útil para establecer el diagnóstico de TTRA. Se observa una pérdida de tinción SMARCB1 en las células neoplásicas, pero permanece en las células que no son neoplásicas (por ejemplo, las células endoteliales vasculares).[5-7]
El TTRA es un tumor de crecimiento rápido que tiene un índice de rotulación MIB-1 del 50 % al 100 %.[8]
El tumor teratoide rabdoide atípico (TTRA) fue el primer tumor encefálico primario infantil en el que se identificó el gen SMARCB1 y se lo propuso como gen oncosupresor.[9] El gen SMARCB1 tiene alteraciones genómicas en la mayoría de los tumores rabdoides, incluso en las neoplasias malignas rabdoides del SNC, renales y extrarrenales.[9] El SMARCB1 es un componente del complejo de reestructuración de la cromatina de SWItch y sacarosa no fermentable (SWI/SNF).[10]
Los casos raros de tumores rabdoides que expresan SMARCB1 y carecen de variantes de SMARCB1 también se relacionaron con variantes somáticas o germinales de SMARCA4, otro miembro del complejo de reestructuración de la cromatina SWI/SNF.[7,11,12]
Con menor frecuencia, se describieron tumores negativos para SMARCA4 (pero que retienen SMARCB1).[7,11,12] La pérdida de tinción de SMARCB1 o SMARCA4 es un marcador que define el TTRA.
En la clasificación de 2021 de la OMS se define el TTRA por la presencia de alteraciones en SMARCB1 o SMARCA4. Los tumores con características histológicas de TTRA que no tienen estas alteraciones genómicas se denominan tumores embrionarios del SNC con características rabdoides.[13]
A pesar de la ausencia de alteraciones genómicas recurrentes diferentes a las de SMARCB1 y SMARCA4,[14-16] se han identificado subconjuntos de TTRA relativamente específicos desde el punto de vista biológico.[17-19] En un estudio se identificaron tres subconjuntos específicos de TTRA mediante el empleo de matrices de metilación del DNA para 150 TTRA y matrices de expresión génica para 67 TTRA:[18]
En un estudio posterior, el subgrupo TTRA SHH se dividió a su vez en tres subtipos: SHH-1A, SHH-1B y SHH-2.[22] Los niños mayores de 3 años que albergaban la firma SHH-1B experimentaron los resultados más favorables.
La pérdida de la expresión de las proteínas SMARCB1 o SMARCA4 tiene importancia terapéutica, porque esta pérdida crea una dependencia de la actividad de EZH2 por parte de las células cancerosas.[23] En estudios preclínicos se observó que algunas líneas de xenoinjerto de TTRA con pérdida de SMARCB1 responden a los inhibidores de EZH2 presentando inhibición del crecimiento tumoral y, en ocasiones, regresión tumoral.[24,25] En un estudio del inhibidor de EZH2, tazemetostat, se observaron respuestas objetivas en pacientes adultos cuyos tumores exhibían pérdida de SMARCB1 o SMARCA4 (tumores rabdoides malignos fuera del SNC y sarcoma epitelioide).[26] Para obtener más información, consultar la sección Tratamiento del tumor teratoide rabdoide atípico del sistema nervioso central infantil recidivante.
El tumor neuroepitelial cribiforme presenta características genómicas y epigenómicas muy similares a las del TTRA TYR.[20] La clasificación de la OMS de 2021 incluye el tumor neuroepitelial cribiforme como entidad provisional. Al igual que el TTRA, el tumor neuroepitelial cribiforme se presenta en niños pequeños (mediana de edad, 1–2 años) y las células tumorales carecen de expresión de SMARCB1. Desde el punto histológico, el tumor neuroepitelial cribiforme se caracteriza por la presencia de cordones y cintas cribiformes, pero hay ausencia de células tumorales rabdoides con abundante citoplasma eosinófilo. Al igual que el TTRA TYR, se observa con frecuencia la expresión de tirosinasa. El pronóstico de los pacientes con tumor neuroepitelial cribiforme es más favorable que el de aquellos con TTRA TYR. En un estudio, solo se notificó una muerte entre 10 niños con tumor neuroepitelial cribiforme.[20]
Se definió de forma clara el síndrome de predisposición a tumores rabdoides (RTPS) que, por lo general, se relaciona con alteraciones germinales de SMARCB1 (y en menor medida con alteraciones germinales de SMARCA4).[9,27] El RTPS causado por alteraciones germinales de SMARCB1 se denomina RTPS tipo 1, mientras que el RTPS debido a una variante germinal de SMARCA4 se denomina RTPS tipo 2. La presentación sincrónica de tumor rabdoide maligno extracraneal (de riñón o tejido blando) y TTRA, tumores rabdoides malignos bilaterales renales, o tumores rabdoides malignos en dos o más hermanos, es muy indicativa de RTPS.
