El cáncer en niños y adolescentes es infrecuente, aunque desde 1975 se ha observado un aumento gradual de la incidencia general del cáncer infantil, incluso de la leucemia linfoblástica aguda (LLA).[1] Se han logrado mejoras notables en la supervivencia de niños y adolescentes con cáncer.[1-3] Entre 1975 y 2020, la mortalidad por cáncer infantil disminuyó en más del 50 %; sin embargo, el cáncer sigue siendo la causa principal de muerte por enfermedad después de la primera infancia entre los niños de los Estados Unidos.[1,2,4,5] Para la LLA, la tasa de supervivencia a 5 años aumentó durante el mismo periodo desde el 60 % hasta casi el 90 % en los niños menores de 15 años, y desde el 28 % hasta más del 75 % en los adolescentes de 15 a 19 años.[2,3,6] Los niños y adolescentes sobrevivientes de cáncer necesitan un seguimiento minucioso, ya que es posible que los efectos secundarios del tratamiento del cáncer persistan o se presenten meses o años después de este. Para obtener información específica sobre la incidencia, el tipo y la vigilancia de los efectos tardíos en los niños y adolescentes sobrevivientes de cáncer, consultar Efectos tardíos del tratamiento anticanceroso en la niñez.
La LLA es el cáncer que se diagnostica con mayor frecuencia en los niños, y representa alrededor del 25 % de los diagnósticos de cáncer en niños menores de 15 años.[7] En los Estados Unidos, la tasa anual de la LLA es de casi 40 casos por millón de personas de 0 a 14 años de edad, y de casi 21 casos por millón de personas de 15 a 19 años.[3] Cada año se diagnostica LLA a cerca de 3100 niños y adolescentes menores de 20 años en los Estados Unidos.[8] Desde 1975, se ha producido un aumento gradual en la incidencia de la LLA.[2,9]
Se observó un aumento marcado de la incidencia de LLA en los niños de 1 a 4 años (81 casos por millón al año); las tasas disminuyeron a 24 casos por millón a los 10 años de edad.[3] La incidencia de la LLA en niños de 1 a 4 años de edad es cerca de 4 veces más alta que la incidencia en lactantes y niños de 10 años o más.[3]
La incidencia de la LLA es más alta en los niños y adolescentes indígenas de las Américas o nativos de Alaska (65,9 casos por millón) y en los niños y adolescentes hispanos (48 casos por millón).[3,10,11] La incidencia es mucho más alta en los niños blancos que en los niños negros, con una incidencia de LLA 2 veces más alta en niños blancos de 1 a 4 años que en los niños negros de la misma edad.[3,10]
La LLA infantil se forma en los linfoblastos T y B en tejidos donde hay células progenitoras hematopoyéticas, como la médula ósea y el timo (consultar la Figura 1).
El compromiso medular de la leucemia aguda, según se observa en el microscopio óptico, se define de la siguiente manera.
Casi todos los pacientes de LLA exhiben al inicio una médula de tipo M3.
En el pasado, los linfoblastos de la LLA se clasificaban según los criterios de la clasificación French-American-British (FAB) como tipo morfológico L1, L2 o L3.[12] No obstante, este sistema de clasificación ya no se usa por la falta de importancia pronóstica independiente y su naturaleza subjetiva.
La mayoría de los casos de LLA que exhiben un tipo morfológico L3 expresan inmunoglobulina (lg) de superficie y tienen una translocación del gen MYC idéntica a la que se observa en el linfoma de Burkitt (es decir, t(8;14)(q24;q32), t(2;8)) que une el gen MYC con uno de los genes de la Ig. Los pacientes con esta forma poco frecuente de leucemia (leucemia de células B maduras o leucemia de Burkitt) se deben tratar de acuerdo con los protocolos para el linfoma de Burkitt. Para obtener más información acerca del tratamiento del linfoma o leucemia de células B maduras y del linfoma o leucemia de Burkitt, consultar Tratamiento del linfoma no Hodgkin infantil. Es infrecuente que los blastocitos de tipo morfológico L1/L2 (no L3) expresen Ig de superficie.[13] Estos pacientes se deben tratar de la misma manera que los pacientes de LLA-B.[13]
A continuación, se describen los principales factores de riesgo aceptados para la LLA y los genes asociados (cuando sea pertinente):
Los niños con síndrome de Down tienen un riesgo más alto de LLA y LMA;[26-28] el riesgo acumulado de leucemia es de cerca del 2,1 % a los 5 años y del 2,7 % a los 30 años.[26,28] Estas tasas representan un incremento del riesgo de LLA 20 a 30 veces mayor, y del riesgo de LMA más de 100 veces mayor, en los niños con síndrome de Down.[27,28]
En un estudio de asociación de genoma completo se encontró que 4 locus de susceptibilidad a la LLA-B en una población sin síndrome de Down (IKZF1, CDKN2A, ARID5B y GATA3) también se vincularon con una susceptibilidad a la LLA en niños con síndrome de Down.[29] La penetrancia del alelo de riesgo de CDKN2A fue más alta en los niños con síndrome de Down.
Entre la mitad y dos tercios de los casos de leucemia aguda en los niños con síndrome de Down son LLA y alrededor del 2 % al 3 % de los casos de LLA infantil se presentan en niños con este síndrome.[30-33] La LLA en los niños con síndrome de Down exhibe una distribución por edad similar a la LLA en los niños sin síndrome de Down, con una mediana de edad de 3 a 4 años.[30,31] Por el contrario, casi todos los casos de LMA en niños con síndrome de Down se presentan antes de los 4 años (mediana de edad, 1 año).[34]
Los pacientes con LLA y síndrome de Down tienen una incidencia más baja de alteraciones genómicas favorables (fusión ETV6::RUNX1 e hiperdiploidía [51–65 cromosomas]), y desfavorables (fusiones BCR::ABL1 o KMT2A::AFF1 e hipodiploidía [<44 cromosomas]) así como un fenotipo de células T casi ausente.[30-32,34,35]
Del 50 % al 60 % de los casos de LLA en niños con síndrome de Down exhiben alteraciones genómicas que afectan el gen CRLF2 y por lo general hay sobreexpresión de la proteína elaborada a partir de este gen, que establece un dímero con el receptor α de la interleucina-7 y conforma el receptor de la citocina linfopoyetina estromal tímica.[36-38] En niños con síndrome de Down, sobre todo en aquellos de menor edad, la fusión P2RY8::CRLF2 se presenta con mucha más frecuencia que la fusión IGH::CRLF2.[38,39] Se observan alteraciones genómicas de CRLF2 con una frecuencia mucho menor (<10 %) en los niños con LLA-B que no tienen síndrome de Down; cuando se presentan, por lo general se relacionan con el subtipo similar a BCR::ABL1.[38,40,41] En un estudio retrospectivo, la frecuencia de reordenamientos de CRLF2 fue 9 veces más alta en niños con síndrome de Down y LLA que en niños con LLA, pero sin síndrome de Down (54,2 vs. 6,0 %). En ese estudio, solo el 25 % de los casos con reordenamientos de CRLF2 y síndrome de Down se clasificaron como similares a BCR::ABL1, en comparación con el 54 % de los casos con reordenamientos de CRLF2 sin síndrome de Down.[42]
A partir de un número relativamente bajo de series publicadas, no se ha determinado la relevancia pronóstica de las alteraciones genómicas de CRLF2 en los pacientes con síndrome de Down y LLA.[35,37] Sin embargo, entre los pacientes con síndrome de Down y reordenamientos de CRLF2, aquellos con la firma mutacional BCR::ABL1 presentan un pronóstico más precario que aquellos sin la fusión BCR::ABL1.[42]
Alrededor del 20 % al 30 % de los casos de LLA que surgen en niños con síndrome de Down tienen variantes somáticas adquiridas en JAK2 o en JAK2,[36,37,42-45] las cuales se relacionan de manera firme con reordenamientos de CRLF2.[36-38,42] Las variantes de JAK son infrecuentes en niños más pequeños con LLA sin síndrome de Down, pero se observan con más frecuencia en niños de más edad y adolescentes con LLA-B de riesgo alto, sobre todo en aquellos con el subtipo similar a BCR::ABL1.[46] La evidencia preliminar no indica ninguna correlación entre el estado de la variante de JAK2 y la supervivencia sin complicaciones (SSC) a 5 años en niños con síndrome de Down y LLA.[37,44]
Las deleciones del gen IKZF1, que se observaron en el 20 % al 35 % de los pacientes con síndrome de Down y LLA, se relacionaron con un desenlace significativamente más precario en este grupo de pacientes.[37,47,48]
Cerca del 10 % de los pacientes con síndrome de Down y LLA tienen alteraciones genómicas que producen la sobrexpresión o la activación anómala de los genes CEBPD, CEBPA y CEBPE.[42] De los casos de LLA con activación de CEBP y síndrome de Down, alrededor del 40 % tienen también variantes puntuales o inserciones o deleciones de FLT3, en comparación con el 4,1% de los casos con síndrome de Down y otros subtipos de LLA.
La predisposición genética a la LLA se divide en las siguientes categorías amplias:
Los factores de riesgo genético para la LLA-T se superponen con los factores de riesgo genético para la LLA-B, aunque algunos factores de riesgo son únicos. En un estudio de asociación de genoma completo se identificó un alelo de riesgo cerca de USP7 que se relacionó con aumento del riesgo de LLA-T (oportunidad relativa, 1,44) pero no LLA-B. El alelo de riesgo se relacionó con disminución en la transcripción de USP7, lo que es congruente con el hallazgo de variantes somáticas de pérdida de función de USP7 en pacientes con LLA-T. Las variantes germinales y somáticas de USP7 suelen ser mutuamente excluyentes y se observan con mayor frecuencia en pacientes de LLA-T con alteraciones de TAL1.[56]
Los factores de riesgo genético que tienen un efecto similar en la aparición de la LLA-B y la LLA-T comprenden las alteraciones en CDKN2A, CDKN2B y 8q24.21 (variantes de la región amplificadora distal cis de MYC).[56]
En la mayoría de los casos, la leucemia linfoblástica aguda (LLA) se produce como consecuencia de un proceso de varios pasos que exige más de una alteración genómica para que se forme la leucemia evidente. La alteración genómica inicial en algunos casos de LLA infantil se produce en el útero. La evidencia que corrobora esto proviene de la detección en muestras sanguíneas de recién nacidos de reordenamientos de la inmunoglobulina o del antígeno del receptor de células T que son únicos en las células leucémicas de cada paciente.[68,69] De modo similar, algunos pacientes con LLA caracterizada por anomalías cromosómicas específicas tienen glóbulos sanguíneos que exhiben por lo menos una anomalía genómica leucémica en el momento del nacimiento, y luego surgen otros cambios genómicos cooperativos adquiridos en el periodo posnatal.[68-70] Los estudios genómicos en gemelos monocigóticos con leucemia coincidente respaldan aún más el origen prenatal de algunos tipos de leucemia.[68,71]
También hay evidencia de que algunos niños que nunca presentan LLA nacen con unos glóbulos sanguíneos poco frecuentes, que presentan una alteración genómica relacionada con la LLA. Los estudios iniciales se enfocaron en la translocación ETV6::RUNX1, y en ellos se usó la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) con retrotranscripción para identificar los transcritos de RNA que indican la presencia del gen de fusión. Por ejemplo, en un estudio, se encontró un resultado positivo para la translocación ETV6::RUNX1 en un 1 % de las gotas de sangre de recién nacidos (tarjetas de Guthrie).[72] Aunque en informes posteriores en general se confirmó la presencia de la translocación ETV6::RUNX1 en algunos recién nacidos, las tasas y el grado de positividad variaron mucho.
Con el fin de abordar de manera definitiva esta pregunta, se usó una prueba de DNA con elevada sensibilidad y especificidad (PCR inversa genómica para la exploración de puntos de ruptura de ligadura) en 1000 muestras de sangre de cordón umbilical y se encontró la translocación ETV6::RUNX1 en un 5 % de las muestras.[73] Cuando se aplicó el mismo método en 340 muestras de sangre de cordón umbilical, 2 muestras de cordón (0,6 %) fueron positivas para la fusión TCF3::PBX1.[74] El porcentaje de muestras de sangre de cordón umbilical positivas para una de las translocaciones ETV6::RUNX1 o TCF3::PBX1 excede con creces el porcentaje de niños que presentará cualquier tipo de LLA (<0,01 %).
Se publicaron los síntomas típicos y atípicos, y los hallazgos clínicos de la LLA infantil.[75-77]
Se publicó la evaluación necesaria para determinar el diagnóstico definitivo de la LLA infantil.[75-79]
De los niños con LLA, alrededor del 98 % alcanzan la remisión, y se anticipa que cerca del 85 % de los pacientes de 1 a 18 años con LLA recién diagnosticada que reciben los regímenes actuales sobrevivirán sin complicaciones a largo plazo, y que más del 90 % seguirán vivos a los 5 años.[80-83] En un estudio de pacientes con LLA de diagnóstico reciente, las recaídas fueron poco frecuentes (menos del 1 % de pacientes) al cabo de 6 a 7 años del diagnóstico.[84] Además, el exceso de riesgo de muerte asociado con el diagnóstico de leucemia ha disminuido de tal manera que la tasa de mortalidad de los sobrevivientes 6 a 7 años después del diagnóstico fue similar a la de la población general.
La presencia de hallazgos citogenéticos y genómicos, junto con los resultados de enfermedad residual mínima (ERM), permite definir subgrupos de LLA con tasas de SSC que superan el 95 %, y también lo contrario, es decir subgrupos con tasas de SSC del 50 % o menos. Para obtener más información, consultar las secciones Características citogenéticas y genómicas de la leucemia linfoblástica aguda infantil y Factores pronósticos que afectan el tratamiento según el riesgo.
A pesar de los avances en el tratamiento de la LLA infantil, todavía hay muchas dudas en el ámbito biológico y terapéutico que se deben resolver para lograr curar la LLA en todos los niños con la menor toxicidad posible. Para establecer una investigación sistemática de estas dudas se necesitan ensayos clínicos grandes y que se invite a participar a la mayoría de pacientes y familias.
Los ensayos clínicos para niños y adolescentes con LLA por lo general se diseñan para comparar el tratamiento que se acepta en la actualidad como estándar con regímenes en investigación que buscan mejorar las tasas de curación o disminuir la toxicidad. En ciertos ensayos en los que se obtiene una tasa de curación muy alta, se plantean preguntas sobre la reducción del tratamiento. La mayoría de los avances en la identificación de tratamientos curativos para la LLA infantil y otros cánceres infantiles se lograron gracias a los descubrimientos de investigación y las pruebas en ensayos clínicos controlados aleatorizados multicéntricos con diseño riguroso. Para obtener más información sobre ensayos clínicos en curso, consultar el portal de Internet del NCI.
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
En la 5ª edición de la clasificación de tumores de tejidos hematopoyéticos y linfoides de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se enumeran las siguientes entidades relacionadas con las leucemias linfoides agudas:[1]
La categoría de LLA-B con otras anomalías genéticas caracterizadas incluye posibles entidades nuevas, como la LLA-B con reordenamientos de DUX4, MEF2D, ZNF384 o NUTM1; la LLA-B con fusiones IG::MYC; y la LLA-B con anomalías PAX5alt o PAX5 p.P80R (NP_057953.1).
En el Cuadro 1 se resume el sistema de clasificación de la OMS para el grupo de leucemias agudas de linaje ambiguo, es decir, que exhiben características de leucemia mieloide aguda (LMA) y leucemia linfoblástica aguda (LLA) 1.[2,3] Los criterios de asignación de linaje para el diagnóstico de la leucemia aguda de fenotipo mixto (LAFM) se presentan en el Cuadro 2.[4]
Afección | Definición |
---|---|
LAFM = leucemia aguda de fenotipo mixto; SAI = sin otra indicación. | |
aAdaptación de Béné MC: Biphenotypic, bilineal, ambiguous or mixed lineage: strange leukemias! Haematologica 94 (7): 891-3, 2009.[2] Del portal de Internet del Haematologica/the Hematology Journal (http://www.haematologica.org). | |
Leucemia aguda indiferenciada | Leucemia aguda que no expresa ningún marcador que se considere específico para el linaje linfoide ni el linaje mieloide |
LAFM con BCR::ABL1 (t(9;22)(q34;q11.2)) | Leucemia aguda que cumple con los criterios diagnósticos de la leucemia aguda de fenotipo mixto en la que los blastocitos también expresan la translocación (9;22) o el reordenamiento BCR::ABL1 |
LAFM con el reordenamiento KMT2A (t(v;11q23)) | Leucemia aguda que cumple con los criterios diagnósticos de la leucemia aguda de fenotipo mixto en la que los blastocitos también expresan una translocación que afecta el gen KMT2A |
LAFM, B/mieloide, SAI (LAFM B/M) | Leucemia aguda que cumple con los criterios diagnósticos para que se le asigne un linaje B y un linaje mieloide, en la que los blastocitos carecen de anomalías genéticas que afectan BCR::ABL1 o KMT2A |
LAFM, T/mieloide, SAI (LAFM T/M) | Leucemia aguda que cumple con los criterios diagnósticos para que se le asigne un linaje T y un linaje mieloide, en la que los blastocitos carecen de anomalías genéticas que afectan BCR::ABL1 o KMT2A |
LAFM, B/mieloide, SAI—tipos poco comunes | Leucemia aguda que cumple con los criterios diagnósticos para que se le asigne un linaje B y un linaje T |
Otras leucemias de linaje ambiguo | Leucemia o linfoma linfoblásticos de células citolíticas naturales |
Linaje | Criterios |
---|---|
aAdaptado de Arber et al.[4] | |
bFuerte se define como igual o más brillante que las células B o T normales en la muestra. | |
Linaje mieloide | Mieloperoxidasa (citometría de flujo, prueba inmunohistoquímica o citoquímica); o diferenciación monocítica (por lo menos dos de los siguientes aspectos: prueba citoquímica de esterasa inespecífica, CD11c, CD14, CD64 o lisozima) |
Linaje T | Fuerteb CD3 citoplasmático (con anticuerpos contra la cadena ε de CD3); o CD3 de superficie |
Linaje B | Fuerteb CD19 fuerte y expresión fuerte de por lo menos una de las siguientes moléculas: CD79a, CD22 citoplasmático o CD10; o CD19 débil y expresión fuerte de por lo menos dos de las siguientes moléculas: CD79a, CD22 citoplasmático o CD10 |
Es posible que se observen leucemias de fenotipos mixtos en distintas presentaciones; por ejemplo, las siguientes:
Los casos bifenotípicos representan la mayoría de las leucemias de fenotipo mixto.[5] Los pacientes con leucemias bifenotípicas de linaje B y mieloide que carecen de la fusión ETV6::RUNX1 tienen tasas más bajas de remisión completa (RC) y una supervivencia sin complicaciones (SSC) significativamente más precaria, en comparación con los pacientes de LLA-B.[5] Se han notificado casos de LAFM (B/mieloide) que exhiben fusiones génicas de ZNF384,[6,7] y en la evaluación genómica de la LAFM se encontró que las fusiones génicas de ZNF384 estaban presentes en cerca de la mitad de los casos con fenotipo B/mieloide.[8]
En algunos estudios se indica que los pacientes con leucemia bifenotípica a veces evolucionan mejor con un régimen de tratamiento linfoide que con uno mieloide.[9-12]; [13][Nivel de evidencia C1] En un estudio retrospectivo grande del grupo internacional Berlin-Frankfurt-Münster se demostró que el tratamiento inicial con un régimen de tipo LLA se relacionó con un desenlace superior al régimen de tipo LMA o los regímenes combinados para LLA y LMA; en particular, en los casos positivos para CD19 o con otra expresión de antígenos linfoides. En este estudio, el trasplante de células madre hematopoyéticas durante la primera RC no fue beneficioso, con la posible excepción de casos con hallazgos morfológicos de enfermedad persistente en la médula ósea (≥5 % de blastocitos) después del primer mes de tratamiento.[12]
Para obtener más información sobre características clínicas y biológicas esenciales, así como la importancia pronóstica de estas entidades, consulte la sección Características citogenéticas y genómicas de la leucemia linfoblástica aguda infantil.
Se han investigado a fondo las características genómicas de la leucemia linfoblástica aguda (LLA) infantil y se definieron múltiples subtipos diferenciados a partir de la caracterización citogenética y molecular; cada subtipo con su propio perfil de características clínicas y pronósticas.[1,2] El análisis de las características genómicas de la LLA infantil se divide a continuación en 3 secciones: las alteraciones genómicas de la LLA-B, de la LLA-T y de la leucemia aguda de fenotipo mixto (LAFM). En las Figuras , , y se observa la distribución de los casos de LLA-B (estratificados de acuerdo a la LLA-B de riesgo estándar y de riesgo alto del Instituto Nacional del Cáncer [NCI]) y LLA-T según los subtipos citogenético y molecular.[1]
En esta sección, los porcentajes de los subtipos genómicos entre todos los casos de LLA-B y LLA-T provienen, sobre todo, de un informe que describe la caracterización genómica de pacientes tratados en varios ensayos clínicos del Children's Oncology Group (COG) y el St. Jude Children's Research Hospital (SJCRH). Se presentan los porcentajes por subtipo para los pacientes con LLA-B de riesgo estándar y riesgo alto según el NCI (hasta los 18 años).[1]
La LLA-B se clasifica de acuerdo a las siguientes alteraciones genómicas: 1) fusiones génicas que producen factores de transcripción con actividad anómala, 2) ganancias y pérdidas cromosómicas (por ejemplo, hiperdiploidía o hipodiploidía) y 3) alteraciones que producen la activación de genes de tirosina–cinasas.[1] En las Figuras y se muestra la distribución de los casos de LLA-B de riesgo estándar y riesgo alto del NCI en 23 subtipos citogenéticos y moleculares.[1] Los 2 subtipos más comunes (hiperdiploide y de fusión ETV6::RUNX1) representan juntos alrededor del 60 % de los casos de LLA-B de riesgo estándar del NCI, pero solo cerca del 25 % de los casos de riesgo alto del NCI. La mayoría de los otros subtipos son mucho menos frecuentes, y representan menos del 2 % al 3 % de los casos de LLA-B. Las características moleculares y clínicas de algunos de los subtipos se analizan más adelante.
El panorama genómico de la LLA-B se caracteriza por una serie de alteraciones genómicas que interrumpen el desarrollo normal de las células B y, en algunos casos, por variantes de genes que proporcionan una señal de proliferación (por ejemplo, variantes activadoras de los genes de la familia RAS o variantes y translocaciones que producen señalización mediante una vía de cinasa). Las alteraciones genómicas que interrumpen el desarrollo de las células B son, entre otras, translocaciones (por ejemplo, las fusiones TCF3::PBX1 y ETV6::RUNX1), variantes de un solo nucleótido (por ejemplo, de IKZF1 y PAX5), y deleciones intragénicas o intergénicas (por ejemplo, de IKZF1, PAX5, EBF y ERG).[3]
Las alteraciones genómicas de la LLA-B no suelen ocurrir al azar, más bien se agrupan en los subtipos demarcados por sus características biológicas y perfiles de expresión génica. Los casos con translocaciones cromosómicas recurrentes (por ejemplo, las fusiones TCF3::PBX1 y ETV6::RUNX1, y la LLA con reordenamiento de KMT2A) exhiben características biológicas distintivas que ilustran este punto, al igual que los siguientes ejemplos de alteraciones genómicas específicas dentro de subtipos biológicos únicos:
Las variantes de un solo nucleótido activadoras de genes de cinasas son infrecuentes en la LLA-B de riesgo alto. Los genes de las cinasas JAK son los genes de cinasas que se encuentran alterados con mayor frecuencia. Por lo general, estas variantes se observan en los pacientes con LLA similar a BCR::ABL1 que tienen anomalías en CRLF2, aunque también se observan variantes de JAK2 en cerca del 25 % de los niños con síndrome de Down y LLA, que se presenta solo en casos con reordenamientos génicos de CRLF2.[5,9-11] Varios genes de cinasas y receptores de citocinas se activan mediante translocaciones, como se describe a continuación en el análisis de la LLA con BCR::ABL1 y la LLA similar a BCR::ABL1. Se presentan variantes de FLT3 en una minoría de los casos (alrededor del 10 %) de LLA hiperdiploide y LLA con reordenamiento de KMT2A; estas variantes son escasas en otros subtipos.[12]
La comprensión de las características genómicas de la LLA-B en el momento de la recaída está menos avanzada que la comprensión de las características genómicas de la LLA en el momento del diagnóstico. A menudo, la LLA infantil es policlonal en el momento del diagnóstico y, por influencia selectiva del tratamiento, algunos clones se extinguen mientras que surgen clones nuevos con perfiles genómicos diferenciados.[13] Sin embargo, el subtipo molecular que define lesiones como translocaciones y aneuploidía casi siempre se mantiene en el momento de la recaída.[1,13] Las variantes nuevas que surgen en el momento de la recaída son de particular importancia porque su selección quizás se produzca por efecto de componentes específicos del tratamiento. Por ejemplo, en dos estudios de pacientes con LLA-B no se encontraron variantes de NT5C2 en el momento del diagnóstico, pero durante la recaída temprana se observaron variantes específicas de NT5C2 en 7 de 44 pacientes (16 %) y 9 de 20 (45 %) pacientes de cada estudio.[13,14] Las variantes de NT5C2 son poco frecuentes en los pacientes con una recaída tardía, estas variantes inducen resistencia a la mercaptopurina y a la tioguanina.[14] Otro gen que se encuentra alterado solamente en el momento de la recaída es PRSP1, un gen que participa en la biosíntesis de las purinas.[15] Se observaron variantes en el 13,0 % de los pacientes de una cohorte china y en el 2,7 % de los pacientes de una cohorte alemana; estas se observaron en pacientes con recaídas durante el tratamiento. Las variantes de PRSP1 observadas en los casos de recaída inducen resistencia a las tiopurinas en líneas celulares de leucemia. Las variantes de CREBBP también son muy frecuentes en el momento de la recaída y se vinculan con una resistencia elevada a los glucocorticoides.[13,16] Es posible que una mayor comprensión de las características genómicas en el momento de la recaída permita adaptar el tratamiento inicial para evitar las recaídas o detectar de manera temprana las variantes que producen resistencia, de manera que se logre una intervención antes de que se produzca una recaída evidente.
Se ha observado que varias anomalías cromosómicas recurrentes tienen importancia pronóstica; en especial, para la LLA-B. Algunas anomalías cromosómicas se relacionan con desenlaces más favorables, como las trisomías de pronóstico favorable (51–65 cromosomas) y la fusión ETV6::RUNX1.[17][Nivel de evidencia B4] Otras alteraciones como la fusión BCR::ABL1 (que genera el resultado positivo para el cromosoma Filadelfia [Ph+]; t(9;22)(q34;q11.2)), los reordenamientos en el gen KMT2A, la hipodiploidía y la amplificación intracromosómica del gen RUNX1 (iAMP21), tradicionalmente se han relacionado con un desenlace más precario.[18]
En reconocimiento de la importancia clínica de muchas de estas alteraciones genómicas, en la quinta edición de la revisión de la Classification of Haematolymphoid Tumours se enumeran las siguientes entidades para la LLA-B:[19]
La categoría de LLA-B con otras anomalías genéticas definidas incluye posibles entidades nuevas, como LLA-B con reordenamientos en DUX4, MEF2D, ZNF384 o NUTM1; LLA-B con fusiones IG::MYC; y LLA-B con anomalías en PAX5alt o PAX5 p.P80R (NP_057953.1).
Estas y otras anomalías cromosómicas y genómicas de la LLA infantil se describen a continuación.
En los pacientes pediátricos con LLA-B, la hiperdiploidía alta (presencia de 51 a 65 cromosomas por célula o un índice de DNA superior a 1,16), se presenta en alrededor del 33 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 14 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1,20] Es posible evaluar la hiperdiploidía por la medición del contenido de DNA en las células (índice de DNA) o por cariotipado. En los casos que exhiben un cariotipo normal o en los que el análisis citogenético estándar fue insatisfactorio, la hibridación fluorescente in situ (FISH) de interfase a veces permite detectar una hiperdiploidía oculta.
La hiperdiploidía alta por lo general se presenta en los casos con factores clínicos de pronóstico favorable (pacientes de 1 a <10 años con recuento de glóbulos blancos [GB] bajo) y es, por sí sola, un factor independiente de pronóstico favorable.[20-22] En un estudio, dentro del intervalo hiperdiploide de 51 a 65 cromosomas, los pacientes con números modales más altos (58–66), presentaron el mejor pronóstico.[22] Las células leucémicas hiperdiploides son especialmente susceptibles a la apoptosis y acumulan concentraciones más altas de metotrexato y sus metabolitos activos de poliglutamato,[23] lo que quizás explique el desenlace favorable que se observa con frecuencia en estos casos.
Aunque el desenlace general de los pacientes con hiperdiploidía alta se considera favorable, se ha observado que factores como la edad, el recuento de GB, las trisomías específicas y la respuesta temprana al tratamiento modifican su importancia pronóstica.[24-26]
La importancia pronóstica de las trisomías cromosómicas específicas entre los niños con LLA-B hiperdiploide se ha descrito en múltiples informes.
Es posible que se encuentren translocaciones cromosómicas en combinación con hiperdiploidía alta; en estos casos, la clasificación de riesgo más apropiada para los pacientes se basa en la importancia pronóstica de la translocación. Por ejemplo, en un estudio, el 8 % de los pacientes con la fusión BCR::ABL1 también presentaban hiperdiploidía alta,[30] y el desenlace de estos pacientes (tratados sin inhibidores de tirosina–cinasas) fue inferior al que se observó en los pacientes con hiperdiploidía alta negativos para BCR::ABL1.
