La mediana de edad en el momento del diagnóstico del cáncer de próstata es de 67 años.[1] El cáncer de próstata se puede curar cuando está localizado y, con frecuencia, responde al tratamiento cuando está diseminado. La tasa de crecimiento tumoral oscila de muy lento a moderadamente rápido y, algunos pacientes tienen una supervivencia prolongada incluso después de que se presentan metástasis en sitios distantes, como los huesos. En los Estados Unidos, la tasa de supervivencia relativa a 5 años para los hombres con un diagnóstico entre 2013 y 2019 de enfermedad local o regional superó el 99 % y en el caso de enfermedad a distancia, la tasa fue del 34 %; cuando se combinaron todos los estadios, la tasa fue del 97 %.[2] El abordaje de tratamiento depende de la edad y de los problemas médicos concomitantes. Se deben considerar los efectos secundarios de las distintas formas de tratamiento para seleccionar el tratamiento apropiado.
Muchos pacientes (en especial, aquellos con tumores localizados) mueren debido a otras enfermedades sin sufrir ninguna discapacidad por el cáncer de próstata, incluso cuando se utiliza un tratamiento conservador sin intención curativa.[3,4] En parte, es posible que estos desenlaces favorables sean consecuencia del uso generalizado de los exámenes de detección con la prueba del antígeno prostático específico (PSA), que permiten identificar a pacientes que tienen tumores asintomáticos con una probabilidad baja o nula de causar la muerte.[5] El número estimado de tumores de escasa malignidad clínica es muy elevado según las series de autopsias de hombres que mueren por causas no relacionadas con el cáncer de próstata; la proporción de estos tumores oscila entre el 30 % y el 70 % en hombres mayores de 60 años.[6,7]
Dado que los métodos de diagnóstico han cambiado con el tiempo, cualquier análisis de la supervivencia después del tratamiento del cáncer de próstata y los análisis comparativos de las diversas estrategias de tratamiento se complican ya que se comprueba un aumento creciente en el diagnóstico de tumores no mortales. En las comparaciones no aleatorizadas de tratamientos hay confusión que no solo se debe a los factores relacionados con la selección de los pacientes, sino también a las tendencias temporales.
Por ejemplo, en un estudio poblacional en Suecia, se observó que desde 1960 hasta finales de la década de 1980 (antes del uso de la prueba de PSA como examen de detección), las tasas de supervivencia relativa a largo plazo después del diagnóstico de cáncer de próstata mejoraron bastante a medida que se incorporaron métodos diagnósticos más sensibles. Esto tuvo lugar pese al uso de conducta expectante, vigilancia activa o un tratamiento paliativo con hormonas como las estrategias de tratamiento más comunes para el cáncer de próstata localizado durante toda esta época (en Suecia se realizaron <150 prostatectomías radicales por año durante finales de la década de 1980). Los investigadores calcularon que, si todos los cánceres de próstata diagnosticados entre 1960 y 1964 fueron mortales, entonces por lo menos el 33 % de los cánceres diagnosticados entre 1980 y 1984 no lo fueron.[8][Nivel de evidencia C1] Con el advenimiento de las pruebas del PSA como el método de detección más común en los Estados Unidos, aumentó aún más la capacidad de diagnosticar cánceres de próstata no mortales.
Otro aspecto que dificulta la comparación de resultados entre series no simultáneas de pacientes es la posibilidad de cambios en los criterios para el diagnóstico histológico del cáncer de próstata.[9] Este fenómeno genera un artefacto estadístico que conlleva un sentido falso de logro terapéutico y a veces conduce a un tratamiento más intensivo.
Hay controversias sobre la utilidad de los exámenes de detección, la forma más apropiada para evaluar el estadio y el tratamiento óptimo para cada estadio de la enfermedad.[10-13,13,14]
Número estimado de casos nuevos y defunciones por cáncer de próstata en los Estados Unidos para 2024:[2][Cancer Stat Facts: Prostate Cancer]
El tema relacionado con la realización de exámenes de detección del cáncer de próstata es objeto de polémica. En los Estados Unidos, la mayoría de los cánceres de próstata se diagnostican a partir de los exámenes de detección, ya sea una prueba de PSA en la sangre o, con menos frecuencia, un examen digital del recto. Los resultados de los ensayos aleatorizados de este tipo son contradictorios.[15-17] En las revisiones sistemáticas de la bibliografía y en los metanálisis no se notificó evidencia clara de que los exámenes de detección del cáncer de próstata disminuyan el riesgo de muerte por cáncer de próstata o que sus beneficios sobrepasen los perjuicios.[18,19]
Para obtener un resumen detallado de la evidencia sobre los beneficios y perjuicios de los exámenes de detección del cáncer de próstata, consultar Exámenes de detección del cáncer de próstata.
Más del 95 % de los cánceres de próstata primarios son adenocarcinomas. Con frecuencia, los adenocarcinomas de próstata son multifocales y heterogéneos en sus modelos de diferenciación. La neoplasia prostática intraepitelial (NPI) es la presencia de células epiteliales atípicas no invasivas dentro de acinos de apariencia benigna y a menudo se presenta de manera simultánea con un adenocarcinoma de próstata. La NPI se subdivide en grado bajo y grado alto. La NPI de grado alto a veces es precursora de un adenocarcinoma.[20]
El resto de los casos corresponden a varios tumores raros, como los siguientes:
El grado histológico de los adenocarcinomas de próstata por lo general se notifica de acuerdo con una de las variaciones del sistema de puntaje de Gleason, que proporciona un complemento útil, aunque impreciso, a la estadificación tumoral para establecer el pronóstico.[21] El puntaje de Gleason se calcula según los grados histológicos dominantes: desde el grado 1 (bien diferenciado) hasta el grado 5 (muy pobremente diferenciado). El puntaje clásico es la suma de los dos grados de los patrones más prevalentes, que resulta en un puntaje que oscila entre 2 y 10. Debido a que hay evidencia de que el componente menos diferenciado de la muestra a veces proporciona información pronóstica independiente, el puntaje a menudo se registra con sus componentes separados (por ejemplo, puntaje de Gleason 3 + 4 = 7; o 4 + 3 = 7).[22]
Hay indicios de que, con el tiempo, hubo una tendencia entre los patólogos de asignar puntajes de Gleason más altos a los mismos patrones histológicos, un fenómeno que a veces se conoce como inflación del grado.[23,24] Este fenómeno complica las comparaciones de desenlaces entre las series de pacientes actuales e históricas. Por ejemplo, las biopsias de próstata de una cohorte poblacional de 1858 hombres que recibieron un diagnóstico de cáncer de próstata entre 1990 y 1992, se volvieron a interpretar entre 2002 y 2004.[23,24] Los valores contemporáneos del puntaje de Gleason fueron, en promedio, 0,85 puntos más altos (intervalo de confianza 95 %, 0,79–0,91; P < 0,001) que los valores otorgados a las mismas preparaciones microscópicas 10 años antes. Como resultado, en estos hombres las tasas de mortalidad por cáncer de próstata estandarizadas de acuerdo con el puntaje de Gleason mejoraron de manera artificial de 2,08 a 1,50 muertes por 100 años-persona (una disminución del 28 %), aunque los desenlaces generales no cambiaron.
Varios marcadores tumorales se relacionan con el desenlace de pacientes con cáncer de próstata, entre estos, los siguientes:[20,21]
Sin embargo, ninguno de estos marcadores se validó de modo prospectivo y no forman parte del tratamiento habitual de los pacientes.
En los Estados Unidos, la mayoría de los cánceres de próstata se diagnostican mediante exámenes de detección; en consecuencia, los síntomas de cáncer son infrecuentes en el momento del diagnóstico.[21] No obstante, el crecimiento local del tumor a veces produce síntomas de obstrucción urinaria como los siguientes:
Estos síntomas son inespecíficos y más indicativos de hiperplasia prostática benigna que de cáncer.
El cáncer de próstata también se manifiesta con síntomas de metástasis, como dolor óseo, fracturas patológicas o síntomas de compromiso de la médula ósea; sin embargo, esto es muy infrecuente en vista de la amplia disponibilidad de exámenes de detección en la actualidad.
La biopsia con aguja es el método más común para diagnosticar el cáncer de próstata. En la actualidad, la mayoría de los urólogos hacen la biopsia transrectal con una pistola para biopsias y guía ecográfica. Con menor frecuencia, se usa un abordaje transperineal guiado por ecografía en los pacientes que tienen un riesgo alto de complicaciones con el abordaje transrectal.[25] Con los años, surgió la tendencia a tomar 8, 10 o más muestras de biopsia en varias áreas de la próstata de manera simultánea; esto aumentó la capacidad para detectar un cáncer después de obtener concentraciones elevadas en una prueba de PSA en sangre.[21]
El uso de la biopsia guiada con IRM en la evaluación diagnóstica inicial para el cáncer de próstata también está en evaluación, ya sea como sustituto o complemento de las biopsias con aguja sistemáticas estándar. En esencia, radiólogos de IRM y urólogos expertos que trabajan en centros de referencia notificaron estos datos y la posibilidad de generalización de los desenlaces es incierta. En un ensayo multicéntrico aleatorizado de 500 pacientes, se demostró que, en manos de expertos, la biopsia guiada con IRM multiparamétrica es más exacta que la biopsia transrectal para detectar cánceres de importancia clínica. Las IRM condujeron a la detección de más lesiones con puntaje de Gleason alto (≥7) y menos lesiones con puntaje de Gleason bajo (<7) y, en general, se usaron menos biopsias.[26] Los datos sugieren que es posible que la biopsia guiada con IRM sustituya a las biopsias transrectales. Sin embargo, los hallazgos de un estudio grande de un centro único y de un solo grupo de 2103 hombres con lesiones que se observaron en las IRM; y quienes se sometieron a biopsias guiadas con IRM y biopsias con aguja de próstata sistemáticas estándar con visualización ecográfica, sugieren lo contrario.[27] En ese mismo estudio, solo las biopsias guiadas con IRM condujeron a la clasificación incorrecta del 8,8 % de los cánceres de importancia clínica (puntaje de Gleason 4 + 3 o mayor) en comparación con la combinación de ambas técnicas de biopsia. Ambos estudios solo notificaron sobre los criterios de valoración histológicos en el momento del diagnóstico, en lugar de los desenlaces de salud durante el seguimiento.
A menudo se utilizan antibióticos profilácticos, en especial las fluoroquinolonas, antes de la biopsia transrectal con aguja. Hay informes de aumento en las tasas de septicemia, en particular por E. coli resistente a fluoroquinolonas, y de hospitalizaciones después del procedimiento.[28,29] En consecuencia, se debe indicar a los hombres sometidos a biopsia transrectal que busquen atención médica de inmediato si presentan fiebre después de la biopsia.
Los siguientes factores afectan la supervivencia de los pacientes con cáncer de próstata:[30-34]
Para obtener más información en inglés sobre las tasas de supervivencia, consultar Cancer Stat Facts: Prostate Cancer.
Cuando el cáncer se limita a la glándula prostática, el pronóstico a largo plazo es excelente. Los pacientes con un cáncer localmente avanzado por lo general no se curan, pero a pesar de esto, la tasa de supervivencia a 5 años es muy buena. Si el cáncer de próstata se diseminó a órganos distantes, el tratamiento actual no lo curará. La mediana de supervivencia por lo general es de 1 a 3 años, y la mayoría de los pacientes morirá por cáncer de próstata. Incluso en este grupo de pacientes, a veces se observan evoluciones clínicas de escasa malignidad que duran muchos años.
Es más probable que los tumores poco diferenciados hayan producido metástasis antes del diagnóstico y acarreen un pronóstico más precario. El método que más se utiliza para notificar la diferenciación tumoral es el puntaje de Gleason. Para obtener más información, consultar la sección Características patológicas.
Los beneficios del tratamiento local definitivo con intención curativa quizás demoren años en aparecer. Por lo tanto, el tratamiento con intención curativa a menudo se reserva para hombres con una esperanza de vida lo bastante larga. Por ejemplo, la prostatectomía radical a menudo se reserva para hombres con una esperanza de vida de por lo menos 10 años.
El antígeno prostático específico (PSA), un marcador específico de la próstata, a menudo se utiliza como marcador tumoral.[32,33,35-40] Cuanto más alto es el valor inicial de la concentración del PSA, mayor es el riesgo de enfermedad metastásica o progresión de la enfermedad posterior. Sin embargo, es un marcador impreciso del riesgo.
Por ejemplo, el valor inicial y la tasa de cambio del PSA se relacionaron con metástasis o muerte por cáncer de próstata en una cohorte de 267 hombres con cáncer de próstata clínicamente localizado sometidos a conducta expectante o vigilancia activa en el grupo de control de un ensayo aleatorizado en el que se comparó la prostatectomía radical con la conducta expectante o la vigilancia activa.[41,42] A pesar de ello, la exactitud para clasificar a los hombres en un grupo de cáncer inactivo y otro grupo de cáncer progresivo fue deficiente para todos los valores de corte y las tasas de cambio del PSA analizados.
