Nota: En esta sección, se resume la evidencia científica publicada sobre la detección de este tipo de cáncer. En el resto del resumen, se describe la evidencia con más detalle.
También están disponibles otros resúmenes del PDQ relacionados:
Para el cáncer de piel, el único procedimiento de detección que se ha propuesto de manera generalizada es el examen visual de la piel, que abarca el autoexamen por el propio paciente y el examen clínico por un profesional de la salud. Se han lanzado aplicaciones móviles que permiten evaluar lesiones cutáneas y detectar el cáncer de piel y el melanoma maligno.[1] No obstante, el uso de estas aplicaciones para el cáncer de piel se ha tornado problemático por la falta de evidencia de su exactitud diagnóstica y porque no se han estudiado en el contexto de programas de exámenes de detección a gran escala.[2-4] El uso de redes neuronales convolucionales para clasificar las imágenes de las lesiones del melanoma y el cáncer de piel es un área de investigación en crecimiento.[5-7]
No hay suficiente evidencia de que realizar exámenes de detección de cáncer de piel en la población reduzca la mortalidad por este cáncer. La evidencia es inadecuada para determinar si el examen visual de la piel en personas asintomáticas conduce a reducción de la mortalidad por cáncer de piel no melanomatoso. Además, se desconoce la repercusión del examen visual en la mortalidad por cáncer de piel no melanomatoso en poblaciones asintomáticas.
Magnitud del efecto: desconocida.
A partir de evidencia razonable, aunque no cuantificada, el examen visual de la piel en personas asintomáticas quizás produzca consecuencias adversas. Estas incluyen complicaciones de las intervenciones diagnósticas o terapéuticas (como desenlaces cosméticos o funcionales deficientes), y los efectos psicológicos de recibir el diagnóstico de una enfermedad potencialmente mortal. Otras consecuencias perjudiciales son el sobrediagnóstico cuando se detecta una enfermedad biológicamente benigna, que de otra forma permanecería indetectable, o la posibilidad de un diagnóstico errado de una lesión maligna que en realidad es benigna.
Magnitud del efecto: desconocida.
Hay dos tipos principales de cáncer de piel:
El carcinoma de células basales (CCB) y el carcinoma de células escamosas (CCE) son las formas más comunes de cáncer de piel. Tienen un pronóstico mucho más favorable que el melanoma, que aunque es menos frecuente, suele ser más maligno.
El carcinoma de queratinocitos es el cáncer más común en los Estados Unidos. Su incidencia está en aumento en algunas áreas de los Estados Unidos,[1] pero no en todas.[2] Es probable que las tasas de incidencia general en los Estados Unidos hayan estado en aumento desde hace varios años.[3,4] Al menos una parte de este aumento se explica por el creciente conocimiento sobre el cáncer de piel, que llevó a más investigación y a un aumento de las biopsias de lesiones cutáneas. No es posible calcular con exactitud el número total de casos y la tasa de incidencia del carcinoma de queratinocitos porque su notificación a los registros de cáncer no es obligatoria. Sin embargo, se estimó que en 2012 se diagnosticaron 5,4 millones de casos de carcinoma de queratinocitos en 3,3 millones de personas en los Estados Unidos[5] Este número supera a todos los otros tipos de cáncer según el cálculo de la American Cancer Society para 2024, que es de alrededor de 2 millones.[5]
El melanoma se notifica a los registros de cáncer de los Estados Unidos, de manera que el cálculo de la incidencia es más fiable que para el carcinoma de queratinocitos. Se estima que en 2024 se diagnosticarán 100 640 casos de melanoma invasivo y 99 700 casos de melanoma in situ en el país. También se calcula que alrededor de 8290 personas morirán por melanoma en los Estados Unidos en 2024. Desde principios de la década de 2000, la tasa de incidencia del melanoma entre las personas menores de 50 años se ha estabilizado en las mujeres, pero disminuyó alrededor de un 1 % por año en los hombres. No obstante, la tasa de incidencia entre las personas de 50 años o más se estabilizó en los hombres, pero aumentó alrededor de un 3 % por año en las mujeres.[5] De 2013 a 2017, las tasas de mortalidad por melanoma disminuyeron de un 6 % a un 7 % tanto en los hombres como en las mujeres.[5]
En un estudio sobre las tasas de biopsias cutáneas y su relación con las tasas de incidencia de melanoma basado en el Surveillance, Epidemiology, and End Results (SEER) Program del Instituto Nacional del Cáncer, se indicó que gran parte del aumento de la incidencia observado entre 1986 y 2001 fue por enfermedad local, y que lo más probable es que la causa fuera sobrediagnóstico por el aumento de las tasas de biopsias cutáneas durante ese período.[6] En un segundo estudio con datos de SEER entre 2002 y 2009, se notificaron hallazgos similares.[7]
La incidencia de melanoma también aumentó en los niños y adolescentes hasta el año 2002. Sin embargo, entre 2002 y 2019, hubo una reducción del 4,3 % en la tasa de incidencia anual de melanoma en niños y adolescentes en las bases de datos del National Childhood Cancer Registry.[8] Durante este periodo, la incidencia anual promedio en este grupo fue muy baja (4,7 por millón) lo que quizás llevó a tendencias falsas.[8] No obstante, también se observaron tendencias similares en Suecia.[9] En un estudio de los Estados Unidos sobre melanoma infantil, casi la mitad de los pacientes tenían enfermedad localizada (22 %, enfermedad in situ y 25 %, diseminación superficial); casi la mitad de los pacientes presentaban una enfermedad con un espesor de menos de un milímetro. Debido a que la mortalidad por melanoma infantil ha permanecido relativamente estable durante los mismos años,[10] es probable que el sobrediagnóstico explique, por lo menos en parte, el aumento en la incidencia.