Algunos pacientes con LLA hiperdiploide tienen un clon hipodiploide que se ha duplicado (hipodiploidía oculta).[31] Las tecnologías moleculares, como las micromatrices de polimorfismos de un solo nucleótido que se usan para detectar la pérdida de heterocigosidad generalizada, se usan para identificar pacientes con hipodiploidía oculta.[31] Estos casos se pueden interpretar de acuerdo con el perfil de ganancias y pérdidas de cromosomas específicos (hiperdiploidía con 2 o 4 copias de cromosomas en lugar de 3 copias). Estos pacientes tienen un desenlace desfavorable, similar al de aquellos con hipodiploidía.[32]
La casi triploidía (68–80 cromosomas) y la casi tetraploidía (>80 cromosomas) son mucho menos comunes y son biológicamente diferentes de la hiperdiploidía alta.[33] A diferencia de la hiperdiploidía alta, una gran proporción de casos con casi tetraploidía albergan una fusión ETV6::RUNX1 críptica.[33-35] Antes se consideraba que la casi triploidía y tetraploidía estaban relacionadas con un pronóstico desfavorable, pero en estudios posteriores se indicó que es posible que no sea el caso.[33,35]
El panorama genómico de la LLA hiperdiploide se caracteriza por variantes de los genes de la vía de receptores de tirosina–cinasas (RTK)/RAS en alrededor de la mitad de los casos. Los genes que codifican modificadores de histonas también se presentan de manera recurrente en una minoría de los casos. En el análisis de los perfiles de variantes se observa que las ganancias cromosómicas son episodios iniciales en la patogénesis de la LLA hiperdiploide y quizás se presente in utero, mientras que las variantes de los genes de la vía RTK/RAS son eventos tardíos en la leucemogénesis y por lo general son subclonales.[1,36]
Los casos de LLA-B con un número de cromosomas menor que lo normal se subdividen de varias formas; en un informe se estratifican a partir del número modal de cromosomas en los siguientes cuatro grupos:[32]
En los pacientes pediátricos con LLA-B, los casos casi haploides representan alrededor del 2 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 2 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1]
En los pacientes pediátricos con LLA-B, los casos de hipodiploidía baja representan alrededor del 0,5 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 2,6 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1]
La mayoría de pacientes con hipodiploidía se ubican en el grupo casi haploide o en el grupo de hipodiploidía baja; ambos grupos tienen un riesgo elevado de fracaso del tratamiento en comparación con los casos sin hipodiploidía.[32,37] Los pacientes con menos de 44 cromosomas en sus células leucémicas tienen un desenlace más precario que aquellos con 44 a 45 cromosomas.[32] En varios estudios se observó que los pacientes con enfermedad residual mínima (ERM) alta (≥0,01 %) después de la inducción evolucionan mal, con tasas de supervivencia sin complicaciones (SSC) a 5 años que oscilan entre el 25 % y el 47 %. Aunque la evolución es mejor para los pacientes con hipodiploidía que presentan una ERM baja después de la inducción (tasas de SSC a 5 años, 64–75 %), sus desenlaces siguen siendo inferiores a los de la mayoría de niños con otros tipos de LLA.[38-40]
Las alteraciones genómicas recurrentes de la LLA casi haploide y con hipodiploidía baja son diferentes entre sí y de las de otros tipos de LLA.[8] En la LLA casi haploide, son comunes las alteraciones que afectan la señalización RTK, la señalización RAS y el gen IKZF3.[41] En la LLA con hipodiploidía baja, son comunes las alteraciones genéticas que afectan los genes TP53, RB1 y IKZF2. Es importante destacar que las alteraciones de TP53, que se observan en la LLA con hipodiploidía baja, también están presentes en las células no tumorales en alrededor del 40 % de los casos; esto indica que estas variantes son de la línea germinal y que la LLA con hipodiploidía baja representa, en algunos casos, una manifestación del síndrome de Li-Fraumeni.[8] Cerca de dos tercios de los pacientes de LLA con variantes patógenas de la línea germinal en TP53 tienen LLA hipodiploide.[42]
En los pacientes pediátricos con LLA-B, la fusión del gen ETV6 en el cromosoma 12 con el gen RUNX1 en el cromosoma 21 se presenta en alrededor del 27 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 10 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1,34]
La fusión ETV6::RUNX1 produce una translocación críptica que se detecta por métodos como la FISH, pero no por las pruebas citogenéticas convencionales; y se presenta de manera más frecuente en niños de 2 a 9 años.[43,44] Los niños hispanos con LLA tienen una incidencia más baja de fusiones ETV6::RUNX1 que los niños blancos.[45]
Por lo general, en los informes se indican tasas de SSC y supervivencia general (SG) favorables para los niños con la fusión ETV6::RUNX1; sin embargo, los siguientes factores modifican la repercusión pronóstica de esta característica genética:[26,46-50]; [17][Nivel de evidencia B4]
En un estudio sobre el tratamiento de niños con diagnóstico nuevo de LLA, el análisis multivariante de los factores pronósticos indicó que la edad y el recuento leucocitario fueron factores pronósticos independientes, pero no el estado de la fusión ETV6::RUNX1.[46] Sin embargo, en otro ensayo numeroso solo se inscribieron pacientes con LLA-B clasificada como de riesgo bajo, con características clínicas de riesgo bajo como trisomías de 4, 10 y 17 o fusión ETV6::RUNX1, y menos del 0,01 % de ERM al final de la inducción. Los pacientes tuvieron una tasa de remisión completa continua a 5 años del 93,7 % y una tasa de SG a 6 años del 98,2 % para los pacientes con ETV6::RUNX1.[17] La presencia de anomalías citogenéticas secundarias, como la deleción de ETV6 (12p) o CDKN2A/B (9p), no parece afectar el desenlace de los pacientes con la fusión ETV6::RUNX1.[50,51]
Las recaídas tardías son más frecuentes en los pacientes con fusiones ETV6::RUNX1 en comparación con otros casos de LLA-B recidivante.[46,52] Los pacientes que exhiben la fusión ETV6::RUNX1 y recaen tienen un pronóstico un poco mejor que otros pacientes en recaída,[53] el pronóstico es en particular favorable para los pacientes que recaen después de 36 meses del diagnóstico.[54] Algunas recaídas en pacientes con fusiones ETV6::RUNX1 quizás indiquen la presencia de una lesión secundaria independiente en un clon preleucémico persistente (la lesión inicial sería la translocación ETV6::RUNX1).[55,56]
La fusión BCR::ABL1 conduce a la producción de una proteína de fusión BCR::ABL1 con actividad de tirosina–cinasas (consultar la Figura ).[1] En los pacientes pediátricos con LLA-B, la fusión BCR::ABL1 se produce en alrededor del 2 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 5 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1] La fusión BCR::ABL1 también es un iniciador leucemógeno de la leucemia mieloide crónica (LMC). El punto de ruptura de BCR más común en la LMC es diferente del punto de ruptura de BCR más común en la LLA. Los puntos de ruptura típicos de la LMC producen una proteína de fusión más grande (llamada p210) que la proteína que producen los puntos de ruptura que se observan con mayor frecuencia en la LLA (llamada p190, una proteína de fusión más pequeña).
La LLA Ph+ es más común en niños de más edad con LLA-B y recuentos de GB altos; la incidencia de las fusiones BCR::ABL1 aumenta a cerca del 25 % en adultos jóvenes con LLA.
Tradicionalmente, la fusión BCR::ABL1 se relacionó con un pronóstico muy adverso (en especial, en aquellos con un recuento de GB alto en el momento del diagnóstico, o con una respuesta temprana lenta al tratamiento inicial) y su presencia se ha considerado una indicación para el trasplante de células madres hematopoyéticas (TCMH) alogénico durante la primera remisión.[30,57-59] Los inhibidores de tirosina–cinasas de BCR::ABL1, como el mesilato de imatinib, son eficaces en los pacientes con LLA con fusión BCR::ABL1.[60] En un estudio del Children's Oncology Group (COG), en el que se administró quimioterapia intensiva y mesilato de imatinib simultáneo cada día, se observó una tasa de SSC a 5 años del 70 % (± 12 %), que fue superior a la tasa de SSC de los controles históricos de la era anterior a los inhibidores de tirosina–cinasas (mesilato de imatinib). Este resultado eliminó la recomendación de TCMH para pacientes con una buena respuesta temprana a la quimioterapia con inhibidores de tirosina–cinasas.[61,62]
La International Consensus Classification de la leucemia o linfoma linfoblásticos de 2022 divide la LLA-B con fusión BCR::ABL1 en dos subtipos: casos con compromiso linfoide solo y casos con compromiso de varios linajes.[63] Estos subtipos difieren en el momento del evento de transformación. Una célula progenitora multipotente es la célula de origen de la LLA-B con fusión BCR::ABL1 y compromiso de varios linajes, y una célula progenitora en estadio posterior es la célula de origen de la LLA-B con fusión BCR::ABL1 que solo compromete el linaje linfoide.
Los reordenamientos que afectan el gen KMT2A con más de 100 genes compañeros de translocación producen oncoproteínas de fusión. Los reordenamientos en el gen KMT2A se presentan hasta en el 80 % de los lactantes con LLA. En los pacientes pediátricos de más de un año de edad con LLA-B, cerca del 1 % de los casos de alto riesgo estándar del NCI y del 4 % de los casos de riesgo alto del NCI tienen reordenamientos de KMT2A.[1]
Estos reordenamientos se suelen relacionar con aumento del riesgo de fracaso del tratamiento, sobre todo en lactantes.[68-71] En los niños con LLA, la fusión KMT2A::AFF1 (t(4;11)(q21;q23)) es el reordenamiento más común que afecta el gen KMT2A y se presenta en el 1 % al 2 % de los casos.[69,72]
Los pacientes con fusiones KMT2A::AFF1 por lo general son lactantes con recuentos de GB altos. Estos pacientes son más propensos que otros niños con LLA a presentar enfermedad en el sistema nervioso central (SNC) y una respuesta precaria al tratamiento inicial.[73] Si bien, tanto los lactantes como los adultos con la fusión KMT2A::AFF1 tienen un riesgo alto de fracaso del tratamiento, los niños con esta fusión tienen mejores desenlaces.[68,69,74] Con independencia del tipo de reordenamiento del gen KMT2A, los lactantes con LLA que exhibe reordenamientos del gen KMT2A presentan tasas de supervivencia sin complicaciones mucho más desfavorables que los pacientes pediátricos de más de 1 año con LLA que exhibe reordenamientos de KMT2A.[68,69,74]
Mediante secuenciación de genoma completo se determinó que los casos de LLA infantil con reordenamientos del gen KMT2A tienen variantes subclonales frecuentes de NRAS o KRAS y pocas anomalías genómicas adicionales, ninguna de importancia clínica bien definida.[12,75] La deleción del gen KMT2A no se ha relacionado con un pronóstico adverso.[76]
Como dato interesante, la fusión KMT2A::MLLT1 (t(11;19)(q23;p13.3)) se presenta en alrededor del 1 % de los casos de LLA, tanto en la LLA de linaje B temprano como en la LLA-T.[77] El desenlace de los lactantes con la fusión KMT2A::MLLT1 es precario, pero es relativamente favorable en los niños de más edad con LLA-T que presentan esta fusión.[77]
En los pacientes pediátricos con LLA-B, la fusión del gen TCF3 en el cromosoma 19 con el gen PBX1 en el cromosoma 1 se presenta en alrededor del 4 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 5 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1,78,79] La fusión TCF3::PBX1 se presenta como una translocación equilibrada o desequilibrada, y es la principal anomalía genómica recurrente del inmunofenotipo de LLA pre-B (positiva para inmunoglobulina citoplasmática).[80] Los niños negros son más propensos a presentar LLA pre-B con la fusión TCF3::PBX1 que los niños blancos.[81]
La fusión TCF3::PBX1 se relacionó con un desenlace inferior en el contexto de un tratamiento a base de antimetabolitos,[82] pero la importancia para determinar un pronóstico adverso se invalidó casi por completo cuando se usó un tratamiento multifarmacológico más intensivo.[79,83] En particular, en un ensayo realizado por el St. Jude Children's Research Hospital (SJCRH) en el que todos los pacientes se trataron sin radiación craneal, aquellos con la fusión TCF3::PBX1 tuvieron un desenlace general comparable al de los niños sin esta translocación, pero presentaron un riesgo más alto de recaída en el SNC y una tasa más baja de recaída en la médula ósea; esto indica que quizás estos pacientes necesiten un tratamiento dirigido al SNC más intensivo.[84,85]
La fusión TCF3::HLF se presenta en menos del 1 % de los casos de LLA infantil. La LLA con la fusión TCF3::HLF se relaciona con coagulación intravascular diseminada e hipercalcemia en el momento del diagnóstico. El desenlace es muy precario en niños con la fusión TCF3::HLF: en una revisión de la literatura se indicó una mortalidad de 20 de 21 casos notificados.[86] Además de la fusión TCF3::HLF, el panorama genómico de este subtipo de LLA se caracterizó por deleciones en genes que participan en el desarrollo de las células B (PAX5, BTG1 y VPREB1) y por variantes de los genes de la vía RAS (NRAS, KRAS y PTPN11).[80]
En los pacientes pediátricos con LLA-B, casi el 3 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 6 % de los casos de riesgo alto del NCI tienen un reordenamiento que afecta el gen DUX4 y conduce a su sobreexpresión.[1,6,7] Tener ascendencia de Asia oriental se relacionó con un aumento de la prevalencia de LLA con reordenamiento de DUX4 (favorable).[87] El reordenamiento más común produce fusiones IGH::DUX4; y también se observan fusiones ERG::DUX4.[88] Los casos con reordenamiento de DUX4 exhiben un perfil de expresión génica característico que al principio se identificó como asociado con deleciones focales en ERG,[88-91] y entre la mitad y más de dos tercios de estos casos tienen deleciones intragénicas focales que afectan el gen ERG pero que no se encuentran en otros subtipos de LLA.[6,88] Las deleciones de ERG a menudo parecen ser clonales, pero al usar métodos de detección más sensibles, se observa que la mayoría de los casos son policlonales.[88] Se observan alteraciones de IKZF1 en el 20 % al 40 % de los casos de LLA con reordenamiento de DUX4.[6,7]
La deleción de ERG conlleva un pronóstico excelente, con tasas de SG superiores al 90 %. El pronóstico sigue siendo favorable incluso cuando hay una deleción de IZKF1.[89-92] Si bien los pacientes de LLA con reordenamiento de DUX4 tienen un pronóstico general favorable, no se sabe si esto es cierto en los casos con deleción de ERG y en los casos con ERG intacto. En un estudio de 50 pacientes de LLA con reordenamiento de DUX4, los pacientes con deleción de ERG detectada mediante PCR (n = 33) presentaron una tasa de SSC más favorable, de alrededor del 90 %, que los pacientes con ERG intacto (n = 17), con una tasa de SSC de alrededor del 70 %.[90]
En los pacientes pediátricos con LLA-B, las fusiones génicas que afectan a MEF2D, un factor de transcripción que se expresa durante el desarrollo de las células B, se observan en alrededor del 0,3 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 3 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1,93,94]
Aunque hay múltiples compañeros de fusión, la mayoría de los casos afectan el gen BCL9, en el cromosoma 1q21, al igual que el gen MEF2D.[93,95] La deleción intersticial que produce la fusión MEF2D::BCL9 es muy pequeña como para ser detectada por métodos citogenéticos convencionales. Los casos con fusiones del gen MEF2D exhiben un perfil de expresión génica característico, excepto por casos infrecuentes que tienen MEF2D::CSFR1 y un perfil de expresión génica similar a BCR::ABL1.[93,96]
La mediana de edad en el momento del diagnóstico para los casos de LLA con reordenamiento de MEF2D fue de 12 a 14 años en los estudios que incluyeron pacientes adultos y niños.[93,94] En los 22 niños de LLA con reordenamiento de MEF2D inscritos en un ensayo clínico de LLA de riesgo alto, la tasa de SSC a 5 años fue del 72 % (error estándar, ±10 %), que fue inferior a la de otros pacientes.[93]
En los pacientes pediátricos con LLA-B, los reordenamientos en el gen ZNF384, que codifica un factor de transcripción, se presentan en cerca del 0,3 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 2,7 % de los casos del riesgo alto del NCI.[1,93,97,98]
Tener ascendencia de Asia oriental se relacionó con un aumento en la prevalencia de ZNF384.[87] Se han descrito múltiples compañeros de fusión para ZNF384, entre ellos, ARID1B, CREBBP, EP300, SMARCA2, TAF15 y TCF3. Sin importar el compañero de fusión, los casos de LLA con reordenamiento de ZNF384 exhiben un perfil de expresión génica característico.[93,97,98] El reordenamiento de ZNF384 no parece tener importancia pronóstica independiente.[99,97,98] Sin embargo, dentro del subgrupo de pacientes con reordenamientos de ZNF384, los pacientes con fusiones EP300::ZNF384 tienen tasas de recaídas más bajas que los pacientes con fusiones de ZNF384 en las que intervienen otros compañeros de fusión.[99] El inmunofenotipo de LLA-B con reordenamiento de ZNF384 se caracteriza por expresión débil de CD10 o ausencia de expresión de este producto, mientras que es común que exprese CD13 o CD33.[97,98] Se han notificado casos de leucemia aguda de fenotipo mixto (LAFM) (B/mieloide) que exhiben fusiones génicas de ZNF384, [100,101] y en la evaluación genómica de la LAFM se encontró que las fusiones génicas de ZNF384 estaban presentes en cerca de la mitad de los casos con fenotipo B/mieloide.[102]
La LLA-B con reordenamiento de NUTM1 se observa con más frecuencia en lactantes, y representa el 3 % al 5 % de todos los casos de LLA-B en ese grupo etario y alrededor del 20 % de los casos de lactantes con LLA-B sin reordenamiento de KMT2A.[103] La frecuencia del reordenamiento de NUTM1 es más baja en los niños después del primer año de vida (<1% % de casos).[1,103]
El gen NUTM1 se encuentra en el cromosoma 15q14, y algunos casos de LLA-B con reordenamientos de NUTM1 presentan anomalías en el cromosoma 15q, pero otros son casos crípticos y no presentan anomalías citogenéticas.[104] La secuenciación del RNA, así como la técnica FISH con sondas de separación, se usan para detectar la presencia de reordenamiento de NUTM1.[103]
El reordenamiento de NUTM1 está relacionado con un desenlace favorable.[103,105] De 35 lactantes con LLA-B con reordenamiento de NUTM1 que se trataron en los protocolos Interfant, todos los pacientes lograron la remisión y no se observaron recaídas.[103] En los 32 niños mayores de 12 meses que presentaban LLA-B con reordenamiento de NUTM1, las tasas de SSC a 4 años y de SG fueron del 92 % y del 100 %, respectivamente.
Esta entidad se incluyó en la revisión de 2016 de la clasificación de tumores de tejidos hematopoyéticos y linfoides de la Organización Mundial de la Salud (OMS).[106] El hallazgo de la t(5;14)(q31.1;q32.3) en pacientes con LLA e hipereosinofilia en la década de 1980 fue seguido por la identificación de la fusión IGH::IL3 como la causa genética subyacente de esta afección.[107,108] La unión del locus de IGH a la región promotora del gen IL3 lleva a la desregulación de la expresión de IL3.[109] Las anomalías citogenéticas en niños con LLA y eosinofilia son variables, solo un subgrupo se produce a partir de la fusión IGH::IL3.[110]
El número de casos de LLA con IGH::IL3 descritos en la bibliografía publicada es demasiado pequeño como para evaluar la importancia pronóstica de la fusión IGH::IL3. El diagnóstico de los casos de LLA con IGH::IL3 quizá se retrase porque el clon de LLA en la médula ósea a veces es pequeño y porque es posible que se presente con hipereosinofilia en ausencia de citopenias y blastocitos circulantes.[106]
La iAMP21 se presenta en alrededor del 5 % de los casos pediátricos de LLA-B del NCI de riesgo estándar y el 7 % de los casos del NCI de riesgo alto.[1] Por lo general la iAMP21 se diagnostica mediante FISH y se define por la presencia de 5 o más señales de RUNX1 por célula (o ≥3 copias adicionales de RUNX1 en un cromosoma anormal único).[106] La iAMP21 también se puede identificar mediante análisis de micromatriz cromosómica. Rara vez, la iAMP21 con un patrón genómico atípico (por ejemplo, amplificación de la región genómica, pero con menos de 5 señales RUNX1 o que tiene al menos 5 señales RUNX1 con algunas separadas del cromosoma iAMP21 anormal) se identifica mediante micromatriz, pero no con FISH de RUNX1.[111] No se ha descrito la importancia pronóstica de iAMP21 definida solo mediante micromatriz.
La iAMP21 se relaciona con mayor edad (mediana, alrededor 10 años), recuento de GB inferior a 50 × 109/l, un leve predominio en mujeres y una ERM alta al final de la inducción.[112-114] El análisis de las firmas de variantes indican que las amplificaciones génicas en iAMP21 se presentan más tarde en la leucemogénesis, lo cual contrasta con las de la LLA hiperdiploide que pueden presentarse temprano en la vida e incluso in utero.[1]
El grupo de ensayos clínicos United Kingdom Acute Lymphoblastic Leukaemia (UKALL), inicialmente notificó que la presencia de iAMP21 confirió un pronóstico precario a los pacientes tratados en el ensayo MRC ALL 97/99 (tasa de SSC a 5 años, 29 %).[18] En el ensayo posterior del mismo grupo (UKALL2003 [NCT00222612]), se asignó a los pacientes con iAMP21 a recibir un régimen de quimioterapia más intensivo, y estos pacientes presentaron un desenlace mucho más favorable (tasa de SSC a 5 años, 78 %).[113] De manera similar, el COG informó que la iAMP21 se relacionó con un desenlace significativamente inferior en los pacientes de riesgo estándar del NCI (tasa de SSC a 4 años, 73 % para iAMP21 vs. 92 % en otros), pero no en los pacientes con riesgo alto del NCI (tasa de SSC a 4 años, 73 % vs. 80 %).[112] En un análisis multivariante, la iAMP21 fue un factor de pronóstico independiente de desenlace precario solo en los pacientes de riesgo estándar del NCI.[112] Los resultados de los estudios UKALL2003 y COG indican que en los pacientes que tienen una iAMP21, el tratamiento con regímenes de quimioterapia de riesgo alto anula la repercusión de iAMP21 como factor de pronóstico adverso y evita la necesidad de un TCMH en el momento de la primera remisión.[114]
En análisis de expresión génica se identificaron dos subtipos de LLA diferenciados con alteraciones genómicas en PAX5, denominadas PAX5alt y PAX5 p.P80R (NP_057953.1).[115] Las alteraciones en el subtipo PAX5alt incluyen reordenamientos, variantes de secuencia y amplificaciones intragénicas focales.
PAX5alt. En los pacientes pediátricos con LLA-B, se han notificado reordenamientos de PAX5 en alrededor del 3 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 11 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1] Se identificaron más de 20 genes compañeros de PAX5,[115]. PAX5::ETV6, la alteración genómica primaria en dic(9;12)(p13;p13),[116] fue la fusión génica más común.[115]
Se identificó una amplificación intragénica de PAX5 en cerca del 1 % de los casos de LLA-B, y por lo general se detectó en casos que no tenían alteraciones genómicas que se sabe son iniciadoras de leucemia.[117] Los casos con amplificación de PAX5 son de predominio masculino (66 %), y la mayoría (55 %) se clasifican en un estado de riesgo alto del NCI. En una cohorte de pacientes con amplificación de PAX5 que recibieron el diagnóstico entre 1993 y 2015, la tasa de SSC a 5 años fue del 49 % (intervalo de confianza [IC] 95 %, 36–61 %), y la tasa de SG fue del 67 % (IC 95 %, 54–77 %), lo que indica un pronóstico relativamente más precario para pacientes con este subtipo de LLA-B.
PAX5 p.P80R (NP_057953.1). La leucemia que tiene PAX5 con la variante p.P80R exhibe un perfil de expresión génica diferente al de otros casos con alteraciones en PAX5.[115] En los pacientes pediátricos con LLA-B, los casos con PAX5 p.P80R representan alrededor del 0,3 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 1,8 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1] La LLA-B con PAX5 p.P80R se presenta con más frecuencia en los adolescentes y adultos jóvenes (AAJ) y en los adultos (3,1 % y 4,2 %, respectivamente).[115]
Para los pacientes pediátricos con la variante p.P80R en PAX5 y con la variante PAX5alt tratados en los ensayos clínicos del COG, el desenlace es intermedio (SSC a 5 años, alrededor del 75 %).[115] Los reordenamientos de PAX5alt también se detectaron en pacientes lactantes con LLA, y los desenlaces notificados fueron similares a los de los niños de LLA con reordenamiento de KMT2A.[105]
Los pacientes con un resultado negativo para BCR::ABL1 que exhiben un perfil de expresión génica semejante al de los pacientes con resultado positivo para BCR::ABL1 se considera que tienen una LLA similar a Ph,[118-120] que ahora se conoce como similar a BCR::ABL1.[19] Esto sucede en el 10 % al 20 % de los pacientes de LLA-B infantil; su frecuencia aumenta con la edad y se ha relacionado con una variante o deleción de IKZF1.[1,9,118,119,121,122]
En análisis retrospectivos se indicó que los pacientes con LLA similar a BCR::ABL1 tienen un pronóstico precario.[5,118] En una serie, la tasa de SSC a 5 años de los niños y adolescentes de riesgo alto según el NCI con LLA similar a BCR::ABL1 fue del 58 % y el 41 %, respectivamente.[5] Si bien el subtipo similar a BCR::ABL1 es más frecuente en pacientes de más edad y de riesgo más alto, también se ha identificado en pacientes de riesgo estándar según el NCI. En un estudio del COG, se encontró que el 13,6 % de 1023 pacientes con LLA-B de riesgo estándar según el NCI tenían una LLA similar a BCR::ABL1; estos pacientes exhibieron una tasa de SSC inferior comparada con los pacientes de riesgo estándar con una LLA de otro tipo no similar a BCR::ABL1 (82 % vs. 91 %), aunque no se indicaron diferencias en la tasa de SG (93 % vs. 96 %).[123] En un estudio de 40 pacientes con LLA similar a BCR::ABL1, la importancia pronóstica adversa de este subtipo se anuló cuando los pacientes recibieron tratamiento dirigido según el riesgo a partir de las concentraciones de ERM.[124]
El sello distintivo de la LLA similar a BCR::ABL1 es la activación de la señalización de cinasa; alrededor del 35 % al 50 % exhibe alteraciones genómicas en CRLF2 [1,120,125] y de esos, la mitad exhibe de manera simultánea variantes de JAK.[126]
Se observó que en muchos de los casos restantes de LLA similar a BCR::ABL1 hay una serie de translocaciones que afectan a genes de fusión de clase ABL codificadores de tirosina–cinasas, como ABL1, ABL2, CSF1R, y PDGFRB.[5,121,127] En algunos casos, se ha observado que las proteínas de fusión de estas combinaciones de genes son transformadoras y responden a los inhibidores de tirosina–cinasas in vitro e in vivo,[121,128] lo que indica posibles estrategias terapéuticas para estos pacientes. Las pruebas preclínicas de sensibilidad al medicamento indicaron que es posible que la sensibilidad a diferentes inhibidores de tirosina–cinasas (TKI) varíe según qué gen específico de clase ABL participe en la fusión. En un estudio de sensibilidad a TKI ex vivo, las muestras de pacientes con fusiones de PDGFRB fueron sensibles al imatinib. Sin embargo, estas muestras fueron menos sensibles al dasatinib y al bosutinib que las muestras de pacientes con fusiones de ABL1 (incluso BCR::ABL1).[128] En los ensayos clínicos no se han confirmado aún las diferentes respuestas a los distintos TKI según el tipo de fusión de clase ABL.
En los pacientes pediátricos con LLA-B, los casos de LLA similar a BCR::ABL1 con alteraciones genómicas que no afectan CRLF2 representan alrededor del 3 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 8 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1] En un estudio retrospectivo de 122 pacientes pediátricos (edad 1–18 años) con fusiones de clase ABL (todos recibieron tratamiento sin inhibidores de tirosina–cinasas), la tasa de SSC a 5 años fue del 59 % y la tasa de SG fue del 76 %.[129]
Alrededor del 9 % de los casos de LLA similar a BCR::ABL1 se producen a partir de reordenamientos que llevan a la sobreexpresión de un receptor de eritropoyetina (EPOR) incompleto.[130] La región del extremo C del receptor que se pierde es la región alterada en la policitemia congénita familiar primaria, y es la que controla la estabilidad de EPOR. La porción de EPOR que queda es suficiente para la activación de JAK-STAT y para conducir a la aparición de la leucemia. Las variantes de un solo nucleótido de los genes de cinasas, distintos a JAK1 y JAK2, son poco comunes en los casos de LLA similar a BCR::ABL1.[9]
CRLF2. Se han identificado alteraciones genómicas en CRLF2, un gen de un receptor de citocina ubicado en las regiones pseudoautosómicas de los cromosomas sexuales, en el 5 % al 10 % de los casos de LLA-B. Estas variaciones representan alrededor del 50 % de los casos de LLA similar a BCR::ABL1.[131-133] Las anomalías cromosómicas que con mayor frecuencia conducen a la sobreexpresión de CRLF2 incluyen las translocaciones del locus de IGH (cromosoma 14) al CRLF2 y las deleciones intersticiales en las regiones pseudoautosómicas de los cromosomas sexuales, lo que produce una fusión P2RY8::CRLF2.[9,125,131,132] Estas dos alteraciones genómicas se relacionan con características clínicas y biológicas diferenciadoras.
En los pacientes pediátricos con LLA-B, la LLA-B similar a BCR::ABL1 con alteraciones genómicas que afectan CRLF2 se observa en alrededor del 2 % de los casos de riesgo estándar del NCI y del 5 % de los casos de riesgo alto del NCI.[1]
La LLA con variaciones genómicas en CRLF2 presenta una mayor incidencia en niños que tienen ascendencia genética hispana o latina,[125,134,135] e indígena americana.[87] En un estudio de 205 niños con LLA-B de riesgo alto, 18 de 51 (35,3 %) pacientes hispanos presentaron reordenamientos de CRLF2, en comparación con 11 casos de 154 (7,1 %) pacientes en el resto de las etnias manifestadas.[125] En un segundo estudio, se observó que la frecuencia de fusiones IGH::CRLF2 estaba aumentada en los niños hispanos en comparación con los niños con LLA-B que no eran hispanos ni latinos (13,2 vs. 3,6 %).[134,135] En este estudio, el porcentaje de LLA-B con fusiones P2RY8::CRLF2 fue de alrededor del 6 % y no se vio modificado por la etnia.