La elevación de la fosfatasa ácida en el suero se relaciona con un pronóstico precario en pacientes con enfermedad localizada y diseminada. No obstante, las concentraciones séricas de fosfatasa ácida no se incorporaron en el sistema de estadificación del American Joint Committee on Cancer (AJCC) para el cáncer de próstata.[35]
Se formularon varios nomogramas para predecir los resultados antes de una prostatectomía radical [43-46] o después de una prostatectomía radical [47,48] con intención curativa. En los nomogramas preoperatorios se usan el estadio clínico, la concentración del PSA, el puntaje de Gleason y el número de resultados positivos o negativos para cáncer de las biopsias con aguja gruesa de la próstata. Un nomograma validado de manera independiente indicó un aumento de la exactitud para predecir la supervivencia sin recidiva bioquímica cuando se usaron las concentraciones plasmáticas preoperatorias del factor de crecimiento transformante B1 y del receptor soluble de la interleucina 6.[49,50]
En los nomogramas posoperatorios se añaden hallazgos patológicos, como invasión capsular, estado de los márgenes quirúrgicos, invasión de vesícula seminal y compromiso de los ganglios linfáticos. Sin embargo, los nomogramas se formularon en centros académicos y es posible que no sean tan exactos cuando se extiende su uso a hospitales no académicos, donde se trata a la mayoría de los pacientes.[51,52] Además, en los nomogramas se usan resultados intermedios (no clínicos), como el aumento del PSA o hallazgos patológicos quirúrgicos, y criterios de valoración subjetivos, como la necesidad de tratamiento adicional que percibe el médico. Asimismo, es posible que los cambios en los métodos diagnósticos o en la terapia neoadyuvante afecten los nomogramas.[53]
La estrategia óptima de seguimiento para hombres tratados por cáncer de próstata es incierta. Se debe entrevistar y examinar a los hombres para detectar síntomas o signos de enfermedad recidivante o progresiva, así como efectos secundarios que se puedan resolver con cambios de tratamiento. Sin embargo, el uso de criterios indirectos de valoración para la toma de decisiones clínicas es objeto de polémica y la evidencia que indica que el cambio de tratamiento a partir de estos criterios se traduce en un beneficio clínico es débil. Con frecuencia, se considera que las tasas de cambio del PSA son marcadores de progresión tumoral. No obstante, aunque un marcador tumoral o una característica se relacione de manera constante con riesgo alto de progresión del cáncer de próstata o muerte, estos quizás no sean útiles para definir el pronóstico o su utilidad sea muy limitada para la toma de decisiones terapéuticas.
Aunque la prueba de PSA se usa en casi todo el mundo para el seguimiento de los pacientes, la diversidad de recomendaciones sobre la atención de seguimiento refleja que en la actualidad faltan de datos de investigación que sustenten conclusiones firmes. En una revisión sistemática de pautas internacionales se señala la necesidad de una investigación primaria muy sólida con el fin de plantear futuros modelos basados en evidencia para el seguimiento de hombres con cáncer de próstata.[54]
En los datos preliminares de una cohorte retrospectiva de 8669 pacientes de cáncer de próstata clínicamente localizado tratados con prostatectomía radical o radioterapia, se indicó que un tiempo de duplicación del PSA corto después del tratamiento (<3 meses en este estudio) satisface algunos de los requisitos para usarlo como criterio indirecto de valoración de la mortalidad por cualquier causa y la mortalidad específica por cáncer de próstata después de la cirugía o la radioterapia.[55]
De la misma manera, en un análisis retrospectivo (SWOG-S9916 [NCT00004001]) se observó que un grado de reducción del PSA del 20 % al 40 % (pero no del 50 %) a los 3 meses, y del 30 % o más a los 2 meses después del inicio de la quimioterapia para el cáncer de próstata independiente de hormonas cumple con varios requisitos para considerarlo un criterio indirecto de valoración de supervivencia general (SG).[56]
Estas observaciones se deberán confirmar de modo independiente en diseños de estudios prospectivos y es posible que no se apliquen a pacientes tratados con terapia hormonal. Además, no hay requisitos estandarizados para definir los criterios indirectos ni un límite estandarizado para definir la idoneidad de estos, ni siquiera en los ensayos prospectivos.[57]
Después de una prostatectomía radical, la detección de concentraciones del PSA permite identificar a los pacientes con riesgo elevado de fracaso terapéutico con recidiva local o enfermedad metastásica;[37] sin embargo, una proporción importante de pacientes con una concentración del PSA elevada o en aumento después de la cirugía, permanece sin síntomas clínicos durante períodos prolongados.[58] En consecuencia, es posible que la prueba bioquímica de fracaso terapéutico a partir de una concentración del PSA elevada o en aumento gradual sea insuficiente para iniciar tratamiento adicional.
Por ejemplo, en un análisis retrospectivo de casi 2000 hombres sometidos a prostatectomía radical con intención curativa y en seguimiento durante una media de 5,3 años, se encontró que 315 hombres (15 %) tenían una concentración del PSA anormal de 0,2 ng/ml o más, que se considera prueba de recidiva bioquímica. De estos 315 hombres, 103 (34 %) presentaron manifestaciones clínicas de recidiva. La mediana de tiempo hasta que aparecieron metástasis sintomáticas después de la recidiva bioquímica fue de 8 años. Después de que los hombres presentaron enfermedad metastásica, la mediana de tiempo hasta la muerte fue de 5 años adicionales.[53]
Para los pacientes tratados con radioterapia, el riesgo de recaída a menudo se calcula mediante una combinación del estadio clínico del tumor, el puntaje de Gleason y la concentración del PSA antes del tratamiento.[59][Nivel de evidencia C2] Al igual que luego de la prostatectomía, se hace un seguimiento del PSA para identificar signos de recidiva tumoral después de la radioterapia. Después de la radioterapia con intención curativa, la concentración de PSA continuamente elevada o en aumento puede ser un factor pronóstico de recidiva clínica de la enfermedad; sin embargo, en series de casos notificadas se usó una variedad de definiciones de recaída del PSA. El American Society for Therapeutic Radiology and Oncology Consensus Panel formuló criterios sobre este tema.[60,61] Es difícil decidir si es necesario iniciar un tratamiento adicional cuando solo hay fracaso terapéutico con recidiva bioquímica sola. No se conocen las consecuencias en la SG de usar distintas definiciones de recaída del PSA, y como ocurre en series quirúrgicas, es posible que muchas recaídas bioquímicas (aumento del PSA solo) no se manifiesten de forma clínica en los pacientes tratados con radioterapia.[62,63]
Después de la administración de terapia hormonal, la reducción del PSA a concentraciones indetectables proporciona información con respecto a la duración del estado sin progresión de la enfermedad; no obstante, es posible que una disminución del PSA menor del 80 % no sea muy predictiva.[32] Debido a que la expresión del PSA por sí misma está bajo control hormonal, la terapia de privación androgénica puede disminuir la concentración sérica del PSA independientemente de la respuesta tumoral. En consecuencia, los médicos no pueden depender solo de la concentración sérica de PSA para controlar la respuesta de un paciente a la terapia hormonal; también deben tener en cuenta criterios clínicos.[64]
La mayoría de los hombres con diagnóstico de cáncer de próstata manifiestan la enfermedad en estadio clínico temprano y no tienen metástasis detectables. Por lo tanto, en general no se tienen que someter a pruebas de estadificación, como la gammagrafía ósea, la tomografía computarizada (TC) o la obtención de imágenes por resonancia magnética (IRM). No obstante, se hacen estudios de estadificación si hay sospecha clínica de metástasis, como dolor óseo, diseminación local del tumor más allá de la cápsula prostática o un riesgo importante de metástasis (antígeno prostático específico [PSA] >20 ng/ml y puntaje de Gleason >7).[1]
Las pruebas que se usan para determinar el estadio son las siguientes:
La concentración sérica del antígeno prostático específico (PSA) sirve para predecir los resultados de las gammagrafías óseas con radionúclido en pacientes con diagnóstico reciente.
Aunque las imágenes por resonancia magnética (IRM) se utilizan para detectar la diseminación extracapsular del cáncer de próstata, un valor pronóstico positivo de alrededor del 70 % y una variación considerable entre observadores son problemas que evitan su uso rutinario para la estadificación.[4] Sin embargo, el uso de ecografía y de las IRM reduce la subestadificación clínica y, en consecuencia, mejora la selección de pacientes para tratamiento local. Las IRM con espiral endorrectal parecen ser más exactas para identificar la enfermedad extracapsular o limitada al órgano, en especial, cuando se combinan con espectroscopia.[1] Las IRM son una herramienta inadecuada para evaluar la enfermedad ganglionar.
Son más sensibles que las gammagrafías óseas con radionúclido para detectar metástasis óseas, pero no son prácticas para evaluar todo el esqueleto.
Cada vez es más común el uso de la tomografía por emisión de positrones-tomografía computarizada (TEP-TC) con marcadores radionúclidos para estadificar el cáncer de próstata. Se han probado varios marcadores que demostraron detectar metástasis ganglionares o metástasis a distancia en ciertos pacientes con cáncer de próstata.
El antígeno prostático específico de membrana (PSMA) es un receptor transmembranario que se expresa en concentraciones elevadas en el cáncer de próstata. Las TEP-TC con Galio 68 (68Ga)-gozetótida y flúor F 18 (18F)-piflufolastat detectan el PSMA. Estos marcadores radionúclidos se probaron en el diagnóstico por imágenes de ganglios linfáticos y metástasis durante la estadificación inicial del cáncer de próstata de riesgo intermedio y alto, al igual que en el diagnóstico por imágenes de los pacientes con concentraciones elevadas de PSA con sospecha de recidiva de la enfermedad después del tratamiento.
En un ensayo de fase III participaron 764 pacientes con cáncer de próstata de riesgo intermedio o alto que se habían sometido a la estadificación mediante TEP-TC con 68Ga-gozetótida. En el ensayo, se notificó una sensibilidad del 40 % y una especificidad del 95 % en la detección de la enfermedad ganglionar en comparación con la DGLP.[5]
Se estudió la TEP-TC con 68Ga-gozetótida junto con la TC y la gammagrafía ósea para la detección de enfermedad metastásica en hombres con cáncer de próstata de riesgo alto. Cuando se comparó con las técnicas de imágenes tradicionales, la TEP-TC con 68Ga-gozetótida demostró tener más sensibilidad (85 vs. 38 %) y especificidad (98 vs. 91 %).[6] También se estudió la TEP-TC con 68Ga-gozetótida a fin de analizar la enfermedad recidivante. Se demostró la superioridad de esta prueba en el valor predictivo positivo (VPP) y en la tasa de detección.[7] En este contexto también se observaron mejores resultados con 68Ga-gozetótida que con 18F-piflufolastat.[8]
La TEP-TC con 18F-piflufolastat demostró una sensibilidad del 40 % y una especificidad del 98 % en la estadificación del cáncer de próstata de riesgo intermedio o alto en comparación con la DGLP.[9] Para la detección del cáncer de próstata recidivante o metastásico en el contexto del aumento de PSA, la TEP-TC con 18F-piflufolastat demostró una sensibilidad del 95,8 % y un VPP del 81,9 %.[9]
Teniendo en cuenta estos datos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos aprobó la TEP-TC con 68Ga-gozetótida y con 18F-piflufolastat para la estadificación inicial de los pacientes con cáncer de próstata y sospecha de enfermedad metastásica, y para evaluar posibles recidivas a partir de las concentraciones elevadas de PSA después del tratamiento.[10,11]
La tomografía por emisión de positrones-tomografía computarizada (TEP-TC) con flúor F 18 (18F)-fluciclovina demostró una sensibilidad inferior pero una especificidad superior en el contexto de estadificación ganglionar inicial del cáncer de próstata de riesgo intermedio y alto, en comparación con la DGLP.[12-14] Cuando se comparó esta prueba con las técnicas tradicionales de imágenes, la especificidad fue similar, pero la sensibilidad fue superior para la detección de enfermedad extraprostática.[14]
Las imágenes con 18F-fluciclovina también detectaron más metástasis óseas y demostraron tener mejor sensibilidad y especificidad que la gammagrafía ósea con 99mTc-MDP.[15]
La FDA aprobó la TEP-TC con 18F-fluciclovina para evaluar la sospecha de enfermedad recidivante en hombres con PSA que aumenta después del tratamiento.
La disección de ganglio linfático pélvico (DGLP) sigue siendo el método más exacto para evaluar metástasis en los ganglios pélvicos, y la DGLP laparoscópica permite evaluar con exactitud los ganglios pélvicos con la misma eficacia que un procedimiento abierto.[16]
El factor determinante para decidir si está indicado hacer algún tipo de DGLP es que el resultado pueda alterar el tratamiento definitivo. Por ejemplo, en general se reserva la prostatectomía radical para hombres sin metástasis ganglionares. De la igual manera, una biopsia de vesícula seminal antes de la cirugía quizás sirva para pacientes con ganglios palpables que se someterán a una prostatectomía radical (a menos que tengan un puntaje de Gleason bajo), porque el compromiso de vesícula seminal podría afectar la elección del tratamiento primario y predice las metástasis ganglionares pélvicas.[17]
Para los pacientes de cáncer de próstata clínicamente localizado (estadio I o estadio II), el grado patológico de Gleason y los valores séricos de la enzima fosfatasa ácida prostática (incluso dentro de un intervalo normal) predicen la probabilidad de penetración capsular, la invasión de la vesícula seminal o el compromiso de ganglios linfáticos regionales.[18] El análisis de una serie de 166 pacientes de cáncer de próstata en estadio clínico I o II sometidos a prostatectomía radical reveló una relación entre el puntaje de Gleason de la biopsia y el riesgo de encontrar metástasis ganglionares durante la cirugía. El riesgo de metástasis ganglionar en los pacientes agrupados según el puntaje de Gleason de la biopsia fue del 2 % para un puntaje de Gleason de 5, del 13 % para un puntaje de Gleason de 6 y del 23 % para un puntaje de Gleason de 8.[19]
Es cuestionable someter a todos los pacientes a una DGLP, aunque a menudo se evalúa de manera sistemática el estado ganglionar de los pacientes sometidos a una prostatectomía radical retropúbica. Cada vez hay más evidencia que indica que la DGLP es quizás innecesaria en los pacientes con un PSA menor que 20 ng/ml, un puntaje de Gleason bajo y que se someterán a prostatectomía perineal radical. Esto es particularmente cierto en pacientes cuyas neoplasias malignas se detectaron mediante ecografía y no mediante palpación.[18,20]
El método más común para establecer el diagnóstico y determinar el puntaje de Gleason en casos de presunto cáncer de próstata es una biopsia con aguja. En la actualidad, la mayoría de los urólogos hacen la biopsia transrectal con una pistola para biopsias y guía ecográfica. Con menor frecuencia, se usa un abordaje transperineal guiado por ecografía en los pacientes que tienen un riesgo alto de complicaciones con el abordaje transrectal.[21] Con los años, surgió la tendencia a tomar 8, 10 o más muestras de biopsia en varias áreas de la próstata de manera simultánea; esto aumentó la capacidad para detectar un cáncer después de obtener concentraciones elevadas en una prueba de PSA en sangre.[1]
La ecografía transrectal (ETR) a veces facilita el diagnóstico porque permite dirigir la biopsia con aguja; no obstante, la ecografía depende del operador del ecógrafo y no permite evaluar el tamaño del ganglio linfático.