Este síndrome se manifiesta por una marcada predisposición a la presentación de tumores rabdoides malignos durante la lactancia y la niñez temprana. Se piensa que hasta un tercio de los TTRA surgen en el entorno de un RTPS; la mayoría de ellos se presentan en el primer año de vida. La neoplasia maligna más frecuente del RTPS que no afecta el SNC es el tumor rabdoide maligno de riñón, que también se observa durante la lactancia.[28,29]
En un estudio de 65 niños con tumores rabdoides se descubrió que 23 (35 %) de ellos tenían variantes de la línea germinal o deleciones de SMARCB1.[5] Los niños con alteraciones germinales de SMARCB1 presentaron el tumor a una edad más temprana que los casos esporádicos (mediana de edad, aproximadamente 5 meses vs. 18 meses) y era más probable que presentaran tumores sincrónicos y multifocales.[5] Se descubrió que uno de los progenitores era portador de la anomalía germinal de SMARCB1 en 7 de los 22 casos evaluados que mostraban alteraciones de la línea germinal, y que 4 de los progenitores portadores no estaban afectados por cánceres relacionados con SMARCB1.[5] Este hallazgo indica que la TTRA muestra un patrón de herencia autosómico dominante con penetrancia incompleta.
También se ha observado mosaicismo gonadal, como se ha demostrado en familias en las que varios hermanos están afectados por TTRA y presentan alteraciones idénticas de SMARCB1, pero en las que ambos progenitores carecen de una variante o deleción de SMARCB1.[5,6] Se indica el examen de detección de variantes germinales de SMARCB1 en niños diagnosticados con TTRA para asesorar a las familias sobre las implicaciones genéticas del diagnóstico de TTRA de sus hijos.[5] Se han publicado recomendaciones preliminares para la evaluación genética y el posterior examen presintomático de portadores de variantes no afectados (incluidos progenitores y hermanos de ambos sexos de pacientes afectados), que probablemente evolucionarán a medida que mejore el conocimiento del RTPS.[28-30] En pacientes con predisposición al TTRA, la resonancia magnética de cuerpo entero puede ayudar a identificar tumores rabdoides sincrónicos fuera del SNC.
Para obtener más información en inglés sobre el RTPS1 y SMARCB1, consultar Rhabdoid Tumor Predisposition Syndrome Type 1.
No hay ningún sistema de estadificación basado en la evidencia para el tumor teratoide rabdoide atípico del sistema nervioso central infantil. A efectos de tratamiento, los pacientes se clasifican con enfermedad recién diagnosticada o recidivante con diseminación al eje encefalomedular o sin esta.
Aún no se ha definido un tratamiento estándar basado en la evidencia para los niños con tumor teratoide rabdoide atípico (TTRA) del sistema nervioso central (SNC) recién diagnosticado. Dada la naturaleza sumamente maligna del tumor, la mayoría de los pacientes se tratan con terapia multimodal intensiva. Sin embargo, la edad temprana de la mayoría de los pacientes impone limitaciones a la intensidad del tratamiento, en particular, de la radioterapia.
Las siguientes son las opciones de tratamiento de los TTRA del SNC recién diagnosticados:
Es posible que el alcance de la resección quirúrgica afecte la supervivencia. Los datos del Central Nervous System Atypical Teratoid/Rhabdoid Tumor Registry (AT/RT Registry) indican que los pacientes sometidos a resección completa quizás tengan una mediana de supervivencia más alta. No obstante, la resección quirúrgica completa suele ser difícil debido a la naturaleza invasiva del tumor.[1]
La quimioterapia ha sido la principal terapia adyuvante para los niños muy pequeños con TTRA. En estudios de un grupo cooperativo, en los que se incluyó a niños menores de 36 meses, se demostró que la supervivencia fue precaria solo con regímenes quimioterapéuticos estándar.[2] El Children’s Cancer Group notificó una tasa de supervivencia sin complicaciones (SSC) a 2 años del 14 % en 28 niños menores de 36 meses tratados con quimioterapia multifarmacológica.[3]
Los regímenes intensivos en los que se usan varias combinaciones quimioterapéuticas de dosis altas,[4][Nivel de evidencia C1]; [5,6][Nivel de evidencia C2] quimioterapia intratecal y radioterapia condujeron a una supervivencia prolongada en algunos pacientes.