La evidencia epidemiológica indica que la exposición a la radiación UV y la sensibilidad individual de la piel a la radiación UV son factores de riesgo de cáncer de piel, aunque el tipo de exposición (intensidad alta y de corta duración vs. exposición crónica) y el patrón de exposición (continua vs. intermitente) quizás difieran entre los tres tipos principales de cáncer de piel.[1-3] Además, la predisposición genética y el sistema inmunitario tal vez cumplen funciones en la etiopatogenia del cáncer de piel.[4] Las personas que reciben trasplantes de órganos y medicamentos inmunodepresores tienen un riesgo elevado de cáncer de la piel, en especial, el carcinoma de células escamosas (CCE). La exposición al arsénico también aumenta el riesgo de CCE cutáneo.[5,6]
La incidencia de melanoma aumenta rápidamente entre las personas blancas luego de los 20 años. Las personas de tez clara que se exponen al sol tienen el riesgo más alto. Las personas que tienen ciertos tipos de lesiones pigmentadas (nevos displásicos o atípicos), que presentan varios nevos no displásicos grandes, muchos nevos pequeños o un número moderado de pecas tienen un riesgo doble o triple de melanoma.[7] Las personas con síndrome del nevo displásico familiar o con varios nevos displásicos o atípicos tienen un riesgo alto (>5 veces) de melanoma.[4,7]
Es importante aclarar que en la población general la mayoría de los melanomas no surgen en nevos preexistentes. En un metanálisis de estudios publicados entre 1948 y 2016, se encontró que la prevalencia de melanomas asociados a nevos fue de solo un 29 % en comparación con un 71 % de prevalencia de melanomas nuevos.[8]
Se ha señalado una variabilidad entre médicos durante la evaluación de lesiones cutáneas y sus respectivas muestras de biopsias. En una revisión sistemática de 32 estudios se comparó la exactitud diagnóstica de dermatólogos y médicos de atención primaria al establecer el diagnóstico clínico de melanoma y se concluyó que no hubo una diferencia estadísticamente significativa en la exactitud. Sin embargo, los resultados no fueron concluyentes debido al tamaño pequeño de la muestra y la debilidad en el diseño del estudio.[1] En estudios posteriores se observó aumento de la exactitud diagnóstica de lesiones melanocíticas por parte de los dermatólogos,[2,3] pero no hay suficientes especialistas para cubrir las demandas de exámenes de detección a nivel de población.