La fusión P2RY8::CRLF2 se observa en el 70 % al 75 % de los pacientes pediátricos con alteraciones genómicas en CRLF2, y se presenta en pacientes jóvenes (mediana de edad, 4 vs. 14 años en los pacientes con IGH::CRLF2).[136,137] A menudo la P2RY8::CRLF2 se presenta junto a otras anomalías cromosómicas establecidas (por ejemplo, hiperdiploidía, iAMP21, dic(9;20)), por el contrario IGH::CRLF2 en general es mutuamente excluyente de los subtipos citogenéticos conocidos. Se observan alteraciones genómicas en CRLF2 en cerca del 60 % de los pacientes con LLA y síndrome de Down, y la fusión P2RY8::CRLF2 es más frecuente que la fusión IGH::CRLF2 (cerca del 80–85 % vs. 15–20 %).[132,136]
La presencia de IGH::CRLF2 y P2RY8::CRLF2 a menudo es una alteración temprana en la formación de una LLA-B y exhibe prevalencia clonal.[138] Sin embargo, en algunos casos es una alteración tardía y exhibe prevalencia subclonal.[138] En estos casos, la pérdida de la anormalidad genómica de CRLF2 en el momento de una recaída confirma la naturaleza subclonal de esta alteración.[136,139]
Las anormalidades en CRLF2 se asocian directamente con deleciones de IKZF1. Estas deleciones son más frecuentes en casos con fusiones IGH::CRLF2 que en casos con fusiones P2RY8::CRLF2.[137] Los niños hispanos tienen una frecuencia mayor de reordenamientos de CRLF2 con deleciones de IKZF1 que los niños no hispanos.[135]
Otras alteraciones genómicas recurrentes asociadas con las alteraciones en CRLF2 son las deleciones en los genes vinculados con la diferenciación de las células B (por ejemplo, PAX5, BTG1, EBF1, etc.) y el control del ciclo celular (CDKN2A), así como las alteraciones genómicas que activan la vía de señalización JAK-STAT (por ejemplo, variantes de IL7R y JAK).[5,125,126,132,140]
Aunque los resultados de varios estudios retrospectivos indican que las anomalías en CRLF2 quizás denoten un pronóstico adverso en los análisis univariantes, la mayoría no indica que esta anomalía sea un factor de predicción independiente del desenlace.[125,131,132,141,142] Por ejemplo, en un estudio europeo grande, la expresión elevada de CRLF2 no se relacionó con un desenlace desfavorable en los análisis multivariantes, mientras que las firmas de expresión de deleción de IKZF1 y similar a BCR::ABL1 se relacionaron con desenlaces desfavorables.[122] También hay polémica sobre si el análisis de la importancia pronóstica de las anomalías en CRLF2 debe hacerse en relación con la sobreexpresión de CRLF2 o con la presencia de anomalías genómicas en CRLF2.[141,142]
Las deleciones de IKZF1, incluso las deleciones del gen completo y de exones específicos, están presentes en alrededor del 15 % de los casos de LLA-B. Con menor frecuencia, el gen IKZF1 se inactiva por variantes de un solo nucleótido deletéreas.[119]
Los casos con deleciones de IKZF1 se suelen presentar en niños mayores, que tienen un recuento de GB más alto en el momento del diagnóstico y, por lo tanto, son más frecuentes en los pacientes de riesgo alto según el NCI en comparación con los de riesgo estándar según el NCI.[3,119,140,143,144] Una proporción alta de casos positivos para BCR::ABL1 tienen una deleción de IKZF1,[4,140] y las LLA que surgen en niños con síndrome de Down tienen tasas elevadas de deleciones de IKZF1.[145] Las deleciones de IKZF1 también son comunes en los casos con alteraciones genómicas de CRLF2 y en la LLA similar a BCR::ABL1.[89,118,140] Las deleciones de IKZF1 también se presentaron con más frecuencia en los niños hispanos. En un estudio de un solo centro oncológico, las deleciones de IKZF1 se observaron en el 29 % de los niños hispanos, en comparación con el 11 % de los niños no hispanos (P = 0,001).[135]
En varios informes se ha documentado la relevancia de la deleción de IKZF1 para definir un pronóstico adverso, y, en la mayoría de los estudios con análisis multivariantes, se notificó que esta deleción es un factor independiente de pronóstico precario.[89,118,119,122,140,146-153]; [154][Nivel de evidencia B4] Sin embargo, la importancia pronóstica de IKZF1 quizás no sea equivalente en todos los subtipos biológicos de LLA, como se demuestra por la aparente falta de relevancia pronóstica en los pacientes con deleciones de ERG.[89-91] De manera parecida, la importancia pronóstica de la deleción de IKZF1 también se redujo en una cohorte de pacientes del COG de LLA con reordenamiento de DUX4 y desregulación transcripcional de ERG, lo que a menudo se presenta por la deleción de ERG.[7] El grupo de la Associazione Italiana di Ematologia e Oncologia Pediatrica y el Berlin-Frankfurt-Münster notificó que las deleciones de IKZF1 indicaron un pronóstico adverso solo en los pacientes con LLA-B que exhibían ERM alta al final de la inducción y en quienes se detectaron al mismo tiempo deleciones en CDKN2A, CDKN2B, PAX5 o PAR1 (en ausencia de la deleción de ERG).[155] Esta combinación de deleción de IKZF1 acompañada de deleción de otros genes particulares se denomina IKZF1PLUS.[155] En un estudio de una sola institución, el perfil de IKZF1PLUS se observó con más frecuencia en los niños hispanos que en los niños no hispanos (20 vs. 5 %, P = 0,001).[135]
El pronóstico precario relacionado con las alteraciones en IKZF1 empeora con el hallazgo concomitante de la deleción 22q11.22. En un estudio de 1310 pacientes con LLA-B, cerca de la mitad de los pacientes con alteraciones en IKZF1 también tenían una deleción 22q11.22. La tasa de SSC a 5 años fue del 43,3 % para aquellos con las 2 anomalías, en comparación con el 68,5 % de los pacientes con alteraciones en IKZF1 y 22q11.22 natural (P < 0,001).[156]
Hay pocos resultados publicados sobre el cambio de tratamiento a partir del estado del gen IKZF1. El grupo Malasia-Singapur publicó los resultados de dos ensayos consecutivos. En el primer ensayo (MS2003), el estado de IKZF1 no se consideró en la estratificación del riesgo, mientras que en el ensayo posterior (MS2010), los pacientes con deleción de IKZF1 se excluyeron del grupo de riesgo estándar. Además, en el ensayo MS2010, más pacientes con deleción de IKZF1 recibieron terapia intensificada. Los pacientes de LLA con deleción de IKZF1 exhibieron mejores desenlaces en el ensayo MS2010 en comparación con los pacientes del ensayo MS2003, pero la interpretación de esta observación se ve limitada por otros cambios en la estratificación del riesgo y las diferencias de tratamiento entre los dos ensayos.[157][Nivel de evidencia B4]
En el estudio holandés ALL11, los pacientes con deleciones en IKZF1 prolongaron su terapia de mantenimiento durante 1 año con el objetivo de mejorar el desenlace.[158] En el análisis de referencia se demostró una reducción de casi 3 veces en la tasa de recidiva y una mejora en la tasa de SSC a 2 años (del 74,4 % al 91,2 %), en comparación con los controles históricos.
Los reordenamientos del gen MYC son un hallazgo infrecuente pero recurrente en pacientes pediátricos con LLA-B. Se han notificado pacientes con reordenamientos del gen MYC, así como de los genes IGH2, IGK y IGL en 14q32, 2p12 y 22q11.2, respectivamente.[159-161] Los linfoblastos por lo general exhiben un inmunofenotipo de células B precursoras, con una morfología francesa-americana-británica (FAB) L2 o L3, sin expresión de inmunoglobulina de superficie ni cadenas ligeras κ o λ. Se han observado reordenamientos simultáneos del gen MYC junto con otros reordenamientos citogenéticos como IGH::BCL2 o KMT2A.[161] Los pacientes mencionados en la bibliografía, recibieron diversas terapias para la LLA o se trataron siguiendo los protocolos de linfoma o leucemia de células B maduras; sin embargo, todavía no está claro cuál es el mejor tratamiento para estos pacientes.[161]
El estudio más grande en el que se analizó el panorama genómico de la leucemia linfoblástica aguda (LLA) que se presenta en niños con síndrome de Down incluyó 295 pacientes que participaron en ensayos clínicos del COG.[11]
La LLA-T se caracteriza por alteraciones genómicas que producen la activación de programas transcripcionales relacionados con el desarrollo de las células T y por una frecuencia alta de casos (casi el 60 %) con variantes de NOTCH1 o FBXW7 que producen la activación de la vía NOTCH1.[162] Las anomalías citogenéticas comunes en la LLA-B (por ejemplo, hiperdiploidía, 51–65 cromosomas) son poco frecuentes en la LLA-T.[163,164]
En la Figura de más abajo, los casos de LLA-T se dividen en 10 subtipos moleculares según la expresión del RNA y la presencia de variantes de los genes. Estos casos provienen de pacientes inscritos en los ensayos clínicos SJCRH y COG.[1] Cada subtipo se relaciona con la desregulación de genes específicos que participan en la formación de las células T. Dentro de un subtipo, es posible que la expresión del gen desregulado se vea impulsada por múltiples mecanismos. Por ejemplo, en el subtipo más abundante, TAL1, es posible que la sobrexpresión de TAL1 sea el resultado de la fusión STIL::TAL1 y de la variante de inserción no codificante cadena arriba en el locus de TAL1 que crea un sitio de unión a MYB.[162,165] A modo de otro ejemplo, dentro del grupo de HOXA, es posible que la sobrexpresión de HOXA9 sea el resultado de múltiples fusiones génicas, como los reordenamientos de KMT2A o MLLT10 y las fusiones SET::NUP214.[1,162,166] A diferencia de los subtipos moleculares de LLA-B, los subtipos moleculares de LLA-T no se usan para definir los tratamientos según su importancia pronóstica o sus implicaciones terapéuticas.
La señalización de la vía Notch a menudo se activa por variantes de los genes NOTCH1 y FBXW7 en casos de LLA-T, y estos son los genes alterados con mayor frecuencia en los casos de LLA-T infantil.[162,167] Las variantes que activan el gen NOTCH1 se presentan en cerca del 50 % al 60 % de los casos de LLA-T; las variantes que inactivan el gen FBXW7 se presentan en cerca del 15 % de los casos. Casi el 60 % de los casos de LLA-T exhiben activación de la vía Notch por variantes de por lo menos uno de estos genes.[168,169]
La importancia pronóstica de las variantes de NOTCH1 y FBXW7 quizás esté modulada por alteraciones genómicas en RAS y PTEN. El French Acute Lymphoblastic Leukaemia Study Group (FRALLE) y el Group for Research on Adult Acute Lymphoblastic Leukemia notificaron que los pacientes con variantes de NOTCH1 o FBXW7 que además tienen tipos naturales de PTEN y RAS forman un grupo de pronóstico favorable (es decir, riesgo bajo), mientras que los pacientes con variantes de PTEN o RAS, sin importar el estadio de NOTCH1 y FBXW7, tienen un riesgo significativamente más alto de fracaso del tratamiento (es decir, grupo de riesgo alto).[170,171] En el estudio FRALLE, la tasa de supervivencia sin enfermedad a 5 años fue del 88 % para el grupo de pacientes de riesgo genético bajo y del 60 % para el grupo de pacientes de riesgo genético alto.[170] Sin embargo, al usar los mismos criterios para definir el grupo de riesgo genético, no fue posible que el consorcio Dana-Farber Cancer Institute replicara estos resultados. Ellos informaron una tasa de SSC a 5 años del 86 % para los pacientes de riesgo genético bajo y del 79 % para los pacientes de riesgo genético alto, una diferencia que no fue estadísticamente significativa (P = 0,26).[169]
En la LLA-T se han identificado múltiples translocaciones cromosómicas que llevan a la alteración en la expresión de genes específicos. Estos reordenamientos cromosómicos producen fusiones de genes codificadores de factores de transcripción (por ejemplo, TAL1, TAL2, LMO1, LMO2, LYL1, TLX1, TLX3, NKX2-I, HOXA y MYB) con uno de los locus de los receptores de las células T (o con otros genes), lo que lleva a la alteración en la expresión de los factores de transcripción en las células leucémicas.[162,163,172-176] A menudo, estas translocaciones no son evidentes al examinar el cariotipo estándar, pero se logran confirmar con técnicas de detección más sensibles, como FISH o PCR.[163] Las variantes de una región no codificante cerca del gen TAL1 que produce un superpotenciador antes de la secuencia del gen TAL1 representan alteraciones genómicas que no son translocaciones, pero que también activan la transcripción de TAL1 e inducen la LLA-T.[165]
En la LLA-T también se observan translocaciones que producen proteínas de fusión quiméricas.[170]
En la caracterización molecular detallada de la LLA de células T precursoras tempranas (TPT), se observó que esta entidad es muy heterogénea a nivel molecular, y no hay un solo gen afectado por una variante o alteración en el número de copias que se presente en más de un tercio de los casos.[188] En comparación con otros casos de LLA-T, el grupo de TPT exhibió una tasa más baja de variantes de NOTCH1 y frecuencias significativamente más altas de alteraciones en los genes que regulan los receptores de citocinas y la señalización RAS, la maduración hematopoyética y las modificaciones en las histonas. El perfil transcripcional de la LLA TPT es parecido al de las células madre hematopoyéticas normales y las células madre de la leucemia mieloide.[188]
En algunos estudios se encontró que la ausencia de la deleción bialélica del locus TCR-γ (ABD), detectado por hibridación genómica comparativa o DNA-PCR cuantitativa, se relacionó con un fracaso terapéutico temprano en los pacientes con LLA-T.[189,190] ABD es característico de las células tímicas precursoras y muchos de los pacientes con LLA-T que exhiben ABD tienen un inmunofenotipo que coincide con el diagnóstico del fenotipo TPT.
La expresión aleloespecífica, por lo general alta, de BCL11B cumple una función oncogénica en un subgrupo de casos identificados como LLA TPT (7 de 58 casos en un estudio), así como en hasta de un 30 % a un 40 % de la leucemia aguda de fenotipo mixto T/M (LAFM T/M) de linaje ambiguo.[191,192] La desregulación de la expresión de BCL11B puede ocurrir mediante múltiples mecanismos:
El sistema de clasificación de la OMS para las leucemias de linaje ambiguo se resume en el Cuadro .[193,194] Los criterios para la asignación del linaje durante el diagnóstico de la leucemia aguda de fenotipo mixto (LAFM) se describen en el Cuadro .[106]
Afección | Definición |
---|---|
LAFM = leucemia aguda de fenotipo mixto; SAI = sin otra indicación. | |
aAdaptación de Béné MC: Biphenotypic, bilineal, ambiguous or mixed lineage: strange leukemias! Haematologica 94 (7): 891-3, 2009.[193] Obtenido del portal de Internet del Haematologica/the Hematology Journal http://www.haematologica.org. | |
Leucemia aguda indiferenciada | Leucemia aguda que no expresa ningún marcador que se considere específico para el linaje linfoide ni el linaje mieloide |
LAFM con BCR::ABL1 (t(9;22)(q34;q11.2)) | Leucemia aguda que cumple con los criterios diagnósticos de LAFM y se identifican blastocitos que también expresan la translocación (9;22) o el reordenamiento BCR::ABL1 |
LAFM con KMT2A (t(v;11q23)) | Leucemia aguda que cumple con los criterios diagnósticos de la LAFM y se identifican blastocitos que también expresan una translocación que afecta el gen KMT2A |
LAFM, B o mieloide, SAI (LAFM B/M) | Leucemia aguda que cumple con los criterios diagnósticos para asignar un linaje B y un linaje mieloide, y se identifican blastocitos que carecen de anomalías genéticas que afecten BCR::ABL1 o KMT2A |
LAFM, T o mieloide, SAI (LAFM T/M) | Leucemia aguda que cumple con los criterios diagnósticos para asignar un linaje T y un linaje mieloide, y se identifican blastocitos que carecen de anomalías genéticas que afectan BCR::ABL1 o KMT2A |
LAFM, B o mieloide, SAI (tipos poco frecuentes) | Leucemia aguda que cumple con los criterios diagnósticos para asignar un linaje B y un linaje T |
Otras leucemias de linaje ambiguo | Leucemia o linfoma linfoblásticos de células citolíticas naturales |
Linaje | Criterios |
---|---|
aAdaptación de Arber et al.[106] | |
bFuerte se define como más brillante o igual a las células B o T normales de la muestra. | |
Linaje mieloide | Mieloperoxidasa (citometría de flujo, prueba inmunohistoquímica o citoquímica); o diferenciación monocítica (por lo menos dos de los siguientes aspectos: prueba citoquímica de esterasa inespecífica, CD11c, CD14, CD64 o lisozima) |
Linaje T | CD3 citoplasmático fuerteb (con anticuerpos contra la cadena ε de CD3); o CD3 de superficie |
Linaje B | CD19 con expresión fuerteb de por lo menos una de las siguientes moléculas: CD79a, CD22 citoplasmático o CD10; o CD19 débil y por lo menos expresión fuerte de dos de las siguientes moléculas: CD79a, CD22 citoplasmático o CD10 |
El sistema de clasificación de la LAFM incluye dos entidades definidas a partir de la alteración molecular principal: LAFM con translocación BCR::ABL1 y LAFM con reordenamiento de KMT2A. Las alteraciones genómicas asociadas con cada una de las entidades LAFM, B/mieloide, SAI (LAFM B/M) y LAFM, T/mieloide, SAI (LAFM T/M) son diferentes, como se describe a continuación:
Se ha notificado que varios polimorfismos de los genes involucrados en el metabolismo de fármacos quimioterapéuticos tienen importancia pronóstica en la LLA infantil.[195-197]
Los pacientes con fenotipos de variantes de TPMT (gen que participa en el metabolismo de las tiopurinas, como la mercaptopurina) tienen desenlaces más favorables,[198] aunque estos pacientes también exhiben un riesgo más alto de presentar importantes efectos tóxicos relacionados con el tratamiento, como mielodepresión, infección y segundas neoplasias malignas.[199,200] Los pacientes con homocigosis para variantes de TPMT relacionadas con actividad enzimática baja solo toleran dosis muy bajas de mercaptopurina (alrededor del 10 % de la dosis estándar) y se tratan con dosis reducidas de este medicamento para evitar toxicidad excesiva. Los pacientes heterocigóticos para la variante de este gen de enzima por lo general toleran la mercaptopurina sin toxicidad grave, pero necesitan reducciones de dosis más frecuentes debido a toxicidad hematopoyética que los pacientes homocigóticos para el alelo normal.[201,202]
Las variantes de la línea germinal en NUDT15 que reducen o anulan la actividad de esta enzima también disminuyen la tolerabilidad a las tiopurinas.[201,203] Las variantes de NUDT15 son más comunes en los pacientes del este de Asía y en los pacientes hispanos, pero son infrecuentes en los pacientes europeos y africanos. Los pacientes homocigóticos para las variantes de riesgo toleran solo dosis muy bajas de mercaptopurina, mientras que los pacientes heterocigóticos para los alelos de riesgo toleran dosis más bajas que los pacientes homocigóticos para el alelo de tipo natural (reducción promedio de la dosis, 25 %), pero hay una superposición amplia de las dosis toleradas entre los dos grupos.[201,204]
Los polimorfismos génicos también afectan la expresión de las proteínas que cumplen funciones importantes en los efectos celulares de los antineoplásicos. Por ejemplo, los pacientes homocigóticos para un polimorfismo en la región promotora de CEP72 (una proteína del centrosoma que participa en la formación de microtúbulos) tienen un riesgo aumentado de neurotoxicidad por vincristina.[205]
En el análisis de polimorfismos en el genoma completo, se han identificado polimorfismos de un solo nucleótido específicos que se relacionan con una ERM alta al final de la inducción y riesgo de recaída. Los polimorfismos de la interleucina-15, y los genes asociados con el metabolismo del etopósido y el metotrexato, exhibieron una asociación significativa con la respuesta al tratamiento en dos cohortes numerosas de pacientes con LLA tratados con protocolos del SJCRH y del COG.[206] Las variantes polimórficas que afectan el transportador de folato reducido y el metabolismo del metotrexato se relacionaron con la toxicidad y el desenlace.[207,208] Aunque estas asociaciones indican que las variaciones individuales en el metabolismo de los fármacos quizás afecten el desenlace, se han realizado pocos estudios para intentar ajustar a partir de dichas variaciones; se desconoce si una modificación personalizada de la dosis a partir de estos hallazgos mejoraría los resultados.
Los niños con leucemia linfoblástica aguda (LLA) por lo general reciben un tratamiento de acuerdo al grupo de riesgo definido a partir de características clínicas y de laboratorio. La intensidad del tratamiento necesario para curar la enfermedad varía mucho entre los subgrupos de niños con LLA. La asignación del tratamiento según el riesgo se usa en los niños con LLA a fin de evitar un tratamiento más intensivo y tóxico en los pacientes con características clínicas y biológicas favorables, que tienen probabilidad de presentar un desenlace muy bueno con un tratamiento moderado; por el contrario, se administra un tratamiento más intensivo, y posiblemente más tóxico, a los pacientes con menor probabilidad de supervivencia a largo plazo.[1,2]
En algunos grupos de estudio de la LLA, como el Children´s Oncology Group (COG), se utiliza un régimen de inducción más o menos intensivo, que se determina a partir de un subconjunto de factores previos al tratamiento, mientras que en otros grupos se administran a todos los pacientes regímenes de inducción similares.
Entre los factores que el COG usa para determinar la intensidad de la inducción se incluyen los siguientes:
La clasificación del grupo de riesgo del NCI para la LLA-B estratifica el riesgo según la edad y el recuento de glóbulos blancos (GB), de la siguiente manera:[3]
Todos los grupos de estudio modifican la intensidad de la terapia de posinducción a partir de varios factores pronósticos, como el grupo de riesgo del NCI, el inmunofenotipo, la respuesta temprana y las alteraciones citogenéticas y genómicas.[4] La detección de la fusión BCR::ABL1 (es decir., LLA positiva para BCR::ABL1) produce cambios inmediatos en la terapia de inducción, incluso la incorporación de un inhibidor de tirosina–cinasas, como el imatinib o el dasatinib.[5]
La asignación del tratamiento según el riesgo requiere de la disponibilidad de factores pronósticos que predigan el desenlace de forma confiable. Para los niños con LLA se ha demostrado que varios factores tienen importancia pronóstica como los que se describen a continuación.[6] Los factores que afectan el pronóstico se agrupan en las siguientes tres categorías:
Como en cualquier análisis de factores pronósticos, el orden relativo de significación de las variables y su interrelación a menudo depende del tratamiento, por lo tanto es necesario realizar análisis multivariantes para determinar los factores que operan de forma independiente como variables pronósticas. Debido a que los factores pronósticos dependen del tratamiento, es posible que las mejoras terapéuticas disminuyan o anulen la importancia de cualquiera de estos factores pronósticos.
Se usa un subconjunto de factores pronósticos y clínicos, expuestos más adelante, para la estratificación inicial de los niños con LLA a fin de establecer la asignación al tratamiento. Para una descripción breve de las agrupaciones pronósticas que se usan en los ensayos clínicos en curso en los Estados Unidos, consultar la sección Grupos pronósticos (riesgo) en evaluación clínica.
Para obtener información sobre factores pronósticos importantes durante la recaída, consultar la sección Factores pronósticos después de la primera recaída de la leucemia linfoblástica aguda infantil.
Las características del paciente y del cuadro clínico de la enfermedad que afectan el pronóstico son las siguientes:
La edad en el momento del diagnóstico tiene gran importancia pronóstica en los pacientes con LLA-B, ya que refleja las diferencias biológicas subyacentes de la LLA en diferentes grupos etarios.[7] La edad en el momento del diagnóstico no es relevante para el pronóstico de la LLA-T.[8]
Los lactantes con LLA tienen un riesgo especialmente alto de fracaso del tratamiento. El fracaso del tratamiento es más común en los siguientes grupos:
Hasta un 80 % de los lactantes con LLA exhiben una translocación de 11q23 con numerosos compañeros cromosómicos que generan un reordenamiento del gen KMT2A.[10,12,14,15] El reordenamiento más frecuente es el KMT2A::AFF1 (t(4;11)(q21;q23)), pero también se observan reordenamientos de KMT2A con muchos otros compañeros de translocación. Los lactantes con leucemia y reordenamientos de KMT2A suelen tener recuentos de GB muy altos y mayor incidencia de compromiso en el SNC. Las tasas de supervivencia sin complicaciones (SSC) y supervivencia general (SG) son precarias. Las tasas de SSC y SG a 5 años son del 35 % al 40 % en los lactantes con LLA que presenta reordenamientos de KMT2A.[10-12]
La frecuencia de reordenamientos del gen KMT2A es muy alta en los lactantes menores de 6 meses. Entre los 6 meses y el primer año de edad, la incidencia de reordenamientos de KMT2A disminuye, pero se mantiene significativamente más alta que la que se observa en niños de más edad.[10,16] Los blastocitos de los lactantes con reordenamientos de KMT2A suelen ser negativos para CD10 y expresan índices elevados de FLT3.[10,11,15,17] Por el contrario, los lactantes cuyas células leucémicas exhiben una configuración de línea germinal del gen KMT2A a menudo presentan un inmunofenotipo de células B precursoras positivas para CD10. Estos lactantes tienen un desenlace significativamente superior al de los lactantes con LLA caracterizada por reordenamientos de KMT2A.[10,11,15,18]
Los lactantes negros con LLA tienen una probabilidad mucho más baja de tener reordenamientos de KMT2A que los lactantes blancos.[16]
En una comparación del contexto de variantes somáticas en lactantes y niños de más edad que presentaban LLA con reordenamiento KMT2A se observaron diferencias significativas entre los 2 grupos. Estos resultados indican que la LLA con reordenamiento de KMT2A presenta comportamientos biológicos particulares según la edad, lo que quizás se relacione con el desenlace significativamente más precario de los lactantes.[19,20]
Para obtener más información sobre los lactantes con LLA, consultar la sección Lactantes con leucemia linfoblástica aguda.
Los niños pequeños (1 a <10 años de edad) con LLA-B tienen una tasa de supervivencia sin enfermedad (SSE) superior a la de los niños de más edad, los adolescentes y los lactantes.[3,7,21-23] El mejor pronóstico de los niños pequeños se explica, al menos en parte, por la frecuencia más alta de características citogenéticas favorables en los blastocitos leucémicos, como la hiperdiploidía con 51 a 65 cromosomas, las trisomías cromosómicas favorables o la fusión ETV6::RUNX1 (t(12;21)(p13;q22), conocida en el pasado como la translocación TEL::AML1).[7,24,25]
En general, el desenlace de los pacientes de 10 años o más con LLA-B es inferior al de pacientes de 1 a 10 años.[26] Los pacientes de entre 10 y 15 años evolucionan de manera más favorable que aquellos que se diagnostican entre los 16 y los 21 años y que se tratan con regímenes pediátricos.[8] Sin embargo, el desenlace de los adolescentes de más edad ha mejorado de manera significativa con el tiempo.[27-29] Las tasas de supervivencia a 5 años de adolescentes entre 15 y 19 años aumentaron del 36 % (1975–1984) al 78 % (2011-2017).[30-33]
En varios estudios retrospectivos se ha indicado que los adolescentes de 16 a 21 años tienen un mejor desenlace cuando reciben protocolos pediátricos, en lugar de los protocolos para adultos.[34-36] Para obtener más información sobre los adolescentes con LLA, consultar la sección Tratamiento de posinducción para los subgrupos específicos de leucemia linfoblástica aguda.
Un recuento de glóbulos blancos (GB) de 50 000/µl por lo general se usa como valor de corte para definir un pronóstico favorable o desfavorable,[3] aunque la relación entre el recuento de GB y el pronóstico es continua, no escalonada. El recuento de GB alto en el momento del diagnóstico acarrea un riesgo alto de fracaso del tratamiento en los pacientes con LLA-B, en comparación con los pacientes con recuentos de GB iniciales bajos.[37]
La mediana de GB en el momento del diagnóstico es mucho más alta en la LLA-T (>50 000/µl) que en la LLA-B (<10 000/µl), y el efecto pronóstico del recuento de GB en el momento del diagnóstico no es uniforme en los pacientes con LLA-T.[37-45]
La presencia o ausencia de leucemia en el sistema nervioso central (SNC) en el momento del diagnóstico tiene importancia pronóstica en los pacientes con LLA-B y LLA-T. Los pacientes sometidos a una punción lumbar diagnóstica no traumática se asignan a una de tres categorías según el número de GB/µl y la presencia o ausencia de blastocitos en una prueba con citocentrífuga de la siguiente manera.
La enfermedad SNC3 en el momento del diagnóstico en los niños con LLA-B o LLA-T acarrea un riesgo más alto de fracaso del tratamiento (en el SNC y sistémico) que la enfermedad SNC1 o SNC2.[46-48] La repercusión pronóstica del estado CNS2 en el momento del diagnóstico quizás difiera entre los pacientes con LLA-B y LLA-T. En algunos estudios se notificó aumento del riesgo de recaída en el SNC o una SSC inferior en los pacientes con LLA-B y estado SNC2 en el momento del diagnóstico, en comparación con los pacientes con estado SNC1,[49,50] aunque otros estudios fueron contradictorios.[46,51-53] En un análisis de 2164 pacientes con LLA-T tratados en 2 ensayos del COG consecutivos, no hubo diferencias en la SSC, la SSE ni en la incidencia acumulada de recaída entre los pacientes con estados SNC1 y SNC2.[48]
La punción lumbar traumática (≥10 eritrocitos/µl) con blastocitos en el momento del diagnóstico se relacionó con aumento del riesgo de recaída en el SNC y un desenlace general más precario en algunos estudios,[46,52,54] pero no en otros.[50,51,55] Los pacientes con SNC2, SNC3 o punción lumbar traumática tienen una frecuencia más alta de características pronósticas desfavorables que aquellos con SNC1, incluso recuentos de GB significativamente más altos en el momento del diagnóstico, mayor edad en el momento del diagnóstico, un aumento de la frecuencia del fenotipo LLA-T y reordenamientos del gen KMT2A.[46,51,52]
La mayoría de los grupos de ensayos clínicos usan un abordaje de tratamiento más intensivo para el grupo de pacientes con SNC2 y para el grupo que tiene una punción lumbar traumática; en especial se usan dosis adicionales de terapia intratecal durante la inducción.[46,56,57]; [51][Nivel de evidencia B4]; [58][Nivel de evidencia A1]
A fin de determinar si un paciente con una punción lumbar traumática (con blastocitos) se debe tratar como un paciente del grupo SNC3, el COG utiliza un algoritmo que incluye los recuentos de GB y glóbulos rojos en el líquido raquídeo y en la sangre periférica.[59]
El compromiso testicular evidente en el momento del diagnóstico se presenta en alrededor del 2 % de los niños,[60,61] y es más frecuente en los pacientes con LLA-T que en los pacientes con LLA-B.[61]
En los primeros ensayos de la LLA, el compromiso testicular en el momento del diagnóstico era un factor de pronóstico adverso. Sin embargo, no tiene importancia pronóstica cuando el tratamiento inicial es más intensivo.[60,61] Por ejemplo, en un ensayo de la European Organization for Research and Treatment of Cancer (EORTC-58881) se notificó ausencia de importancia pronóstica adversa para el compromiso testicular evidente en el momento del diagnóstico.[61]
No está clara la función de la radioterapia para el compromiso testicular. En un estudio del St. Jude Children's Research Hospital (SJCRH), se indica que quizás se logre un desenlace favorable con quimioterapia convencional intensiva sin radiación.[60] El COG también adoptó esta estrategia para los niños con compromiso testicular resuelto por completo al final de la terapia de inducción. El COG incluye en el grupo de riesgo alto a los pacientes con compromiso testicular, sin importar otras características del cuadro clínico inicial, pero la mayoría de los otros grupos de ensayos clínicos grandes en los Estados Unidos y Europa no consideran la enfermedad testicular como una característica de riesgo alto.