Solo se han completado dos ensayos prospectivos de niños con TTRA del SNC. En un ensayo prospectivo institucional, los niños recibieron tratamiento con un protocolo modificado del Intergroup Rhabdomyosarcoma Study-III (IRS-III) mediante quimioterapia intratecal y radioterapia. Del subconjunto de 20 niños que completaron el tratamiento, la tasa de supervivencia sin progresión (SSP) a los 2 años fue del 53 %, y la tasa de supervivencia general (SG) fue del 70 %. La supervivencia fue mejor en los pacientes a los que se realizó una resección completa.[7][Nivel de evidencia C1] En el estudio del Children's Oncology Group (COG) ACNS0333 (NCT00653068) los pacientes recibieron tratamiento con quimioterapia de inducción intensiva, seguida de quimioterapia de dosis alta con rescate autógeno de células madre y radioterapia. La tasa de SSP a 4 años fue del 37 % y la de SG del 43 %.[8][Nivel de evidencia B4]
Se trató a 13 pacientes del AT/RT Registry con quimioterapia de dosis altas y rescate de células madre hematopoyéticas como parte del tratamiento inicial.[1] Según el último informe, 4 de estos pacientes (2 de los cuales también recibieron radiación), estaban vivos y sin progresión de la enfermedad entre 21,5 y 90 meses después del diagnóstico. De 15 niños evaluables (todos menores de 32 meses en el momento del diagnóstico) que participaron en un protocolo quimioterapéutico de Head Start III, 2 sobrevivieron por más de 47 meses.[9][Nivel de evidencia C1]
La radioterapia parece tener un efecto positivo en la supervivencia de los pacientes con TTRA.[10]
Evidencia (radioterapia):
Evidencia (terapia multimodal):
A partir de los 2 estudios que se resumieron antes, la terapia multimodal con cirugía, radioterapia y quimioterapia, parece ser el mejor tratamiento para optimizar la supervivencia de los niños con TTRA. Sin embargo, los efectos tóxicos pueden ser importantes, y todavía se debe determinar el régimen más eficaz y la secuencia óptima de las terapias.
Tal vez haya ensayos clínicos terapéuticos de fase inicial para ciertos pacientes. Es posible que estos ensayos estén disponibles a través del Children’s Oncology Group, el Pediatric Brain Tumor Consortium u otras entidades. La información en inglés sobre los ensayos clínicos patrocinados por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de internet ClinicalTrials.gov.
No hay un tratamiento estándar para niños con tumor teratoide rabdoide atípico (TTRA) del sistema nervioso central (SNC) recidivante.
Están en curso ensayos de terapia dirigida molecular. En un estudio del inhibidor EZH2 tazemetostat en adultos con sarcoma epitelioide y tumores rabdoides malignos fuera del sistema nervioso central (SNC) que exhibían pérdida de SMARCB1 o SMARCA4, se observó enfermedad estable prolongada, así como respuestas objetivas.[1] En el ensayo APEC1621C (NCT03213665) del Pediatric MATCH del Children's Oncology Group (COG) del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), 8 niños con TTRA recibieron tazemetostat. Uno de los pacientes demostró estabilización de la enfermedad.[2][Nivel de evidencia B4]
La radioterapia estereotáctica o la radiocirugía estereotáctica, así como la radioterapia focal, también se pueden considerar para el tratamiento de niños con enfermedad recidivante.[3]
Los pacientes o familiares que deseen explorar otras terapias para la enfermedad deben contemplar la participación en ensayos con abordajes terapéuticos nuevos, porque no hay fármacos estándar que hayan demostrado actividad clínica significativa.
Independientemente de si se decide continuar con una terapia dirigida a la enfermedad en el momento de la progresión, el objetivo principal del tratamiento sigue siendo el cuidado paliativo. Esto garantiza que se aumenta al máximo la calidad de vida mientras se intenta reducir los síntomas y el estrés de la enfermedad terminal.
Quizás haya ensayos clínicos terapéuticos de fase inicial para ciertos pacientes. Es posible que estos ensayos estén disponibles a través del Children’s Oncology Group (COG), el Pediatric Brain Tumor Consortium u otras entidades. La información en inglés sobre los ensayos clínicos patrocinados por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
A continuación se presenta un ejemplo de ensayo clínico nacional o institucional en curso:
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