En un estudio de 187 patólogos que ejercían en los Estados Unidos, se encontró una concordancia inferior al 50 % en el diagnóstico de casos que abarcaron desde nevos moderadamente displásicos a melanoma invasor en estadio temprano, al compararlos con un diagnóstico de referencia definido por un consenso entre patólogos expertos.[4] En la población de los Estados Unidos, se estima que el 82,8 % (intervalo de confianza 95 %, 81,0–84,5 %) de los diagnósticos de lesiones melanocíticas en biopsias de piel podrían verificarse mediante la revisión y consenso de un grupo de referencia de patólogos expertos.[4] Además, la diferenciación entre los tumores melanocíticos benignos y malignos durante un examen histológico de muestras de biopsia es variable, incluso cuando está a cargo de dermatopatólogos con experiencia.[5,6] Esta variabilidad en el diagnóstico de lesiones melanocíticas debilita los resultados de los estudios sobre la eficacia de los exámenes de detección y también desvirtúa la eficacia de cualquier intervención de detección. Asimismo, este hallazgo indica la importancia de solicitar una segunda opinión del análisis patológico de las muestras de biopsia.[5-7] Un abordaje estandarizado de patología para clasificar la interpretación de las lesiones de piel melanocíticas quizás también reduzca la confusión y mejore la comunicación entre profesionales.[4,6,8,9]
Más del 90 % de los melanomas que surgen en la piel se pueden reconocer a simple vista. Muy a menudo la fase de crecimiento horizontal es prolongada y se produce una expansión tumoral centrífuga debajo de la epidermis, pero no hay invasión de la dermis subyacente. Es posible que la fase de crecimiento horizontal de tiempo para la detección temprana. El melanoma se cura más fácil cuando se trata antes de que empiece la fase de crecimiento vertical que acarrea potencial metastásico.[1]
La probabilidad de que el tumor recidive durante los 10 años que siguen a una resección curativa es inferior a un 10 % en tumores con un grosor de menos de 1,4 mm. Los pacientes con tumores de grosor inferior a 0,76 mm presentan una probabilidad de recidiva a los 10 años de menos de un 1 %.[2]
En una revisión sistemática se examinó la evidencia de los exámenes de detección para el cáncer de piel hasta mediados de 2005 y se concluyó que no hay suficiente evidencia directa de una mejora en los desenlaces debido a los exámenes de detección del cáncer de piel.[3] En una revisión actualizada publicada en 2016 se encontró poca evidencia de que los exámenes de detección del cáncer de piel reduzcan la mortalidad por melanoma.[4,5]
No hay ensayos aleatorizados en los que se evalúe la eficacia de los exámenes de detección del cáncer de piel para el control de la mortalidad. En Queensland (Australia) se comenzó un ensayo poblacional (con aleatorización por conglomerados) para determinar el efecto de los exámenes de detección del cáncer de piel en la mortalidad por melanoma; sin embargo, perdió la financiación después de la fase piloto inicial, y no se informaron los desenlaces de salud.[6]
Se llevaron a cabo dos estudios ecológicos con datos recolectados en Alemania. El primero fue un proyecto piloto entre 2003 y 2004, periodo durante el que se implementó un programa de detección del cáncer de piel en un estado federal. La posible reducción en la mortalidad por melanoma gracias al uso de exámenes de detección llevó a la implementación de programas de detección del cáncer de piel en todo el país en 2008.[7,8] Estos programas ofrecieron exámenes cutáneos de todo el cuerpo cada 2 años a las personas mayores de 35 años. En el segundo estudio ecológico, se comparó la mortalidad por melanoma en Alemania con la mortalidad por melanoma en regiones de 22 países europeos durante los años 2000 a 2013; ninguno de los países contaba con programas de exámenes de detección. Después del ajuste por posibles factores de confusión, se observaron tasas de mortalidad por melanoma maligno similares en las 22 regiones europeas y en Alemania, lo que indica ausencia de beneficio de los exámenes de detección.[9]
Los perjuicios no se han estudiado a fondo ni hay informes en términos cuantitativos, pero es posible que los exámenes de detección del cáncer de piel conlleven consecuencias adversas. En el estudio piloto SCREEN en Alemania, al 4,4 % de todos los participantes sometidos a exámenes de detección se les extirpó una lesión cutánea sospechosa, pero la mayoría de las biopsias no produjeron un diagnóstico de cáncer. La edad, en especial, afectó la tasa de detección. Se detectó un caso de melanoma por cada 28 lesiones extirpadas (ambos sexos), mientras que se necesitaron 52 lesiones extirpadas para detectar un caso de melanoma en hombres de 20 a 34 años.[1]
El examen visual de la piel en personas asintomáticas a veces conlleva complicaciones cosméticas o funcionales debido a intervenciones diagnósticas o terapéuticas, y hay efectos psicológicos de recibir el diagnóstico de una enfermedad potencialmente mortal, aunque se carece de datos sólidos sobre la frecuencia de estos efectos. Otras consecuencias perjudiciales son el sobrediagnóstico por detección de una enfermedad biológicamente benigna, que permanecería indetectable,[2-4] o la posibilidad de un diagnóstico errado de una lesión maligna que en realidad es benigna. Para obtener más información, consultar la sección Exactitud del diagnóstico clínico de melanoma.
Los resúmenes del PDQ con información sobre el cáncer se revisan con regularidad y se actualizan a medida que se obtiene nueva información. Esta sección describe los cambios más recientes introducidos en este resumen a partir de la fecha arriba indicada.
Incidencia y mortalidad del cáncer de piel
Se añadió a la American Cancer Society como referencia 5.
Se actualizaron las estadísticas con el número estimado de casos nuevos de melanoma y melanoma in situ y defunciones por melanoma para 2024. También se revisó el texto para indicar que, las tasas de incidencia entre las personas de 50 años o más se estabilizó en los hombres, pero aumentó alrededor de un 3 % por año en las mujeres. De 2013 a 2017, las tasas de mortalidad por melanoma disminuyeron de un 6 % a un 7 % tanto en hombres como en mujeres.
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PDQ® sobre los exámenes de detección y la prevención. PDQ Exámenes de detección del cáncer de piel. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/piel/pro/deteccion-piel-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.
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