El desenlace de los niños con síndrome de Down y LLA suele ser inferior al de los niños sin este síndrome.[62-66] Sin embargo, en algunos estudios, los pacientes con síndrome de Down evolucionaron tan bien como los que no tenían el síndrome.[67,68] La SSC y la SG inferiores en los niños con síndrome de Down se relacionan con un aumento de la mortalidad relacionada con el tratamiento, y tasas más altas de fracaso de la inducción y recaída.[62-65,69,70] El desenlace antileucémico inferior quizás se deba, al menos en parte, a que los pacientes con LLA y síndrome de Down tienen una frecuencia más baja de las características biológicas favorables como ETV6::RUNX1 o hiperdiploidía (51–65 cromosomas) con trisomías de los cromosomas 4 y 10.[69-71]
En algunos estudios, el pronóstico de las niñas con LLA es un poco mejor que el de los niños con esta enfermedad.[78-80] Una de las razones del mejor pronóstico es la frecuencia de las recaídas testiculares en los niños, quienes también tienen un riesgo más alto de recaída en la médula ósea y el SNC por razones que no se comprenden bien.[78-80] Mientras en algunos informes se describen los desenlaces de los niños como cercanos a los de las niñas,[23,56,81] los ensayos clínicos más grandes y los datos del orden nacional continúan indicando tasas de supervivencia un poco inferiores para los niños.[22,33,82,83]
Durante las últimas décadas, las tasas de supervivencia de los niños negros e hispanos con LLA en los Estados Unidos han sido algo menores que las de los niños blancos con esta enfermedad.[84-87] En un estudio se incluyó a más de 18 031 pacientes con LLA-B y 1892 pacientes con LLA-T que tenían entre 0 y 30 años, que se trataron entre 2004 y 2019 en ensayos clínicos del COG. Las diferencias en los resultados según la raza y el origen étnico que se observaron en estudios más antiguos se mantuvieron con las terapias más contemporáneas. Se observaron diferencias en los resultados según la raza y el origen étnico en los pacientes con LLA-B, pero no en los pacientes con LLA-T. En el estudio también se observó una disparidad más amplia en la SG versus la SSC en los pacientes con LLA-B, lo que indica que las diferencias podrían ser mayores en el entorno de una enfermedad recidivante versus una enfermedad recién diagnosticada.[88] El análisis multivariante que incorporó el ajuste para los factores pronósticos de la enfermedad (por ejemplo, edad y recuento de glóbulos blancos, grupo de riesgo citogenético, estado del SNC) y la situación respecto al seguro médico atenuó en gran medida el aumento del riesgo de una SSC inferior en los pacientes hispanos. Sin embargo, los mismos ajustes no atenuaron la SSC inferior en los niños negros no hispanos.[88]
Los factores relacionados con la raza y la etnia que afectan la supervivencia son los siguientes:
En estudios sobre el efecto de la obesidad en el desenlace de la LLA se obtuvieron resultados variados. En la mayoría de estos estudios, la obesidad se define como un peso superior al percentil 95 para la edad y la talla.
En un estudio de 762 pacientes pediátricos con LLA (edad, 2–17 años), el Dutch Childhood Oncology Group concluyó que el peso insuficiente en el momento del diagnóstico (definido como un puntaje de desviación estándar del IMC< -1,8; 8 % de la población) acarreó casi el doble de riesgo de recaída, en comparación con el peso suficiente (después del ajuste por grupo de riesgo y edad), aunque esto no se tradujo en diferencias en la SSC o la SG. Los pacientes que disminuyeron su IMC durante las primeras 32 semanas de tratamiento presentaron tasas de recaída parecidas a otros pacientes, pero su SG fue significativamente peor, sobre todo debido a unas tasas de rescate más precarias después de la recaída.[107]
Las características de las células leucémicas que afectan el pronóstico son las siguientes:
En la revisión de 2016 de la clasificación de las neoplasias mieloides y leucemias agudas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se clasifica la LLA como leucemia linfoblástica B o leucemia linfoblástica T, con subdivisiones según las características moleculares.[108,109] Para obtener más información, consultar la sección Diagnóstico.
Es posible que las leucemias linfoblásticas B o T coexpresen antígenos mieloides. Es necesario diferenciar estos casos de la leucemia de linaje ambiguo.
Antes de 2008, la OMS clasificaba la leucemia linfoblástica B como leucemia linfoblástica de células B precursoras y este término todavía se usa con frecuencia en la bibliografía de LLA infantil para diferenciarla de la LLA de células B maduras. La LLA de células B maduras ahora se denomina leucemia de Burkitt y exige un tratamiento diferente del que se administra para la LLA-B (LLA de células B precursoras).
La LLA-B, definida por la expresión de CD19, HLA-DR, CD79a citoplasmático, y otros antígenos de las células B; representa entre el 80 % y el 85 % de los casos de LLA infantil. Alrededor del 90 % de los casos de LLA-B expresan el antígeno de superficie CD10 (antes conocido como antígeno común de la LLA). La ausencia de CD10 a menudo se relaciona con reordenamientos de KMT2A, en especial, t(4;11)(q21;q23), y un desenlace precario.[10,110] No está claro si la negatividad para CD10 tiene una importancia pronóstica independiente cuando no hay un reordenamiento del gen KMT2A.[111]
Los principales subtipos inmunofenotípicos de la LLA-B son los siguientes:
Cerca de tres cuartos de los pacientes con LLA-B exhiben el inmunofenotipo de células B precursoras comunes y tienen el mejor pronóstico. Los pacientes con características citogenéticas favorables casi siempre exhiben un inmunofenotipo de células B precursoras comunes.
Cerca del 5 % de los pacientes presenta el inmunofenotipo pro-B. El inmunofenotipo pro-B es el más común en los lactantes y a menudo se relaciona con reordenamientos del gen KMT2A.
Las células leucémicas de los pacientes con LLA pre-B contienen Ig citoplasmática y un 25 % exhiben la translocación t(1;19)(q21;p13) y la fusión TCF3::PBX1.[112,113]
Cerca del 3 % de los pacientes tiene una LLA pre-B transicional con expresión en la superficie de Ig de cadena pesada sin expresión de Ig de cadena ligera, además de compromiso del gen MYC y tipo morfológico L3. Los pacientes que exhiben este fenotipo responden bien al tratamiento que se usa para la LLA-B.[114]
Cerca del 2 % de los pacientes presentan al inicio una leucemia de células B maduras (expresión de Ig de superficie, por lo general, de tipo morfológico L3 según los criterios French-American-British y una translocación 8q24 que compromete el gen MYC), llamada también leucemia de Burkitt. El tratamiento de la LLA de células B maduras se basa en el abordaje del linfoma no Hodgkin y es completamente diferente al tratamiento de la LLA-B. Los casos poco frecuentes de leucemia de células B maduras que carecen de Ig de superficie, pero exhiben un tipo morfológico de L3 con translocaciones del gen MYC también se deben tratar como una leucemia de células B maduras.[114] Para obtener más información acerca del tratamiento de niños con linfoma o leucemia de células B maduras y linfoma o leucemia de Burkitt, consultar Tratamiento del linfoma no Hodgkin infantil.
Se ha notificado un pequeño número de casos de leucemias con translocación IG::MYC que exhiben un inmunofenotipo de células B precursoras (por ejemplo, ausencia de expresión de CD20 y expresión de Ig de superficie).[115] Estos casos se presentaron en niños y adultos. Al igual que el linfoma o la leucemia de Burkitt, este tipo predominó en los varones y la mayoría de los pacientes exhibía un tipo morfológico L3. Estos casos carecían de variantes de genes alterados de manera recurrente en el linfoma de Burkitt (por ejemplo, ID3, CCND3 o MYC), aunque eran comunes las variantes de los genes RAS (frecuentemente alterados en la LLA-B). La importancia clínica de las leucemias con translocaciones IG::MYC de fenotipo y características moleculares de células B precursoras exige más estudio.
La leucemia linfoblástica aguda de células T (LLA-T) se define por la expresión de antígenos de las células T (CD3 citoplasmático, CD7 y CD2 o CD5) en los blastocitos leucémicos. A menudo, la LLA-T se relaciona con un conjunto de características clínicas, como las siguientes:[21,39,81]
En la actualidad, los niños con LLA-T tienen un desenlace similar al de los niños con LLA-B cuando se usan abordajes apropiados de tratamiento intensivo, pero en el pasado esto no era lo habitual.[21,39,42,43,81,116]
Se conocen pocos factores pronósticos aceptados en general para los pacientes con LLA-T. Los datos sobre la importancia pronóstica del recuento leucocitario en el momento de la presentación inicial de la LLA-T son contradictorios.[38-45,117] La presencia o ausencia de una masa mediastínica en el momento del diagnóstico no tiene importancia pronóstica. En los pacientes que tienen una masa mediastínica, la tasa de regresión de la masa carece de importancia pronóstica.[118]
Leucemia linfoblástica aguda de células T precursoras tempranas
La leucemia linfoblástica aguda (LLA) de células T precursoras tempranas (TPT), un subconjunto particular de la LLA-T infantil, se definió inicialmente a partir de la identificación de casos de LLA-T con perfiles de expresión génica muy parecidos a los perfiles de expresión de células T precursoras tempranas normales.[119] El subconjunto de casos de LLA-T identificado mediante estos análisis representó el 13 % de todos los casos, y se caracterizaron por un inmunofenotipo distintivo (negatividad para CD1a y CD8, expresión débil de CD5 y coexpresión de marcadores de células madre o mieloides).
En los informes preliminares de la LLA TPT se indicó que este subconjunto de pacientes tiene un pronóstico más precario que el de los pacientes con LLA-T.[119-121] Además, en algunos estudios se notificó que estos pacientes presentan una respuesta temprana más lenta y una frecuencia más alta de fracaso de la inducción.[45] En otros estudios se han observado desenlaces más favorables en los pacientes con LLA TPT, como en el estudio del U.K. Medical Research Council en el que se demostró que los subgrupos de pacientes con LLA TPT no presentaban tasas de SSC a 5 años significativamente inferiores a las de los pacientes con LLA sin TPT (76 vs. 84 %).[122] Así mismo, en el ensayo del COG AALL0434 [NCT00408005] , el estado de TPT no tuvo un efecto estadísticamente significativo sobre la SSE (cociente de riesgos instantáneos, 0,99; IC 95 %, 0,59–1,67; P = 0,981) en los análisis multivariantes.[123,124] Se necesitan más estudios en otras cohortes de pacientes para establecer de manera definitiva la importancia pronóstica de la LLA de células T precursoras tempranas, pero la mayoría de los grupos de tratamiento de LLA no cambian el abordaje terapéutico a partir del estado de células T precursoras tempranas.
Hasta un tercio de los pacientes con LLA infantil tienen células leucémicas que expresan antígenos de superficie mieloide. La expresión de un antígeno mieloide se relaciona con subgrupos específicos de LLA, en especial, tipos que exhiben reordenamientos de KMT2A,ETV6::RUNX1, y BCR::ABL1.[125-127] Los pacientes con LLA-B con reordenamientos que afectan el gen ZNF384 a menudo expresan un antígeno mieloide.[128,129] La expresión de un antígeno de superficie mieloide no tiene importancia pronóstica adversa independiente.[125,126]
Para obtener información sobre la leucemia de linaje ambiguo, consultar la sección Clasificación de la OMS de 2016 para las leucemias agudas de linaje ambiguo.
Para obtener información sobre las características citogenéticas y genómicas de la LLA-B y la LLA-T, así como los polimorfismos génicos en las vías metabólicas de los fármacos, consultar la sección Características citogenéticas y genómicas de la leucemia linfoblástica aguda infantil.
La rapidez de la destrucción de las células leucémicas después del inicio del tratamiento y el grado de enfermedad residual al final de la inducción se relacionan con el resultado a largo plazo. Esto se explica porque la sensibilidad farmacológica de las células leucémicas y el comportamiento farmacodinámico y farmacogenómico del huésped afectan la respuesta terapéutica,[130] y la respuesta temprana tiene gran importancia pronóstica. Las siguientes son algunas de las formas que se han usado para evaluar la respuesta al tratamiento de la células leucémicas:
La evaluación morfológica de la leucemia residual en la sangre o la médula ósea a menudo es complicada y relativamente insensible. Tradicionalmente, se ha usado un límite del 5 % de los blastocitos en la médula ósea (detectados por microscopía óptica) para determinar el estado de la remisión. Esto corresponde a un índice de 1 en 20 células malignas. Para detectar concentraciones más bajas de células leucémicas en sangre o médula ósea, se necesitan técnicas especializadas. Estas incluyen pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), que identifican reordenamientos génicos únicos de la Ig o el receptor de las células T y transcritos de fusión producidos por las translocaciones cromosómicas; o ensayos de citometría de flujo, que detectan inmunofenotipos específicos de la leucemia. Dichas técnicas permiten hallar 1 célula leucémica entre 100 000 células normales, y detectan habitualmente una enfermedad residual mínima (ERM) de 1 en 10 000 células (1 × 10-4 o 0,01 %).[131] Las técnicas nuevas de secuenciación de alto rendimiento (HTS) de los reordenamientos génicos de Ig o del receptor de células T aumentan la sensibilidad para la detección de la ERM de 1 en 1 millón de células (1 × 10-6 o 0,0001 %).[132]
En múltiples estudios se demostró que la ERM al final de la inducción es un factor pronóstico independiente de importancia para el desenlace en niños y adolescentes con LLA de linaje B.[133-135] La respuesta según la ERM permite diferenciar el desenlace para subconjuntos de pacientes definidos por la edad, el recuento leucocitario y las anomalías citogenéticas.[136] En general, los pacientes con los índices más altos de ERM al final de la inducción tienen un pronóstico más precario que aquellos con índices más bajos o indetectables.[131,133-135] Sin embargo, el riesgo absoluto de recaída de acuerdo con el índice de ERM específico varía según el subtipo genético. Por ejemplo, con cualquier índice detectable de ERM al final de la inducción, los pacientes con características citogenéticas favorables, como ETV6::RUNX1 o hiperdiploidía alta, tienen un riesgo absoluto de recaída posterior más bajo que otros pacientes, mientras que los pacientes con características citogenéticas de riesgo alto tienen un riesgo absoluto de recaída posterior más alto en comparación con otros pacientes.[137] Esta observación quizás tenga repercusiones importantes al formular esquemas de clasificación del riesgo a partir de la ERM.
Casi todos los grupos usan la ERM al final de la inducción como un factor que determina la intensidad del tratamiento de posinducción. A los pacientes con índices más altos de ERM (por lo general del 0,1 % al 0,01 %) se les administran tratamientos más intensivos.[131,134,138]; [139][Nivel de evidencia B4]
En un estudio de 619 niños con LLA, se comparó la utilidad pronóstica de la ERM evaluada mediante citometría de flujo y mediante el ensayo de HTS más sensible. Con el valor de corte de 0,01 % para la ERM al final de la inducción, la HTS permitió identificar casi un 30 % más de casos como positivos (es decir, >0,01 %). Los pacientes que obtuvieron un resultado positivo en la HTS, pero un resultado negativo en la citometría de flujo, exhibieron un pronóstico intermedio en comparación con los pacientes con resultados congruentes en los dos métodos, ya sea ambos positivos o negativos. Los pacientes que cumplieron con los criterios de LLA de riesgo estándar con una ERM indetectable mediante la HTS exhibieron un pronóstico especialmente favorable (SSC a 5 años, 98,1 %).[132]
Los índices de ERM obtenidos 10 a 12 semanas después de comenzar el tratamiento (final de la consolidación) también demostraron ser de importancia pronóstica. Los pacientes con valores altos de ERM al final de la consolidación tuvieron una SSC significativamente menor en comparación con otros pacientes.[135,136,140]
En otro estudio también se indicó que la ERM en un momento posterior quizás acarree mayor importancia pronóstica en la LLA-T.[141] En el ensayo de la Associazione Italiana di Ematologia e Oncologia Pediatrica (AIEOP) ALL-BFM-2000 (NCT00430118), el estado de la ERM en el día 78 (semana 12) fue el predictor de recaída más importante en los pacientes con LLA-T.[141] Los pacientes con ERM detectable al final de la inducción que tenían un resultado negativo para la ERM en el día 78, por lo general exhibieron un pronóstico favorable, de manera similar a los pacientes con un resultado negativo para la ERM en un momento más temprano, al final de la inducción.[141] En el estudio COG AALL1231 se confirmó la importancia pronóstica de la ERM en la médula ósea al final de la consolidación en los pacientes con LLA-T.[142]
Las mediciones de la ERM, junto con otras características del cuadro clínico inicial, también se han usado para identificar subconjuntos de pacientes con un riesgo de recaída muy bajo. El COG notificó un pronóstico muy favorable (SSC a 5 años del 97 % ± 1 %) para los pacientes con un fenotipo de células B precursoras, edad y recuento leucocitario de riesgo estándar del NCI, estado SNC1 y anomalías citogenéticas favorables (hiperdiploidía alta con trisomías favorables o la fusión ETV6::RUNX1) que tenían índices de ERM inferiores al 0,01 % en el día 8 (en sangre periférica) y al final de la inducción (en médula ósea).[134] Los desenlaces excelentes en los pacientes con ERM baja al final de la inducción persisten más de 10 años después del diagnóstico.[143]
Se observó que la modificación del tratamiento a partir de la determinación de la ERM mejora el desenlace.
En comparación con los ensayos previos dirigidos por el mismo grupo, el tratamiento fue menos intensivo para el grupo de pacientes de riesgo estándar, y más intensivo para los pacientes de riesgo moderado y riesgo alto. La tasa de SSC a 5 años (87 %) y la tasa de SG (92 %) fueron superiores a las de los estudios neerlandeses anteriores.
Los pacientes que exhiben una reducción rápida de las células leucémicas hasta menos del 5 % en la médula ósea al cabo de 7 o 14 días del inicio de la quimioterapia multifarmacológica exhiben un pronóstico más favorable que los pacientes con una eliminación más lenta de las células leucémicas de la médula ósea.[146] En general, las evaluaciones de la ERM al final de la terapia de inducción han reemplazado las evaluaciones morfológicas de los días 7 y 14 como indicadores pronósticos de la respuesta al tratamiento, porque estos últimos pierden su importancia pronóstica en los análisis multivariantes una vez que se incluye la ERM.[134,147]
Los pacientes con una reducción del recuento de blastocitos periféricos hasta menos de 1000/µl después de una profase de inducción de 7 días con prednisona y una dosis de metotrexato intratecal (buena respuesta a la prednisona) exhiben un pronóstico más favorable que los pacientes con recuentos de blastocitos periféricos que superan 1000/µl (respuesta precaria a la prednisona).[21] La respuesta precaria a la prednisona se observa en menos del 10 % de los pacientes.[21,148] La estratificación del tratamiento en los protocolos de los ensayos clínicos del grupo Berlin-Frankfurt-Münster (BFM) tradicionalmente se basaba, en parte, en la respuesta temprana a la profase de prednisona de 7 días (administrada justo antes del inicio de la inducción multifarmacológica a la remisión). En el ensayo en curso que lleva a cabo ese grupo todavía se usa la respuesta a la prednisona para estratificar a los pacientes de LLA-T según el riesgo, pero no a los pacientes con LLA-B.
Los pacientes con células leucémicas circulantes persistentes después de 7 a 10 días de iniciar la quimioterapia multifarmacológica tienen un aumento del riesgo de recaída, en comparación con aquellos que ya no tienen blastocitos periféricos al cabo de 1 semana de tratamiento.[149] Se encontró que la tasa de eliminación de los blastocitos periféricos tiene importancia pronóstica en la LLA de células T y de linaje B.[149]
También se evaluó la ERM en sangre periférica una semana después del inicio de la quimioterapia multifarmacológica de inducción como un factor pronóstico de la respuesta temprana al tratamiento.
En ambos estudios se identificó a un grupo de pacientes que alcanzó índices bajos de ERM después de una semana de terapia de inducción multifarmacológica y que después presentó una tasa baja de fracaso del tratamiento.
Casi todos los niños con LLA alcanza una remisión morfológica completa al final del primer mes de tratamiento. En el 1 % al 2 % de los niños con LLA se observa la presencia de más de un 5 % de linfoblastos en la evaluación morfológica al final de la fase de inducción.[22,23,151-153]
Las características relacionadas con un riesgo más alto de fracaso de la inducción son las siguientes:[153-155]
En un estudio retrospectivo grande, la tasa de SG de los pacientes con fracaso de la inducción fue de solo el 32 %.[151] Sin embargo, la heterogeneidad clínica y biológica fue significativa. Se observó un desenlace relativamente favorable en los pacientes con LLA-B de entre 1 y 5 años de edad sin características citogenéticas adversas (reordenamiento de KMT2A o BCR::ABL1). Este grupo presentó una tasa de supervivencia a 10 años que superó el 50 % y, en este subconjunto el trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH) durante la primera remisión no se relacionó con ninguna ventaja de supervivencia, en comparación con la quimioterapia sola. Los pacientes con los resultados más precarios (supervivencia a 10 años <20 %) fueron aquellos de 14 a 18 años de edad, o los que tenían la fusión BCR::ABL1 o reordenamiento de KMT2A. Los pacientes con LLA-B menores de 6 años y los pacientes con LLA-T (con independencia de la edad) exhiben mejores desenlaces si reciben un TCMH alogénico después de lograr una RC, en comparación con los pacientes que reciben tratamiento adicional con quimioterapia sola.[151] Sin embargo, en el estudio del COG AALL0434 (NCT00408005) , no se observó ninguna ventaja del TCMH durante la primera RC de pacientes de LLA-T con fracaso de la inducción (definido como médula M3 al final de la inducción). En este estudio, los pacientes de LLA-T se asignaron para recibir nelarabina durante varias fases de tratamiento posinducción y dosis altas de metotrexato durante la primera fase de mantenimiento provisional. La tasa de SSC a 5 años de estos pacientes fue del 53,1 %, sin diferencias significativas entre los que se sometieron a TCMH durante la primera RC (n = 20) y los que no se sometieron (n = 23) (P = 0,42).[123]
Ahora se está integrando la ERM con la evaluación morfológica para determinar la respuesta a la terapia de inducción a partir de estudios en los que se observó que los pacientes con índices de ERM superiores al 5 %, a pesar de presentar una RC morfológica, tuvieron resultados similares a los de los pacientes con fracaso de la inducción desde el punto de vista morfológico.
Desenlace | M1/ERM <5 % | Valor de Pb | M1/ERM ≥5 % | Valor de Pc | M2/ERM ≥5 % | |
---|---|---|---|---|---|---|
RA = riesgo alto; ERM = enfermedad residual mínima; RE = riesgo estándar. | ||||||
aAdaptación de Gupta et al.[158] | ||||||
bValor de P para la comparación de M1/ERM <5 % con M1/ERM ≥5 %. | ||||||
cValor de P para la comparación de M1/ERM ≥5 % con M1/ERM ≥ 5 %. | ||||||
Tasas de supervivencia sin complicaciones: | ||||||
LLA-B, general | 87,1 % ± 0,4 % (n = 7682) | <0,0001 | 59,1% ± 6,5% (n = 66) | 0,009 | 39,1% ± 7,9% (n = 40) | |
LLA-B, RE | 90,8% ± 0,4 % (n = 5000) | 0,25 | 85,9% ± 7,6% (n = 22) | 0,45 | 76,2% ± 15,2% (n = 9) | |
LLA-B, RA | 80% ± 0,9% (n = 2682) | <0,0001 | 44,9% ± 8,3% (n = 44) | 0,05 | 29% ± 8,2% (n = 31) | |
LLA-T | 87,6% ± 1,5% (n = 1303) | 0,01 | 80,3% ± 7,3% (n = 97) | 0,13 | 62,7% ± 13,5% (n = 40) | |
Tasas de supervivencia general: | ||||||
LLA-B, general | 93,8% ± 0,3% (n = 7682) | <0,0001 | 77,2% ± 5,6% (n = 66) | 0,01 | 59% ± 8,9% (n = 40) | |
LLA-B, RE | 96,6% ± 0,3% (n = 5000) | 0,24 | 95,5 % ± 4,6 % (n = 22) | 0,75 | 88,9% ± 12,1% (n = 9) | |
LLA-B, RA | 88,4% ± 0,7% (n = 2682) | <0,0001 | 66,9% ± 8,3% (n = 44) | 0,06 | 51,4% ± 10,4% (n = 31) | |
LLA-T | 91,9% ± 1,3% (n = 1303) | 0,005 | 83,4% ± 6,8% (n = 97) | 0,34 | 76,7% ± 12,3% (n = 40) |
Durante décadas, los grupos de ensayos clínicos que estudian la LLA infantil han usado esquemas de clasificación del riesgo para asignar a los pacientes a los regímenes terapéuticos, de acuerdo con el cálculo del riesgo de fracaso del tratamiento. En los primeros sistemas de clasificación de riesgo se usaban factores clínicos, como la edad y el recuento de GB, en el momento de la presentación inicial. Luego se añadió la respuesta a las medidas terapéuticas; algunos grupos usan la respuesta morfológica temprana en la médula ósea (por ejemplo, en el día 8 o 15) y otros grupos utilizan la respuesta de las células leucémicas circulantes a la monoterapia con prednisona. En los sistemas contemporáneos de clasificación del riesgo, se continúan usando factores clínicos como la edad y el recuento de GB en el momento de la presentación inicial y se incorporan las alteraciones citogenéticas y genómicas de las células leucémicas en el momento del diagnóstico (por ejemplo, translocaciones favorables y desfavorables) y la respuesta al tratamiento a partir de la detección de la ERM al final de la inducción (y en algunos casos, en momentos posteriores).[141] A continuación, se describen de manera breve los sistemas de clasificación del riesgo de los grupos COG y BFM.
En los protocolos del Children's Oncology Group (COG), al inicio se estratifica a los niños con LLA en grupos de tratamiento (con diferentes grados de riesgo de fracaso del tratamiento) a partir de un subconjunto de factores pronósticos, como los siguientes:
Las tasas de SSC superan el 85 % en los niños que cumplen con los criterios de pronóstico favorable (1 a <10 años de edad, recuento de GB <50 000/μl e inmunofenotipo de células B precursoras). En los niños que cumplen con los criterios de riesgo alto, las tasas de SSC son de alrededor del 75 %.[4,56,148,159,160] Otros factores, como las anomalías citogenéticas y las mediciones de la respuesta temprana al tratamiento (por ejemplo, el índice de ERM en la sangre periférica en el día 8 y en muestras de la médula ósea al final de la inducción) junto con la edad de presentación, el recuento de GB, el inmunofenotipo, la presencia de enfermedad extramedular y el tratamiento previo con corticoesteroides permiten identificar grupos de pacientes para la terapia de posinducción con tasas previstas de SSC que oscilan entre menos del 40 % y más del 95 %.[4,134]
Los pacientes con un riesgo muy alto de fracaso terapéutico son los siguientes:[161-164]
Desde el año 2000, la estratificación de riesgo en los protocolos del grupo Berlin-Frankfurt-Münster (BFM) se hizo teniendo en cuenta los criterios de respuesta al tratamiento y las características biológicas. La respuesta al tratamiento se determina sobre todo mediante mediciones de la ERM en dos momentos: al final de la inducción (punto de referencia 1, semana 5) y al final de la fase IB (similar a la fase de consolidación del COG) en la semana 12 (punto de referencia 2). Una ERM alta en ambos puntos de referencia se define como mayor de 5 × 10-4.
El BFM define 3 grupos de riesgo en función de la respuesta temprana:[136]
Entre las características biológicas para estratificar a los pacientes como de riesgo alto (con independencia de la ERM en cualquiera de los puntos de referencia) se incluyen KMT2A::AFF1, TCF3::HLF e hipodiploidía (<45 cromosomas). Los pacientes con un estado IKZF1 plus (deleciones de IKZF1 que se presentan junto con deleciones de CDKN2A, CDKN2B, PAX5 o PAR1 en ausencia de deleción de ERG) [165] se consideran de riesgo alto si presentan ERM al final de la inducción, independientemente de la ERM al final de la consolidación. La edad, el recuento leucocitario inicial y el estado del SNC en el momento del diagnóstico no se toman en consideración en el modelo actual de clasificación del riesgo.
En la actualidad ya no se realiza la evaluación morfológica de la respuesta temprana en la médula ósea en los días 8 y 15 de la inducción como parte de la estratificación del riesgo. Los pacientes con fenotipo de células T se tratan en ensayos separados y el riesgo no se clasifica de esta forma.
Las definiciones de características citogenéticas favorables, desfavorables y neutras para los pacientes con LLA-B se describen a continuación.
Los pacientes de riesgo estándar del NCI se dividen en un grupo con desenlace muy favorable (riesgo estándar favorable; tasa de SSE a 5 años, >95 %), un grupo con desenlace favorable (riesgo estándar promedio; tasa de SSE a 5 años, 90–95 %), y el resto comprende el último grupo con una tasa de SSE a 5 años inferior al 90 % (riesgo estándar alto). Los pacientes del grupo de riesgo estándar alto reciben quimioterapia de posinducción de base según los regímenes para la LLA-B de riesgo alto con consolidación intensificada, mantenimiento provisional y terapia de reinducción. Los criterios para estos tres grupos se describen a continuación en el Cuadro 6, el Cuadro 7 y el Cuadro 8.
Grupo de riesgo del NCI | Estadio del SNC | Pretratamiento con corticoesteroidesa | Características genéticas favorables (ETV6::RUNX1 o TD) | ERM en sangre periférica en el día 8 | ERM en médula ósea en el día 29 |
---|---|---|---|---|---|
SNC = sistema nervioso central; TD = trisomía doble; ERM = enfermedad residual mínima; NCI = Instituto Nacional del Cáncer; RE = riesgo estándar. | |||||
aEn el mes previo al diagnóstico. | |||||
RE | 1, 2 | Ausente | Sí | <1 % | <0,01 % |
Grupo de riesgo del NCI | Estadio del SNC | ETV6::RUNX1 | TD | Características citogenéticas neutras | ERM en sangre periférica en el día 8 | ERM en médula ósea en el día 29 |
---|---|---|---|---|---|---|
SNC = sistema nervioso central; TD = trisomía doble; ERM = enfermedad residual mínima; NCI = Instituto Nacional del Cáncer; RE = riesgo estándar. | ||||||
RE | 1, 2 | Sí, cualquiera de los dos | No | ≥1 % | <0,01 % | |
RE | 1, 2 | No | Sí | No | Cualquiera | ≥0,01 % a <0,1 % |
RE | 1 | No | No | Sí | Cualquiera | <0,01 % |
Grupo de riesgo del NCI | Estadio del SNC | ETV6::RUNX1 | TD | Características citogenéticas neutras | Características citogenéticas desfavorables | ERM en sangre periférica en el día 8 | ERM en médula ósea en el día 29 |
---|---|---|---|---|---|---|---|
SNC = sistema nervioso central; TD = trisomía doble; ERM = enfermedad residual mínima; NCI = Instituto Nacional del Cáncer; RE = riesgo estándar. | |||||||
RE | 1, 2 | Sí | No | No | No | Cualquiera | ≥0,01 % |
RE | 1, 2 | No | Sí | No | No | Cualquiera | ≥0,1 % |
RE | 1 | No | No | Sí | No | Cualquiera | ≥0,01 % |
RE | 2 | No | No | Sí | No | Cualquiera | Cualquiera |
RE | 1, 2 | No | No | No | Sí | Cualquiera | Cualquiera |
La LLA-B de riesgo alto favorable se define a partir de las características descritas en el Cuadro 9. Estos pacientes presentaron una tasa de SSC superior al 90 % en los ensayos clínicos del COG de pacientes con riesgo alto que se hicieron en el pasado.