En un estudio prospectivo multinstitucional de ETR preoperatoria de hombres con cáncer de próstata clínicamente localizado aptos para una prostatectomía radical, se observó que la ETR no fue mejor que un examen digital del recto para predecir la extensión extracapsular del tumor ni el compromiso de vesícula seminal.[22]
Las tomografías computarizadas permiten detectar linfadenopatías de gran tamaño, pero no definen bien las características intraprostáticas;[23] en consecuencia, no son confiables para la estadificación de la enfermedad ganglionar pélvica cuando se comparan con la estadificación quirúrgica.[24]
La gammagrafía ósea con tecnecio Tc 99m (99mTc)-difosfonato de metileno (MDP) es la prueba que más se usa para la metástasis ósea. Los huesos son el sitio más común de diseminación tumoral a distancia.
Tradicionalmente, se han usado 2 sistemas para la estadificación del cáncer de próstata.
El American Joint Committee on Cancer (AJCC) designó los estadios mediante la clasificación TNM (tumor, ganglio linfático y metástasis).[26]
Grupo de grado | Puntaje de Gleason | Patrón de Gleason |
---|---|---|
aAdaptación de AJCC: Prostate. En: Amin MB, Edge SB, Greene FL, et al., eds.: AJCC Cancer Staging Manual. 8th ed. New York, NY: Springer, 2017, pp. 715–26. | ||
1 | ≤6 | ≤3 + 3 |
2 | 7 | 3 + 4 |
3 | 7 | 4 + 3 |
4 | 8 | 4 + 4, 3 + 5 o 5 + 3 |
5 | 9 o 10 | 4 + 5, 5 + 4 o 5 + 5 |
Estadio | TNM | Descripciónb,c,d,e | PSAf | Puntaje de Gleason; patrón de Gleason (grupo de grado)g | Imagen |
---|---|---|---|---|---|
T = tumor primario; N = ganglio linfático regional; M = metástasis a distancia; cT = T clínico; PSA = antígeno prostático específico; pT = T patológico. | |||||
aAdaptación de AJCC: Prostate. En: Amin MB, Edge SB, Greene FL, et al., eds.: AJCC Cancer Staging Manual. 8th ed. New York, NY: Springer, 2017, pp. 715–26. | |||||
Las explicaciones de los superíndices b a g están al final del Cuadro 5. | |||||
I | cT1a–c, cT2a, N0, M0 | cT1 = tumor asintomático en la evaluación clínica y no es palpable. | <10 | Puntaje de Gleason, ≤6; patrón de Gleason, ≤3 + 3 (1). | |
–cT1a = tumor identificado de manera imprevista en un examen histológico y compromete ≤5 % del tejido resecado. | |||||
–cT1b = tumor identificado de manera imprevista en un examen histológico y compromete >5 % del tejido resecado. | |||||
–cT1c = tumor identificado por biopsia con aguja, se encuentra en uno o ambos lados de la próstata, pero no es palpable. | |||||
cT2 = tumor palpable y limitado a la próstata. | |||||
–cT2a = tumor con compromiso de la mitad o menos de un solo lado de la próstata. | |||||
N0 = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales. | |||||
M0 = sin metástasis a distancia. | |||||
pT2, N0, M0 | pT2 = tumor limitado al órgano. | <10 | Puntaje de Gleason, ≤6; patrón de Gleason, ≤3 + 3 (1). | ||
N0 = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales. | |||||
M0 = sin metástasis a distancia. |
Estadio | TNM | Descripciónb,c,d,e | PSAf | Puntaje de Gleason; patrón de Gleason (grupo de grado)g | Imagen |
---|---|---|---|---|---|
T = tumor primario; N = ganglio linfático regional; M = metástasis a distancia; cT = T clínico; PSA = antígeno prostático específico; pT = T patológico. | |||||
aAdaptación de AJCC: Prostate. En: Amin MB, Edge SB, Greene FL, et al., eds.: AJCC Cancer Staging Manual. 8th ed. New York, NY: Springer, 2017, pp. 715–26. | |||||
Las explicaciones de los superíndices b a g están al final del Cuadro 5. | |||||
IIA | cT1a–c, cT2a, pT2, N0, M0 | Consultar las descripciones de cT1a–c, cT2a para el estadio I en el Cuadro 2. | ≥10 <20 | Puntaje de Gleason, ≤6; patrón de Gleason, ≤3 + 3 (1). | |
pT2 = tumor limitado al órgano. | |||||
cT2b–c, N0, M0 | cT2 = tumor palpable y limitado a la próstata. | <20 | Puntaje de Gleason, ≤6; patrón de Gleason, ≤3 + 3 (1). | ||
cT2b = tumor con compromiso de más de la mitad de un lado de la próstata, pero no de ambos lados. | |||||
cT2c = tumor con compromiso de ambos lados de la próstata. | |||||
N0 = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales. | |||||
M0 = sin metástasis a distancia. | |||||
IIB | T1–2, N0, M0 | T1 = tumor asintomático en la evaluación clínica y no es palpable. | <20 | Puntaje de Gleason, 7; patrón de Gleason, 3 + 4 (2). | |
–T1a = tumor identificado de manera imprevista en un examen histológico y compromete ≤5 % del tejido resecado. | |||||
–T1b = tumor identificado de manera imprevista en un examen histológico y compromete >5 % del tejido resecado. | |||||
–T1c = tumor identificado por biopsia con aguja, se encuentra en uno o ambos lados de la próstata, pero no es palpable. | |||||
cT2 = tumor palpable y limitado a la próstata. | |||||
–cT2a = tumor con compromiso de la mitad o menos de un solo lado de la próstata. | |||||
–cT2b = tumor con compromiso de más de la mitad de un lado de la próstata, pero no de ambos lados. | |||||
–cT2c = tumor con compromiso de ambos lados de la próstata. | |||||
pT2 = tumor limitado al órgano. | |||||
N0 = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales. | |||||
M0 = sin metástasis a distancia. | |||||
IIC | T1–2, N0, M0 | Consultar las descripciones previas para T1–2, N0, M0 en el estadio IIB. | <20 | Puntaje de Gleason, 7; patrón de Gleason, 4 + 3 (3). | |
T1–2, N0, M0 | Consultar las descripciones previas para T1–2, N0, M0 en el estadio IIB. | <20 | Puntaje de Gleason, 8; patrón de Gleason, 4 + 4, 3 + 5 o 5 + 3 (4). |
Estadio | TNM | Descripciónb,c,d,e | PSAf | Puntaje de Gleason; patrón de Gleason (grupo de grado)g | Imagen |
---|---|---|---|---|---|
T = tumor primario; N = ganglio linfático regional; M = metástasis a distancia; cT = T clínico; PSA = antígeno prostático específico; pT = T patológico. | |||||
aAdaptación de AJCC: Prostate. En: Amin MB, Edge SB, Greene FL, et al., eds.: AJCC Cancer Staging Manual. 8th ed. New York, NY: Springer, 2017, pp. 715–26. | |||||
Las explicaciones de los superíndices b a g están al final del Cuadro 5. | |||||
IIIA | T1–2, N0, M0 | Consultar las descripciones de T1–2, N0, M0 para el estadio IIB en el Cuadro 3. | ≥20 | Puntaje de Gleason, ≤6; patrón de Gleason, ≤3 + 3 (1). | |
Puntaje de Gleason, 7; patrón de Gleason, 3 + 4 (2). | |||||
Puntaje de Gleason, 7; patrón de Gleason, 4 + 3 (3). | |||||
Puntaje de Gleason, 8; patrón de Gleason, 4 + 4, 3 + 5 o 5 + 3 (4). | |||||
IIIB | T3–4, N0, M0 | cT3 = tumor extraprostático sin fijación ni invasión de estructuras adyacentes. | Cualquier valor | Puntaje de Gleason, ≤6; patrón de Gleason, ≤3 + 3 (1). | |
–cT3a = diseminación extraprostática (unilateral o bilateral). | Puntaje de Gleason, 7; patrón de Gleason, 3 + 4 (2). | ||||
–cT3b = tumor con invasión de una vesícula seminal o ambas. | Puntaje de Gleason, 7; patrón de Gleason, 4 + 3 (3). | ||||
pT3 = diseminación extraprostática. | Puntaje de Gleason, 8; patrón de Gleason, 4 + 4, 3 + 5 o 5 + 3 (4). | ||||
–pT3a = diseminación extraprostática (unilateral o bilateral) o invasión microscópica del cuello vesical. | |||||
–pT3b = tumor con invasión de una vesícula seminal o ambas. | |||||
cT4 o pT4= tumor con fijación o invasión de estructuras adyacentes diferentes a las vesículas seminales, como el esfínter externo, el recto, la vejiga, los músculos elevadores o la pared pélvica. | |||||
N0 = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales. | |||||
M0 = sin metástasis a distancia. | |||||
IIIC | Cualquier T, N0, M0 | TX = tumor primario no evaluable. | Cualquier valor | Puntaje de Gleason, 9 o 10; patrón de Gleason, 4 + 5, 5 + 4 o 5 + 5 (5). | |
T0 = sin indicios de tumor primario. | |||||
T1 = tumor asintomático en la evaluación clínica y no es palpable. | |||||
–T1a = tumor identificado de manera imprevista en un examen histológico y compromete ≤5 % del tejido resecado. | |||||
–T1b = tumor identificado de manera imprevista en un examen histológico y compromete >5 % del tejido resecado. | |||||
–T1c = tumor identificado por biopsia con aguja, se encuentra en uno o ambos lados de la próstata, pero no es palpable. | |||||
cT2 = tumor palpable y limitado a la próstata. | |||||
–cT2a = tumor con compromiso de la mitad o menos de un solo lado de la próstata. | |||||
–cT2b = tumor con compromiso de más de la mitad de un lado de la próstata, pero no de ambos lados. | |||||
–cT2c = tumor con compromiso de ambos lados de la próstata. | |||||
–pT2 = tumor limitado al órgano. | |||||
cT3 = tumor extraprostático sin fijación ni invasión de estructuras adyacentes. | |||||
–cT3a = diseminación extraprostática (unilateral o bilateral). | |||||
–cT3b = tumor con invasión de una vesícula seminal o ambas. | |||||
pT3 = diseminación extraprostática. | |||||
–pT3a = diseminación extraprostática (unilateral o bilateral) o invasión microscópica del cuello vesical. | |||||
–pT3b = tumor con invasión de una vesícula seminal o ambas. | |||||
cT4 o pT4= tumor con fijación o invasión de estructuras adyacentes diferentes a las vesículas seminales, como el esfínter externo, el recto, la vejiga, los músculos elevadores o la pared pélvica. | |||||
N0 = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales. | |||||
M0 = sin metástasis a distancia. |
Estadio | TNM | Descripciónb,c,d,e | PSAf | Puntaje de Gleason; patrón de Gleason (grupo de grado)g | Imagen |
---|---|---|---|---|---|
T = tumor primario; N = ganglio linfático regional; M = metástasis a distancia; cT = T clínico; PSA = antígeno prostático específico; pT = T patológico. | |||||
aAdaptación de AJCC: Prostate. En: Amin MB, Edge SB, Greene FL, et al., eds.: AJCC Cancer Staging Manual. 8th ed. New York, NY: Springer, 2017, pp. 715–26. | |||||
bCuando no se disponga del PSA o del grupo de grado, el agrupamiento se determinará de acuerdo con la categoría T y el valor del PSA o el grupo de grado, según el que esté disponible. | |||||
cNo hay una clasificación patológica para T1. | |||||
dEl compromiso del margen quirúrgico se deberá registrar mediante un descriptor R1, que indica enfermedad residual microscópica. | |||||
eCuando hay más de un sitio de metástasis, se usa la categoría más avanzada. M1c es la categoría más avanzada. | |||||
fSe usan los valores del PSA para asignar esta categoría. | |||||
gRecientemente el sistema de Gleason se sintetizó en los llamados grupos de grado.[27] | |||||
IVA | Cualquier T, N1, M0 | Cualquier T = consultar las descripciones para el estadio IIIC en el Cuadro 4. | Consultar la categoría de cualquier valor de PSA para el estadio IIIC en el Cuadro 4. | Puntaje de Gleason, ≤6; patrón de Gleason, ≤3 + 3 (1). | |
Puntaje de Gleason, 7; patrón de Gleason, 3 + 4 (2). | |||||
Puntaje de Gleason, 7; patrón de Gleason, 4 + 3 (3). | |||||
N1 = metástasis en ganglios linfáticos regionales. | Puntaje de Gleason, 8; patrón de Gleason, 4 + 4, 3 + 5 o 5 + 3 (4). | ||||
M0 = sin metástasis a distancia. | Puntaje de Gleason, 9 o 10; patrón de Gleason, 4 + 5, 5 + 4 o 5 + 5 (5). | ||||
IVB | Cualquier T, cualquier N, M1 | Cualquier T = consultar las descripciones para el estadio IIIC en el Cuadro 4. | Consultar la categoría de cualquier valor de PSA para el estadio IIIC en el Cuadro 4. | Cualquier puntaje de Gleason; patrón de Gleason (grupo de grado) consultar las descripciones del estadio IVA. | |
NX = ganglios linfáticos regionales no evaluables. | |||||
N0 = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales. | |||||
N1 = metástasis en ganglios linfáticos regionales. | |||||
M1 = metástasis a distancia. | |||||
–M1a = metástasis ganglionares no regionales. | |||||
–M1b = metástasis óseas. | |||||
–M1c = metástasis en otros sitios, con enfermedad ósea o sin esta. |
Las modalidades de tratamiento local se relacionan con una supervivencia sin enfermedad (SSE) prolongada para muchos pacientes de cáncer de próstata localizado, pero a menudo no son curativas para pacientes con tumores localmente extensos. Debido a que el uso de las técnicas diagnósticas vigentes lleva a la subestadificación (incluso cuando en el examen clínico el cáncer parece estar localizado en la glándula prostática), algunos pacientes presentan tumores diseminados después del tratamiento local con cirugía o radiación.
