¿Existe una relación entre el embarazo y el riesgo de cáncer de seno?
Estudios han revelado que el riesgo de una mujer de presentar cáncer de seno está asociado con su exposición a las hormonas producidas por los ovarios (estrógeno y progesterona endógenos). Los factores de la reproducción que aumentan la duración y los grados de exposición a las hormonas de los ovarios, las cuales estimulan el crecimiento celular, han sido asociados con un aumento del riesgo de cáncer de seno. Dichos factores son: la aparición temprana de la menstruación, el comienzo tardío de la menopausia, y factores que pueden permitir que el tejido de seno esté expuesto a altas concentraciones de hormonas por periodos largos, como edad tardía del primer embarazo y no haber tenido hijos nunca.
Por el contrario, el embarazo y la lactancia, los cuales reducen ambos el número de ciclos menstruales en la vida de la mujer y, por lo mismo, reducen su exposición a las hormonas endógenas (1) que pudiera haberse acumulado, están asociados con una disminución del riesgo de cáncer de seno. Asimismo, el embarazo y la lactancia tienen un efecto directo en las células de los senos, lo que causa que se diferencien o maduren para poder producir leche. Algunos investigadores ofrecen la hipótesis de que dichas células diferenciadas son más resistentes a convertirse en células cancerosas que las células que no presentan diferenciación (2, 3).
¿Hay algunos factores relacionados con el embarazo que estén asociados con un riesgo menor de cáncer de seno?
Algunos factores relacionados con el embarazo han sido asociados con un riesgo menor de padecer cáncer de seno más tarde en la vida. Esos factores son:
¿Hay algunos factores relacionados con el embarazo que estén asociados con un mayor riesgo de cáncer de seno?
Algunos factores relacionados con el embarazo pueden aumentar el riesgo de cáncer de seno. Estos factores son:
¿Está relacionado el aborto con el riesgo de cáncer de seno?
Algunos estudios retrospectivos (de casos y de control) de los que se informó a mediados de la década de los noventa sugirieron que el aborto provocado (interrupción deliberada del embarazo) estaba asociado a un mayor riesgo de cáncer de seno. Sin embargo, dichos estudios presentaban limitaciones importantes en su diseño que pudieron afectar los resultados. Una limitación clave fue depender de la información que presentaron las mismas participantes del estudio acerca de los antecedentes médicos, lo cual puede introducir sesgos. Los estudios prospectivos, los cuales tienen un diseño más riguroso y no se ven afectados por dichos sesgos, han demostrado consistentemente que no hay asociación entre el aborto provocado y el riesgo de cáncer de seno (20–25). Además, en el año 2009, el Comité de Prácticas Ginecológicas del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (Committee on Gynecologic Practice of the American College of Obstetricians and Gynecologists) concluyó que “estudios recientes más rigurosos demostraron que no existe relación causal entre el aborto provocado y un aumento subsecuente del riesgo de cáncer de seno” (26). Los hallazgos más importantes de estos estudios son:
¿Afecta el embarazo el riesgo de padecer otros cánceres?
La investigación ha demostrado lo siguiente con respecto al embarazo y al riesgo de otros cánceres:
Tal como en la formación del cáncer de seno, se piensa que la exposición a las hormonas clarifica la función del embarazo en la formación del cáncer de ovarios, de endometrio y de otros cánceres. Es posible que los cambios en las concentraciones hormonales durante el embarazo contribuyan a las variaciones en el riesgo de dichos tumores después del embarazo (30).
¿Afecta el tratamiento para la fecundidad el riesgo de cáncer de seno o de otros cánceres?
Las mujeres que tienen dificultad en embarazarse o de llevar un embarazo a término pueden recibir tratamiento para la fecundidad. Tal tratamiento puede incluir cirugía (para reparar tubos de Falopio enfermos, dañados o bloqueados o para extirpar fibroides uterinos, placas de endometriosis o adhesiones); medicamentos para estimular la ovulación; y tecnología de asistencia a la reproducción.
La estimulación de los ovarios y algunas tecnologías de asistencia a la reproducción comprenden tratamientos que cambian temporalmente las concentraciones de estrógeno y de progesterona en el cuerpo de la mujer. Por ejemplo, las mujeres que se preparan para fecundación en vitro (IVF) reciben muchas tandas de tratamiento hormonal para suprimir primero la ovulación hasta que los óvulos en formación están listos, luego se estimula la producción de muchos óvulos, y finalmente se promueve la maduración de los óvulos. El uso de hormonas en algunos tratamientos de fecundidad ha hecho surgir la preocupación de mayores riesgos posibles de cáncer, especialmente riesgos de cánceres que están relacionados con concentraciones elevadas de estas hormonas.
Muchos estudios han examinado las posibles asociaciones entre el uso de medicamentos para la fecundidad o IVF y el riesgo de cánceres de seno, de ovario y de endometrio. Puede ser difícil interpretar los resultados de esos estudios porque la misma infecundidad está relacionada con mayores riesgos de esos cánceres (es decir, en comparación con las mujeres fecundas, las mujeres infecundas tienen un riesgo mayor de esos cánceres aun cuando ellas no usen medicamentos para la fecundidad). También, estos cánceres son relativamente raros y tienden a formarse años después del tratamiento para la fecundidad, lo que puede dificultar relacionar su ocurrencia con el uso pasado de medicamentos para la fecundidad.