Grupo de riesgo del NCI | Edad (años) | Estado del SNC | Leucemia testicular | Pretratamiento con corticoesteroides | Características genéticas favorables (ETV6::RUNX1 o TD) | ERM en médula ósea al final de la inducción |
---|---|---|---|---|---|---|
RA | <10 | 1 | Ausente | ≤24 horasa | Sí | <0,01 % |
SNC = sistema nervioso central; TD = trisomía doble; RA = riesgo alto; ERM = enfermedad residual mínima; NCI = Instituto Nacional del Cáncer. | ||||||
aDentro de las 2 semanas siguientes al diagnóstico. |
La LLA-B de riesgo alto se define a partir de las características descritas en el Cuadro 10. Los pacientes de riesgo estándar del NCI se pasan al grupo de riesgo alto a partir del pretratamiento con corticoesteroides y el compromiso en el SNC o en los testículos.
Grupo de riesgo del NCI | Edad (años) | Leucemia en el SNC o testicular | Pretratamiento con corticoesteroides | Características citogenéticas | ERM en médula ósea al final de la inducción | ERM en médula ósea al final de la consolidación |
---|---|---|---|---|---|---|
SNC = sistema nervioso central; RA = riesgo alto; ERM = enfermedad residual mínima; NA = no aplica; NCI = Instituto Nacional del Cáncer; RE = riesgo estándar. | ||||||
aSNC3. | ||||||
bSe excluye la LLA positiva para el cromosoma Filadelfia (Ph+). | ||||||
cSolo se evalúa la ERM en la médula ósea al final de la consolidación en los pacientes con ERM ≥0,01 % en la médula ósea al final de la inducción. | ||||||
dDentro de las 2 semanas siguientes al diagnóstico. | ||||||
eSNC2 o SNC3 | ||||||
RE | <10 | Sía | Cualquiera | Cualquierab | Cualquiera | <1 %c |
RE | <10 | No | >24 horasd | Cualquierab | Cualquiera | <1 %c |
RA | ≥10 | Cualquiera | Cualquiera | Cualquierab | <0,01 % | NA |
RA | <10 | Síe | Cualquiera | Cualquierab | <0,01 % | NA |
RA | <10 | No | >24 horasd | Cualquierab | <0,01 % | NA |
RA | <10 | No | ≤24 horasd | Neutro o desfavorableb | <0,01 % | NA |
RA | Cualquiera | Cualquiera | Cualquiera | Cualquierab | ≥0,01 % | <0,01 % |
Los pacientes de riesgo alto del NCI con ERM ≥0,01 % en la médula ósea al final de la consolidación se clasifican en el grupo de riesgo muy alto y son aptos para participar en un ensayo clínico de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR) durante la primera remisión (NCT03792633).
Aunque los pacientes con LLA-B y síndrome de Down se clasifican en grupos de riesgo similares a otros niños, los pacientes con síndrome de Down del grupo de riesgo alto reciben un régimen de tratamiento modificado para disminuir la toxicidad.
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
El tratamiento de los niños con leucemia linfoblástica aguda (LLA) por lo general se divide en las siguientes fases:
En el pasado, determinados sitios extramedulares se consideraban sitios santuario (es decir, espacios anatómicos en los que muchos de los fármacos quimioterapéuticos de administración oral o intravenosa que a menudo se usan para el tratamiento de la LLA tienen poca penetración). Los dos sitios santuario más importantes en la LLA infantil son el sistema nervioso central (SNC) y los testículos. El tratamiento exitoso de la LLA requiere un abordaje eficaz del compromiso leucémico clínico o subclínico en estos sitios considerados santuarios extramedulares.
En el momento del diagnóstico, cerca del 3 % de los pacientes tienen enfermedad SNC3 (definida por una muestra de líquido cefalorraquídeo con ≥5 glóbulos blancos/μl, linfoblastos o parálisis de nervios craneales). Sin embargo, a menos que se dirija una terapia específica al sistema nervioso central (SNC), la mayoría de los niños presentará con el tiempo leucemia en el SNC evidente, sin importar si se detectaron linfoblastos o no en el líquido cefalorraquídeo (LCR) en el momento del diagnóstico inicial. Los tratamientos dirigidos al SNC incluyen la quimioterapia intratecal, la quimioterapia sistémica dirigida al SNC y la radiación craneal. Algunos o todos estos tratamientos se incluyen en los regímenes que se usan en la actualidad para la LLA. Para obtener más información, consultar la sección Terapia dirigida al sistema nervioso central para la leucemia linfoblástica aguda infantil.
El compromiso testicular evidente en el momento del diagnóstico se presenta en cerca del 2 % de los varones. En los primeros ensayos de la LLA, el compromiso testicular en el momento del diagnóstico era un factor de pronóstico adverso. Sin embargo, no está clara la importancia pronóstica del compromiso testicular inicial cuando se usa un tratamiento inicial más intensivo.[1,2] Tampoco está clara la función de la radioterapia para el compromiso testicular. En un estudio del St. Jude Children's Research Hospital, se indicó que se logra un desenlace favorable cuando se usa quimioterapia convencional intensiva sin radiación.[1] El Children's Oncology Group también adoptó esta estrategia para los niños con compromiso testicular que se resuelve por completo durante la quimioterapia de inducción.
La evaluación y el tratamiento de niños y adolescentes con leucemia linfoblástica aguda (LLA) supone una compleja evaluación del riesgo, tratamientos extensos y cuidados médicos de apoyo intensivos (por ejemplo, transfusiones y tratamiento de complicaciones infecciosas, además de apoyo emocional, financiero y del desarrollo). Por todo esto, la evaluación y el tratamiento de estos pacientes debe estar coordinado por un equipo multidisciplinario en centros oncológicos u hospitales que cuenten con todas las instalaciones pediátricas de apoyo.[1] Este equipo multidisciplinario incorpora la pericia de los siguientes especialistas en pediatría y otros para asegurar que los niños reciban el tratamiento, los cuidados médicos de apoyo y la rehabilitación que les permitan lograr una supervivencia y calidad de vida óptimas:
Para obtener información específica sobre los cuidados médicos de apoyo para niños y adolescentes con cáncer, consultar los resúmenes de Cuidados médicos de apoyo y cuidados paliativos.
La American Academy of Pediatrics estableció pautas para los centros de oncología pediátrica y su función en el tratamiento de los niños y adolescentes con cáncer.[1] El tratamiento de la LLA infantil a menudo incluye quimioterapia durante 2 a 3 años. Debido a que la mielodepresión y la inmunodepresión generalizada son consecuencias anticipadas de la leucemia y la quimioterapia, se debe disponer de forma inmediata de instalaciones adecuadas para el apoyo hematológico y el tratamiento de infecciones y otras complicaciones durante todas las fases del tratamiento. Alrededor del 1 % al 3 % de los pacientes muere durante la fase de inducción a la remisión y otro 1 % al 3 % muere después de la remisión completa por complicaciones relacionadas con el tratamiento.[2-6] Es importante que los centros asistenciales y los especialistas encargados de la atención del paciente mantengan contacto con el médico de atención primaria que lo derivó. Una comunicación sólida optimiza cualquier atención de urgencia o cuidados provisionales que necesite el niño en su hogar.
Por lo general, hay ensayos clínicos para los niños con LLA en los que se usan protocolos específicos diseñados para los niños con un riesgo estándar (bajo) de fracaso del tratamiento y para los niños con un riesgo más alto de fracaso del tratamiento. Los ensayos clínicos para niños con LLA a menudo se diseñan a fin de comparar el tratamiento estándar para un grupo de riesgo en particular con un abordaje de tratamiento que quizás mejore la supervivencia o reduzca la toxicidad relacionada con el régimen de tratamiento estándar. En otros tipos de ensayos clínicos se prueban tratamientos novedosos cuando no hay un tratamiento estándar para el cáncer que se ha diagnosticado. La mayoría de las innovaciones terapéuticas que aumentaron las tasas de supervivencia de los niños con LLA se lograron mediante ensayos clínicos, por lo tanto es conveniente que a los niños y adolescentes con LLA se les ofrezca la participación en un ensayo clínico. Para obtener información sobre los ensayos clínicos en curso, consultar el portal de Internet del NCI.
La asignación del tratamiento según el riesgo es una estrategia terapéutica importante en los niños con LLA. Con este abordaje, los niños que en el pasado obtuvieron resultados muy favorables reciben un tratamiento menos intensivo y evitan tratamientos más tóxicos, mientras que los niños con una probabilidad más baja de sobrevivir a largo plazo reciben un tratamiento más intensivo que aumenta la probabilidad de curación. Para obtener más información acerca de las manifestaciones clínicas y de laboratorio con importancia pronóstica, consultar la sección Asignación del tratamiento según el riesgo.
La opción de tratamiento estándar de la leucemia linfoblástica aguda infantil recién diagnosticada es la siguiente:
El objetivo de la primera fase del tratamiento (inducción a la remisión) es producir una remisión completa (RC). Esta fase de inducción suele durar 4 semanas. En general, cerca del 98 % de los pacientes con diagnóstico reciente de LLA-B alcanzan la RC al final de esta fase; las tasas de remisión son más bajas en los lactantes y en niños mayores con LLA-T, o que tienen recuentos leucocitarios altos durante la presentación inicial.[1-5]
La quimioterapia de inducción suele incluir los siguientes fármacos, con una antraciclina o sin esta (doxorrubicina o daunorrubicina):
En los protocolos del Children's Oncology Group (COG) se administra una inducción de 3 fármacos (vincristina, un corticoesteroide y pegaspargasa) a los pacientes con LLA-B de riesgo estándar del Instituto Nacional del Cáncer (NCI); y de 4 fármacos (vincristina, un corticoesteroide y pegaspargasa con una antraciclina) a los pacientes con LLA-B de riesgo alto del NCI, así como a todos los pacientes con LLA-T. Otros grupos usan una inducción de 4 fármacos en todos los pacientes.[1-3]
En muchos regímenes actuales se usa la dexametasona en lugar de la prednisona durante la inducción a la remisión y en las fases posteriores del tratamiento, aunque hay polémica sobre el beneficio de la dexametasona en todos los subgrupos de pacientes. En algunos ensayos también se indica que la dexametasona durante la inducción tal vez produzca más efectos tóxicos que la prednisona, entre ellos, tasas altas de infecciones, miopatía y cambios de comportamiento.[1,6-8] El COG notificó que el uso de dexametasona durante la inducción se relacionó con un riesgo más alto de osteonecrosis en niños de más edad (edad >10 años),[8] aunque este hallazgo no se corroboró en otros estudios aleatorizados.[1,7]
Evidencia (dexametasona vs. prednisona durante la inducción):
La relación entre las dosis de dexametasona y prednisona quizás afecta el desenlace. En los estudios en los que la relación entre las dosis de dexametasona y prednisona fue de 1:5 a 1:7, se observó un mejor resultado para la dexametasona, mientras que en los estudios en los que se usó una relación de 1:10 se observaron resultados similares.[10]
Las siguientes son las formas de asparaginasa que se han usado en el tratamiento de los niños con LLA:
La pegaspargasa, una forma de L-asparaginasa en la que se modifica la enzima derivada de E. coli mediante un enlace covalente de polietilenglicol, se usa con frecuencia durante las fases de inducción y posinducción del tratamiento en pacientes con diagnóstico reciente en Europa occidental. La pegaspargasa no está disponible en los Estados Unidos, pero sí en otros países.
La pegaspargasa se administra por vía intramuscular (IM) o intravenosa (IV).[11] La farmacocinética y los perfiles de toxicidad son similares para la administración IM o IV de la pegaspargasa.[11] No se ha comprobado que la administración IV de la pegaspargasa sea más tóxica que la administración IM.[11-13]
La pegaspargasa tiene una semivida en suero mucho más larga que la L-asparaginasa natural de E. coli, lo que produce una disminución prolongada de la asparagina después de una sola inyección.[14]
Los índices de actividad enzimática de la asparaginasa sérica superiores a 0,1 UI/ml se relacionan con disminución de la asparagina sérica. En algunos estudios se observó que una sola dosis de pegaspargasa por vía IM o IV, como parte de una inducción multifarmacológica, produce un índice de actividad enzimática en suero superior a 0,1 UI/ml en casi todos los pacientes durante, por lo menos, 2 a 3 semanas.[11,12,15,16] En un estudio de 54 pacientes de riesgo alto del NCI que realizó el COG, una actividad baja de la asparaginasa en plasma hasta de 0,02 UI/ml se relacionó con disminución de la asparagina sérica. Al usar el valor de corte, se calculó que en el 96 % de los pacientes se mantenía el efecto terapéutico (disminución de la asparagina en plasma) durante los 22 a 29 días posteriores a una única dosis de pegaspargasa de 2500 UI/m2.[17] En un estudio aleatorizado, el uso de dosis más altas de pegaspargasa (3500 UI/m2) no mejoró el resultado en comparación con el uso de dosis estándar (2500 UI/m2).[18][Nivel de evidencia A1]
En otro estudio, se redujeron las dosis de pegaspargasa con el fin de disminuir la toxicidad.[19] Y si bien estas dosis más bajas permitieron mantener índices adecuados de asparaginasa de más de 0,1 UI/ml, la frecuencia de efectos tóxicos relacionados con la asparaginasa fue similar a la frecuencia de efectos tóxicos notificada en estudios previos en los que se usaron dosis de pegaspargasa más elevadas. En este estudio no se informó sobre el efecto de las dosis más bajas de pegaspargasa en la SSC.
Evidencia (uso de la pegaspargasa vs. L-asparaginasa natural de E. coli):
Los pacientes con reacciones alérgicas a la pegaspargasa se suelen cambiar a L-asparaginasa de Erwinia. En un análisis del COG se investigó el efecto perjudicial de la interrupción prematura del tratamiento con pegaspargasa sobre la supervivencia sin enfermedad (SSE) en pacientes con LLA-B de riesgo alto. En el estudio se observó que el efecto indeseable sobre el desenlace se podía revertir si se usaba la L-asparaginasa de Erwinia para completar el curso de tratamiento con asparaginasa previsto.[20][Nivel de evidencia C2] Las mediciones de los índices de SAA después de una reacción leve o dudosa a la pegaspargasa quizás permitan diferenciar entre los pacientes que se deben cambiar a la L-asparaginasa de Erwinia (debido a SAA insuficiente) y aquellos que no necesitan el cambio de formulación.[21,22]
Evidencia (efecto pronóstico adverso de la interrupción prematura de pegaspargasa o de la inactivación asintomática de asparaginasa):
Se necesita investigar más la frecuencia óptima para la vigilancia farmacocinética de los pacientes tratados con pegaspargasa, y si esto afecta el desenlace.
En un intento por disminuir las reacciones de hipersensibilidad a la pegaspargasa, en el protocolo Dutch Childhood Oncology Group-ALL11 se asignó al azar a los pacientes para recibir dosis continuas o discontinuas después de la terapia de inducción. En el grupo de dosis continuas, el número de reacciones de hipersensibilidad o inactivación silenciosa fue 7 veces menor y las concentraciones de anticuerpos fueron significativamente inferiores. No hubo diferencias entre los grupos de tratamiento en el número total de efectos tóxicos producidos por la asparaginasa ni en las incidencias a 5 años de recaída, mortalidad y supervivencia sin enfermedad.[26]
La calaspargasa pegol es otra formulación de asparaginasa pegilada que también está disponible para el tratamiento de los niños y adolescentes con LLA.[27] Esta formulación tiene una estructura similar a la de la pegaspargasa, excepto por un enlace diferente entre la enzima L-asparaginasa y la fracción PEG, lo que se traduce en una semivida más larga.[28,29]
Evidencia (calaspargasa pegol vs. pegaspargasa):
En los Estados Unidos, el uso de la calaspargasa pegol está aprobado solo para pacientes menores de 22 años.
La L-asparaginasa de Erwinia se suele usar en pacientes con alergia a la L-asparaginasa natural de E. coli o a la pegaspargasa.
La semivida de la L-asparaginasa de Erwinia (0,65 días) es mucho más corta que la semivida de la asparaginasa natural de E. coli (1,2 días) o de la pegaspargasa (5,7 días).[14] Si se usa la L-asparaginasa de Erwinia, la semivida más corta de la formulación con Erwinia exige una administración más frecuente para lograr una reducción adecuada de la asparagina.
Evidencia (aumento de la frecuencia de la dosis de Erwinia necesario para lograr el efecto terapéutico previsto):
En un ensayo de fase II/III del COG se estudió una forma recombinante de L-asparaginasa de Erwinia, la asparaginasa erwinia chrysanthemi (recombinante)-rywn. Cuando se administró un programa lunes (25 mg/m2), miércoles (25 mg/m2) y viernes (50 mg/m2) durante 6 dosis, la proporción de pacientes que alcanzaron una concentración de asparaginasa de 0,1 UI/ml o superior fue del 90 % a las 72 horas (44 de 49 pacientes) y del 96 % a las 48 horas (47 de 49 pacientes). Este perfil de inocuidad fue semejante al de otras formas de asparaginasa.[32] En 2022, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos aprobó la asparaginasa de Erwinia chrysanthemi (recombinante)-rywn para uso IM en niños y adultos con LLA en el programa de lunes, miércoles y viernes que se usó en el ensayo del COG.
En los protocolos del COG se administra una inducción de 3 fármacos (vincristina, un corticoesteroide y pegaspargasa) a los pacientes con LLA-B de riesgo estándar del NCI; y de 4 fármacos (vincristina, un corticoesteroide y pegaspargasa con una antraciclina) a los pacientes con LLA-B de riesgo alto del NCI y a todos los pacientes con LLA-T. Otros grupos usan una inducción de 4 fármacos en todos los pacientes.[1-3]
Por lo general se utiliza daunorrubicina o doxorrubicina para los regímenes de inducción que incluyen una antraciclina. En un ensayo aleatorizado de comparación entre ambos fármacos durante la inducción, no se encontraron diferencias en las mediciones de respuesta temprana, como la disminución del recuento de blastocitos periféricos durante la primera semana de tratamiento, las características morfológicas de la médula el día 15 y los índices de ERM al final de la inducción.[33][Nivel de evidencia B3]
Más del 95 % de los niños con LLA recién diagnosticada alcanzarán una RC durante las primeras 4 semanas de tratamiento. Entre los que no alcanzan la RC en el transcurso de las primeras 4 semanas, cerca de la mitad morirá debido a toxicidad durante la fase de inducción (a menudo, por infecciones) y el resto exhibirá una enfermedad resistente (leucemia persistente en la evaluación morfológica).[34-36]; [37][Nivel de evidencia C1]
Tradicionalmente, la remisión se define como un examen de médula ósea al final de la inducción mediante un estudio citomorfológico microscópico de rutina con menos del 5 % de linfoblastos al final de la inducción (M1). El consorcio Ponte de Legno incluye alrededor de 15 grupos cooperativos grandes nacionales e internacionales que se dedican al estudio y tratamiento de la LLA infantil. Este grupo publicó por consenso la siguiente definición para la remisión completa:[38]
La mayoría de los pacientes que presentan una leucemia detectable persistente en las evaluaciones morfológicas al final de la fase de inducción de 4 semanas tiene un pronóstico precario y quizás se beneficie de un trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH) alogénico una vez que se obtenga la RC.[4,39,40] En un estudio grande, 1041 pacientes con enfermedad persistente después de la inducción (fracaso de la inducción) tratados entre 1985 y 2000, la tasa de SG a 10 años fue del 32 %.[41] Se observó una tendencia a un desenlace superior para el TCMH alogénico, en comparación con la quimioterapia sola, en los pacientes con un fenotipo de células T (cualquier edad) y en los pacientes mayores de 6 años con LLA-B. Los pacientes con LLA-B de 1 a 5 años de edad en el momento del diagnóstico que carecían de anomalías citogenéticas adversas (reordenamiento de KMT2A, BCR::ABL1) tuvieron un pronóstico relativamente favorable, sin ninguna ventaja para el desenlace cuando recibieron un TCMH en comparación con la quimioterapia sola.[41]
En un estudio retrospectivo de seguimiento se notificaron los desenlaces de 325 niños y adolescentes con LLA-T y fracaso de la inducción inicial tratados entre 2000 y 2018.[42] La tasa de SG a 10 años fue del 54,7 %, significativamente mejor que las tasas de los controles históricos tratados entre 1985 y 2000 (tasa de SG a 10 años, 27,6 %). Con el tiempo, el 93 % de los pacientes con LLA-T y fracaso de la inducción inicial alcanzó la remisión completa. Entre quienes alcanzaron la remisión completa, el 72 % recibió un TCMH. Después de ajustar por el tiempo transcurrido hasta el trasplante, la tasa de SG a 10 años fue del 66,2 % para estos pacientes en comparación con el 50,8 % de los pacientes que no recibieron trasplantes.
La incorporación de nelarabina quizás sea importante para los pacientes de LLA-T con fracaso de la inducción. En el estudio del COG AALL0434 (NCT00408005) se incluyeron 43 pacientes que presentaban más de un 25 % de blastocitos en un aspirado de médula ósea al final de la inducción. De estos pacientes, 23 se asignaron de manera no aleatorizada a una terapia que incluyó dosis altas de metotrexato y nelarabina como parte de un régimen multifarmacológico, y 20 pacientes se sometieron a un trasplante alogénico. La tasa de SSC a 5 años fue del 53,1 % (± 9,4 %) en los pacientes que recibieron dosis altas de metotrexato y nelarabina. No hubo diferencias en el desenlace de los 2 grupos (CRI, 0,66; IC 95 %, 0,24–1,83; P = 0,423).[43]
En los pacientes que alcanzaron una RC, las mediciones de la velocidad de eliminación de los blastocitos y de la ERM tienen gran importancia pronóstica, en especial, en los siguientes casos:
Para obtener más información, consultar la sección Respuesta al tratamiento inicial.
Para obtener información específica sobre la terapia dirigida al SNC para prevenir la recaída en el SNC de niños con LLA recién diagnosticada, consultar la sección Terapia dirigida al sistema nervioso central para la leucemia linfoblástica aguda infantil.
Las opciones de tratamiento estándar para el tratamiento de consolidación o intensificación y mantenimiento (terapia de posinducción) son las siguientes:
Todos los grupos administran terapia dirigida al SNC durante la quimioterapia premantenimiento. En algunos protocolos (COG, St. Jude Children's Research Hospital [SJCRH] y DFCI), se administra quimioterapia intratecal continua durante el mantenimiento, mientras que en otros (Berlin-Frankfurt-Münster [BFM]) no. Para obtener información específica sobre la terapia dirigida al SNC para prevenir la recaída en el SNC de niños con leucemia linfoblástica aguda (LLA) que están recibiendo terapia de posinducción, consultar la sección Terapia dirigida al sistema nervioso central para la leucemia linfoblástica aguda infantil.
Una vez que se alcanza la RC, se administra tratamiento sistémico junto con una terapia dirigida al SNC. La intensidad de la quimioterapia de posinducción varía mucho según la asignación al grupo de riesgo, pero todos los pacientes reciben alguna forma de intensificación después de lograr la RC y antes de iniciar la terapia de mantenimiento.
El programa de intensificación que más se usa es el tratamiento de base del BFM. El grupo de ensayos clínicos BFM fue el pionero en este tratamiento de base, que incluye los siguientes aspectos:[1]
Una fase de mantenimiento provisional, que incluye terapia intratecal y 4 dosis altas de metotrexato (a menudo, 5 g/m2) con rescate de leucovorina.
Muchos grupos han adoptado este tratamiento de base, incluso el COG. Las siguientes son las variaciones de este tratamiento de base:
Otros grupos de ensayos clínicos utilizan un tratamiento de base diferente durante las fases de posinducción:
En los niños con LLA de riesgo bajo y de riesgo estándar se ha intentado limitar la exposición a fármacos, como las antraciclinas y los alquilantes, que se relacionan con un aumento del riesgo de efectos tóxicos tardíos.[60-62] El régimen COG para la terapia de posinducción de la LLA-B de riesgo estándar se puede administrar en un entorno ambulatorio y tiene varias características favorables, como la consolidación de 4 semanas de baja intensidad, reducción de la exposición a antraciclinas (75 mg/m2) y a alquilantes (1 g/m2), solo 2 dosis de pegaspargasa, y fases de mantenimiento provisional que consisten en dosis escalonadas de metotrexato (sin rescate de leucovorina) en lugar de dosis altas de metotrexato IV.[63][Nivel de evidencia B4]
También se notificaron resultados favorables para los pacientes con LLA-B de riesgo estándar en ensayos en los que se usó un número limitado de cursos de metotrexato en dosis intermedias o altas durante la consolidación seguida de terapia de mantenimiento (sin fase de reinducción).[61,64,65] En concreto, un subgrupo de pacientes con LLA-B de riesgo estándar con características citogenéticas favorables, sin indicios de enfermedad testicular o del SNC en el momento del diagnóstico y que alcanzaron pronto índices bajos de ERM, han sido tratados con exposición a dosis bajas o nulas de antraciclinas y alquilantes. La tasa de SSE a 5 años fue casi del 99 %, y la tasa de SG fue del 100 %.[66] Además, en el estudio DFCI ALL Consortium se usaron dosis múltiples de pegaspargasa (30 semanas) como consolidación, sin exposición a alquilantes ni antraciclinas durante la fase de posinducción.[67,68]
Sin embargo, el efecto pronóstico de la ERM al final de la inducción o la consolidación afectó el tratamiento de los pacientes asignados en un comienzo al grupo de riesgo estándar del NCI. En varios estudios se demostró que los índices más altos de ERM al final de la inducción se relacionan con un pronóstico más precario.[45,47,48,69,70] Se ha observado que la intensificación del tratamiento mejora el desenlace en los pacientes de riesgo estándar con un índice de ERM alto al final de la inducción.[51] A los pacientes con LLA-B de riesgo estándar del NCI con características de riesgo alto (como el aumento de los índices de ERM al final de la inducción, así como el estado SNC2 en el momento del diagnóstico y las características genéticas desfavorable) se les administra una terapia más intensiva. Para obtener más información, consultar la sección Grupos pronósticos (riesgo) en evaluación clínica.
Evidencia (intensificación para la LLA-B de riesgo estándar):
En los pacientes de riesgo alto, se han usado varios abordajes diferentes con eficacia comparable.[67,81]; [74][Nivel de evidencia B4] Por lo general, el tratamiento para los pacientes de riesgo alto es más intensivo que para los pacientes de riesgo estándar y suele incluir dosis acumuladas más altas de varios fármacos, como antraciclinas y alquilantes. El uso de dosis más altas de estos fármacos aumenta el riesgo de toxicidad a corto y largo plazo, y muchos ensayos clínicos se han enfocado en la reducción de los efectos secundarios de estos regímenes intensificados.
Evidencia (intensificación para la LLA de riesgo alto):
Debido a que el tratamiento de la LLA de riesgo alto es más intensivo, produce un riesgo más alto de efectos tóxicos agudos y a largo plazo, de manera que en varios ensayos clínicos se han evaluado intervenciones para prevenir los efectos secundarios sin que ello afecte de manera adversa la SSC. Las intervenciones en investigación incluyen el uso del cardioprotector dexrazoxano para prevenir la cardiotoxicidad de las antraciclinas y un programa diferente de dosificación de corticoesteroides para reducir el riesgo de osteonecrosis.
Evidencia (efecto cardioprotector del dexrazoxano):
Evidencia (reducción del riesgo de osteonecrosis):
Para obtener más información, consultar la sección Osteonecrosis.
Cerca del 10 % al 20 % de los pacientes con LLA se clasifican como de riesgo muy alto, entre ellos los siguientes:[74,90]
Pacientes con características de riesgo muy alto que recibieron varios ciclos de quimioterapia intensiva durante la fase de consolidación (por lo general, añadida a las fases de intensificación usuales del tratamiento de base del BFM). Estos ciclos adicionales a menudo incluyen fármacos que no se suelen usar en los regímenes de primera línea para la LLA en pacientes de riesgo estándar y alto, así como dosis altas de citarabina, ifosfamida y etopósido.[74] Sin embargo, incluso con este abordaje intensificado, las tasas de SSC a largo plazo notificadas oscilan entre el 30 % y el 50 % en algunos de estos subconjuntos de riesgo muy alto.[39,74] El DCOG notificó los desenlaces de 107 pacientes con características de riesgo muy alto que se trataron con 3 a 6 bloques de quimioterapia intensiva en 2 ensayos consecutivos. De estos pacientes, 60 recibieron un TCMH alogénico en la primera RC. La tasa de SSC a 5 años fue del 73 % y la tasa de SG fue del 79 % en todos los pacientes. Con este abordaje de tratamiento intensificado, la incidencia acumulada de mortalidad relacionada con el tratamiento fue del 12,3 %, similar a la incidencia acumulada de recaída, que fue del 13 %.[91]
En ciertos ensayos clínicos, los pacientes de riesgo muy alto también se consideran aptos para recibir un TCMH alogénico durante la primera RC.[39,92-94] Sin embargo, hay pocos datos sobre el desenlace de los pacientes de riesgo muy alto tratados con TCMH alogénico durante la primera RC. Hay polémica sobre qué subpoblaciones se podrían beneficiar de un TCMH.