Las opciones de tratamiento para cada estadio del cáncer de próstata se presentan en el Cuadro 6.
Los efectos secundarios de cada abordaje de tratamiento se describen a continuación en las secciones correspondientes. Hay grandes variaciones en los efectos adversos autonotificados para cada una de las opciones de atención de los pacientes con enfermedad clínica localizada, y hay pocas comparaciones directas de opciones como la conducta expectante, la vigilancia activa (seguimiento activo), la prostatectomía radical y la radioterapia. Las diferencias en los efectos adversos cumplen una función importante cuando el paciente elige entre varias opciones de tratamiento. Se han descrito comparaciones detalladas de estos efectos adversos en estudios de cohortes poblacionales, aunque los períodos de seguimiento fueron relativamente breves (2 a 3 años).[1,2]
Para los pacientes de edad avanzada asintomáticos o que tienen una enfermedad simultánea, se puede considerar un abordaje de observación rigurosa sin administrar un tratamiento activo inmediato.[3,4] La espera cautelosa, la observación, la conducta expectante, la actitud expectante, la vigilancia activa y el seguimiento activo son términos que indican una estrategia en la que no se utiliza un tratamiento inmediato con intención curativa.
La conducta expectante, la vigilancia activa y el seguimiento activo son los términos que se usan con mayor frecuencia, pero en la bibliografía médica no siempre se diferencian con claridad, lo que dificulta la interpretación de los resultados. El concepto general de la conducta expectante es el seguimiento del estado del paciente y la administración de atención paliativa cuando se necesita para aliviar los síntomas de progresión tumoral. No hay un intento planificado de administrar un tratamiento curativo en ningún momento del seguimiento. Por ejemplo, es posible que se use la resección transuretral de la próstata (RTUP) o la terapia hormonal para aliviar una obstrucción uretral relacionada con el tumor cuando haya crecimiento tumoral local y la terapia hormonal o la radiación ósea quizás se usen para aliviar el dolor producido por las metástasis. La prostatectomía radical se comparó con la conducta expectante o la vigilancia activa (seguimiento activo) en hombres con enfermedad en estadio temprano (es decir, estadio clínicos T1b, T1c o T2).[5] Para obtener más información, consultar la sección Prostatectomía radical.
Por el contrario, la estrategia base de la vigilancia activa (seguimiento activo) es diferir el tratamiento de la enfermedad clínicamente localizada, pero hacer controles periódicos con el fin de iniciar tratamiento local con intención curativa si el paciente presenta cualquier signo de progresión tumoral.[6-9] La intención es evitar las complicaciones del tratamiento en los hombres que tienen una enfermedad de crecimiento lento o sin progresión, y al mismo tiempo mantener la posibilidad de curarlos si el tumor progresa. Con frecuencia, la vigilancia activa (seguimiento activo) incluyen los siguientes aspectos:
Los criterios de selección de los pacientes, los intervalos entre las evaluaciones, el tipo de pruebas específicas y los criterios de intervención son arbitrarios y no se han establecido en ensayos controlados.
En los Estados Unidos, como en otros entornos donde se usan mucho los exámenes de detección con la prueba de PSA, los resultados del tratamiento conservador del cáncer de próstata localizado son muy favorables. En conjunto, los hombres atendidos mediante conducta expectante o vigilancia activa (seguimiento activo), de acuerdo con diversos criterios en cada estudio, presentaron tasas de mortalidad específicas por cáncer de próstata muy favorables que oscilan entre el 1 % y el 10 % (las tasas son más favorables en las series más recientes).[10-18] Por lo tanto, la mayoría de los hombres con cáncer de próstata identificado mediante exámenes de detección son aptos para someterse a vigilancia activa (seguimiento activo) de modo que se reserva el tratamiento definitivo para el momento en que presentan signos de progresión tumoral. Esto se observó con suma claridad en el gran ensayo aleatorizado Prostate Testing for Cancer Treatment (ProtecT [NCT02044172 y ISRCTN20141297]) en el que se comparó el seguimiento activo, la prostatectomía radical y la radioterapia.[19] Para obtener más información, consultar la sección Prostatectomía radical.
Para obtener más información, consultar la sección Tratamiento del cáncer de próstata en estadio II.
La prostatectomía radical a menudo se reserva para los pacientes que cumplen con las siguientes condiciones:[20-22]
La prostatectomía abierta se puede realizar con un abordaje quirúrgico perineal o retropúbico. El abordaje perineal exige una incisión separada para la disección de ganglios linfáticos. La linfadenectomía laparoscópica es técnicamente posible.[23] La prostatectomía robótica es una alternativa a la prostatectomía abierta y se ha vuelto la técnica más común en países desarrollados. En manos expertas, los resultados funcionales de la prostatectomía abierta y robótica son muy similares, por lo menos a corto y mediano plazo. En un ensayo aleatorizado con 308 hombres aptos para prostatectomía, se encontró que los resultados urinarios, sexuales y de funcionamiento intestinal fueron similares cuando se comparó la cirugía abierta retropúbica y la cirugía robótica al cabo de una mediana de seguimiento de 24 meses.[24] El tamaño de la muestra y la duración del seguimiento fueron muy bajos como para detectar diferencias importantes en los resultados del cáncer.
Cuando se encuentran ganglios pequeños bien diferenciados, la incidencia de compromiso ganglionar es menor del 20 %, y es posible omitir la disección ganglionar pélvica.[25] La disección ganglionar pélvica es más importante para los tumores más grandes menos diferenciados. En estos casos, la disección ganglionar pélvica por vía abierta o laparoscópica no tiene una utilidad terapéutica, pero evita la morbilidad relacionada con la prostatectomía en pacientes con compromiso ganglionar. Por lo general, no se lleva a cabo una prostatectomía radical si se encuentran metástasis en la evaluación de la muestra congelada de los ganglios linfáticos; en estos pacientes se debe considerar la participación en ensayos clínicos en curso o la administración de radioterapia para control sintomático.
No se ha establecido la función de la terapia hormonal preoperatoria (neoadyuvante).[26,27]
Después de una prostatectomía radical, la evaluación patológica permite estratificar la extensión del tumor en los siguientes tipos:
En 1993, se realizó una revisión estructurada de la bibliografía de 144 artículos en un intento por comparar las siguientes tres estrategias de tratamiento principales para el cáncer de próstata clínicamente localizado:[30]
Los autores concluyeron que las deficiencias de notificación y de los factores de selección de todas las series obstaculizaron una comparación válida de la eficacia de las tres estrategias de tratamiento.
En una revisión de la bibliografía de series de casos de pacientes con enfermedad localizada clínicamente palpable, los autores encontraron que las tasas de supervivencia específicas por cáncer de próstata a 10 años fueron mejores en las series de prostatectomía radical (cerca del 93 %), peores en las series de radioterapia (cerca del 75 %) e intermedias con tratamiento diferido (cerca del 85 %).[31] Debido a que es muy improbable que la radioterapia empeore la supervivencia específica de la enfermedad, la explicación más factible es que los factores de selección influyen en el tratamiento elegido. Estos factores de selección hacen que las comparaciones de las estrategias terapéuticas sean imprecisas.[32]
En ensayos clínicos aleatorizados, se comparó la prostatectomía radical con la conducta expectante, la vigilancia activa (seguimiento activo) en hombres con enfermedad en estadio temprano (es decir, estadios clínicos T1b, T1c o T2) y se obtuvieron resultados contradictorios. Es posible que la diferencia en los resultados se deba al modo en que se estableció el diagnóstico de los hombres con cáncer de próstata.
Evidencia (prostatectomía radical vs. conducta expectante o vigilancia activa [seguimiento activo]):
Las complicaciones de la prostatectomía radical son las siguientes:
Los resultados funcionales de la prostatectomía radical con respecto al funcionamiento sexual, urinario, intestinal y la calidad de vida (CV) relacionada con la salud son similares si el procedimiento es retropúbico abierto, laparoscópico o si se hace una prostatectomía radical robótica.[59]
En un análisis de los archivos de Medicare sobre 101 604 prostatectomías radicales llevadas a cabo entre 1991 y 1994, se observaron los siguientes resultados:[39]
Durante el período del estudio, estas tasas disminuyeron en el 30 %, 8 % y 12 %, respectivamente.[39]
Las prostatectomías que se llevaron a cabo en hospitales donde se hacen menos procedimientos en comparación con hospitales donde se hacen más procedimientos se relacionaron con los siguientes aspectos:[40,41]
Las tasas de morbilidad y mortalidad operatorias aumentan con la edad. La comorbilidad, en especial la enfermedad cardiovascular subyacente y los antecedentes de accidente cerebrovascular explican una parte del aumento de mortalidad relacionada con la edad a los 30 días de la cirugía.
En una cohorte de todos los hombres con cáncer de próstata sometidos a prostatectomía radical entre 1990 y 1999 en Ontario, se predijo que los hombres de 75 años sin comorbilidades tendrían una mortalidad a 30 días del 0,74 %. Además, las tasas de complicaciones quirúrgicas a los 30 días dependieron más de la comorbilidad que de la edad (es decir, alrededor del 5 % para hombres sin afecciones comórbidas vs. el 40 % para hombres con ≥4 afecciones comórbidas subyacentes).[41]
La incontinencia urinaria y la impotencia son posibles complicaciones de una prostatectomía radical y se han estudiado en múltiples estudios.
Evidencia (incontinencia urinaria e impotencia posteriores a una prostatectomía radical):
A menudo, se notifican diferencias entre las encuestas poblacionales y las series de casos de centros individuales. Las razones podrían obedecer a los siguientes aspectos:
En las series de casos de hombres sometidos a prostatectomía radical, se observó una reducción de la longitud del pene (1–2 cm en promedio).[50-52] La consecuencia funcional del acortamiento no está bien estudiada, pero es evidente en algunos hombres.
En un registro de hombres con una concentración del PSA en aumento después del tratamiento inicial de un cáncer de próstata clínicamente localizado, 19 de 510 hombres (3,7 %) sometidos a prostatectomía radical se quejaron por la reducción del tamaño del pene.[60] Sin embargo, los datos se basan en informes médicos de quejas de pacientes en lugar de una entrevista directa con el paciente o la medición de la longitud del pene antes y después del tratamiento. Además, la muestra del estudio se limitó a los pacientes con recidiva tumoral confirmada o presunta, lo que dificulta la generalización.
Se notificó recuperación de la longitud del pene al tamaño preoperatorio al cabo de 1 a 2 años en algunas de las series de casos con seguimiento longitudinal, pero no en todas las series.[61]
Se notificó que la hernia inguinal es una complicación de la prostatectomía radical.
Evidencia (hernia inguinal después de una prostatectomía radical):
Aunque las observaciones de aumento en las tasas de hernia inguinal después de una prostatectomía radical son uniformes, es posible que las tasas de detección de hernias sean más altas en los hombres con cáncer de próstata controlados de cerca por urólogos debido a la frecuencia de los exámenes o los procedimientos diagnósticos por imágenes (es decir, sesgo de detección). Se debe comunicar a los hombres la posibilidad de que se presente esta complicación después de la prostatectomía.
La prostatectomía radical a veces causa incontinencia fecal; la incidencia varía de acuerdo con el método quirúrgico.[58]
Evidencia (incontinencia fecal después de una prostatectomía radical):
En los pacientes aptos para radioterapia definitiva se debe confirmar el diagnóstico mediante análisis patológico cuando el cáncer se encuentra limitado a la próstata o a los tejidos circundantes (fase I, fase II y fase III) en el examen clínico. No se necesita estadificación con laparotomía ni disección ganglionar.
La radioterapia quizás sea una buena opción para pacientes con contraindicaciones médicas para la prostatectomía radical. En estos pacientes la tasa de complicaciones es aceptablemente baja si se controla con cuidado la técnica de administración.[62]
Los resultados a largo plazo de la radioterapia dependen del estadio y se relacionan con la dosimetría de la radiación.
Evidencia (radioterapia de haz externo):
Para obtener más información, consultar la sección Prostatectomía radical comparada con otras opciones de tratamiento.
La radioterapia profiláctica dirigida a los ganglios linfáticos sin compromiso clínico ni patológico al parecer no mejora la SG ni la supervivencia específica por cáncer de próstata, como se observó en el ensayo RTOG-7706, por ejemplo.[70][Nivel de evidencia A1]
Los programas de administración de radioterapia hipofraccionada que son más prácticos (menos fracciones con una dosis más alta por fracción) al parecer producen resultados similares a los programas de radiación convencionales, por lo menos en cuanto a los resultados intermedios de SSE y la supervivencia sin fracaso terapéutico (grados de comprobación bajos que no se sabe si se traducen en desenlaces clínicos), y los datos iniciales de SG. Sin embargo, es posible que la radiación hipofraccionada ocasione más toxicidad que las dosis estándar según el tipo de régimen de administración que se utilice.[71]
Evidencia (radioterapia de haz externo convencional vs. hipofraccionada):
Los pacientes sometidos a braquiterapia a menudo se seleccionan por las siguientes características favorables:
Se necesita más información y nuevos estudios para definir mejor los efectos de la braquiterapia intersticial moderna en el control de la enfermedad y la CV, así como para determinar el efecto en los resultados de la selección de pacientes con características favorables.[80][Nivel de evidencia C3]
Para obtener más información sobre los ensayos clínicos en curso, consultar el portal de Internet del NCI.
El radio Ra 223 (223Ra) emite partículas α (es decir, 2 protones y 2 neutrones unidos, de forma idéntica a un núcleo de helio) con una semivida de 11,4 días. Se administra por vía intravenosa y se absorbe de manera selectiva por el estroma óseo recién formado. Las partículas α de energía alta tienen un alcance corto de menos de 100 mcM. El uso de 223Ra mejoró la SG de pacientes con cáncer de próstata metastásico en el hueso. En un ensayo controlado aleatorizado con enmascaramiento doble, se asignó al azar a 921 hombres con cáncer de próstata sintomático resistente a la castración, 2 o más metástasis no viscerales, a recibir 223Ra versus placebo en una proporción 2:1. El uso de 223Ra mejoró la SG de manera estadísticamente significativa (mediana de 14,9 vs. 11,3 meses), la tasa de episodios óseos sintomáticos (33 % vs. 38 %), y la tasa de compresión de la médula espinal (4 % vs. 7 %).[81,82][Nivel de evidencia A1] La administración de una dosis de 50 kBq por kilogramo de peso corporal cada 4 semanas en 6 inyecciones produjo efectos secundarios similares a los del placebo.
La radioterapia de haz externo (RHE) definitiva a veces produce cistitis, proctitis y enteritis agudas.[20,42,49,83-85] En general, estas afecciones son reversibles, aunque en ocasiones son crónicas y es infrecuente que exijan una intervención quirúrgica.[85]
En una encuesta transversal de pacientes con cáncer de próstata tratados con prostatectomía radical, radioterapia, o conducta expectante y vigilancia activa en un entorno de seguro médico con atención controlada, se notificaron muchos casos de disfunción sexual y urinaria en el grupo de prostatectomía.[46]
La radiación también es cancerígena.[86-88] La RHE para el cáncer de próstata se relaciona con un aumento del riesgo de cáncer de vejiga y cáncer gastrointestinal. La braquiterapia se relaciona con un aumento del riesgo de cáncer de vejiga.
En la mayoría de los casos, la radioterapia permite conservar la potencia sexual a corto plazo, pero con el tiempo se deteriora.[85] En algunos hombres el citrato de sildenafilo es eficaz para el tratamiento de la disfunción sexual posterior a la radioterapia.
Evidencia (reducción de las complicaciones):
Es posible disminuir la morbilidad mediante técnicas sofisticadas de radioterapia (como el uso de aceleradores lineales), simulación y planificación minuciosas del tratamiento.[91,92]
Evidencia (radioterapia conformada tridimensional vs. radioterapia convencional):
La radioterapia se puede administrar después de la disección ganglionar extraperitoneal sin un aumento de las complicaciones, si se usa una técnica de radiación muy controlada. El campo de tratamiento no debe incluir el área de la disección ganglionar pélvica. Si se hace la RTUP antes de la radioterapia, el riesgo de estenosis aumenta a un nivel superior al observado con la radioterapia sola; sin embargo, si la administración de la radioterapia se difiere 4 a 6 semanas después de la RTUP, el riesgo de estenosis es más bajo.[93-95] Se estableció una relación entre la diseminación tumoral y la RTUP que se hace antes del tratamiento definitivo para aliviar los síntomas obstructivos; sin embargo, en un análisis multivariante de casos con estadificación patológica se indica que esta relación quizás se debe al pronóstico subyacente desfavorable de los casos que necesitan una RTUP y no es consecuencia del procedimiento.[96]
En general, la prostatectomía radical se relaciona con una tasa más alta de incontinencia urinaria e impotencia sexual temprana, pero con una tasa más baja de incontinencia fecal y lesión rectal. Sin embargo, con el tiempo, las diferencias en la tasa de impotencia sexual disminuyen debido a que el riesgo aumenta con el tiempo trascurrido desde la radiación. Muchos de los efectos secundarios de la terapia local definitiva para el cáncer de próstata persisten incluso después de más de 10 años; además, los problemas urinarios y la impotencia sexual quizá empeoren con la edad.[97]
Evidencia (complicaciones de la prostatectomía radical vs radioterapia):
Se usan varios abordajes hormonales para el tratamiento de los diferentes estadios del cáncer de próstata.
Estos abordajes son los siguientes:
Se demostró que el acetato de abiraterona mejora la SG cuando se añade a la terapia de privación androgénica (TPA) en los hombres con cáncer de próstata en estadio avanzado con enfermedad sensible a la castración. El acetato de abiraterona por lo general se tolera bien; sin embargo, se relaciona con aumento de los efectos mineralocorticoides de grado 3 o 4 (hipertensión e hipopotasemia) en comparación con la TPA sola.[100] También se relacionó con aumento leve en los trastornos respiratorios.[101]
Los beneficios de la orquiectomía bilateral son los siguientes:[42]
Las desventajas de la orquiectomía bilateral son las siguientes:[42,102]
La orquiectomía bilateral también se relacionó con un riesgo elevado de enfermedad coronaria e infarto de miocardio.[103-106]
Para obtener más información, consultar Sofocos y sudores nocturnos.
Los estrógenos en dosis de 3 mg de dietilestilbestrol (DES) al día producen concentraciones de testosterona en el punto de castración. Al igual que la orquiectomía, el uso de estrógenos a veces causa pérdida de libido e impotencia. Los estrógenos también pueden causar ginecomastia, para prevenir esta complicación se administran dosis bajas de radioterapia profiláctica dirigida a las mamas.
DES ya no se fabrica ni comercializa en los Estados Unidos, y ya casi no se usa debido al riesgo de efectos secundarios graves como infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares y embolia pulmonar.
Los agonistas de la hormona liberadora de hormona luteinizante (LH-RH), como leuprolida, goserelina y buserelina, disminuyen la testosterona a concentraciones en el punto de castración. Al igual que la orquiectomía y la terapia estrogénica, el uso de agonistas de la LH-RH causa impotencia, sofocos y pérdida de libido. En ocasiones hay crecimiento tumoral transitorio que se puede prevenir con antiandrógenos o una terapia a corto plazo con dosis bajas de estrógenos durante varias semanas.
La evidencia indica que los agonistas de la LH-RH aumentan el riesgo de morbilidad o mortalidad cardiovascular; sin embargo, los resultados son contradictorios.[103-107]
Evidencia (agonistas de la LH-RH y enfermedad cardiovascular):
Los antiandrogénicos utilizados para el tratamiento del cáncer de próstata son la flutamida y la bicalutamida. En una revisión sistemática de 11 ensayos aleatorizados, se comparó la monoterapia antiandrogénica no esteroidea y la castración quirúrgica o farmacológica en 3060 hombres con enfermedad localmente avanzada, metastásica o recidivante después de tratamiento local.[109] El uso de monoterapia con un antiandrógeno no esteroideo disminuyó la SG y aumentó la tasa de progresión tumoral clínica y fracaso del tratamiento.[109][Nivel de evidencia A1]
El antiandrógeno puro flutamida a veces produce diarrea, sensibilidad mamaria y náuseas. En informes de casos se notificaron toxicidad hepática mortal y no mortal.[110] Para obtener más información, consultar Complicaciones gastrointestinales.
La bicalutamida a veces produce náuseas, sensibilidad mamaria, sofocos, pérdida de libido e impotencia.[111] Para obtener más información, consultar Náuseas y vómitos relacionados con el tratamiento del cáncer y Sofocos y sudores nocturnos.
El antiandrógeno esteroideo acetato de megestrol inhibe de manera incompleta la producción de andrógenos y, por lo general, no se usa como tratamiento inicial.
Se necesitan más estudios para evaluar los efectos de las distintas terapias hormonales en la CV.[112]
En una encuesta nacional de Medicare de hombres sometidos a prostatectomía radical por cáncer de próstata y que se sometieron o no a privación androgénica (médica o quirúrgica), se observó que en el grupo de privación androgénica disminuyeron las siguientes 7 mediciones de calidad de vida relacionadas con la salud:[113][Nivel de evidencia C1]
La terapia de privación androgénica (TPA) a veces causa osteoporosis y fracturas óseas. En una muestra poblacional de 50613 pacientes de Medicare de 66 años o más que fueron seguidos durante una mediana de 5,1 años, se observó que los hombres tratados con una hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) u orquiectomía presentaron una tasa de fracturas óseas del 19,4 % en comparación con el 12,6 % en los hombres que no recibieron terapia de privación hormonal. El efecto fue similar en los hombres con enfermedad ósea metastásica o sin esta.[114]
El uso de TPA se relaciona con quejas de acortamiento del pene, pero hay muy pocos datos sobre esta complicación.[60] En un estudio de un registro de hombres con una concentración del PSA en aumento después del tratamiento inicial del cáncer de próstata localizado según la evaluación clínica y que recibieron radioterapia con TPA, se encontró que 19 de 510 hombres (3,7 %) se quejaron de reducción del tamaño del pene. Ninguno de los 213 hombres tratados con radioterapia, pero sin TPA, se quejó de cambios en el tamaño del pene. Sin embargo, los datos se basan en informes médicos de quejas de pacientes en lugar de una entrevista directa con el paciente o la medición de la longitud del pene antes y después del tratamiento. Además, la muestra del estudio se limitó a los pacientes con recidiva tumoral confirmada o presunta, lo que dificulta la generalización.
En los ensayos aleatorizados controlados con placebo, se observó que el tratamiento de la osteoporosis con bisfosfonatos reduce el riesgo de fracturas óseas en los hombres sometidos a TPA por cáncer de próstata (RR, 0,80 en un metanálisis de 15 ensayos; IC 95 %:0,69–0,94). En el metanálisis, el zoledronato tuvo el mayor efecto.[115]
El uso de TPA también se relacionó con aumento del riesgo de cáncer colorrectal.
Evidencia (aumento del riesgo de cáncer colorrectal):
Los medicamentos con efecto antisuprarrenal utilizados en el tratamiento del cáncer de próstata son ketoconazol y aminoglutetimida. El uso a largo plazo de ketoconazol a veces produce impotencia, prurito, cambios en las uñas e insuficiencia suprarrenal. Por lo común, la aminoglutetimida causa sedación y erupciones cutáneas. Para obtener más información, consultar Prurito.
La criocirugía o crioterapia, se encuentra en evaluación para el tratamiento del cáncer de próstata localizado. La criocirugía es una técnica quirúrgica que permite destruir las células cancerosas en el tejido prostático mediante el uso de criosondas que producen congelación y descongelación intermitentes.[117][Nivel de evidencia C1]; [118,119][Nivel de evidencia C3] La evidencia sobre su eficacia e inocuidad es limitada en comparación con la prostatectomía estándar y la radioterapia; la técnica está en evolución a fin de reducir la toxicidad local y la lesión al tejido normal. La evidencia sobre la eficacia es de baja calidad, y en la actualidad se restringe a datos de series de casos relativamente pequeñas, de seguimiento corto y que utilizan criterios indirectos de valoración de la eficacia.[120]
Los efectos tóxicos graves relacionados con la criocirugía incluyen lesión infravesical, incontinencia urinaria, impotencia sexual y lesión rectal. La impotencia es común, oscila entre el 47 % y el 100 %.
La frecuencia de otros efectos secundarios y la probabilidad de control del cáncer a los 5 años de seguimiento varían en los centros notificadores; las series son pequeñas en comparación con las series de cirugía y radioterapia.[118,119] Otras complicaciones graves incluyen desprendimiento uretral, fístula o estenosis urinaria, y obstrucción del cuello vesical.[120]
Hay interés en el uso de la terapia con haz de protones para el tratamiento del cáncer de próstata. La distribución de la dosis de este tipo de radiación de partículas cargadas mejora en teoría el cociente terapéutico de radiación dirigida a la próstata, lo que permitiría aumentar la dosis de radiación dirigida al tumor sin aumentar los efectos secundarios. No hay ensayos controlados aleatorizados en los que se compare la eficacia y toxicidad con otras formas de radioterapia.
La terapia fotodinámica vascular con un fotosensibilizador se probó en hombres con cáncer de próstata de riesgo bajo.[121]
No se ha establecido la función de la terapia hormonal neoadyuvante.[26,27]
No se demostró que la bicalutamida mejorase la SG en pacientes con cáncer de próstata localizado o localmente avanzado.
Evidencia (bicalutamida):
Para obtener más información sobre los ensayos clínicos en curso, consultar el portal de Internet del NCI.
El sistema de clasificación TNM (tumor, ganglio linfático y metástasis) del American Joint Committee on Cancer define el cáncer de próstata en estadio I de la siguiente forma:[1]
La frecuencia del cáncer de próstata no metastásico asintomático que se encuentra en la autopsia aumenta bastante con la edad; alcanza a entre el 50 % y el 60 % de los hombres de 90 años y más. Sin lugar a duda, el descubrimiento imprevisto de estos cánceres ocultos durante una cirugía prostática por otro motivo explica que la supervivencia sea similar para los hombres con cáncer de próstata en estadio I y la población masculina sana, ajustada por edad.
Muchos cánceres en estadio I están bien diferenciados el compromiso de la glándula es focal (T1a, N0, M0); la mayoría no exige un tratamiento diferente al seguimiento riguroso.[2]
En los pacientes más jóvenes (50–60 años) que tienen una esperanza de vida prolongada, se debe considerar el tratamiento.[3] La prostatectomía radical, la radioterapia de haz externo (RHE), la colocación de un implante intersticial de radioisótopos, la conducta expectante y la vigilancia activa (seguimiento activo) produjeron tasas de supervivencia similares en series seleccionadas no controladas. La edad, las comorbilidades y los deseos personales son factores para tener en cuenta para decidir si se inicia tratamiento.[3]
Las opciones de tratamiento de los pacientes con cáncer de próstata en estadio I son las siguientes:
Para los pacientes de edad avanzada asintomáticos o que tienen una enfermedad simultánea, se puede considerar un abordaje de observación rigurosa sin administrar un tratamiento activo inmediato.[8-10] La espera cautelosa, la observación, la conducta expectante, la actitud expectante, la vigilancia activa y el seguimiento activo son términos que indican una estrategia sin tratamiento inmediato con intención curativa. Para obtener más información, consultar la sección Conducta expectante o vigilancia activa (seguimiento activo).