Evidencia (TCMH alogénico durante la primera remisión en pacientes de riesgo muy alto):
En la mayoría de protocolos, la terapia de mantenimiento de base incluye mercaptopurina oral diaria y metotrexato oral o parenteral semanal. En muchos protocolos, la quimioterapia intratecal para el santuario en el SNC continúa durante la terapia de mantenimiento. Además, algunos grupos usan vincristina y corticoesteroides en dosis altas repetidas durante la terapia de mantenimiento y otros no (ver más adelante). Es imprescindible un control minucioso de los niños durante el mantenimiento con el fin de evaluar la toxicidad farmacológica y el cumplimiento de la quimioterapia oral durante la terapia de mantenimiento.[99] En un protocolo realizado por el COG se indicó que existen diferencias significativas en el cumplimiento de los regímenes de mercaptopurina oral entre varios grupos raciales y socioeconómicos y que el grado de adhesión al tratamiento afecta el riesgo de recaída.[99,100]
Antes, la práctica generalizada era la administración oral de mercaptopurina en la noche, a partir de la evidencia de estudios antiguos que indicaba que esta práctica mejoraba la SSC.[101] Sin embargo, en un estudio dirigido por el grupo NOPHO, en el que se registró de manera prospectiva la información de ingesta oral, el momento de administración de la mercaptopurina (noche vs. otro momento del día) no tuvo importancia pronóstica.[102] En un estudio del COG, la administración de mercaptopurina a diferentes horas del día en lugar de hacerlo siempre durante la noche se relacionó con tasas más altas de incumplimiento terapéutico. Sin embargo, entre los pacientes cumplidores (es decir, aquellos que tomaron >95 % de las dosis indicadas), no hubo relación entre la hora de la toma de la mercaptopurina y el riesgo de recaída.[103]
Algunos pacientes exhiben toxicidad hematopoyética grave cuando reciben dosis convencionales de mercaptopurina debido a una deficiencia hereditaria (mutación homocigótica) de la tiopurina–S-metiltransferasa, una enzima que inactiva la mercaptopurina.[104,105] Estos pacientes solo toleran la mercaptopurina en dosis mucho más bajas que las habituales.[104,105] Los pacientes heterocigóticos para la variante por lo general toleran la mercaptopurina sin efectos tóxicos graves, pero necesitan reducciones de dosis más frecuentes que los pacientes homocigóticos para el alelo normal debido a toxicidad hematopoyética.[104] Los polimorfismos en el gen NUDT15, que se observan más a menudo en pacientes con origen en el este de Asia e hispanos, se han vinculado con una sensibilidad intensa a los efectos mielodepresores de la mercaptopurina.[106-108]
Evidencia (terapia de mantenimiento):
A partir de estos hallazgos, el SJCRH modificó los fármacos que se usan en el programa de díadas en rotación durante la fase de mantenimiento. En el ensayo Total XV, los pacientes de riesgo estándar y de riesgo alto recibieron 3 díadas en rotación (mercaptopurina con metotrexato, ciclofosfamida con citarabina y dexametasona con vincristina) durante esta fase de tratamiento. Los pacientes de riesgo bajo recibieron mantenimiento estándar adicional (sin ciclofosfamida ni citarabina).[59]
A menudo se añaden dosis altas repetidas de vincristina y corticoesteroides al tratamiento de mantenimiento estándar, aunque el beneficio de estas dosis en el contexto de los regímenes de quimioterapia multifarmacológica contemporáneos genera controversia.
Evidencia (dosis altas repetidas de vincristina y corticoesteroides):
En varios estudios se ha abordado la pregunta sobre qué tipo de corticoesteroide (dexametasona o prednisona) se debe usar en los regímenes que incluyen dosis altas repetidas de vincristina y corticoesteroides. En estos estudios se indica que la dexametasona se relaciona con una SSC superior, pero también con una mayor frecuencia de complicaciones por uso de corticoesteroides, como toxicidad ósea e infecciones, en especial, en niños de más edad y adolescentes.[6,7,24,71,126] Al compararse con la prednisona, la dexametasona también se relacionó con una frecuencia más alta de problemas de comportamiento.[7] En un ensayo aleatorizado con 50 pacientes de 3 a 16 años de edad que recibieron quimioterapia de mantenimiento, la administración simultánea de hidrocortisona (dosis fisiológicas) durante las dosis altas repetidas de dexametasona redujo la frecuencia de dificultades del comportamiento, inestabilidad emocional y alteraciones del sueño.[127]
Evidencia (dexametasona vs. prednisona):
El beneficio de la dexametasona en los niños de 10 a 18 años exige investigación adicional debido al aumento del riesgo de osteonecrosis por corticoesteroides en este grupo etario.[82,126]
Por lo general, la quimioterapia de mantenimiento se prolonga durante 2 a 3 años de RC continua. En algunos estudios, los niños se tratan durante más tiempo que las niñas.[71] En otros ensayos no hay diferencia en la duración del tratamiento según el sexo.[67,74] No está claro si la prolongación de la terapia de mantenimiento disminuye la recaída en los varones, en especial, en el contexto del tratamiento vigente.[74][Nivel de evidencia B4] La prolongación de la terapia de mantenimiento por más de 3 años no mejora el desenlace.[120]
El incumplimiento del tratamiento con mercaptopurina durante la terapia de mantenimiento se relaciona con un riesgo de recaída significativo.[99] Se ha desarrollado un modelo de riesgo para predecir qué pacientes presentan un riesgo alto de incumplimiento terapéutico.[128]
Evidencia (cumplimiento terapéutico):
La asignación del tratamiento según el riesgo es una estrategia terapéutica clave que se utiliza en los niños con LLA, y los protocolos están diseñados para poblaciones de pacientes específicas con diferentes grados de riesgo de fracaso del tratamiento. En la sección de este resumen Asignación del tratamiento según el riesgo se describen las características clínicas y de laboratorio que se usan para la estratificación inicial de los niños con LLA en grupos de tratamiento según el riesgo.
La información sobre los ensayos clínicos patrocinados por el NCI se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
A continuación, se presentan ejemplos de ensayos clínicos nacionales o institucionales en curso:
Todos los pacientes reciben una inducción de 3 fármacos con dexametasona (sin antraciclinas). Después de terminar la inducción, los pacientes se clasifican en 3 grupos según las mediciones de respuesta biológica y respuesta temprana.
Los pacientes de riesgo estándar favorable recibirán el tratamiento estándar.
A todos los pacientes de riesgo estándar se les medirá la ERM en el día 29 de la inducción mediante una prueba de secuenciación de alto rendimiento (HTS) para la ERM. Los pacientes con ERM indetectable en la HTS recibirán el tratamiento estándar, mientras que los pacientes con ERM detectable en la HTS (o si el resultado de la ERM en la HTS es indeterminado o no está disponible) así como aquellos con trisomía doble y ERM en la médula ósea del ≥0,01 % al <0,1 % en el día 29 serán aptos para participar en una aleatorización y recibir el tratamiento estándar, o el tratamiento estándar con 2 ciclos de blinatumomab.
Los pacientes de riesgo estándar alto recibirán el tratamiento de base del BFM intensificado (riesgo alto del NCI). Todos los pacientes con una ERM >1 % al final de la consolidación salen del protocolo de tratamiento. Los pacientes con una ERM <0,1 % al final de la consolidación serán aptos para la aleatorización al tratamiento de base para el grupo de riesgo alto del NCI solo o combinado con 2 ciclos de blinatumomab. Los pacientes con una ERM del ≥0,1 % al <1 % al final de la consolidación se asignarán de manera directa a recibir el tratamiento de base para el grupo de riesgo alto del NCI con 2 ciclos de blinatumomab.
Los pacientes con síndrome de Down y riesgo estándar del NCI que cumplen con la definición de riesgo estándar promedio recibirán el mismo tratamiento que los pacientes sin síndrome de Down del grupo de riesgo estándar promedio, según se describió antes. El resto de los pacientes con síndrome de Down, incluso los de riesgo alto del NCI, características biológicas desfavorables y ERM alta el día 29 se clasificarán en el grupo de síndrome de Down de riesgo alto y se asignarán al azar a recibir 2 ciclos de blinatumomab, además del régimen de quimioterapia reducido en el que se omiten los elementos intensivos del tratamiento de base del BFM intensificado. Los elementos que se omiten son las antraciclinas durante la inducción y la quimioterapia a base de ciclofosfamida y citarabina durante la segunda parte de la intensificación diferida.
El tratamiento durará lo mismo para todos los pacientes (2 años desde el comienzo de la primera fase de mantenimiento provisional) sin importar el grupo de riesgo. Esto representa una reducción de 1 año en la duración del tratamiento para los varones, en comparación con el tratamiento estándar del COG.
En los pacientes con LLA-B del protocolo se evalúa si la adición de 2 bloques de inotuzumab ozogamicina a un tratamiento de base del BFM modificado mejorará la SSE, además se prueba si la reducción de la duración del tratamiento en los varones (de 3 años desde el inicio de la primera fase de mantenimiento provisional a 2 años desde el inicio de esta fase) afectará de manera adversa la SSE. Asimismo, en el estudio se procura determinar la SSC de los pacientes con LAFM y linfoma linfoblástico de células B diseminado que reciben tratamiento con un régimen quimioterapéutico para la LLA de riesgo estándar alto.
Todos los pacientes reciben una inducción de 4 fármacos (que incluye prednisona y daunorrubicina). Al finalizar la inducción, el tratamiento posterior depende de la edad, las características biológicas y la respuesta al tratamiento.
El tratamiento durará lo mismo para todos los pacientes (2 años desde el comienzo de la primera fase de mantenimiento provisional). Esto representa una reducción de 1 año en la duración del tratamiento para los varones, en comparación con el tratamiento estándar. Los pacientes con LLA-B de riesgo alto del NCI con ERM al final de la consolidación ≥0,01 % se retiran del protocolo de tratamiento y reúnen las condiciones para inscribirse en el ensayo de COG-AALL1721 (mencionado antes). Los pacientes de riesgo estándar del NCI con ERM al final de la consolidación ≥1 % se retiran del protocolo de tratamiento y no reúnen las condiciones para inscribirse en el ensayo de COG-AALL1721.
Los pacientes inscritos en este ensayo se someterán a leucocitaféresis para obtener células T autógenas que se enviarán para la producción del tisagenlecleucel. Mientras se espera que termine la producción, los pacientes iniciarán la primera fase de mantenimiento provisional (dosis altas de metotrexato); es posible que esta fase se interrumpa tan pronto como se disponga del producto. Una vez disponible el tisagenlecleucel, los pacientes recibirán quimioterapia linfocitorreductora e infusión de tisagenlecleucel. Después del tisagenlecleucel no se administrarán otros tratamientos para la leucemia. En el día 29 después de la administración del tisagenlecleucel se empezarán a obtener muestras de médula a intervalos regulares con el fin de evaluar el estado de la enfermedad; además se examinarán muestras de sangre periférica para detectar indicios de aplasia de células B.
Para inscribirse en este ensayo, los pacientes deben contar con un resultado positivo para CD19 en el momento del diagnóstico. Se excluyen los pacientes con médula de tipo M3 al final de la inducción, médula de tipo M2 o M3 al final de la consolidación, hipodiploidía (<44 cromosomas), LLA BCR::ABL1, o que hayan recibido antes tratamiento con un inhibidor de tirosina–cinasas.
Los pacientes de riesgo estándar de ambos grupos continuarán recibiendo imatinib hasta que completen toda la quimioterapia prevista (2 años de tratamiento). El objetivo de la aleatorización al grupo de riesgo estándar es determinar si la quimioterapia de base menos intensiva se relaciona con una SSE similar y tasas más bajas de morbilidad y mortalidad relacionada con el tratamiento en comparación con la terapia estándar (quimioterapia de base de EsPhALL).
Los pacientes de riesgo alto se someterán a un TCMH después de completar 3 bloques de consolidación de quimioterapia. El tratamiento con imatinib se reiniciará después del TCMH y se administrará desde el día 56 hasta el día 365. El objetivo es evaluar la viabilidad de la administración de imatinib posterior al TCMH y describir los desenlaces de estos pacientes.
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
En el momento del diagnóstico, cerca del 3 % de los pacientes tienen enfermedad SNC3 (definida por una muestra de líquido cefalorraquídeo [LCR] con ≥5 glóbulos blancos [GB]/μl, linfoblastos o parálisis de nervios craneales). Sin embargo, a menos que se dirija una terapia específica al sistema nervioso central (SNC), la mayoría de los niños presentará con el tiempo leucemia en el SNC evidente sin importar si se detectaron linfoblastos o no en el LCR en el momento del diagnóstico inicial. Por consiguiente, todos los niños con leucemia linfoblástica aguda (LLA) deben recibir una quimioterapia combinada sistémica y alguna forma de profilaxis en el SNC.
Debido a que el SNC es un sitio santuario (es decir, un espacio anatómico de poca penetración para muchos de los fármacos quimioterapéuticos que a menudo se usan para el tratamiento de la LLA), las terapias específicas dirigidas al SNC se deben iniciar rápido para eliminar la enfermedad en el SNC sintomática en el momento del diagnóstico y para prevenir la recaída en el SNC en todos los pacientes. Tradicionalmente, las tasas de supervivencia de los niños con LLA mejoraron mucho luego de que se empezaran a añadir terapias dirigidas al SNC a los regímenes de tratamiento.
Las opciones de tratamiento estándar para la terapia dirigida al sistema nervioso central son las siguientes:
Todas estas modalidades terapéuticas tienen una función en el tratamiento y la prevención de la leucemia en el SNC. El uso de una combinación de quimioterapia intratecal y quimioterapia sistémica dirigida al SNC es estándar. La radiación craneal se reserva para situaciones especiales.[1]
El tipo de terapia dirigida al SNC se basa en el riesgo de recaída en el SNC; los pacientes de riesgo más alto reciben tratamientos más intensivos. Los datos indican que los siguientes grupos de pacientes tienen un aumento de riesgo de recaída en el SNC:
Los regímenes terapéuticos dirigidos al SNC para la LLA infantil recién diagnosticada se presentan en el Cuadro 11.
Estado de la enfermedad | Opciones de tratamiento estándar | |
---|---|---|
LLA = leucemia linfoblástica aguda; SNC = sistema nervioso central; SNC3 = líquido cefalorraquídeo con 5 o más glóbulos blancos/µl, resultado positivo para blastocitos en la prueba con citocentrífuga o parálisis de nervios craneales. | ||
aEl fármaco solo no entra en el SNC, pero produce el agotamiento de la asparagina en el líquido cefalorraquídeo. | ||
Leucemia linfoblástica aguda de riesgo estándar | Quimioterapia intratecal | |
Metotrexato solo | ||
Metotrexato con citarabina e hidrocortisona | ||
Quimioterapia sistémica dirigida al SNC | ||
Dexametasona | ||
L-asparaginasaa | ||
Dosis altas de metotrexato con rescate de leucovorina | ||
Dosis escalonadas de metotrexato intravenoso (sin rescate de leucovorina) | ||
Leucemia linfoblástica aguda de riesgo alto y riesgo muy alto | Quimioterapia intratecal | |
Metotrexato solo | ||
Metotrexato con citarabina e hidrocortisona | ||
Quimioterapia sistémica dirigida al SNC | ||
Dexametasona | ||
L-asparaginasaa | ||
Dosis altas de metotrexato con rescate de leucovorina | ||
Radioterapia craneal |
Un objetivo principal de los ensayos clínicos actuales de LLA es administrar una terapia dirigida al SNC eficaz y, al mismo tiempo, reducir al mínimo los efectos tóxicos neurológicos y otros efectos tardíos.
Todos los regímenes terapéuticos para la LLA infantil incluyen quimioterapia intratecal. La quimioterapia intratecal se suele iniciar al principio de la inducción, se intensifica durante la consolidación y, en muchos protocolos, continúa durante la fase de mantenimiento.
La quimioterapia intratecal suele incluir una de las siguientes opciones:[5]
A diferencia de la citarabina intratecal, el metotrexato intratecal tiene un efecto sistémico significativo que quizás contribuya a prevenir la recaída en la médula.[6]
Además de las terapias dirigidas directamente al encéfalo y el líquido cefalorraquídeo, los fármacos de administración sistémica también son un componente eficaz para la profilaxis en el SNC. Los siguientes fármacos de administración sistémica proporcionan algún grado de profilaxis en el SNC:
Evidencia (quimioterapia sistémica dirigida al sistema nervioso central):
La proporción de pacientes que reciben radioterapia craneal ha disminuido de manera significativa con el tiempo. Ahora la mayoría de niños con LLA recién diagnosticada no reciben radioterapia craneal durante el tratamiento. Muchos grupos administran radioterapia craneal solo a los pacientes con el riesgo más alto de recaída en el SNC, como los pacientes con leucemia en el SNC documentada en el momento del diagnóstico (como se definió antes) (≥5 GB/μl y blastocitos; SNC3), o fenotipo de células T con recuento de GB alto en el momento de la presentación inicial.[11] Algunos centros no usan la irradiación craneal para ningún paciente.[12]
En los pacientes que reciben radioterapia, la dosis de radioterapia craneal se ha disminuido de manera significativa y la administración de irradiación medular no es estándar.
En los ensayos en curso se busca determinar si es posible eliminar la radioterapia del tratamiento de todos los niños con LLA recién diagnosticada sin que esto afecte la supervivencia ni aumente la tasa de toxicidad de las terapias iniciales y de rescate.[12,13] En un metanálisis de ensayos aleatorizados de terapias dirigidas al SNC se confirmó que la quimioterapia intratecal puede reemplazar la radioterapia en la mayoría de los pacientes con LLA recién diagnosticada. Es posible que se necesite tratamiento sistémico adicional según los fármacos y la intensidad del tratamiento usado.[14]; [1][Nivel de evidencia B1]
La quimioterapia intratecal sin radioterapia craneal en el contexto de una quimioterapia sistémica adecuada produce tasas de recaída en el SNC inferiores al 5 % en los niños con LLA de riesgo estándar.[12,13,15-18]
El uso de radioterapia craneal no es un componente necesario de la terapia dirigida al SNC para estos pacientes.[19,20] En algunos regímenes se usa quimioterapia intratecal triple (metotrexato, citarabina e hidrocortisona), mientras que en otros se usa metotrexato intratecal solo durante todo el tratamiento.
Evidencia (quimioterapia intratecal triple vs. metotrexato intratecal):
Los abordajes de terapia intratecal también se han estudiado en pacientes de riesgo alto.
Evidencia (quimioterapia intratecal triple vs. metotrexato intratecal):
Hay controversia sobre el uso de radioterapia craneal en los pacientes de riesgo alto y riesgo muy alto, aunque cada vez hay mayor consenso en cuanto a que la mayoría de los pacientes no necesitan radioterapia craneal.[14] Las indicaciones para el uso de radioterapia craneal en algunos regímenes terapéuticos son las siguientes:[11]
En las últimas dos décadas ha disminuido la proporción de pacientes que reciben radioterapia y la dosis de radioterapia que se administra.
Evidencia (radioterapia craneal):
El tratamiento de los pacientes con LLA y enfermedad en el SNC evidente del punto de vista clínico (≥5 GB/CGA y blastocitos en la prueba con citocentrífuga; SNC3 con parálisis de nervios craneales) en el momento del diagnóstico suele incluir quimioterapia intratecal y radioterapia craneal (dosis habitual de 18 Gy).[18,20] Ya no se usa la radiación raquídea.
Evidencia (radioterapia craneal):
Se necesitan estudios prospectivos más grandes para determinar por completo la inocuidad de la omisión de la radioterapia craneal para los pacientes con SNC3.
La información sobre los ensayos clínicos patrocinados por el NCI se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
Los efectos tóxicos de la terapia dirigida al SNC para la LLA infantil pueden ser agudos, subagudos y tardíos. Para obtener más información, consultar la sección Efectos tardíos en el sistema nervioso central en Efectos tardíos del tratamiento anticanceroso en la niñez.
Las convulsiones son el efecto secundario agudo más común de la quimioterapia intratecal sola. Hasta un 5 % de los pacientes con LLA no irradiados que reciben dosis frecuentes de quimioterapia intratecal presentarán al menos una convulsión durante el tratamiento.[12] Se observaron tasas más altas de convulsiones con el uso de regímenes de consolidación que incluyeron 12 cursos de dosis intermedias de metotrexato IV (1 g/m2) cada 2 semanas con quimioterapia intratecal.[29] El uso de metotrexato por vía intratecal o en dosis altas IV también se relaciona con un síndrome similar a un accidente cerebrovascular que, en la mayoría de los casos, es transitorio.[30]
Los pacientes de LLA que presentan convulsiones durante el tratamiento y que reciben anticonvulsivos no deben recibir fenobarbital ni fenitoína, porque estos medicamentos a veces aumentan la depuración de algunos fármacos quimioterapéuticos y afectan de manera adversa el desenlace.[31]
Los efectos tardíos relacionados con las terapias dirigidas al SNC incluyen neoplasias subsiguientes, trastornos neuroendocrinos, leucoencefalopatía y alteraciones neurocognitivas.
Las neoplasias subsiguientes se observan sobre todo en sobrevivientes que recibieron radioterapia craneal. Los meningiomas son las segundas neoplasias que se observan con mayor frecuencia y en general son de bajo potencial maligno. Sin embargo, es posible que también se presenten lesiones de grado alto. En un estudio retrospectivo del SJCRH con más de 1290 pacientes de LLA que nunca recayeron, la incidencia acumulada a 30 años de una neoplasia subsiguiente en el SNC fue del 3 %. Y al descontar los meningiomas, la incidencia acumulada a 30 años fue del 1,17 %.[32] Casi todas estas neoplasias subsiguientes en el SNC se presentaron en pacientes previamente irradiados. En un informe del Pediatric Normal Tissue Effects in the Clinic (PENTEC) sobre neoplasias malignas subsiguientes, los pacientes que recibieron radioterapia en el encéfalo tuvieron un exceso de riesgo relativo combinado de meningiomas subsiguientes por cada Gy de 0,44. Los pacientes tratados con 12 Gy de radioterapia tuvieron un potencial sustancialmente menor de presentar meningiomas que aquellos que recibieron 24 Gy.[33]
Las alteraciones neurocognitivas, que varían en gravedad y consecuencias funcionales, se han documentado en sobrevivientes a largo plazo de LLA tratados con radioterapia o sin esta. En general, los pacientes que reciben quimioterapia intratecal sin radioterapia craneal presentan secuelas neurocognitivas menos graves que los pacientes irradiados; el deterioro estriba en disminuciones relativamente moderadas en un número restringido de dominios del funcionamiento neuropsicológico.[34-37] En los pacientes que reciben radioterapia craneal, la frecuencia y gravedad de los efectos tóxicos dependen de la dosis. Los pacientes tratados con 18 Gy de radioterapia craneal tienen un riesgo más bajo de alteraciones graves que los pacientes tratados con dosis de 24 Gy o superiores. En muchos estudios, se notificó que una edad más baja en el momento del diagnóstico y el sexo femenino se relacionan con un riesgo más alto de efectos neurocognitivos tardíos.[38]
En varios estudios también se evaluó el efecto de otros componentes del tratamiento en la presentación de alteraciones neurocognitivas tardías. No se observó ninguna diferencia de importancia clínica en una comparación de los resultados neurocognitivos de los pacientes tratados con metotrexato versus quimioterapia intratecal triple.[24][Nivel de evidencia C1] Hay controversia sobre el supuesto aumento del riesgo de alteraciones neurocognitivas en los pacientes que recibieron dexametasona.[39] En un estudio del SJCRH con sobrevivientes a largo plazo no irradiados, el tratamiento con dexametasona se relacionó con aumento del riesgo de alteraciones de la atención y el funcionamiento ejecutivo.[40] Por el contrario, en pruebas neurocognitivas a largo plazo de 92 niños con antecedentes de LLA de riesgo estándar que recibieron dexametasona o prednisona durante el tratamiento, no se demostraron diferencias significativas en el funcionamiento cognitivo según la aleatorización al grupo de corticoesteroides.[41]
Evidencia (efectos tardíos neurocognitivos de la radiación craneal):
Evidencia (efectos tardíos neurocognitivos en pacientes no irradiados):
Tradicionalmente, los pacientes con leucemia linfoblástica aguda de células T (LLA-T) han tenido un pronóstico más precario que los niños con leucemia linfoblástica aguda de células B (LLA-B). En una revisión de un gran número de pacientes tratados en ensayos del Children's Oncology Group (COG) durante un periodo de 15 años, se encontró que el inmunofenotipo de células T continúa siendo un factor de pronóstico adverso en el análisis multivariante.[1] Sin embargo, con el uso de los regímenes de tratamiento vigentes, los desenlaces de los niños con LLA-T se acercan a los de los niños con LLA-B. Por ejemplo, el Dana-Farber Cancer Institute (DFCI) ALL Consortium notificó una tasa de supervivencia sin complicaciones (SSC) a 5 años del 81 % y una tasa de supervivencia general (SG) del 90 % en los pacientes con LLA-T que se trataron en 2 ensayos clínicos consecutivos entre 2005 y 2015.[2] Otro ejemplo es el ensayo del COG AALL0434 (NCT00408005) con pacientes de LLA-T, en el que se obtuvo una tasa de SSC a 5 años del 83,8 % y una tasa de SG del 89,5 %.[3]
Las opciones de tratamiento de la LLA-T son las siguientes:
Evidencia (quimioterapia y radioterapia craneal profiláctica):
El uso de la radioterapia craneal profiláctica en el tratamiento de la LLA-T está disminuyendo. Algunos grupos, como el St. Jude Children's Research Hospital (SJCRH) y el Dutch Childhood Oncology Group (DCOG), no utilizan la radioterapia craneal en el tratamiento de primera línea de la LLA. Otros grupos, como el DFCI, el COG y el BFM, ahora limitan la radioterapia a los pacientes con características de riesgo muy alto o enfermedad SNC3.
La información sobre los ensayos clínicos patrocinados por el NCI se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es poco frecuente en los lactantes y representa cerca del 2 % al 4 % de los casos de LLA infantil.[20] Debido a sus características biológicas distintivas y el riesgo alto de recidivas leucémicas, los lactantes con LLA se tratan con protocolos diseñados de manera específica para esta población de pacientes. Los aspectos terapéuticos comunes de los regímenes quimioterapéuticos intensivos que se usanpara los lactantes con LLA son la adición de cursos de intensificación durante la posinducción con dosis altas de citarabina y metotrexato.[21-24]
El desenlace es especialmente precario cuando se establece el diagnóstico durante los primeros meses de vida del lactante. En un estudio, la tasa de SG a 2 años fue del 20 % cuando el diagnóstico se hizo durante el primer mes de vida.[25][Nivel de evidencia B4] En otro estudio, la tasa de SSC a 5 años para los lactantes que recibieron el diagnóstico durante los primeros 90 días de vida fue del 16 %.[23][Nivel de evidencia B4]
En los lactantes con reordenamientos del gen KMT2A, las tasas de SSC a los 4 a 5 años son de alrededor del 35 %.[21-23,26,27][Nivel de evidencia B4] Los factores pronósticos de un desenlace precario en los lactantes con reordenamientos de KMT2A son los siguientes:[22,23]; [28][Nivel de evidencia C2]; [29][Nivel de evidencia B4]
En un informe, también se encontró que la presencia de compromiso en el SNC de cualquier grado en el momento del diagnóstico (SNC2, SNC3, o punción lumbar traumática con blastocitos) era un factor pronóstico independiente de desenlace precario en lactantes con LLA con reordenamiento de KMT2A.[30]
Además de tener una tasa de recaída significativamente más alta que los niños de más edad con LLA, los lactantes suelen presentar más a menudo una enfermedad de mayor gravedad. En un estudio retrospectivo de gran tamaño, los lactantes con LLA fueron más propensos a presentar insuficiencia multiorgánica que los niños mayores (12 % y 1 %, respectivamente). Los lactantes también tuvieron mayores requerimientos de hemoderivados, diuréticos, oxígeno complementario y ventilación mecánica durante la inducción, en comparación con los niños mayores.[31]
Los lactantes también tienen un mayor riesgo de presentar efectos tóxicos relacionados con el tratamiento, en especial infecciones. Con los abordajes de tratamiento vigentes para esta población, se notifica una mortalidad relacionada con el tratamiento de alrededor del 10 % en los lactantes, una tasa mucho más alta que la de los niños de más edad con LLA.[22,23] En el ensayo del COG AALL0631 (NCT00557193), un régimen de inducción intensificado produjo una tasa de mortalidad durante la inducción del 15,4 % (4 de 26 pacientes). Más tarde, el ensayo se modificó con una inducción menos intensiva y mejores directrices para la atención de apoyo, lo que condujo a una tasa de mortalidad durante la inducción significativamente inferior (1,6 %; 2 de 123 pacientes) y una tasa de RC significativamente superior (94 %) que la que se obtuvo con el régimen anterior de inducción más intensiva (68 %).[32]
Los lactantes con reordenamientos del gen KMT2A por lo general se tratan con regímenes quimioterapéuticos intensificados que incluyen fármacos que no se suelen usar en la terapia de primera línea para los niños con LLA de más edad. Sin embargo, a pesar de los abordajes intensificados, las tasas de SSC siguen siendo precarias en estos pacientes.
Evidencia (regímenes quimioterapéuticos intensificados para los lactantes con reordenamientos de KMT2A):
Se realizaron estudios exploratorios para evaluar el efecto de las concentraciones de lestaurtinib en sangre suficientes como para lograr la inhibición de FLT3, y para evaluar el efecto de la sensibilidad ex vivo de las células leucémicas al lestaurtinib.
La función del TCMH alogénico durante la primera remisión en los lactantes con reordenamientos del gen KMT2A continúa siendo polémica.
Evidencia (TCMH alogénico durante la primera remisión en lactantes con reordenamientos de KMT2A):
En los lactantes con LLA sometidos a trasplante después de la primera RC, los desenlaces de los que reciben regímenes con irradiación corporal total (ICT) son semejantes a los de aquellos que no reciben ICT.[36,38]
El tratamiento óptimo para los lactantes sin reordenamientos de KMT2A tampoco está claro, en parte debido a la escasez de datos sobre el uso de los regímenes de LLA estándar que se emplean en niños de más edad.
La información sobre los ensayos clínicos patrocinados por el NCI se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
Desde hace décadas los adolescentes y adultos jóvenes con leucemia linfoblástica aguda (LLA) se han considerado de riesgo alto. Los desenlaces en este grupo etario son inferiores en casi todos los estudios de tratamiento en comparación con los de los niños menores de 10 años.[41-43] Esta diferencia se debe a que en el momento del diagnóstico estos pacientes presentan más a menudo factores de pronóstico adverso, como los siguientes:
Además de los factores pronósticos adversos más frecuentes, los pacientes de este grupo etario tienen tasas más altas de mortalidad relacionada con el tratamiento [42-45] y de incumplimiento terapéutico.[44,46]
En algunos estudios de los Estados Unidos y Francia se identificaron por primera vez las diferencias en los desenlaces de acuerdo con los regímenes de tratamiento.[47] En otros estudios se confirmó que los pacientes adolescentes mayores y adultos jóvenes presentan una evolución más favorable cuando reciben regímenes para niños en lugar de regímenes para adultos.[47-55]; [56][Nivel de evidencia B4] Estos resultados del estudio se resumen en el Cuadro 12.