Evidencia (observación con terapia hormonal diferida):
La prostatectomía radical, a menudo con linfadenectomía pélvica (con técnica de conservación nerviosa para mantener la potencia, o sin esta), es el tratamiento con intención curativa que se usa con mayor frecuencia.[11-13] La prostatectomía radical quizás sea muy difícil de hacer después de una resección transuretral de la próstata (RTUP).
Debido a que entre el 40 % y el 50 % de los hombres con enfermedad limitada al órgano en el examen clínico tienen diseminación más allá de la cápsula prostática o los márgenes quirúrgicos en el análisis patológico, se estudia la función de la radioterapia adyuvante después la prostatectomía.
También se debe considerar la radioterapia posoperatoria (RTPO) para los pacientes con invasión tumoral de las vesículas seminales que se encuentra en el momento de la prostatectomía o que tienen una concentración detectable del PSA más de 3 semanas después de la cirugía.[14-16] Debido a que la duración del seguimiento en los estudios disponibles todavía es relativamente corta, no se ha determinado el valor de la RTPO, sin embargo, esta sí reduce la recidiva local.[14] Es necesaria la planificación cuidadosa del tratamiento para evitar la morbilidad.
Evidencia (prostatectomía radical seguida de radioterapia):
Se comparó la prostatectomía radical con la conducta expectante o la vigilancia activa (seguimiento activo). Para obtener más información, consultar la sección Prostatectomía radical comparada con otras opciones de tratamiento.
Evidencia (prostatectomía radical comparada con conducta expectante):
La radioterapia de haz externo (RHE) es otra opción de tratamiento utilizada con intención curativa.[21-25] La radioterapia definitiva se debe postergar hasta 4 a 6 semanas después de la RTUP para reducir la incidencia de estenosis.[26] Se debe considerar la terapia hormonal adyuvante para los pacientes con tumores voluminosos T2b o T2c.[27,28]
Evidencia (RHE con terapia hormonal adyuvante o sin esta):
La colocación de un implante intersticial de radioisótopos (es decir yodo I 125 [125I], paladio e iridio Ir 192) mediante una técnica transperineal guiada por ecografía o tomografía computarizada se usa para pacientes con tumores T1 o T2a. Los resultados a corto plazo en estos pacientes son similares a los de la prostatectomía radical o la RHE.[32,33]; [34][Nivel de evidencia C3]
Los factores para considerar la utilización de los implantes intersticiales son los siguientes:
Es necesario un seguimiento a largo plazo de estos pacientes para evaluar la eficacia y los efectos secundarios del tratamiento.
La colocación manual de un implante retropúbico de 125I se relacionó con un aumento de fracaso terapéutico local y tasa de complicaciones; [35,36] en la actualidad este procedimiento es infrecuente.
La terapia fotodinámica vascular con un fotosensibilizador se probó en hombres con cáncer de próstata de riesgo bajo. En el ensayo aleatorizado sin anonimato CLIN1001 PCM301 (NCT01310894), se asignó al azar a 413 hombres con cáncer de próstata de riesgo bajo (tumor en estadio T1–T2c, PSA ≤10 ng/ml y, en general, puntaje de Gleason 3 + 3) para someterse a vigilancia activa o recibir un fotosensibilizador, padeliporfina (4 mg/kg intravenosos [IV] durante 10 minutos y fibras ópticas colocadas en el área objetivo de la próstata y activadas con rayo láser de 753 nm a 150 mW/cm durante 22 minutos y 15 segundos).[37] La mediana de tiempo hasta la progresión local de la enfermedad fue de 28,3 meses para los pacientes que recibieron padeliporfina y de 14,1 meses para los pacientes del grupo de vigilancia activa (CRI, 0,34; IC 95 %, 0,24–0,46; P = 0,0001).[37][Nivel de evidencia B1] No obstante, es posible que la población de pacientes aptos para recibir terapia fotodinámica sea muy pequeña de modo que quizás se produce sobretratamiento de hombres con enfermedad de riesgo muy bajo e infratratamiento de hombres con enfermedad de riesgo más alto.[38]
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
El sistema de clasificación TNM (tumor, ganglio linfático y metástasis) del American Joint Committee on Cancer define el cáncer de próstata en estadio II de la siguiente forma:[1]
Estadio IIA
Estadio IIB
Estadio IIC
La prostatectomía, la radioterapia de haz externo (RHE) y el implante intersticial de radioisótopos se emplean para el tratamiento del cáncer de próstata en estadio II, en apariencia con efectos terapéuticos similares. La prostatectomía radical y la radioterapia producen tasas de supervivencia similares después de un período máximo de 10 años de seguimiento. Para pacientes bien seleccionados, la prostatectomía radical se relaciona con una supervivencia a 15 años comparable con la una población de la misma edad sin cáncer de próstata.[2] Por desgracia, no hay de ensayos aleatorizados comparativos de seguimiento prolongado para estos métodos de tratamiento.
Los pacientes con un cáncer pequeño palpable (T2a, N0 y M0) tienen mejor pronóstico que los pacientes con compromiso de ambos lados de la glándula prostática (T2c, N0 y M0). Los pacientes sin metástasis ganglionares en la linfadenectomía pélvica tienen un pronóstico más favorable que los pacientes que no se someten a procedimiento de estadificación; sin embargo, esto es consecuencia de la selección de pacientes con un pronóstico más favorable.
Se deben considerar los efectos secundarios de las diversas formas de tratamiento, como impotencia, incontinencia y lesión intestinal, para determinar el tipo de tratamiento.
A menudo, se piensa que los cambios en el antígeno prostático específico (PSA) indican una progresión tumoral. A pesar de que un marcador o característica tumoral siempre se relacionen con un riesgo alto de progresión del cáncer de próstata o de muerte, estos quizás no sirvan como factores pronósticos y tengan una utilidad muy limitada para la toma de decisiones terapéuticas.
El valor inicial y la tasa de cambio del PSA se relacionaron con metástasis posterior o muerte por cáncer de próstata en una cohorte de 267 hombres con cáncer de próstata clínicamente localizado sometidos a conducta expectante o vigilancia activa en el grupo de control de un ensayo aleatorizado en el que se comparó la prostatectomía radical con la conducta expectante.[3,4] A pesar de ello, la exactitud para clasificar a los hombres en un grupo de cáncer inactivo y otro grupo de cáncer progresivo fue deficiente para todos los valores de corte y las tasas de cambio del PSA analizados.
Los pacientes con enfermedad no metastásica localmente avanzada (T2–T4, N0–N1 y M0) están en riesgo de metástasis óseas. Los bisfosfonatos están en estudio como estrategia para disminuir este riesgo.
Evidencia (bisfosfonatos y riesgo de metástasis óseas):
Las opciones de tratamiento de los pacientes con cáncer de próstata en estadio II son las siguientes:
Los pacientes con cáncer de próstata en estadio II son candidatos aptos para participar en ensayos clínicos, incluso en los que se investiga la terapia hormonal neoadyuvante seguida por una prostatectomía radical.
Para los pacientes de edad avanzada asintomáticos o que tienen una enfermedad simultánea, se puede considerar un abordaje de observación rigurosa sin administrar un tratamiento activo inmediato.[6-8] La espera cautelosa, la observación, la conducta expectante, la actitud expectante, la vigilancia activa y el seguimiento activo son términos que indican una estrategia en la que no se utiliza un tratamiento inmediato con intención curativa. Para obtener más información, consultar la sección Aspectos generales de las opciones de tratamiento del cáncer de próstata.
Evidencia (observación con terapia hormonal diferida):
La prostatectomía radical, a menudo con linfadenectomía pélvica (con técnica de conservación nerviosa para mantener la potencia, o sin esta), es el tratamiento con intención curativa que se usa con mayor frecuencia.[2,9,10] La prostatectomía radical quizás sea muy difícil de hacer después de una resección transuretral de la próstata (RTUP).
Debido a que entre el 40 % y el 50 % de los hombres con enfermedad limitada al órgano en el examen clínico tienen diseminación más allá de la cápsula prostática o los márgenes quirúrgicos en el análisis patológico, se estudia la función de la radioterapia adyuvante después la prostatectomía.
También se debe considerar la radioterapia posoperatoria (RTPO) para los pacientes con invasión tumoral de las vesículas seminales que se encuentra en el momento de la prostatectomía o que tienen una concentración detectable del PSA más de 3 semanas después de la cirugía.[11-13] Debido a que la duración del seguimiento en los estudios disponibles todavía es relativamente corta, no se ha determinado el valor de la RTPO, sin embargo, esta sí reduce la recidiva local.[11] Es necesaria la planificación cuidadosa del tratamiento para evitar la morbilidad.
Evidencia (prostatectomía radical seguida de radioterapia):
Evidencia (comparación directa entre la prostatectomía radical, la conducta expectante, la vigilancia activa (seguimiento activo) y la radioterapia de haz externo):
La radioterapia de haz externo (RHE) es otra opción de tratamiento que se usa a menudo con intención curativa.[22-26] La radioterapia definitiva se debe postergar hasta 4 a 6 semanas después de la RTUP para reducir la incidencia de estenosis.[27] Se debe considerar la terapia hormonal adyuvante para los pacientes con tumores voluminosos T2b o T2c.[28]
La Agency for Health Care Policy and Research (ahora Agency for Healthcare Research and Quality) analizó la función de la terapia hormonal adyuvante en pacientes con enfermedad localmente avanzada. La mayoría de los pacientes tenían una enfermedad más avanzada, pero los pacientes con tumores voluminosos T2b a T2c se incluyeron en los estudios en los que se reevaluó la utilidad de la terapia hormonal adyuvante en pacientes con enfermedad localmente avanzada.
Evidencia (RHE, con terapia hormonal adyuvante o sin esta):
La colocación de un implante intersticial de radioisótopos (es decir yodo I 125 [125I], paladio e iridio) mediante una técnica transperineal guiada por ecografía o tomografía computarizada, se utiliza en pacientes con tumores T1 o T2a. Los resultados a corto plazo en estos pacientes son similares a los de la prostatectomía radical o la RHE.[41,42]; [43][Nivel de evidencia C3]
Los factores para considerar la utilización de los implantes intersticiales son los siguientes:
Es necesario un seguimiento a largo plazo de estos pacientes para evaluar la eficacia y los efectos secundarios del tratamiento.
La colocación manual de un implante retropúbico de 125I se relacionó con un aumento de fracaso terapéutico local y tasa de complicaciones; [44,45] en la actualidad este procedimiento es infrecuente.
La criocirugía es una técnica quirúrgica que permite destruir las células cancerosas en el tejido prostático mediante el uso de criosondas que producen congelación y descongelación intermitentes.[46][Nivel de evidencia C1]; [47,48][Nivel de evidencia C3] El uso de criocirugía está menos arraigado que la prostatectomía estándar y sus resultados a largo plazo no se han establecido tan bien como los de la prostatectomía o la radioterapia. Los efectos tóxicos graves son los siguientes:
La frecuencia de otros efectos secundarios y la probabilidad de control del cáncer a los 5 años de seguimiento varían en los centros notificadores; las series son pequeñas en comparación con las series de cirugía y radioterapia.[47,48]
En series de casos se notificó que el uso de la ecografía enfocada de alta intensidad produce buen control local de la enfermedad. Sin embargo, no se comparó de manera directa con tratamiento más estándar, y la experiencia con esta técnica es más limitada.[49-51]
Hay un interés creciente en el uso de la radioterapia con haz de protones para el tratamiento del cáncer de próstata. Aunque la distribución de la dosis de esta forma de radiación de partículas cargadas tiene el potencial de mejorar el cociente terapéutico de radiación dirigida a la próstata, lo que permite un aumento de la dosis para el tumor sin un aumento importante de efectos secundarios, no se han notificado ensayos controlados aleatorizados que comparen su eficacia y toxicidad con otras formas de radioterapia.
La terapia fotodinámica vascular con un fotosensibilizador se probó en hombres con cáncer de próstata de riesgo bajo. En el ensayo aleatorizado sin anonimato CLIN1001 PCM301 (NCT01310894), se asignó al azar a 413 hombres con cáncer de próstata de riesgo bajo (tumor en estadio T1–T2c, PSA ≤10 ng/ml y, en general, puntaje de Gleason 3 + 3) para someterse a vigilancia activa o recibir un fotosensibilizador, padeliporfina (4 mg/kg intravenosos [IV] durante 10 minutos y fibras ópticas colocadas en el área objetivo de la próstata y activadas con rayo láser de 753 nm a 150 mW/cm durante 22 minutos y 15 segundos).[52] La mediana de tiempo hasta la progresión local de la enfermedad fue de 28,3 meses para los pacientes que recibieron padeliporfina y de 14,1 meses para los pacientes asignados al grupo de vigilancia activa (CRI, 0,34; IC 95 %, 0,24–0,46; P = 0,0001).[52][Nivel de evidencia B1] No obstante, es posible que la población de pacientes aptos para recibir terapia fotodinámica sea muy pequeña de modo que quizás se produce sobretratamiento de hombres con enfermedad de riesgo muy bajo e infratratamiento de hombres con enfermedad de riesgo más alto.[53]
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
El sistema de clasificación TNM (tumor, ganglio linfático y metástasis) del American Joint Committee on Cancer define el cáncer de próstata en estadio III de la siguiente forma:[1]
Estadio IIIA
Estadio IIIB
Estadio IIIC
La diseminación extraprostática con invasión microscópica del cuello vesical (T4) se incluye en T3a.
La terapia de haz externo (RHE), el implante intersticial de radioisótopos y la prostatectomía radical se usan para tratar el cáncer de próstata en estadio III.[2] El pronóstico cambia bastante de acuerdo con la evaluación de los ganglios linfáticos regionales y la comprobación de ausencia de compromiso ganglionar.
La RHE con acelerador lineal es el tratamiento más común para los pacientes con cáncer de próstata en estadio III y hay series grandes que respaldan su eficacia para lograr control local de la enfermedad y supervivencia sin enfermedad (SSE).[3,4] Los resultados de la prostatectomía radical en pacientes con cáncer de próstata en estadio III son muy inferiores a los resultados en pacientes con cáncer de próstata en estadio II. El implante intersticial de radioisótopos es técnicamente difícil cuando los tumores son grandes.
Se deben tener en cuenta los síntomas del paciente relacionados con el cáncer, la edad y las enfermedades concomitantes antes de decidir un plan de tratamiento. En una serie de 372 pacientes tratados con radioterapia a quienes se les dio seguimiento durante 20 años, el 47 % murieron por cáncer de próstata y el 44 % murieron por enfermedades intercurrentes sin indicios de cáncer de próstata.[4]
Las opciones de tratamiento de los pacientes con cáncer de próstata en estadio III son las siguientes:
Se debe considerar el uso de la radioterapia de haz externo (RHE) sola,[3-7] los agonistas de la hormona liberadora de hormona luteinizante (LH-RH) o de la orquiectomía acompañados de RHE.[8-16] La radioterapia definitiva se debe postergar hasta 4 a 6 semanas después de la resección transuretral para reducir la incidencia de estenosis.[17]
Se debe considerar el uso de la terapia hormonal con radioterapia, en especial para los hombres que no tienen comorbilidades subyacentes moderadas o graves.[8,9] En varios estudios se investigó su uso en pacientes con enfermedad localmente avanzada.
Evidencia (RHE con terapia hormonal o sin esta):
Las modificaciones hormonales (orquiectomía o agonistas de la LH-RH) se pueden usar para el tratamiento del cáncer de próstata en estadio III.[33][Nivel de evidencia A1]
En algunos datos se indica que es posible mejorar la eficacia de la orquiectomía o los agonistas de LH-LH mediante la adición de acetato de abiraterona para los hombres con tumores localmente avanzados. En el ensayo aleatorizado sin anonimato STAMPEDE (NCT00268476), 1917 hombres (alrededor del 95 % con diagnóstico reciente; el 50 % con enfermedad metastásica y el 50 % con enfermedad localmente avanzada o enfermedad con compromiso ganglionar) se trataron con TPA sola o TPA con acetato de abiraterona (1000 mg VO al día) y prednisolona (5 mg por VO al día).[34] La radioterapia local se consideró obligatoria después de 6 a 9 meses para los hombres sin metástasis ni compromiso ganglionar, y opcional para los pacientes sin metástasis pero con compromiso ganglionar. La terapia hormonal se limitó a los 2 años o hasta el momento de progresión de la enfermedad. Se planeó la administración de radioterapia a cerca del 40 % de los participantes del estudio.
La monoterapia antiandrogénica también se evaluó en hombres con cáncer de próstata localmente avanzado como una alternativa a la castración.
Evidencia (monoterapia antiandrogénica no esteroidea vs. castración quirúrgica o clínica):
Evidencia (orquiectomía vs. agonistas de la LH-RH):
En los pacientes que no son aptos para someterse a una prostatectomía radical o radioterapia, o que no quiere recibir estos tratamientos, se comparó la terapia hormonal inmediata con la terapia diferida (es decir, conducta expectante o vigilancia activa [seguimiento activo] con terapia hormonal en el momento de la progresión).
Evidencia (terapia hormonal inmediata versus diferida):
Cuando se usa como tratamiento primario para pacientes con cáncer de próstata en estadio III o estadio IV, la privación androgénica con terapia hormonal, por lo general, se administra de forma continua hasta la progresión de la enfermedad. Algunos investigadores propusieron la privación intermitente de andrógenos como una estrategia para lograr la máxima citorreducción tumoral, seguida de un período sin tratamiento para permitir la repoblación tumoral con células sensibles a las hormonas. En teoría, esta estrategia produciría mayor sensibilidad hormonal en el tumor durante un período más largo. En un modelo animal se observó que la privación intermitente de andrógenos (PIA) a veces prolonga la duración de la dependencia androgénica de los tumores sensibles a las hormonas.[40]
Evidencia (terapia hormonal continua versus intermitente):
La prostatectomía radical se puede administrar con RHE o sin esta (en pacientes muy seleccionados).[42] Debido a que entre el 40 % y el 50 % de los hombres con enfermedad limitada al órgano en el examen clínico tienen diseminación más allá de la cápsula prostática o los márgenes quirúrgicos en el análisis patológico, se estudia la función de la radioterapia adyuvante después la prostatectomía.
Evidencia (prostatectomía radical con RHE o sin esta):
La observación rigurosa sin tratamiento inmediato se puede utilizar para el tratamiento del cáncer de próstata en estadio III.[48,49]
Para los pacientes de edad avanzada asintomáticos o que tienen una enfermedad simultánea, se puede considerar un abordaje de observación rigurosa sin administrar un tratamiento activo inmediato.[50-52] La espera cautelosa, la observación, la conducta expectante, la actitud expectante, la vigilancia activa y el seguimiento activo son términos que indican una estrategia en la que no se utiliza un tratamiento inmediato con intención curativa. Para obtener más información, consultar la sección Aspectos generales de las opciones de tratamiento del cáncer de próstata.
Debido a que muchos pacientes en estadio III presentan síntomas urinarios, el control sintomático es importante para determinar el tratamiento. Las siguientes modalidades de tratamiento se usan para mejorar el control local de la enfermedad y los síntomas derivados:
Es posible usar radioterapia.[3-6] La radioterapia de haz externo (RHE) diseñada para disminuir la exposición de los tejidos normales mediante métodos como la planificación conformada tridimensional con tomografía computarizada (TC) está en evaluación clínica.
Las modificaciones hormonales utilizadas de manera eficaz como tratamiento inicial del cáncer de próstata son las siguientes:
En un metanálisis de ensayos aleatorizados en los que se compararon varias monoterapias hormonales en hombres con cáncer de próstata en estadio III o estadio IV (con predominio del estadio IV), se llegó a las siguientes conclusiones:[53][Nivel de evidencia A1]
La implantación intersticial combinada con RHE se usa en pacientes T3 seleccionados, pero hay poca información disponible.[54]
Se emplean formas alternativas de radioterapia en los ensayos clínicos.
La radioterapia con haz de protones también está en investigación.[57]
La criocirugía percutánea guiada por ecografía está en evaluación clínica.
La criocirugía es una técnica quirúrgica en desarrollo que permite destruir las células cancerosas en el tejido prostático mediante el uso de criosondas que producen congelación y descongelación intermitentes.[58][Nivel de evidencia C1]; [59]; [60][Nivel de evidencia C3] El uso de criocirugía está menos arraigado que la prostatectomía estándar y sus resultados a largo plazo no se han establecido tan bien como los de la prostatectomía o la radioterapia. Los efectos tóxicos incluyen daño a la vejiga, incontinencia urinaria, impotencia sexual y lesión rectal. La técnica de criocirugía está en desarrollo. La impotencia es común. La frecuencia de otros efectos secundarios y la probabilidad de control del cáncer a los 5 años de seguimiento varían en los centros notificadores; las series son pequeñas en comparación con las series de cirugía y radioterapia.[59,60]
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
El sistema de clasificación TNM (tumor, ganglio linfático y metástasis) del American Joint Committee on Cancer define el cáncer de próstata en estadio IV de la siguiente forma:[1]
Estadio IVA
Estadio IVB
La diseminación extraprostática con invasión microscópica del cuello vesical (T4) se incluye en T3a.
La selección del tratamiento depende de los siguientes factores:
Los síntomas más comunes se originan en las vías urinarias o en las metástasis óseas. La paliación de los síntomas de las vías urinarias con la resección transuretral de la próstata (RTUP) o radioterapia, y la paliación de los síntomas de las metástasis óseas con radioterapia o terapia hormonal son una parte importante del tratamiento de estos pacientes. Los bisfosfonatos también se usan para el tratamiento de las metástasis óseas.[2]
Las opciones de tratamiento de los pacientes con cáncer de próstata en estadio IV son las siguientes:
La terapia hormonal es el pilar del tratamiento para el cáncer de próstata metastásico. La cura es muy infrecuente, pero se producen respuestas subjetivas u objetivas sorprendentes en la mayoría de los pacientes. Lo esencial de la terapia hormonal para el cáncer de próstata es la castración médica o quirúrgica para detener la producción de testosterona en los testículos. A menudo esto se conoce como terapia de privación androgénica (TPA) y se logra con orquiectomía bilateral o mediante la administración de agonistas o antagonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH). El abordaje exclusivamente hormonal más eficaz incluye una combinación de TPA y uno de los siguientes fármacos:
En ensayos aleatorizados controlados se notificó que la terapia combinada con cualquiera de estos fármacos y TPA produce una supervivencia general más prolongada que la TPA sola.
Las modificaciones hormonales utilizadas eficazmente como tratamiento inicial del cáncer de próstata son las siguientes:[8]
En algunas series, las concentraciones pretratamiento del PSA se relacionaron de manera inversa con el tiempo sin progresión de la enfermedad en los pacientes de cáncer de próstata metastásico que recibieron terapia hormonal. Después del inicio de la terapia hormonal, la reducción de PSA hasta una concentración indetectable proporciona información sobre la duración del estado sin progresión de la enfermedad; sin embargo, es posible que una disminución de PSA menor del 80 % no sea predictiva.[15]
La orquiectomía y los estrógenos producen resultados similares, y la selección de uno u otro depende de la preferencia del paciente y de la morbilidad relacionada con los efectos secundarios previstos. Los estrógenos se relacionan con el inicio o exacerbación de una enfermedad cardiovascular, en especial, cuando se usan en dosis altas. El DES en dosis de 1 mg al día no se relaciona con complicaciones cardiovasculares tan frecuentes como las que se presentan con dosis más altas; sin embargo, el uso de DES disminuyó a causa de la toxicidad cardiovascular.
Las consecuencias psicológicas de una orquiectomía son causa de rechazo de este tratamiento en muchos pacientes; muchos optarán por un tratamiento alternativo si es eficaz.[16] No se indicó el uso de orquiectomía combinada con estrógenos sea superior a cualquiera de los tratamientos solos.[17]
Una gran proporción de hombres presentan sofocos después de la orquiectomía bilateral o el tratamiento con agonistas de la LH-RH. Los sofocos pueden persistir por años.[18] Se notificaron diferentes grados de control sintomático con DES, clonidina, acetato de ciproterona o acetato de medroxiprogesterona.
Después de la progresión tumoral durante el tratamiento con una forma de modificación hormonal, es poco común que ocurra una respuesta tumoral objetiva con cualquier otra forma de modificación hormonal.[19] Sin embargo, en algunos estudios se indica que la interrupción de la flutamida (con administración de aminoglutetimida o sin esta) se relaciona con una disminución del PSA y que es necesario vigilar esta respuesta antes de iniciar un nuevo tratamiento.[20-22] Las dosis bajas de prednisona alivian los síntomas en alrededor del 33 % de los casos.[23] Hay abordajes de tratamiento hormonal nuevos, como la inhibición de los receptores androgénicos, que mejoraron la SG y la calidad de vida (CV) después de la progresión tumoral durante TPA. Para obtener más información, consultar la sección Tratamiento del cáncer de próstata recidivante sensible a las hormonas o resistente a estas.
Para algunos pacientes que permanecen asintomáticos quizás sea apropiado hacer una observación rigurosa sin tratamiento inmediato.
Evidencia (terapia hormonal inmediata versus diferida):
Los abordajes que usan agonistas de la LH-RH o antiandrógenos en pacientes de cáncer de próstata en estadio IV produjeron tasas de respuesta similares a otros tratamientos hormonales.[9,32]
Evidencia (agonistas de la LH-RH o antiandrógenos):
Sobre la base de que las glándulas suprarrenales continúan produciendo andrógenos después de la castración quirúrgica o farmacológica, se realizaron estudios de series de casos en los que se añadió terapia antiandrogénica a la castración. Los resultados de las series de casos fueron prometedores y condujeron al uso generalizado de la estrategia que se conoce como bloqueo androgénico máximo (BAM) o total. Sin embargo, los ensayos controlados aleatorizados posteriores ponen en duda la eficacia de añadir un antiandrógeno a la castración.
Evidencia (BAM):
Cuando en un análisis de subconjuntos se comparó la privación androgénica versus la combinación de privación androgénica y nilutamida o flutamida, se encontró que la tasa absoluta de supervivencia a 5 años fue mejor en el grupo de terapia combinada (2,9 % mejor, IC 95 %, 0,3–5,5); sin embargo, cuando se comparó la privación androgénica versus la combinación de privación androgénica y acetato de ciproterona, la tendencia absoluta de la supervivencia a los 5 años fue peor en el grupo de terapia combinada (2,8 % peor, IC 95 %, -7,6 a +2,0).[14]
El bloqueo androgénico total no mostró mayor utilidad que la terapia hormonal sola y el paciente lo tolero menos. Además, la evidencia se consideró insuficiente para determinar si los hombres con diagnóstico reciente de enfermedad metastásica asintomática se deben someter a terapia de privación androgénica inmediata o deberían posponer la terapia hasta que presenten signos o síntomas de progresión.[40]
Cuando se usa como tratamiento primario para pacientes con cáncer de próstata en estadio III o estadio IV, la privación androgénica con terapia hormonal se administra a menudo de forma continua hasta la progresión de la enfermedad. Otra opción es usar la privación intermitente de andrógenos como una estrategia para lograr la máxima citorreducción tumoral, seguida de un período sin tratamiento para permitir fases de descanso farmacológico. Se ha propuesto la posibilidad de que esta estrategia produzca mayor sensibilidad hormonal en el tumor durante un período más largo. En un modelo animal se observó que la privación intermitente de andrógenos (PIA), a veces, prolonga la duración de la dependencia androgénica de los tumores sensibles a las hormonas.[41] Sin embargo, en los ensayos controlados aleatorizados en humanos no se ha logrado apoyar la hipótesis de que la PIA demoraría la aparición de la enfermedad resistente a la castración. Los beneficios de la PIA, si es que los hay, son del ámbito del funcionamiento físico y sexual.
Evidencia (terapia hormonal continua versus intermitente):
En ensayos clínicos aleatorizados, se observó que la SG mejoró al agregar quimioterapia en comparación con el uso de TPA sola, con una eficacia comparable a la de la terapia hormonal de TPA y acetato de abiraterona. Sin embargo, los 2 abordajes no se han comparado de manera directa en un ensayo aleatorizado.
La adición de docetaxel se probó en combinación con terapia hormonal prolongada como tratamiento de primera línea del cáncer de próstata metastásico y se demostró que mejora los resultados más que la terapia hormonal sola. Esta información se resumió en una revisión sistemática y metanálisis de ensayos aleatorizados sobre cáncer de próstata metastásico sensible a las hormonas.[43]
Evidencia (modificaciones hormonales con quimioterapia):
Además de la terapia hormonal, también se evaluó el tratamiento adyuvante con bisfosfonatos.[47]
Evidencia (bisfosfonatos):
Los pacientes con enfermedad localmente avanzada no metastásica (T2–T4, N0–N1 y M0) están en riesgo de presentar metástasis óseas y se estudia el uso de bisfosfonatos como estrategia para reducir este riesgo. Sin embargo, en un ensayo aleatorizado controlado con placebo (MRC-PR04) de un régimen de 5 años de tratamiento con el bisfosfonato de primera generación clodronato en dosis altas por vía oral (2080 mg diarios), no se encontró un efecto favorable en la supervivencia ni en el tiempo transcurrido hasta que se presentara una metástasis ósea sintomática.[50][Nivel de evidencia A1]
La radioterapia de haz externo (RHE) se puede usar para intentar la curación de algunos pacientes en estadio M0 muy seleccionados.[51,52] La radioterapia definitiva se deberá postergar hasta 4 a 6 semanas después de la RTUP para reducir la incidencia de estenosis.[53]
Además de RHE, se deberá considerar el uso de terapia hormonal.[40,54]
Evidencia (radioterapia con terapia hormonal o sin esta):
Una sola fracción de 8 Gy produjo beneficios similares en términos de alivio del dolor óseo y CV que las fracciones múltiples (3 Gy × 10), como se probó en el ensayo RTOG-9714 (NCT00003162).[57]; [58][Nivel de evidencia A3] Para obtener más información, consultar El dolor y el cáncer.
La resección transuretral de la próstata (RTUP) a veces es útil para aliviar una obstrucción urinaria como parte de la atención paliativa por un cáncer de próstata en estadio avanzado.
Observación rigurosa sin tratamiento inmediato (para pacientes asintomáticos seleccionados).[59]
En una revisión retrospectiva no controlada de una serie grande de pacientes con enfermedad T, N1–3, M0, tratados en la Mayo Clinic con prostatectomía radical y orquiectomía simultáneas, se encontró que el tratamiento se relacionó con intervalos de tiempo hasta la progresión local y a distancia; sin embargo, no se demostró mejora de la SG.[60] Los aspectos relacionados con la selección de pacientes dificultan la interpretación de estos estudios.
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
El tratamiento del cáncer de próstata recidivante sensible a las hormonas o resistente a estas depende de muchos factores, como los siguientes:
La radioterapia definitiva se puede administrar a los pacientes que con recidiva local de la enfermedad después de una prostatectomía.[1-4] En un ensayo aleatorizado (RTOG-9601 [NCT00002874]) se observó una mejora de la supervivencia general (SG) y la supervivencia específica al cáncer de próstata cuando se usó una combinación de dosis altas de bicalutamida y radioterapia, en comparación con radioterapia sola para hombres con cáncer de próstata y recidiva local después de una prostatectomía radical.[5]
Algunos pacientes que presentan recidiva local después de la radioterapia definitiva se recuperan con prostatectomía;[6] sin embargo, solo el 10 % de los pacientes tratados inicialmente con radioterapia presentarán una recidiva local aislada. En estos pacientes, el control prolongado de la enfermedad a menudo se logra con terapia hormonal, con una mediana de supervivencia específica por cáncer de 6 años después del fracaso terapéutico local.[7]
Cuando la recidiva después de la radioterapia se trata con ablación crioquirúrgica es común que la tasa de complicaciones sea alta. Esta técnica todavía está en evaluación clínica.[8]
La terapia hormonal se utiliza para tratar a la mayoría de los pacientes que recaen con enfermedad diseminada y que recibieron inicialmente tratamiento locorregional con cirugía o radioterapia. Para obtener más información, consultar la sección Opciones de tratamiento estándar del cáncer de próstata en estadio IV.
Para obtener más información sobre el uso de la terapia hormonal inmediata (bicalutamida o agonistas de la hormona liberadora de hormona luteinizante [LH-RH]) y la radiación en pacientes de cáncer de próstata y recidiva local después de la prostatectomía radical, consultar la sección Aspectos generales de las opciones de tratamiento del cáncer de próstata.
El PSA se utiliza a menudo para controlar a los pacientes después del tratamiento inicial con intención curativa; el PSA elevado o en aumento es un desencadenante común de tratamiento adicional, incluso en los hombres asintomáticos. A pesar de que esta situación es muy común, no está claro si administrar tratamientos adicionales debido a una concentración del PSA en aumento en hombres con cáncer de próstata prolonga la SG. La calidad de la evidencia es limitada.
Se proyectó la inclusión de 750 pacientes; pero el ensayo se cerró con 293 pacientes debido a una inscripción lenta.
La mayoría de los hombres que reciben tratamiento para una recidiva después de la terapia local inicial son asintomáticos, y la recidiva se detecta por un aumento del PSA. Es posible que la terapia de privación intermitente de andrógenos (PIA) se utilice como una alternativa a la TPA continua (PAC) para mejorar la CV y disminuir la duración de los efectos secundarios de la terapia hormonal, sin disminuir la tasa de supervivencia.
La enzalutamida se probó con leuprolida, o sin esta, en pacientes con cáncer de próstata sensible a las hormonas, no metastásico desde el punto de vista clínico y riesgo alto de recidiva bioquímica (definida como un tiempo de duplicación del PSA ≤9 meses y un PSA >2 ng/ml por encima de la cifra mínima después de la radioterapia, o un PSA >1 ng/ml después de una prostatectomía radical con radioterapia posoperatoria o sin esta; M0 según las pruebas con imágenes convencionales). [Nota: En la práctica, se recomienda que estos pacientes se sometan a estadificación mediante tomografía por emisión de positrones-tomografía computada del antígeno prostático específico de membrana.]
En una revisión sistemática de la evidencia, se comparó la monoterapia antiandrogénica no esteroidea y la castración quirúrgica o clínica con datos de 11 ensayos aleatorizados con 3060 hombres de enfermedad localmente avanzada, metastásica o recidivante después de tratamiento local.[21] La monoterapia de antiandrógenos no esteroideos disminuyó la SG y aumentó la tasa de progresión clínica y fracaso del tratamiento.[21][Nivel de evidencia A1]
Como se señaló anteriormente, en los estudios se demostró que la quimioterapia con docetaxel o cabazitaxel, y la inmunoterapia con sipuleucel-T prolongan la SG en pacientes de cáncer de próstata metastásico sensible a las hormonas o resistente a estas. Sin embargo, la terapia hormonal también demostró que mejora la supervivencia, incluso en hombres con progresión de la enfermedad después de otras formas de terapia hormonal o quimioterapia. Algunas formas de terapia hormonal son eficaces para el tratamiento del cáncer de próstata metastásico resistente a las hormonas.
Debido a que no se cuenta con estudios comparativos directos, no hay ensayos que ayuden a decidir cuál de estos fármacos se debe utilizar primero o en qué secuencia.
Incluso entre pacientes de cáncer de próstata metastásico resistente a las hormonas, se encontró cierta heterogeneidad en el pronóstico y en la retención de la sensibilidad hormonal. En estos pacientes con enfermedad ósea sintomática, varios factores se relacionan con un pronóstico deteriorado: estado funcional precario, fosfatasa alcalina elevada, creatinina sérica anormal y respuesta anterior breve (<1 año) a la terapia hormonal.[22] La concentración absoluta del PSA al inicio del tratamiento en pacientes con cáncer recidivante o resistentes a las hormonas no ha demostrado tener importancia pronóstica.[23]
Algunos pacientes cuya enfermedad progresó durante el bloqueo androgénico combinado responden a diversas terapias hormonales de segunda línea. La aminoglutetimida, la hidrocortisona, la privación con flutamida, la progesterona, el ketoconazol y combinaciones de estas terapias produjeron respuestas del PSA en entre el 14 % y el 60 % de los pacientes tratados y, cuando se evaluaron las respuestas clínicas también produjeron respuestas en entre el 0 % y el 25 % de los casos. La duración de estas respuestas del PSA osciló entre 2 y 4 meses.[24] Las tasas de supervivencia son similares cuando el ketoconazol y la hidrocortisona se inician al mismo tiempo que se suspende la privación de andrógenos (por ejemplo, flutamida, bicalutamida o nilutamida) o cuando se inician en el momento de elevación del PSA después de un ensayo inicial de interrupción de los antiandrógenos, como se observó por ejemplo en el ensayo CLB-9583 (NCT00002760).[25][Nivel de evidencia A1] Los datos sobre el valor predictivo de los cambios en el PSA durante la administración de la quimioterapia son contradictorios.[23,26]
Los pacientes tratados con agonistas de la hormona luteinizante o estrógenos como tratamiento primario por lo general mantienen concentraciones de testosterona en el punto de castración. En un estudio del ECOG se observó una supervivencia superior cuando se mantuvo a los pacientes con privación androgénica primaria;[9] sin embargo, en otro estudio del SWOG (antes Southwest Oncology Group) no se observó una ventaja del bloqueo androgénico continuo.[27]
Evidencia (abordajes hormonales para la enfermedad progresiva resistente a la castración en pacientes que no han recibido quimioterapia):
En un ensayo controlado aleatorizado participaron 1509 hombres con cáncer de próstata resistente a la castración no metastásico, un PSA en aumento y un valor de testosterona en nivel de castración. Los pacientes fueron asignados al azar en una proporción de 2:1 para recibir darolutamida o placebo mientras continuaban con la TDA.[39,40]
Evidencia (abordajes hormonales para la enfermedad progresiva en pacientes que recibieron quimioterapia):
Las metástasis óseas dolorosas pueden ser un problema grave para los pacientes de cáncer de próstata. Se han estudiado muchas estrategias de paliación, como las siguientes:[47-51]
Para obtener más información, consultar El dolor y el cáncer.
Evidencia (paliación de las metástasis óseas mediante radioterapia):
Evidencia (paliación de las metástasis óseas con cloruro de estroncio):
El uso de radioisótopos, como el 89Sr, ha sido eficaz como tratamiento paliativo para algunos pacientes con metástasis osteoblásticas. El 89Sr en monoterapia disminuye el dolor óseo en 80 % de los pacientes tratados.[54]
Evidencia (paliación o prevención de las metástasis óseas con denosumab):
Las opciones de tratamiento para los pacientes con cáncer de próstata recidivante son las siguientes:
Evidencia (quimioterapia para el cáncer de próstata sensible a las hormonas o resistente a estas):
Otros regímenes quimioterapéuticos que producen mejoría subjetiva de los síntomas y disminución en la concentración del PSA son los siguientes:[67][Nivel de evidencia C2]; [68]
En un estudio se indica que los pacientes con tumores que exhiben diferenciación neuroendocrina responden mejor a la quimioterapia.[69]
Se observó que el sipuleucel-T, una inmunoterapia celular activa, aumenta la SG en pacientes de cáncer de próstata metastásico resistente a las hormonas. El sipuleucel-T contiene células mononucleares de sangre periférica autógena expuestas ex vivo a una proteína de fusión recombinante (PA2024) compuesta de fosfatasa ácida prostática unida con un factor estimulante de colonias de granulocitos y macrófagos.
Los efectos secundarios suelen producirse por la liberación de citocinas e incluyen escalofríos, fiebre, cefalea, mialgia, sudoración y síntomas parecidos a la gripe, por lo general, en las primeras 24 horas de la infusión. No se ha observado un aumento de trastornos autoinmunitarios o de segundas neoplasias malignas.[70]
Evidencia (inmunoterapia):
Es posible que las dosis bajas de prednisona controlen los síntomas en algunos pacientes.[75]
Evidencia (dosis bajas de prednisona como paliativo):
En los ensayos clínicos en curso se continúa explorando la utilidad de la quimioterapia para estos pacientes.[10-13,58,67-69]
El radio Ra 223 (223Ra) emite partículas α (es decir, 2 protones y 2 neutrones unidos, de forma idéntica a un núcleo de helio) con una semivida de 11,4 días. Se administra por vía intravenosa y se absorbe de manera selectiva por el estroma óseo recién formado. Las partículas α de alta energía tienen un alcance corto de menos de 100 mcM. Se observó que el 223Ra mejora la SG en pacientes de cáncer de próstata con metástasis ósea.
Evidencia (radiación de rayos α):
Evidencia (olaparib):
La cohorte A incluyó 245 pacientes con al menos 1 mutación en BRCA1, BRCA2 o ATM. La cohorte B incluyó a 142 pacientes con al menos 1 de los otros 12 genes preespecificados.
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Tratamiento del cáncer de próstata recidivante sensible a las hormonas o resistente a estas
Se modificó el nombre de esta sección de Tratamiento del cáncer de próstata recidivante resistente a las hormonas a Tratamiento del cáncer de próstata recidivante sensible a las hormonas o resistente a estas.
Se añadió Terapia antiandrogénica no esteroide con terapia de privación androgénica o sin esta como subsección nueva.
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