Debido al resultado relativamente favorable que se obtiene en estos pacientes cuando reciben los regímenes quimioterapéuticos usados para la LLA infantil de riesgo alto, no hay lugar para el uso rutinario de un TCMH alogénico en el momento de la primera remisión de los adolescentes y adultos jóvenes con LLA.[43]
Evidencia (uso de un régimen de tratamiento pediátrico en adolescentes y adultos jóvenes con LLA):
Se desconoce la razón por la que los adolescentes y adultos jóvenes logran resultados superiores con los regímenes pediátricos, aunque las posibles explicaciones comprenden las siguientes:[48]
Sitio y grupo de estudio | Pacientes adolescentes y adultos jóvenes (No.) | Mediana de edad (años) | Supervivencia (%) |
---|---|---|---|
LLA = Leucemia linfoblástica aguda; SSC = supervivencia sin complicaciones; SG = supervivencia general. | |||
AIEOP = Associazione Italiana di Ematologia e Oncologia Pediatrica; CALGB = Cancer and Leukemia Group B; CCG = Children's Cancer Group; DCOG = Dutch Childhood Oncology Group; FRALLE = French Acute Lymphoblastic Leukaemia Study Group; GIMEMA = Gruppo Italiano Malattie EMatologiche dell'Adulto; HOVON = Dutch-Belgian Hemato-Oncology Cooperative Group; LALA = France-Belgium Group for Lymphoblastic Acute Leukemia in Adults; MRC = Medical Research Council (United Kingdom); NOPHO = Nordic Society for Pediatric Hematology and Oncology; UKALL = United Kingdom Acute Lymphoblastic Leukaemia. | |||
Estados Unidos[47] | |||
CCG (pediátrico) | 197 | 16 | 67, SG 7 años |
CALGB (adultos) | 124 | 19 | 46 |
Francia[52] | |||
FRALLE 93 (pediátrico) | 77 | 16 | 67 SSC |
LALA 94 | 100 | 18 | 41 |
Italia[60] | |||
AIEOP (pediátrico) | 150 | 15 | 80, SG 2 años |
GIMEMA (adultos) | 95 | 16 | 71 |
Países Bajos[61] | |||
DCOG (pediátrico) | 47 | 12 | 71 SSC |
HOVON | 44 | 20 | 38 |
Suecia[62] | |||
NOPHO 92 (pediátrico) | 36 | 16 | 74, SG 5 años |
LLA en adultos | 99 | 18 | 39 |
Reino Unido[50] | |||
MRC LLA (pediátrico) | 61 | 15–17 | 71, SG 5 años |
UKALL XII (adultos) | 67 | 15–17 | 56 |
UKALL 2003 [63] | 229 | 16–24 | 72 SSC |
Los adolescentes con LLA tienen un riesgo más alto que los niños pequeños de presentar complicaciones relacionadas con el tratamiento, como osteonecrosis, trombosis venosa profunda y pancreatitis.[49,64,65] Antes de la intensificación de la posinducción para el tratamiento de la LLA, la osteonecrosis era poco frecuente. La mejora de los resultados en niños y adolescentes de 10 años o más estuvo acompañada por un aumento de la incidencia de osteonecrosis.
En el 95 % de los pacientes con osteonecrosis, se ven afectadas las articulaciones que soportan peso y, en más del 40 % de los casos, se necesitaron intervenciones quirúrgicas con el fin de controlar los síntomas y el deterioro de la movilidad. El diagnóstico en la mayoría de los casos se establece durante los primeros 2 años de tratamiento y, con frecuencia, los síntomas se identifican durante el mantenimiento.
Evidencia (osteonecrosis):
La información sobre los ensayos clínicos patrocinados por el NCI se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
A continuación, se presentan ejemplos de ensayos clínicos nacionales o institucionales en curso:
Alrededor de un 2 % a un 3 % de los casos de LLA se presentan en niños con síndrome de Down.[68-71] La LLA de pacientes pediátricos con síndrome de Down se caracteriza por una incidencia baja de características biológicas favorables (por ejemplo, ETV6::RUNX1 e hiperdiploidía alta con trisomías favorables) y desfavorables (por ejemplo, BCR::ABL1, reordenamientos de KMT2A, hipodiploidía baja, t(9;22)(q34;q11.2) o t(4;11)(q21;q23)), así como una ausencia casi total de fenotipo de células T.[68-70,72,73]
Determinadas anomalías genómicas, como las deleciones de IKZF1, las anomalías de CRLF2 y las variantes de JAK se observan con mayor frecuencia en la LLA de los niños con síndrome de Down que en aquellos sin este síndrome.[74-78] Los estudios de niños con síndrome de Down y LLA indican que la presencia de deleciones de IKZF1 (pero no anomalías de CRLF2 o variantes de JAK) acarrea un pronóstico más precario.[73,78,79]
Los pacientes con síndrome de Down tienen un mayor riesgo de presentar efectos tóxicos relacionados con el tratamiento, como infecciones, mucositis y convulsiones. En algunos estudios, se notificaron desenlaces más precarios en niños con síndrome de Down y LLA,[68,69,80-82] sin embargo, en otros estudios, los pacientes con síndrome de Down evolucionaron tan bien como los que no tenían este síndrome.[83,84] Cuando se observan desenlaces inferiores en los pacientes con síndrome de Down, se relacionan con un mayor riesgo de recaída y una mayor frecuencia de mortalidad relacionada con el tratamiento.[68-70,73,80,81]
Debido al aumento comprobado de la toxicidad que presentan los pacientes con síndrome de Down, algunos protocolos de LLA (como los del COG) han desintensificado el tratamiento según el riesgo en los pacientes con síndrome de Down y LLA para minimizar la exposición a los componentes de la terapia que producen morbilidad. Si bien esta estrategia de reducción del tratamiento disminuye la frecuencia y los efectos tóxicos, su efecto en los resultados antileucémicos todavía se desconocen.
Evidencia (efectos tóxicos y desenlace de los pacientes con síndrome de Down y LLA):
La información sobre los ensayos clínicos patrocinados por el NCI se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
A continuación, se presenta un ejemplo de un ensayo clínico nacional o institucional en curso:
La leucemia linfoblástica aguda (LLA) positiva para BCR::ABL1 (positiva para el cromosoma Filadelfia [Ph+] se observa en alrededor del 3 % de los casos de LLA infantil, aumenta en la adolescencia y representa un 15 % a un 25 % de los casos de LLA en adultos. En el pasado, se consideraba que este subtipo de LLA era muy difícil de tratar y los pacientes presentaban un desenlace precario. En el año 2000, un grupo internacional de leucemia infantil internacional notificó una tasa de SSC a 7 años del 25 % con una SG del 36 %.[85] En 2010, el mismo grupo notificó una tasa de SSC a 7 años del 31 % y una tasa de SG del 44 % en los pacientes con LLA BCR::ABL1 tratados sin inhibidores de tirosina–cinasas (ITC).[86] El tratamiento de este subgrupo ha evolucionado desde un énfasis inicial en quimioterapia intensiva hasta el trasplante alogénico de células hematopoyéticas en el momento de una remisión completa (RC) como estándar de atención y, en la actualidad, una combinación de quimioterapia con un ITC; solo un número bajo de pacientes se ha sometido al trasplante alogénico en el momento de la primera RC.
En los pacientes con LLA y fusiones génicas BCR::ABL1, la detección de la ERM a partir de citometría de flujo o detección de los reordenamientos de inmunoglobulinas o del receptor de células T (IG/TCR) mediante reacción en cadena de la polimerasa (PCR) o secuenciación de última generación (NGS) brinda una estimación del pronóstico más confiable que los métodos basados en la cuantificación de los trascriptos o el DNA con la fusión BCR::ABL1 o del DNA.[87-89] En algunos casos, los transcriptos o el DNA con la fusión BCR::ABL1 persisten en ausencia de ERM detectable mediante citometría de flujo o pruebas de reordenamientos de IG/TCR. Este comportamiento es característico de la LLA con fusión BCR::ABL1 y compromiso de múltiples linajes. El subtipo que afecta varios linajes se diferencia del subtipo más común, la LLA con fusión BCR::ABL1 y compromiso linfoide solo, en donde la fusión BCR::ABL1 se puede encontrar en células B, T o mieloides no afectadas por la LLA, en oposición a los linfoblastos solamente.[90,91] La persistencia de DNA o RNA con la fusión BCR::ABL1 en la LLA con fusión BCR::ABL1 y compromiso de varios linajes posiblemente indique la presencia de un clon preleucémico residual y no de células leucémicas. Por lo tanto, el término ERM es inapropiado. A partir de un número bajo de pacientes estudiados hasta la fecha, el pronóstico es semejante en adultos y niños de LLA con fusión BCR::ABL1 y compromiso linfoide solo o compromiso de múltiples linajes.[87,88] Además, la persistencia de la positividad en PCR para la fusión BCR::ABL1 (en ausencia de ERM detectable por otros métodos) no tiene repercusión pronóstica. Por lo tanto, en la LLA con fusión BCR::ABL1, la citometría de flujo, las pruebas de PCR para IG/TCR y las pruebas de NGS son métodos más confiables que la PCR para la fusión BCR::ABL1 en cuanto a la evaluación de la ERM como medida de estratificación del riesgo y para la toma de decisiones de tratamiento. Para obtener más información, consultar la sección Características citogenéticas y genómicas de la leucemia linfoblástica aguda infantil.
El tratamiento estándar para los pacientes con LLA BCR::ABL1 incluye el uso de un ITC (por ejemplo, imatinib o dasatinib) en combinación con quimioterapia citotóxica, con un TCMH alogénico en la primera RC o sin este.
El mesilato de imatinib es un inhibidor selectivo de la proteína cinasa BCR::ABL1. En estudios de fase I y II de imatinib en monoterapia para niños y adultos con LLA BCR::ABL1 recidivante o resistente al tratamiento se demostraron tasas de respuesta relativamente altas, aunque estas respuestas en general fueron de corta duración.[92,93]
En ensayos clínicos de adultos y niños con LLA BCR::ABL1 se demostró la viabilidad de la administración de mesilato de imatinib en combinación con quimioterapia multifarmacológica.[94-96] Se observaron mejores desenlaces en los pacientes con LLA BCR::ABL1 después del TCMH cuando se administró imatinib antes o después del trasplante.[97-101] En ensayos clínicos también se demostró que muchos pacientes pediátricos con LLA BCR::ABL1 obtendrán una SSC similar si se administra quimioterapia y un ITC en lugar de un trasplante.[101,102]
El dasatinib, un ITC de segunda generación, también se ha estudiado para el tratamiento de la LLA BCR::ABL1. El dasatinib demostró una actividad importante en el SNC en un modelo murino y en una serie de pacientes con leucemia en el SNC.[103] Los resultados de un ensayo de fase I de dasatinib en pacientes pediátricos indicaron que una dosificación una vez al día se relacionó con un perfil de toxicidad aceptable, con pocos efectos adversos no hematológicos de grado 3 o 4.[104]
Evidencia (inhibidor de tirosina–cinasas):
La información sobre los ensayos clínicos patrocinados por el NCI se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
A continuación, se presenta un ejemplo de un ensayo clínico nacional o institucional en curso:
Los pacientes de riesgo estándar de ambos grupos continuarán recibiendo imatinib hasta que completen toda la quimioterapia prevista (2 años de tratamiento). El objetivo de la aleatorización al grupo de riesgo estándar es determinar si la quimioterapia de base menos intensiva se relaciona con una SSE similar, pero con tasas más bajas de toxicidad del tratamiento en comparación con la terapia estándar (quimioterapia de base de EsPhALL).
Los pacientes de riesgo alto (cerca del 15 % al 20 % de los pacientes) se someterán a un TCMH después de completar los 3 bloques de quimioterapia de consolidación. Se reiniciará el imatinib después del TCMH y se administrará desde el día +56 hasta el día +365 a fin de probar la viabilidad de la administración de este fármaco después del TCMH y describir el desenlace de los pacientes que reciben dicho tratamiento.
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
El pronóstico de un niño con leucemia linfoblástica aguda (LLA) en recaída depende de varios factores.[1-14]; [15][Nivel de evidencia C2]
Después de la primera recaída de la LLA infantil se utilizan los siguientes dos factores de riesgo importantes para determinar el pronóstico y el abordaje de tratamiento:
Otros factores pronósticos son los siguientes:
Los pacientes con una recaída extramedular aislada por lo general tienen una evolución más favorable que los pacientes con recaídas en la médula ósea. En algunos estudios, los pacientes con recaídas medular y extramedular combinadas tuvieron un mejor pronóstico que aquellos con recaída medular. Sin embargo, este hallazgo no se confirmó en otros estudios.[5,13,16]
En los pacientes con LLA-B recidivante, las recaídas tempranas y las recaídas medulares indican una evolución más desfavorable que las recaídas tardías y las recaídas extramedulares aisladas. Por ejemplo, las tasas de supervivencia oscilan entre menos de un 20 %, en los pacientes con recaídas medulares que surgen durante los 18 meses que le siguen al diagnóstico, hasta un 60 %, en aquellos cuyas recaídas se presentan después de 36 meses del diagnóstico.[5,13,17]
En los pacientes con recaídas aisladas en el sistema nervioso central (SNC), las tasas de supervivencia general (SG) son del 40 % al 50 % cuando la recaída es temprana (<18 meses a partir del diagnóstico) y del 75 % al 80 % cuando la recaída es tardía (>18 meses a partir del diagnóstico).[13,18] No se ha comprobado que el resultado mejore cuando se establece vigilancia frecuente (recuentos sanguíneos completos o pruebas de médula ósea) para la detección temprana de la recaída en los pacientes que no reciben tratamiento.[19]
Se notificó que una edad de 10 años o más en el momento del diagnóstico es un factor pronóstico independiente de un desenlace precario.[13,16] En un estudio del Children’s Oncology Group (COG) se observó además que, aunque los pacientes de 10 a 15 años en el momento del diagnóstico inicial exhibían una evolución más desfavorable que los pacientes de 1 a 9 años (tasa de supervivencia posterior a la recaía a 3 años, 35 vs. 48 %), la evolución de los mayores de 15 años fue mucho más desfavorable (tasa de SG a 3 años,15 %; P = 0,001).[20]
Para los pacientes con LLA-B diagnosticada a los 18 años de edad o antes y que tuvieron una recaída tardía, la edad no fue un factor pronóstico importante del desenlace subsiguiente cuando se hizo un análisis por cuartiles. Sin embargo, el desenlace de los pacientes de 18 años o más en el momento de la recaída fue significativamente inferior al desenlace de los pacientes que presentaron una recaída a una edad menor a los 18 años (39,5 vs. 68,7 %; P = 0,0001).[21]
El grupo Berlin-Frankfurt-Münster (BFM) también notificó que un recuento de blastocitos periféricos elevado (>10 000/μl) en el momento de la recaída se relacionó con desenlaces inferiores en los pacientes con recaídas medulares tardías.[10]
Los niños con síndrome de Down y recaída de LLA por lo general presentaron desenlaces inferiores debido al aumento de muertes durante la inducción, la mortalidad relacionada con el tratamiento y la recaída.
El COG informó que la clasificación del grupo de riesgo en el diagnóstico inicial fue importante para el pronóstico después de la recaída. Los pacientes que cumplieron con los criterios de riesgo estándar del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) en el momento del diagnóstico inicial evolucionaron de forma más favorable después de la recaída que los pacientes de riesgo alto del NCI.[13]
Los pacientes con recaídas medulares y enfermedad morfológica persistente al final del primer mes de terapia de reinducción tienen un pronóstico muy precario, incluso si luego logran una segunda remisión completa (RC).[24][Nivel de evidencia B4]; [25][Nivel de evidencia C1] En varios estudios se demostró que los índices de enfermedad residual mínima (ERM) después de la segunda RC tienen valor pronóstico en la LLA en recaída.[21,24,26-29]; [30,31][Nivel de evidencia C2] Los índices altos de ERM al final de la reinducción y en puntos de referencia posteriores se correlacionaron con un riesgo muy alto de recaída posterior.[21,29]
Mediante secuenciación génica se han identificado cambios en los perfiles de variantes desde el diagnóstico hasta el momento de la recaída.[32,33] Las fusiones génicas oncógenas (por ejemplo, TCF3::PBX1, ETV6::RUNX1) casi siempre se observan entre el momento del diagnóstico inicial y la recaída; las variantes de un solo nucleótido y las variaciones en el número de copias a veces se observan en el momento del diagnóstico, pero no en el momento de la recaída y viceversa.[32,34] Por ejemplo, las variantes de la familia de genes RAS son comunes en el momento del diagnóstico y de la recaída, pero el tipo de variante específica en la familia de genes RAS quizás cambie desde el diagnóstico hasta la recaída a medida que subclones leucémicos específicos surgen o desaparecen durante el curso del tratamiento.[32] Por el contrario, se han observado variantes de NT5C2 (un gen que participa en el metabolismo de los nucleótidos) relacionadas de manera específica con la recaída hasta en el 45 % de los casos de LLA que exhiben recaída temprana.[32,35,36]
Las alteraciones de TP53 (variantes o alteraciones en el número de copias) se observan en cerca del 10 % de los pacientes con LLA en la primera recaída y se relacionan con un aumento de la probabilidad de leucemia persistente después de la reinducción inicial y tasas de supervivencia sin complicaciones (SSC) precarias.[21,37] En un estudio, cerca de la mitad de las alteraciones en TP53 se observaron en el momento del diagnóstico inicial y el resto se observaron por primera vez en el momento de la recaída.[37]
También se notificó una asociación entre la presencia de deleciones de IKZF1 y un pronóstico precario para los pacientes con LLA-B en la primera recaída medular.[38] Sin embargo, en un estudio del BFM de pacientes con LLA-B que tuvieron una primera recaída medular tardía, las deleciones de IKZF1 no tuvieron importancia pronóstica.[21]
Las variantes de la vía RAS (KRAS, NRAS, FLT3 y PTPN11) son comunes en el momento de la recaída en los pacientes con LLA-B y se encontraron en cerca del 40 % de los pacientes en el momento de la primera recaída en un estudio de 206 niños.[32,39] De la misma forma que en el momento del diagnóstico, la frecuencia de las variantes de la vía RAS en el momento de la recaída difiere según el subtipo citogenético (por ejemplo, frecuencia elevada en casos de hiperdiploidía y frecuencia baja en casos con ETV6::RUNX1). La presencia de variantes de la vía RAS en el momento de la recaída se relacionó con una recaída temprana. No obstante, la presencia de variantes de la vía RAS en el momento de la recaída no fue un factor pronóstico independiente del desenlace.
Los pacientes con LLA positiva para ETV6::RUNX1 tienen un pronóstico relativamente favorable en la primera recaída, lo que se corresponde con el alto porcentaje de estos pacientes que recaen más de 36 meses después del diagnóstico.[38,40]
El inmunofenotipo es un factor pronóstico importante en el momento de la recaída. Los pacientes con LLA-T que presentan una recaída medular (aislada o combinada) en cualquier momento durante el tratamiento o después del tratamiento tienen menos probabilidades de lograr una segunda remisión y una SSC a largo plazo que los pacientes con LLA-B.[5,24]
Las opciones de tratamiento estándar para la primera recaída en la médula ósea son las siguientes:
El tratamiento inicial de la recaída consiste en terapia de reinducción para lograr una segunda RC. Cuando se usa un régimen de reinducción de 4 fármacos (similar al que se administra a los pacientes de riesgo alto con diagnóstico reciente) o un régimen alternativo que incluye dosis altas de metotrexato y citarabina, cerca del 85 % de los pacientes con recidiva en la médula ósea logra una segunda RC al final del primer mes de tratamiento.[5]; [24,41][Nivel de evidencia B4] Los pacientes con recidivas medulares tempranas tienen una tasa más baja de segunda RC morfológica (alrededor del 70 %) que aquellos con recidivas medulares tardías (alrededor del 95 %).[24,41]
Evidencia (quimioterapia de reinducción):
Es necesario investigar más el posible beneficio de la mitoxantrona en los regímenes para la LLA en recaída.
Los pacientes con LLA-T en recaída tienen tasas mucho más bajas de segunda RC que los pacientes con fenotipo de células B cuando reciben regímenes estándar de reinducción.[24] En los niños con LLA-T que presentaron la primera recaída en la médula ósea, el tratamiento con monoterapia de nelarabina, un fármaco selectivo de células T, produjo tasas de respuesta de cerca del 50 %.[50] En un ensayo de 28 pacientes pediátricos con LLA-T en recaída o resistente al tratamiento que se trataron con monoterapia de nelarabina, la tasa de respuesta general (RC y RC sin recuperación hematológica) fue del 39,3 %.[51] La combinación de nelarabina, ciclofosfamida y etopósido también se ha usado en pacientes con LLA-T en recaída o resistente al tratamiento, con tasas de respuesta similares a las de la monoterapia de nelarabina.[52]; [53][Nivel de evidencia C3] En un ensayo de fase I/II de esta combinación en pacientes con LLA-T y linfoma linfoblástico T en recaída o resistente al tratamiento, la mejor tasa de respuesta general (RC + RC con recuperación incompleta de plaquetas + respuesta parcial) fue del 38 % (8 de 21 pacientes). La cohorte de LLA-T tuvo una tasa de respuesta del 33 % (4 de 12 pacientes) y la cohorte de linfoma linfoblástico T tuvo una tasa de respuesta del 44 % (4 de 9 pacientes).[53][Nivel de evidencia C3]
En los pacientes con LLA-T en recaída también se evaluó el uso del inhibidor del proteosoma bortezomib (en combinación con quimioterapia). En un ensayo de fase II que realizó el COG, la combinación de bortezomib con vincristina, prednisona, pegaspargasa y doxorrubicina produjo una tasa de segunda RC del 68 % en los pacientes con LLA-T en primera remisión.[49]
El fracaso de la reinducción es un factor de pronóstico precario, pero los intentos subsiguientes para lograr la remisión a veces son exitosos y llevan a supervivencia después de un TCMH, en especial, si la ERM es baja o indetectable. Para obtener más información sobre la estratificación del riesgo de ERM, consultar la sección Leucemia linfoblástica aguda de células B en recaída tardía. Tradicionalmente, los abordajes incluían el uso de combinaciones de fármacos diferentes a los usados en el primer intento de tratamiento. Estos regímenes a menudo incluían fármacos más nuevos en investigación en ensayos clínicos. Aunque la probabilidad de supervivencia disminuye en forma progresiva después de cada intento, por lo general, se realizan entre 2 y 4 intentos adicionales con mediciones de eficacia decrecientes después de cada uno.[54] A raíz de que los estudios de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR), blinatumomab e inotuzumab hayan revelado tasas altas de remisión en pacientes de LLA-B con múltiples recaídas y resistentes a la quimioterapia, se encuentran en marcha ensayos para evaluar estos fármacos después de la recaída inicial. Para obtener más información, consultar la sección Abordajes inmunoterapéuticos para la leucemia linfoblástica aguda en recaída o resistente al tratamiento.
En la mayoría de los estudios se notificó que, en los pacientes de LLA-B en recaída medular temprana, el trasplante alogénico de un donante fraterno con HLA idéntico o de un donante no emparentado compatible que se realiza en el momento de la segunda remisión conlleva una supervivencia sin leucemia (SSL) más alta que la de un abordaje quimioterapéutico.[7,30,55-63] Sin embargo, incluso con el trasplante, la tasa de supervivencia para los pacientes con recaída medular temprana es inferior al 50 %. En un estudio se analizaron 278 pacientes con LLA-B en recaída temprana que recibieron tratamiento entre 2001 y 2013 en ensayos realizados por los grupos ALL-REZ BFM o UK-ALL. La tasa de SG fue del 32,6 %.[29] Se observaron desenlaces más favorables en los pacientes con LLA-B en recaída temprana que tenían ERM baja al final de la reinducción, ERM baja antes del TCMH y en aquellos que presentaron EICH aguda. Para obtener más información, consultar la sección Trasplante de células madre hematopoyéticas en la primera recaída medular y en recaídas posteriores.
Después de la quimioterapia de reinducción inicial, se ha demostrado que el uso de blinatumomab en lugar de quimioterapia citotóxica intensiva como terapia de consolidación previa al TCMH se asocia con mejores resultados.[64,65]
Evidencia (blinatumomab antes del TCMH en la LLA-B con recaída temprana):
En estudios previos se observó que, en los pacientes de LLA-B con una recaída medular tardía, se obtenían tasas de supervivencia de alrededor del 50 % cuando se usaba un abordaje quimioterapéutico primario después de lograr la segunda RC, y no quedaba claro si el trasplante alogénico se relacionaba con una tasa de curación superior.[5,9,42,66-68]; [69][Nivel de evidencia C1] A partir de datos posteriores, se demostró que la presencia de ERM al final de la reinducción permite identificar a los pacientes que tienen riesgo alto de recaída posterior, si se tratan con quimioterapia sola (sin TCMH) en el momento de la segunda RC. En varios estudios se observó que los pacientes con recaída medular tardía que tienen una ERM alta al final de la reinducción exhiben mejores desenlaces si reciben un TCMH alogénico en el momento de la segunda RC después de lograr un estado de ERM bajo o indetectable.[17,70]
Evidencia (estratificación del riesgo de recaída tardía en la LLA-B a partir de la ERM):
Hay poca información sobre el tratamiento de pacientes con LLA BCR::ABL1 en la era de los inhibidores de tirosina–cinasas (ITC).
En un estudio multicéntrico francés se notificaron 27 niños con LLA BCR::ABL1 en recaída (24 evidentes, 3 moleculares) que inicialmente habían sido tratados con un régimen que incluyó imatinib.[72][Nivel de evidencia C1]
En los pacientes con LLA-T que alcanzaron la remisión después de una recaída en la médula ósea, los desenlaces con quimioterapia posreinducción sola han sido por lo general precarios,[5] y estos pacientes a menudo se tratan con TCMH alogénico en el momento de la segunda RC, sin tener en cuenta el tiempo hasta la recaída. En los pacientes con LLA-T en segunda remisión la tasa de SG a los 3 años de un trasplante alogénico fue del 48 % y la tasa de SSE fue del 46 %.[73][Nivel de evidencia C1]
Aunque no hay estudios de comparación directa entre la quimioterapia y el TCMH para los pacientes que alcanzan una RC por tercera vez o posterior, el trasplante por lo general se considera un abordaje razonable para quienes alcanzan la remisión porque la curación con quimioterapia sola es infrecuente. La supervivencia a largo plazo para los pacientes de LLA después de la segunda recaída es especialmente precaria, del orden de menos del 10 % al 20 %.[61] Una de las principales razones de este fracaso es la imposibilidad de lograr una tercera remisión. Numerosos intentos de abordajes con combinaciones nuevas se han traducido en que solo cerca del 40 % de los niños logra una remisión durante la segunda recaída.[74] Sin embargo, en 2 estudios se añadió el bortezomib a los fármacos de reinducción estándar para pacientes con múltiples recaídas resistentes al tratamiento y se obtuvieron tasas de RC del 70 % al 80 %.[47][Nivel de evidencia C1]; [48][Nivel de evidencia C3] La clofarabina en monoterapia también se ha usado en pacientes con múltiples recaídas y leucemia resistente al tratamiento. En un análisis de 12 estudios clínicos de clofarabina en pacientes pediátricos con LLA en recaída o resistente al tratamiento, la tasa de remisión general (RC y RC con recuperación incompleta de plaquetas o recuperación incompleta de neutrófilos y plaquetas) fue del 28 %.[75]
En un ensayo de fase I se probó la combinación de venetoclax (inhibidor de BCL2) y navitoclax (inhibidor de BCL2 y BCL-XL) administrados junto con quimioterapia estándar (vincristina, dexametasona, con pegaspargasa o sin esta) en pacientes adultos y pediátricos con LLA-B o LLA-T en múltiples recaídas o resistente al tratamiento. En general, la combinación se toleró bien (el principal efecto tóxico fue la mielodepresión prolongada) y se logró la RC en el 60 % de los pacientes; el 57 % de ellos tuvo ERM indetectable.[76]
En los múltiples pacientes en recaída que logran una RC, se ha observado que el TCMH cura de un 20 % a un 35 % de los casos y que los fracasos obedecen a tasas altas de recaída y mortalidad relacionada con el trasplante.[77-81][Nivel de evidencia C1]
Debido a los desenlaces precarios en los pacientes de LLA-B con recaídas múltiples que reciben quimioterapia seguida de TCMH, la terapia de células T con CAR se ha usado como tratamiento estándar en esta población y se han obtenido tasas altas de remisión, así como una supervivencia superior (a pesar de que hacen falta ensayos comparativos directos). Para obtener más información, consultar la sección Terapia de células T con receptor de antígeno quimérico.
Los fármacos de inmunoterapia como blinatumomab e inotuzumab se han usado en esta población y han mejorado las tasas de remisión; a menudo se ha logrado la curación cuando a continuación se hace un TCMH.[82-86] Todavía no se han llevado a cabo estudios comparativos de abordajes de inmunoterapia y terapia celular en esta población, de manera que no hay datos para determinar los abordajes óptimos para el tratamiento inicial ni la secuencia de tratamientos.
En 2012, se publicó una revisión de expertos sobre las indicaciones para el TCMH.[87] Los componentes del proceso de trasplante que han mostrado ser importantes para mejorar o predecir el desenlace del TCMH en los niños con LLA, son los siguientes:
En un análisis del CIBMTR se evaluaron las variables previas al trasplante para crear un modelo con el fin de predecir la SSL posterior al trasplante en pacientes pediátricos (menores de 18 años). Todos los pacientes recibían un trasplante por primera vez y tenían acondicionamiento mielosupresor; se incluyeron todas las fuentes de células madre. En los pacientes con LLA, los factores predictivos relacionados con una SSL más baja fueron la edad menor de 2 años, una segunda RC o superior, la ERM positiva (solo en la segunda RC, no en la primera RC) y la presencia de enfermedad detectable mediante estudios morfológicos en el momento del trasplante. Se creó una escala para estratificar a los pacientes de acuerdo a los factores de riesgo con el fin de predecir la supervivencia. La tasa de SSL a 5 años fue del 68 % en el grupo de riesgo bajo, del 51 % en el grupo de riesgo intermedio y del 33 % en el grupo de riesgo alto.[88]
La irradiación corporal total (ICT) es un componente importante del régimen de acondicionamiento para los pacientes que se someten a un TCMH alogénico. En varios estudios se notificó que la ICT se relaciona con desenlaces superiores en los pacientes con LLA, en comparación con los regímenes preparatorios de quimioterapia sola.
Evidencia (ICT como parte del régimen preparatorio en la LLA):
Según estos datos, para casi todos los niños, excepto los más pequeños (edad <2–3 años), la ICT sigue siendo el tratamiento estándar en la mayoría de las instituciones en América del Norte y Europa.[73,80,91-93]
La ITC fraccionada (dosis total, 12–14 Gy) a menudo se combina con ciclofosfamida, etopósido, tiotepa o una combinación de estos fármacos. Los hallazgos de los estudios de estas combinaciones produjeron, en general, tasas similares de supervivencia,[94-96] aunque en un estudio se indicó que, si se usa la ciclofosfamida sin otros fármacos quimioterapéuticos, quizás se necesite una dosis de ITC más alta.[97] Muchos regímenes estándar incluyen ciclofosfamida con dosis de ITC entre 13,2 y 14 Gy. Por otro lado, cuando se usaron ciclofosfamida y etopósido con ICT, las dosis superiores a 12 Gy produjeron una supervivencia más precaria debido a una toxicidad excesiva.[95]
En un análisis secundario del ensayo ASCT0431 (NCT00382109) de TCMH se demostró que todos los pacientes tratados con ICT que incluyó modulación de la dosis en los campos pulmonares a menos de 8 Gy tuvieron una ventaja de supervivencia en el análisis multivariante (cociente de riesgos instantáneos [CRI], 1,85; P = 0,04). La mortalidad relacionada con el trasplante tendió a ser más alta en los pacientes que recibieron dosis de 8 Gy o superiores, pero no alcanzó significación estadística (CRI, 1,78; P = 0,21). Debido a que las dosis inferiores no se relacionaron con un aumento de las recaídas y mejoraron la supervivencia, se incluyó la modulación de la dosis a menos 8 Gy en campos pulmonares en el ensayo AALL1331 (NCT02883049) del COG. Se necesita contar con los resultados del estudio AALL1331 y otros estudios que analicen con mayor precisión la modulación de la dosis pulmonar de ICT para aclarar y explicar esta observación.[98]
Desde hace tiempo se sabe que el estado de la remisión en el momento del trasplante es un factor importante para predecir el desenlace; los pacientes que no se encuentran en un periodo de RC en el momento del TCMH tienen tasas de supervivencia muy precarias.[99] En varios estudios también se demostró que un índice de ERM alto en el momento del trasplante es un factor de riesgo importante en niños con LLA en RC que se someten a un TCMH alogénico.[27,100-108][Nivel de evidencia C1]; [21,29,91,109] Se ha informado que las tasas de supervivencia en los pacientes positivos para la ERM antes del trasplante oscilan entre el 20 % y el 47 %, en comparación con el 60 % al 88 % en los pacientes negativos para la ERM.
Cuando los pacientes reciben 2 a 3 ciclos de quimioterapia en un intento por lograr una remisión negativa para la ERM, el beneficio de un tratamiento más intensivo para lograr la desaparición de la ERM se debe sopesar con la posibilidad de producir toxicidad grave. Además, no hay datos claros que indiquen que un resultado positivo para la ERM en un paciente que ha recibido múltiples ciclos de tratamiento sea un marcador biológico de la enfermedad que permita predecir un desenlace precario inmodificable, o si una intervención adicional que lleve a estos pacientes a una remisión negativa para la ERM superaría este factor de riesgo y mejoraría la supervivencia.
La presencia de ERM detectable luego de un TCMH acarrea un riesgo alto de recaída subsiguiente.[107,110-113] En los pacientes con ERM detectable antes del TCMH, la detección de cualquier grado de ERM después del TCMH pone al paciente en riesgo muy alto de fracaso (>90 %).[91] La exactitud de la ERM para predecir la recaída aumenta a medida que pasa tiempo desde el TCMH, y el riesgo de recaída también es más alto para los pacientes que exhiben índices más altos de ERM en cualquier momento. En un estudio se observó una sensibilidad más alta para predecir la recaída de los análisis de secuenciación de última generación en lugar de la citometría de flujo, en especial, poco tiempo después del TCMH.[112]
Las tasas de supervivencia después de un trasplante de un donante no emparentado compatible y de un trasplante de sangre de cordón umbilical han mejorado bastante en la última década y ofrecen un desenlace similar al obtenido con trasplantes de un donante fraterno compatible.[59,114-117]; [118,119][Nivel de evidencia B4]; [120][Nivel de evidencia C1]; [121][Nivel de evidencia C2] Las tasas de EICH clínicamente extensa y de la mortalidad relacionada con el tratamiento siguen siendo más altas después de un trasplante de un donante no emparentado, en comparación con trasplantes de un donante fraterno compatible.[60,77,114] Sin embargo, hay evidencia que indica que el trasplante de donante no emparentado compatible quizás produzca tasas de recaída más bajas. Los análisis del National Marrow Donor Program y del CIBMTR demostraron que las tasas de EICH, mortalidad relacionada con el tratamiento y SG han mejorado a lo largo del tiempo.[122-124]; [125,126][Nivel de evidencia C1]
En otro estudio del CIBMTR, se indicó que el desenlace después de trasplantes de sangre del cordón umbilical con incompatibilidad de 1 o 2 antígenos quizás sea equivalente al de un trasplante de un donante emparentado compatible o un donante no emparentado compatible.[127] En ciertos casos en los que no hay un donante compatible, o cuando se considera que se necesita un trasplante inmediato, es posible considerar un trasplante haploidéntico con concentraciones altas de células madre.[128,129] Con los abordajes mejorados de TCMH haploidénticos en los que se mide la reducción de receptor de célula T α-β (TCR)/CD19 o se usa ciclofosfamida después del trasplante, se observan tasas de supervivencia similares a las de estudios en los que se usan otras fuentes de células madre.[130] En un ensayo multicéntrico grande de Italia se observaron desenlaces similares cuando se usaron donantes haploidénticos con reducción de TCR α-β/CD19, en comparación con donantes no emparentados compatibles, pero con tasas más bajas de EICH.[131] En un segundo ensayo multicéntrico, en el que se usaron donantes haploidénticos favorables para el receptor similar a la inmunoglobulina de células citolíticas naturales (KIR) TCR α-β/CD19, se observaron resultados de supervivencia comparables a todas las demás fuentes de células madre, con tasas más bajas de EICH y de mortalidad relacionada con el trasplante.[132]
La mayoría de los estudios que abordan este tema en pacientes pediátricos y adultos jóvenes indican un efecto de la enfermedad de injerto contra huésped (EICH) aguda y crónica en la reducción de las recaídas.[114,133-136]
Aprovechando este efecto de ICL, se han estudiado varios abordajes para prevenir la recaída después del trasplante, como la interrupción de la depresión inmunitaria o la infusión de linfocitos de donantes y las inmunoterapias dirigidas, entre ellas, el uso de anticuerpos monoclonales y células citolíticas naturales.[137,138] En algunos ensayos de Europa y los Estados Unidos, se observó que los pacientes en riesgo alto de recaída según un aumento de quimerismo del receptor (es decir, el aumento del porcentaje de marcadores de DNA del receptor) logran de manera exitosa una interrupción de la depresión inmunitaria sin toxicidad excesiva.[139,140]
El uso de la quimioprofilaxis con quimioterapia intratecal después del TCMH es polémico.[143-146]
En los pacientes con LLA-B que recaen después de un trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH) alogénico, en quienes se puede retirar de manera gradual el tratamiento inmunodepresor y que no tienen EICH, se observó que el uso de tisagenlecleucel o de otros abordajes de células T con CAR 4-1BB produjo tasas de SSC que superaron el 50 % a los 12 meses.[147] En los pacientes con LLA-T que recayeron o en los pacientes con LLA-B que no son aptos para recibir la terapia de células T con CAR, quizás sea viable un segundo TCMH alogénico ablativo. Sin embargo, muchos pacientes no se podrán someter a un segundo procedimiento de TCMH debido a la incapacidad de alcanzar la remisión, muerte prematura por toxicidad o toxicidad orgánica grave relacionada con la quimioterapia de rescate.[148] Entre el grupo de pacientes seleccionados que son aptos para recibir un segundo TCMH alogénico ablativo, de un 10 % a un 30 % alcanzará una SSC a largo plazo.[148-153]; [81,154][Nivel de evidencia C1] El pronóstico es más favorable en los pacientes con una remisión más prolongada después del primer TCMH y en aquellos con RC en el momento del segundo TCMH.[150,151,155] Además, en un estudio se observó un aumento de la supervivencia después del segundo TCMH si se presentaba EICH aguda, en especial, si esta no se había presentado después del primer trasplante.[156]
Los abordajes de intensidad reducida también curan un porcentaje de pacientes cuando se usan con un segundo trasplante alogénico, pero solo si los pacientes logran una RC confirmada por citometría de flujo.[157][Nivel de evidencia B4] La infusión de leucocitos de un donante tiene pocos beneficios para los pacientes con LLA que recaen después de un TCMH alogénico.[158]; [159][Nivel de evidencia C1]
Se desconoce si es necesario un segundo trasplante alogénico para tratar la recaída aislada en el SNC o en los testículos después de un TCMH. En una serie pequeña se observó supervivencia en algunos pacientes que recibieron quimioterapia sola o quimioterapia seguida de un segundo trasplante.[160][Nivel de evidencia C1]
Los abordajes inmunoterapéuticos para la LLA en recaída o resistente al tratamiento incluyen los anticuerpos monoclonales y las células T con CAR.
Se han estudiado los siguientes 2 fármacos inmunoterapéuticos para la LLA-B en recaída o resistente al tratamiento:
En un ensayo de fase I/II de niños menores de 18 años con LLA-B en recaída o resistente al tratamiento, 27 de 70 pacientes (39 %) tratados con blinatumomab en monoterapia en la dosis recomendada para la fase II lograron una RC; el 52 % de los pacientes que lograron una RC no presentaron ERM.[161]
En un análisis conjunto de 5 ensayos que incluyeron 166 pacientes pediátricos y 517 adultos, aquellos con menos del 50 % de blastocitos en la médula ósea al inicio del tratamiento tuvieron mejores respuestas al blinatumomab. Entre los pacientes pediátricos, las tasas de RC (incluye la RC con recuperación hematológica parcial [RCh] y la RC con recuperación hematológica incompleta [RCi]) fueron del 65,3 % en los pacientes con un porcentaje inicial de blastocitos en médula ósea menor al 50 %, en comparación con el 38,3 % en los pacientes con un porcentaje inicial de blastocitos en médula ósea del 50 % o más. De manera similar, las respuestas de ERM fueron más frecuentes en pacientes con un porcentaje inicial de blastocitos en médula ósea menor al 50 %, que en aquellos que tenían un porcentaje inicial de blastocitos en médula ósea del 50 % o más (51,4 vs. 25,5 %). No hubo diferencias significativas en estos criterios de valoración al comparar los pacientes que tenían entre un 5 % y menos de un 25 % de blastocitos al inicio del tratamiento con blinatumomab, y aquellos con entre un 25 % y menos de un 50 %.[162]
En ensayos de pacientes adultos con LLA de células B en recaída o resistente al tratamiento se logró una RC en casi el 80 % de los pacientes.[163,164]
Se han realizado 2 ensayos de fase II de inotuzumab en monoterapia (en ambos ensayos se usó una dosis total de 1,8 mg/m2 en el primer curso y de 1,5 mg/m2 en los cursos posteriores) para el tratamiento de pacientes pediátricos con LLA en recaída o resistente al tratamiento.[86]
Las recomendaciones de un grupo de expertos para la prevención del SOS relacionado con el TCMH después del uso de inotuzumab incluyen que el tratamiento se limite a 2 cursos de inotuzumab, se eviten los regímenes de TCMH con 2 alquilantes, se eviten los fármacos hepatotóxicos y se considere el uso de fármacos profilácticos para el SOS.[166]
La terapia de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR) es una estrategia terapéutica para los pacientes con LLA-B infantil y enfermedad resistente al tratamiento, o aquellos que se encuentran en una segunda recaída o recaídas posteriores. Este tratamiento implica la producción de células T con un CAR que logra cambiar la especificidad y el funcionamiento de las células T.[169] El antígeno CD19 es una de las dianas moleculares que más se utiliza para las células T modificadas con un CAR; casi todas las células B normales expresan este antígeno, así como la mayoría de las células B malignas.
El tratamiento de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR) se relacionó con un síndrome de liberación de citocinas que es potencialmente mortal.[170,171] El síndrome de liberación de citocinas se manifiesta con fiebre, cefalea, mialgias, hipotensión, extravasación capilar, hipoxia y disfunción renal. El síndrome de liberación de citocinas grave se ha tratado de manera eficaz con tocilizumab, un anticuerpo anti-receptor de la interleucina-6 (IL-6R).[170,172] La persistencia a largo plazo de las células T con CAR a veces produce aplasia de las células B, lo que conduce a la necesidad de reemplazar las inmunoglobulinas.[170]
La terapia de células T con CAR también produce neurotoxicidad, afasia, alteración del estado mental y convulsiones; los síntomas se suelen resolver de modo espontáneo.[173] Los síntomas en el sistema nervioso central no mejoraron con las sustancias dirigidas a IL-6R ni con otros abordajes.
Otros efectos secundarios de la terapia de células T con CAR incluyen coagulopatía, cambios de laboratorio similares a la linfohistiocitosis hemofagocítica y disfunción cardiaca. Entre un 20 % y un 40 % de los pacientes necesitan recibir tratamiento, que en su mayoría es apoyo con vasopresores, en la unidad de cuidados intensivos y un 10 % a un 20 % de los pacientes requieren intubación o diálisis.[169,170,174,175] En un estudio, los pacientes que presentaron efectos tóxicos similares a linfohistiocitosis después de la terapia de células T con CAR presentaron tasas más bajas de supervivencia sin recaída (SSR) y SG en comparación con quienes no presentaron dichos efectos tóxicos (tasas de SSR de 25,7 % vs. 57,6 %; tasas de SG, 4 % vs. 81 %).[176]
Para obtener una descripción más detallada de los efectos tóxicos de la terapia de células T con CAR y los abordajes para mitigar dichos efectos, consultar Terapia de células T con CAR en pediatría.
Se han llevado a cabo varios ensayos clínicos de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR) dirigido al CD19 para la LLA en recaída o resistente al tratamiento y los resultados son prometedores. Los ensayos publicados han incorporado el uso de 2 tipos de moléculas coestimuladoras, 4-1BB y CD28. Los abordajes basados en CD28 han generado tasas altas de remisión, pero las células T con CAR en estos ensayos casi nunca persisten más de 1 a 2 meses, por lo que se necesita de un TCMH para la supervivencia a largo plazo.[177] En muchos de los ensayos en los que se usó coestimulación de 4-1BB hubo persistencia de las células T con CAR durante periodos extensos y respuestas a largo plazo.[147,174] Dado que los informes preliminares sobre la eficacia eran mucho mejores que las experiencias anteriores, los ensayos que derivaron en la aprobación regulatoria del tisagenlecleucel para la LLA con múltiples recaídas o resistencias a tratamientos se llevaron adelante sin aleatorización; su diseño estadístico se basó en experiencias anteriores. En los análisis retrospectivos emparejados con controles en los que se usaron cohortes de tratamiento estándar anteriores a la terapia de células T con CAR se observaron importantes mejoras en la SG y en la SSC con el uso de tisagenlecleucel. Sin embargo, hasta ahora, en ningún ensayo prospectivo se han comparado los abordajes de células T con CAR y otras modalidades de tratamiento.[178]
Evidencia (terapia de células T con CAR dirigido a CD19):
Aunque existe la preocupación de que el tratamiento de pacientes con enfermedad en el sistema nervioso central (SNC) podría aumentar el riesgo de neurotoxicidad relacionada con la terapia de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR), en estudios recientes se ha demostrado que los pacientes con enfermedad en el SNC que reciben este tipo de terapia tienen desenlaces similares a los de aquellos que no tienen enfermedad en el SNC, y no se observa aumento del síndrome de neurotoxicidad asociado a células inmunoefectoras (ICANS).[185,186]
Evidencia (terapia de células T con CAR para pacientes con enfermedad en el SNC):
En los ensayos iniciales en los que se usó la terapia de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR) se demostró que una proporción muy alta de pacientes con enfermedad recidivante o resistente al tratamiento lograron RC, con independencia del recuento de glóbulos blancos, las características citogenéticas,[190] el número de tratamientos previos, la respuesta a la quimioterapia u otros factores que tradicionalmente se relacionaron con la respuesta a la quimioterapia. En estudios posteriores se identificaron los siguientes factores relacionados con respuestas a largo plazo precarias en pacientes que lograron RC iniciales después de las infusiones de células T con CAR:
En estudios retrospectivos se han descrito desenlaces y evaluado factores relacionados con la supervivencia después de una recaída en pacientes que recibieron terapia de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR) dirigido a CD19:
Es posible que ciertos pacientes no sean susceptibles de producir células T con receptor de antígeno quimérico (CAR) autógeno dirigido a CD19, como aquellos que presentan una recaída muy temprana después de un TCMH. La terapia de células T con CAR que utiliza células producidas a partir del donante de un paciente determinado que ha recibido un TCMH puede ser una opción para estos pacientes. Un pequeño grupo de pacientes que recayeron después de un TCMH recibieron células T con CAR dirigido a CD19 alogénicas que se produjeron a partir de células T obtenidas de donantes.[197] Los 13 pacientes lograron una RC de médula ósea negativa para la ERM, con una RC del 83 % en sitios extramedulares. De los pacientes, 3 se sometieron a un TCMH posterior. Al cabo de una mediana de seguimiento de 12 meses, 8 pacientes permanecieron con una RC de médula ósea. Hubo solo 1 caso de EICH grave. Estos resultados proporcionan la evidencia preliminar para la inocuidad y la eficacia del uso de células T con CAR producidas a partir del donante alogénico anterior en el entorno de una recaída de la LLA.
En los estudios de abordajes de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR) dirigido a CD19 de segunda generación se ha demostrado que los sistemas que utilizan moléculas coestimuladoras por medio de CD28 producen una vida media de las células T con CAR relativamente corta. Esta vida media corta conduce a tasas muy altas de recaída, a menos que se haga un TCMH poco después de la recuperación de los efectos tóxicos que produce la terapia de células T con CAR. Por lo tanto, las terapias de células T con CAR dirigido a CD28 se consideran tratamientos puente, y el TCMH para los pacientes aptos en general se planifica entre 4 y 8 semanas después del procedimiento de células T con CAR. Se ha demostrado que el tisagenlecleucel y otros CAR con moléculas coestimuladoras de 4-1BB presentan índices significativos de persistencia, lo que conduce a una remisión a largo plazo en el 45 % al 50 % de los pacientes sin terapia adicional. Hasta un 80 % de las recaídas ocurrieron durante el primer año posterior a la terapia de células T con CAR y hay una ventana de remisión profunda. Debido a este hallazgo, algunos grupos de estudio han defendido que se planifique el TCMH durante la remisión justo después de la infusión de células T con CAR, en todos los pacientes o en aquellos que no hayan tenido un TCMH previo. Este tema no se ha analizado en ensayos aleatorizados, pero algunos estudios han evaluado el tema de forma retrospectiva.
Evidencia (TCMH de consolidación después de la terapia de células T con CAR):
Por lo menos el 50 % de las recaídas después de la terapia de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR) dirigido a CD19 se presentaron por escape antigénico, que se relaciona con las variantes de la proteína CD19 que eliminan los sitios de unión utilizados por los conjuntos de células T con CAR.[200] El rescate después del escape antigénico se documentó con abordajes de terapia celular e inmunitaria dirigidos a un antígeno linfoide secundario, el CD22. No se han publicado estudios de evaluación específica del rescate con inotuzumab en el caso de recaída negativa para CD19, pero 2 grupos notificaron tasas altas de remisión y supervivencia posteriores, por lo general, cuando a la terapia de células T con CAR CD22 le siguió un TCMH.[201,202]; [203][Nivel de evidencia C1]; [199][Nivel de evidencia C2] Debido a que se puede reducir la expresión del antígeno CD22, hay preocupación sobre las consecuencias de usar CD22 como la única diana molecular en la respuesta a largo plazo a las células T con CAR; por consiguiente, este abordaje a menudo se acompaña de un TCMH.
Evidencia (terapia de células T con CAR dirigido a CD22):
Los investigadores han evaluado abordajes dirigidos a varios antígenos para el tratamiento de la LLA con el fin de solucionar la recaída causada por escape inmunológico. Los estudios han incluido los siguientes abordajes:
Si bien ninguno de estos abordajes está disponible para la compra, están en curso estudios con estos abordajes.
En un gran estudio en la China se incluyó a pacientes que recibieron una mezcla 1:1 de células T elaboradas de manera independiente con CAR dirigido a CD19 y CD22. Este tratamiento produjo la remisión en el 99 % de los pacientes. La persistencia de aplasia de células B después de 6 meses y el TCMH después de recibir las células T con CAR se asociaron, cada uno, con mejora de la supervivencia.[205]
En otro estudio de China, se infundieron células T con CAR dirigido a CD19 y luego células T dirigidas a CD22 después de obtener la remisión. Esto conllevó una tasa de SSC a 18 meses del 80 %, y TCMH solo en el 10 % de los pacientes.[206]
En otros 3 ensayos se evaluó un único proceso de elaboración de células T con CAR multidirigidos. El tratamiento con este tipo de células T con CAR produjo tasas de remisión razonables. Sin embargo, la duración de las células CAR T fue deficiente, y los desenlaces de los pacientes no fueron mejores con estas células T con CAR en comparación con las células T con CAR dirigido a CD19 que se encuentran disponibles para la compra.[207-209]
Con las mejoras en el tratamiento en los niños con LLA, la incidencia de recaída extramedular aislada ha disminuido. La incidencia de recaída aislada en el SNC es menor del 5 % y la recaída testicular es menor del 1 % al 2 %.[210-212] Al igual que las recaídas en la médula ósea y las recaídas mixtas, el tiempo desde el diagnóstico inicial hasta la recaída es un factor pronóstico clave para las recaídas extramedulares aisladas.[213] Además, en un estudio se observó que la edad superior a 6 años en el momento de la recaída fue un factor de pronóstico adverso en los pacientes con recaída extramedular aislada, mientras que en otros estudios se indicó que la edad de 10 años era un mejor límite.[16,214] Cabe mencionar que, en la mayoría de los niños con recaídas extramedulares aisladas, se logra demostrar una enfermedad submicroscópica en la médula cuando se emplean técnicas moleculares sensibles [215] y las estrategias de tratamiento exitosas deben ser eficaces para el control de la enfermedad local y sistémica. Los pacientes con una recaída aislada en el SNC que presentan una ERM superior al 0,01 % en una médula morfológicamente normal tienen un pronóstico más precario (tasa de SSC a 5 años, 30 %) que los pacientes sin ERM o que tienen una ERM inferior al 0,01 % (tasa de SSC a 5 años, 60 %).[215]
Las opciones de tratamiento estándar para la LLA con recaída en el SNC son las siguientes:
Si bien el pronóstico de los niños con recaída aislada en el SNC ha sido bastante precario en el pasado, el pronóstico ha mejorado con el uso de tratamiento sistémico o intratecal intensivo, seguido de radiación craneal o craneoespinal, sobre todo en los pacientes que no recibieron radiación craneal durante su primera remisión.[18,213,216,217]
Evidencia (quimioterapia y radioterapia):
Se publicaron varias series de casos que describen el TCMH para tratar la recaída aislada en el SNC.[219,220] Aunque en algunos informes se indicó una posible función del TCMH para los pacientes con enfermedad aislada en el SNC con recaída muy temprana y enfermedad de células T, la evidencia es menor sobre la necesidad de un TCMH en el momento de una recaída temprana aislada en el SNC con enfermedad de células B y no hay evidencia de la utilidad en la recaída tardía. En el estudio COG AALL0433, los pacientes con LLA-B y una recaída aislada en el SNC muy temprana se trataron con quimioterapia intensiva y radiación craneal o TCMH alogénico después de que se alcanzara la segunda RC, según la disponibilidad de donantes y de la decisión de los médicos. Un pequeño número de pacientes se sometió a TCMH (n = 7), lo que se relacionó con una SSE y una SG más favorables, en comparación con los pacientes que continuaron con quimioterapia y radioterapia.[31]
Evidencia (trasplante de células madre hematopoyéticas):
Evidencia (terapia de células T con CAR para la enfermedad aislada en el SNC con recaídas múltiples):
Se ha demostrado que las células CAR T penetran en el SNC y producen tasas altas de remisión en pacientes con enfermedad en el SNC con compromiso de la médula ósea o sin este. Una pequeña cantidad de estudios han abordado la relación del compromiso del SNC con los resultados de la terapia de células T con CAR.
Los resultados del tratamiento de la recaída testicular aislada dependen del momento de la recaída. La tasa de SSC a 3 años es de alrededor del 40 % en los niños con recaída testicular evidente durante la terapia y de alrededor del 85 % para los niños con recaída testicular tardía.[222]
Las opciones de tratamiento estándar en América del Norte para la LLA infantil con recaída testicular son las siguientes:
Los abordajes estándar para el tratamiento de la recaída testicular aislada en América del Norte incluyen radioterapia local con quimioterapia intensiva. En algunos grupos de ensayos clínicos europeos se realiza una orquiectomía del testículo comprometido en lugar de administrar radiación. Se obtiene una biopsia del otro testículo en el momento de la recaída para determinar si se debe realizar control local adicional (extirpación quirúrgica o radiación). En un estudio, en el que se obtuvieron biopsias testiculares al final del tratamiento de primera línea, no se logró demostrar ningún beneficio de la supervivencia para los pacientes con detección temprana de la enfermedad oculta.[223]
Hay pocos datos clínicos de desenlaces que no incluyan el uso de radioterapia u orquiectomía. Los protocolos de tratamiento en los que se probó este abordaje incorporaron dosis intensificadas de quimioterapéuticos (por ejemplo, dosis altas de metotrexato) que tal vez produzcan concentraciones antileucémicas en los testículos.
Evidencia (tratamiento de la recaída testicular):
La información sobre los ensayos clínicos patrocinados por el NCI se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
A continuación, se presenta un ejemplo de ensayo clínico nacional o institucional en curso:
Todos los pacientes que no pertenecen al grupo 1 (es decir, aquellos menores de 18 años con una recaída que se presenta más de 24 meses después del diagnóstico inicial) reciben una reinducción con 4 fármacos (vincristina, dexametasona, doxorrubicina y pegaspargasa) y luego se clasifican como de grupo 2 o grupo 3.
Los pacientes con recaída extramedular aislada no son aptos para este ensayo.
Se dispone de varios ensayos clínicos en los que se investigan nuevos fármacos y combinaciones de fármacos para niños con LLA en segunda o posteriores recaídas o resistente al tratamiento. En estos ensayos se examinan los tratamientos dirigidos específicos para la LLA, como las terapias a base de anticuerpos monoclonales y fármacos que inhiben las vías de transducción de señales necesarias para la proliferación y la supervivencia de las células leucémicas. Están en investigación nuevos fármacos, combinaciones de fármacos y abordajes inmunoterapéuticos en varios ensayos clínicos. Para obtener más información en inglés, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
Los resúmenes del PDQ con información sobre el cáncer se revisan con regularidad y se actualizan a medida que se obtiene nueva información. Esta sección describe los cambios más recientes introducidos en este resumen a partir de la fecha arriba indicada.
Terapia dirigida al sistema nervioso central para la leucemia linfoblástica aguda infantil
Se añadió texto para indicar que, en un informe del Pediatric Normal Tissue Effects in the Clinic sobre neoplasias malignas subsiguientes, los pacientes que recibieron radioterapia en el encéfalo tuvieron un exceso de riesgo relativo combinado de meningiomas subsiguientes por cada Gy de 0,44. Los pacientes tratados con 12 Gy de radioterapia tuvieron un potencial sustancialmente menor de presentar meningiomas que aquellos que recibieron 24 Gy (se citó a Casey et al. como referencia 33).
Tratamiento de posinducción para subgrupos específicos de leucemia linfoblástica aguda
Se añadió texto para indicar que entre todos los pacientes de la cohorte de análisis del ensayo AALL0232, los pacientes con osteonecrosis presentaron tasas de supervivencia sin complicaciones y tasas de supervivencia general a 5 años superiores a las de los pacientes sin osteonecrosis. Se observaron diferencias similares en los pacientes mayores de 10 años. La mejora de la supervivencia se atribuyó de forma directa a la reducción de las tasas de recaída (se citó a Mattano et al. como referencia 67).
Tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda infantil en recaída
Se añadió texto sobre los resultados de un subestudio del ensayo FORUM se compararon dos regímenes de quimioterapia preparatoria en 191 niños que se asignaron de forma no aleatoria a regímenes sin irradiación corporal total. Los autores concluyeron que hay evidencia sólida de que los regímenes a base de ICT son superiores en niños mayores de 2 años, y este resultado debe tenerse en cuenta cuando los padres y los médicos evalúen los riesgos y beneficios de la ICT en niños de 2 a 4 años de edad (se citó a Bader et al. como referencia 93).
El Consejo editorial del PDQ sobre el tratamiento pediátrico es responsable de la redacción y actualización de este resumen y mantiene independencia editorial respecto del NCI. El resumen refleja una revisión independiente de la bibliografía médica y no representa las políticas del NCI ni de los NIH. Para obtener más información sobre las políticas relativas a los resúmenes y la función de los consejos editoriales del PDQ responsables de su actualización, consultar Información sobre este resumen del PDQ e Información del PDQ® sobre el cáncer dirigida a profesionales de la salud.
Este resumen de información del PDQ sobre el cáncer dirigido a profesionales de la salud proporciona información integral revisada por expertos y basada en la evidencia sobre el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda infantil. El objetivo es servir como fuente de información y ayuda para los profesionales clínicos durante la atención de pacientes. No ofrece pautas ni recomendaciones formales para tomar decisiones relacionadas con la atención sanitaria.
El consejo editorial del PDQ sobre el tratamiento pediátrico, que mantiene independencia editorial respecto del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), revisa este resumen de manera periódica y, en caso necesario, lo actualiza. Este resumen es el resultado de una revisión bibliográfica independiente y no constituye una declaración de política del NCI ni de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).
Cada mes, los integrantes de este consejo revisan los artículos publicados recientemente para determinar lo siguiente:
Los cambios en los resúmenes se deciden mediante consenso de los integrantes del consejo después de evaluar la solidez de la evidencia de los artículos publicados y determinar la forma de incorporar el artículo en el resumen.
Los revisores principales del sumario sobre Tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda infantil son:
Cualquier comentario o pregunta sobre el contenido de este resumen se debe enviar al Servicio de Información de Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer. Por favor, no enviar preguntas o comentarios directamente a los integrantes del consejo, ya que no responderán consultas de manera individual.
Algunas de las referencias bibliográficas de este resumen se acompañan del nivel de evidencia. El propósito de esto es ayudar al lector a evaluar la solidez de la evidencia que respalda el uso de ciertas intervenciones o abordajes. El consejo editorial del PDQ sobre el tratamiento pediátrico emplea un sistema de jerarquización formal para asignar los niveles de evidencia científica.
PDQ (Physician Data Query) es una marca registrada. Se autoriza el uso del texto de los documentos del PDQ; sin embargo, no se podrá identificar como un resumen de información sobre cáncer del PDQ del NCI, salvo que el resumen se reproduzca en su totalidad y se actualice de manera periódica. Por otra parte, se permitirá que un autor escriba una oración como “En el resumen del PDQ del NCI de información sobre la prevención del cáncer de mama se describen, de manera concisa, los siguientes riesgos: [incluir fragmento del resumen]”.
Se sugiere citar la referencia bibliográfica de este resumen del PDQ de la siguiente forma:
PDQ® sobre el tratamiento pediátrico. PDQ Tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda infantil. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/leucemia/pro/tratamiento-lla-infantil-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.
Las imágenes en este resumen se reproducen con autorización del autor, el artista o la editorial para uso exclusivo en los resúmenes del PDQ. La utilización de las imágenes fuera del PDQ requiere la autorización del propietario, que el Instituto Nacional del Cáncer no puede otorgar. Para obtener más información sobre el uso de las ilustraciones de este resumen o de otras imágenes relacionadas con el cáncer, consultar Visuals Online, una colección de más de 2000 imágenes científicas.
Según la solidez de la evidencia, las opciones de tratamiento se clasifican como “estándar” o “en evaluación clínica”. Estas clasificaciones no se deben utilizar para justificar decisiones sobre reembolsos de seguros. Para obtener más información sobre la cobertura de seguros, consultar la página Manejo de la atención del cáncer en Cancer.gov/espanol.
Para obtener más información sobre las opciones para comunicarse con el NCI, incluso la dirección de correo electrónico, el número telefónico o el chat, consultar la página del Servicio de Información de Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer.