Resulta difícil separar los aspectos epidemiológicos del cáncer de recto de los del cáncer de colon porque es frecuente que en los estudios se analicen juntos el cáncer de colon y el cáncer de recto (es decir, cáncer colorrectal).
El cáncer colorrectal es la tercera forma más común de cáncer en el mundo. En 2020, se calculó que hubo 1,93 millones de casos nuevos de cáncer colorrectal y 935 173 defunciones.[1]
Número estimado de casos nuevos y defunciones por cáncer de recto y cáncer de colon en los Estados Unidos para 2024:[2]
El cáncer colorrectal afecta casi de la misma manera a hombres y mujeres. Entre todos los grupos raciales de los Estados Unidos, las personas negras tienen las tasas más altas de incidencia esporádica y mortalidad de cáncer colorrectal.[3,4]
El recto está ubicado dentro de la pelvis y se extiende desde la mucosa de transición de la línea dentada anal hasta el colon sigmoide en la reflexión peritoneal. En una sigmoidoscopia rígida, el recto mide entre 10 y 15 cm desde el borde del ano.[5] La ubicación de un tumor de recto en general se indica por la distancia entre el borde del ano, la línea dentada o el anillo anorrectal, y el borde inferior del tumor, con mediciones que difieren según se use un endoscopio rígido o flexible, o un examen digital.[6]
La distancia a la que se encuentra el tumor desde la musculatura del esfínter anal afecta la capacidad de llevar a cabo una cirugía para conservar el esfínter. Las restricciones óseas de la pelvis limitan el acceso quirúrgico al recto, lo que reduce la probabilidad de obtener márgenes amplios sin compromiso tumoral y aumenta el riesgo de recidiva local.[5]
El envejecimiento es el factor de riesgo más importante para la mayoría de cánceres. Otros factores de riesgo del cáncer colorrectal son los siguientes:
La evidencia científica sustenta el uso de exámenes de detección del cáncer de recto como parte de la atención de rutina para todos los adultos de 50 años o más; en especial, si tienen familiares de primer grado con cáncer colorrectal. Algunas de las razones son:
Para obtener más información, consultar Exámenes de detección del cáncer colorrectal.
Los síntomas del cáncer de recto son similares a los del cáncer de colon, entre ellos, los siguientes:[18]
Con excepción de los síntomas de obstrucción, estos síntomas no siempre se correlacionan con el estadio de la enfermedad ni significan un diagnóstico en particular.[19]
La evaluación clínica inicial incluye los siguientes aspectos:
El examen físico puede revelar una masa palpable o rectorragia. Es posible que se encuentren adenopatías, hepatomegalia o signos pulmonares cuando hay enfermedad metastásica.[6] En los exámenes de laboratorio a veces se identifica anemia ferropénica y alteraciones de los electrólitos y el funcionamiento hepático.
El pronóstico de los pacientes con cáncer de recto se relaciona con varios factores, como los siguientes:[6,20-28]
En estudios prospectivos multiinstitucionales, solo se validó el estadio de la enfermedad (designado como tumor [T], estado ganglionar [N] y metástasis a distancia [M]) como factor pronóstico.[20-25] Estas conclusiones se confirmaron en un importante análisis conjunto en el que se evaluó el efecto del estadio T, el estadio N y el tratamiento en la supervivencia y la recaída de pacientes con cáncer de recto que reciben terapia adyuvante.[31]
La deficiencia en la reparación de errores de emparejamiento se presenta en el 5 % al 10 % de los pacientes con adenocarcinomas de recto. Los tumores con deficiencia en la reparación de errores de emparejamiento no reaccionan bien a la quimioterapia en entornos neoadyuvante, adyuvante o metastásico.[32-34] En series poblacionales de 607 pacientes de 50 años o menores en el momento del diagnóstico, el cáncer colorrectal con IMS se relacionó con una mejora de la supervivencia que fue independiente del estadio tumoral. La IMS también se relaciona con el síndrome de Lynch.[35] Además, el perfil de expresión génica es útil para predecir la respuesta de los adenocarcinomas de recto a la quimiorradioterapia preoperatoria. También ayuda a determinar el pronóstico del cáncer de recto en estadios II y III después de la quimiorradioterapia neoadyuvante a base de fluorouracilo.[36,37]
Se observaron diferencias raciales y étnicas en la supervivencia general (SG) después de la terapia adyuvante para el cáncer de recto, con una SG más corta para los pacientes negros que para los blancos. Los factores causantes de esta disparidad incluyen la ubicación del tumor, el tipo de procedimiento quirúrgico y la presencia de afecciones comórbidas.[38]
Las metas principales de los programas de vigilancia posoperatoria para el cáncer de recto son las siguientes:[39]
Los estudios rutinarios y periódicos después del tratamiento del cáncer de recto quizás conduzcan a la identificación y el tratamiento tempranos de una enfermedad recidivante.[39-43] En dos ensayos clínicos, se demostró un beneficio estadísticamente significativo para la supervivencia de protocolos de seguimiento más intensivos. En un metanálisis en el que se combinaron estos dos ensayos con otros cuatro, se informó de una mejora estadísticamente significativa en la supervivencia de los pacientes que recibieron seguimiento intensivo.[39,44,45]
Hay variaciones en las directrices de las principales sociedades oncológicas estadounidenses y europeas en cuanto a la vigilancia para el cáncer colorrectal después del tratamiento inicial con intención curativa, por lo tanto, continúa la incertidumbre sobre las estrategias óptimas de vigilancia.[46,47] Se necesitan estudios aleatorizados prospectivos grandes, bien diseñados y multiinstitucionales con el fin de establecer un consenso fundamentado en evidencia científica para la evaluación del seguimiento.
La medición del antígeno carcinoembrionario (ACE), una glicoproteína sérica, se usa con frecuencia para la atención y el seguimiento de los pacientes con cáncer de recto. Una revisión sobre el uso de este marcador tumoral para el cáncer de recto indica lo siguiente:[39]
En un estudio retrospectivo neerlandés de extirpación mesorrectal total para el tratamiento del cáncer de recto, los investigadores encontraron que la concentración sérica del ACE preoperatoria fue normal en la mayoría de los pacientes con cáncer de recto; pero en los pacientes con recidiva las concentraciones séricas del ACE aumentaron por lo menos un 50 %. Los autores concluyeron que en pacientes con cáncer de recto no se puede descartar el uso seriado de pruebas posoperatorias del ACE a partir de una concentración sérica preoperatoria normal del ACE.[48,49]
Los adenocarcinomas representan la mayoría de los tumores de recto en los Estados Unidos. Se calcula que otros tipos histológicos representan del 2 % al 5 % de los tumores colorrectales.[1]
La clasificación de la Organización Mundial de la Salud de los tumores del colon y el recto incluye las siguientes categorías:[2]
Adenoma
Carcinoma
Carcinoide (neoplasia neuroendocrina bien diferenciada)
Neoplasia intraepitelial (displasia) relacionada con enfermedades inflamatorias crónicas
Carcinoma-adenocarcinoma (mixto)
Linfomas malignos
Para obtener más información, consultar Tratamiento del linfoma no Hodgkin de células B.
La estadificación precisa proporciona información crucial acerca de la localización y el tamaño del tumor primario en el recto y, si estuvieran presentes, el tamaño, el número y la localización de cualquier metástasis. Una estadificación inicial precisa afecta el tratamiento porque ayuda a determinar el tipo de intervención quirúrgica y la elección de la terapia neoadyuvante para aumentar al máximo la probabilidad de una resección con márgenes limpios. Para el cáncer primario de recto, las imágenes pélvicas ayudan a determinar los siguientes aspectos:[1-7]
La evaluación clínica y los procedimientos de estadificación incluyen los siguientes aspectos:
En varios estudios se indica que la exactitud de la ecografía endorrectal para la estadificación tumoral (T) del carcinoma rectal es del 80 al 95 %, en comparación con el 65 al 75 % para la TC y el 75 a 85 % para las IRM. La exactitud de la ecografía endorrectal para determinar el compromiso ganglionar metastásico es del 70 al 75 %, en comparación con el 55 al 65 % para la TC y el 60 al 70 % para las IRM.[2] En un metanálisis de 84 estudios, ninguna de las tres técnicas de obtención de imágenes (ecografía endorrectal, TC y IRM) fue superior de manera significativa a las otras para determinar el estadio de compromiso ganglionar (N).[8] La ecografía endorrectal con sonda rígida a veces tiene la misma exactitud para los estadios T y N cuando se compara con la ecografía endorrectal con endoscopio flexible. Sin embargo, es posible que una ecografía endorrectal técnicamente difícil produzca un resultado no concluyente o incorrecto para ambos estadios T y N. En este caso, se puede considerar una evaluación adicional con IRM o una ecografía endorrectal con endoscopio flexible.[4,9]
El margen circunferencial de resección es un parámetro importante para la estadificación patológica de los pacientes con cáncer de recto. Se define como el margen, medido en milímetros, de retroperitoneo o tejido blando adventicio más cercano al punto de penetración más profunda del tumor.[10]
El American Joint Committee on Cancer (AJCC) designó los estadios mediante la clasificación TNM (tumor, ganglio linfático y metástasis) para definir el cáncer de recto.[11] La misma clasificación se usa para la estadificación clínica y patológica.[11] Para las decisiones de tratamiento se usa más el sistema de estadificación TNM que los esquemas de clasificación antiguos de Dukes o el Modified Astler-Coller.
El sistema de estadificación se utiliza para los adenocarcinomas, los carcinomas neuroendocrinos de grado alto y los carcinomas escamosos de colon y recto. Este sistema de estadificación no se usa para los siguientes tipos histopatológicos de cáncer: carcinomas de apéndice, carcinomas de ano y tumores neuroendocrinos bien diferenciados (carcinoides).[11] Para obtener más información, consultar Tratamiento del cáncer de ano y Tratamiento de los tumores neuroendocrinos gastrointestinales.
Un grupo patrocinado por el AJCC y el Instituto Nacional del Cáncer recomendó que se examinen por lo menos 10 a 14 ganglios linfáticos en las extirpaciones de colon y recto de pacientes que no reciben terapia neoadyuvante. En los casos de extirpación con fines paliativos o en los pacientes que no recibieron radioterapia preoperatoria, es posible que se encuentren menos ganglios linfáticos.[10-12] Para esta recomendación se considera que el número de ganglios linfáticos que se examina refleja tanto la extensión de la disección mesentérica linfovascular en el momento de la resección quirúrgica, como la identificación patológica de los ganglios en la muestra.
En estudios retrospectivos, como en el ensayo intergrupal INT-0089 (NCT00201331), se demostró que el número de ganglios linfáticos examinados durante la cirugía de colon y de recto quizás se relacione con el desenlace del paciente.[13-16]
Se propuso una nueva estrategia de estadificación para las metástasis tumorales del cáncer de recto con compromiso ganglionar.[17]
Estadio | TNMb,c | Descripción | Imagen |
---|---|---|---|
T = tumor primario; N = ganglio linfático regional; M = metástasis a distancia. | |||
aReproducción autorizada de AJCC: Colon and rectum. En: Amin MB, Edge SB, Greene FL, et al., eds.: AJCC Cancer Staging Manual. 8th ed. New York, NY: Springer, 2017, pp. 251–74. | |||
Las explicaciones de los superíndices b y c están al final del Cuadro 5. | |||
0 | Tis, N0, M0 | Tis = carcinoma in situ, carcinoma intramucoso (compromiso de la lámina propia sin diseminación a la capa muscular de la mucosa). | |
N0 = sin metástasis en ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). |
Estadio | TNMb,c | Descripción | Imagen |
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T = tumor primario; N = ganglio linfático regional; M = metástasis a distancia. | |||
aReproducción autorizada de AJCC: Colon and rectum. En: Amin MB, Edge SB, Greene FL, et al., eds.: AJCC Cancer Staging Manual. 8th ed. New York, NY: Springer, 2017, pp. 251–74. | |||
Las explicaciones de los superíndices b y c están al final del Cuadro 5. | |||
I | T1–T2, N0, M0 | T1 = tumor con invasión de la submucosa (a través de la capa muscular de la mucosa, pero no dentro de la capa muscular propia). | |
T2 = tumor con invasión de la capa muscular propia. | |||
N0 = sin metástasis en ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). |
Estadio | TNMb,c | Descripción | Imagen |
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T = tumor primario; N = ganglio linfático regional; M = metástasis a distancia. | |||
aReproducción autorizada de AJCC: Colon and rectum. En: Amin MB, Edge SB, Greene FL, et al., eds.: AJCC Cancer Staging Manual. 8th ed. New York, NY: Springer, 2017, pp. 251–74. | |||
Las explicaciones de los superíndices b y c están al final del Cuadro 5. | |||
IIA | T3, N0, M0 | T3 = tumor con invasión de los tejidos pericolorrectales a través de la capa muscular propia. | |
N0 = sin metástasis en ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). | |||
IIB | T4a, N0, M0 | T4a = tumor con invasión del peritoneo visceral (incluso perforación macroscópica del intestino e invasión persistente de áreas inflamatorias en la superficie del peritoneo visceral). | |
N0 = sin metástasis en ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). | |||
IIC | T4b, N0, M0 | T4b = tumor con invasión directa o adherencia a órganos o estructuras adyacentes. | |
N0 = sin metástasis en ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). |
Estadio | TNMb,c | Descripción | Imagen |
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T = tumor primario; N = ganglio linfático regional; M = metástasis a distancia. | |||
aReproducción autorizada de AJCC: Colon and rectum. En: Amin MB, Edge SB, Greene FL, et al., eds.: AJCC Cancer Staging Manual. 8th ed. New York, NY: Springer, 2017, pp. 251–74. | |||
Las explicaciones de los superíndices b y c están al final del Cuadro 5. | |||
IIIA | T1, N2a, M0 | T1 = tumor con invasión de la submucosa (a través de la capa muscular de la mucosa, pero no dentro de la capa muscular propia). | |
N2a = compromiso de 4 a 6 ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). | |||
T1–2, N1/N1c, M0 | T1 = tumor con invasión de la submucosa (a través de la capa muscular de la mucosa, pero no dentro de la capa muscular propia). | ||
T2 = tumor con invasión de la capa muscular propia. | |||
N1 = compromiso de 1 a 3 ganglios linfáticos regionales (tumor en los ganglios linfáticos regionales que mide ≥0,2 mm), o cualquier cantidad de depósitos tumorales y todos los ganglios linfáticos identificables están libres de compromiso tumoral. | |||
–N1c = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales, pero con depósitos tumorales en la subserosa, el mesenterio, los tejidos pericólicos no peritonealizados o en los tejidos perirrectales o mesorrectales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). | |||
IIIB | T1–T2, N2b, M0 | T1 = tumor con invasión de la submucosa (a través de la capa muscular de la mucosa, pero no dentro de la capa muscular propia). | |
T2 = tumor con invasión de la capa muscular propia. | |||
N2b = compromiso de 7 o más ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). | |||
T2–T3, N2a, M0 | T2 = tumor con invasión de la capa muscular propia. | ||
T3 = tumor con invasión de los tejidos pericolorrectales a través de la capa muscular propia. | |||
N2a = compromiso de 4 a 6 ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). | |||
T3–T4a, N1/N1c, M0 | T3 = tumor con invasión de los tejidos pericolorrectales a través de la capa muscular propia. | ||
T4 = tumor con invasión del peritoneo visceral, o con invasión y adherencia a un órgano o estructura adyacente. | |||
–T4a = tumor con invasión del peritoneo visceral (incluso perforación macroscópica del intestino e invasión persistente de áreas inflamatorias en la superficie del peritoneo visceral). | |||
N1 = compromiso de 1 a 3 ganglios linfáticos regionales (tumor en los ganglios linfáticos regionales que mide ≥0,2 mm), o cualquier cantidad de depósitos tumorales y todos los ganglios linfáticos identificables están libres de compromiso tumoral. | |||
–N1c = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales, pero con depósitos tumorales en la subserosa, el mesenterio, los tejidos pericólicos no peritonealizados o en los tejidos perirrectales o mesorrectales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). | |||
IIIC | T3–T4a, N2b, M0 | T3 = tumor con invasión de los tejidos pericolorrectales a través de la capa muscular propia. | |
T4 = tumor con invasión del peritoneo visceral, o con invasión y adherencia a un órgano o estructura adyacente. | |||
–T4a = tumor con invasión del peritoneo visceral (incluso perforación macroscópica del intestino e invasión persistente de áreas inflamatorias en la superficie del peritoneo visceral). | |||
N2b = compromiso de 7 o más ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). | |||
T4a, N2a, M0 | T4a = tumor con invasión del peritoneo visceral (incluso perforación macroscópica del intestino e invasión persistente de áreas inflamatorias en la superficie del peritoneo visceral). | ||
N2a = compromiso de 4 a 6 ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). | |||
T4b, N1–N2, M0 | T4b = tumor con invasión directa o adherencia a órganos o estructuras adyacentes. | ||
N1 = compromiso de 1 a 3 ganglios linfáticos regionales (tumor en los ganglios linfáticos regionales que mide ≥0,2 mm), o cualquier cantidad de depósitos tumorales y todos los ganglios linfáticos identificables están libres de compromiso tumoral. | |||
–N1a = compromiso de 1 ganglio linfático regional. | |||
–N2b = compromiso de 2 o 3 ganglios linfáticos regionales. | |||
–N1c = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales, pero con depósitos tumorales en la subserosa, el mesenterio, los tejidos pericólicos no peritonealizados o en los tejidos perirrectales o mesorrectales. | |||
N2 = compromiso de 4 o más ganglios linfáticos regionales. | |||
–N2a = compromiso de 4 a 6 ganglios linfáticos regionales. | |||
–N2b = compromiso de 7 o más ganglios linfáticos regionales. | |||
M0 = sin indicios de metástasis a distancia en las pruebas con imágenes, etc.; sin indicios de tumor en sitios u órganos distantes. (Esta categoría no la asigna un patólogo). |
Estadio | TNMb,c | Definición | Imagen |
---|---|---|---|
T = tumor primario; N = ganglio linfático regional; M = metástasis a distancia. | |||
aReproducción autorizada de AJCC: Colon and rectum. En: Amin MB, Edge SB, Greene FL, et al., eds.: AJCC Cancer Staging Manual. 8th ed. New York, NY: Springer, 2017, pp. 251–74. | |||
bLa invasión directa en T4 incluye invasión de otros órganos o segmentos colorrectales por diseminación directa a través de la serosa. Esto se confirma mediante un examen microscópico (por ejemplo, un carcinoma de ciego que invade el colon sigmoide) o, en los cánceres retroperitoneales o subperitoneales, por la invasión directa de otros órganos o estructuras al diseminarse fuera de la capa muscular propia (es decir, un tumor en la pared posterior del colon descendente que invade el riñón izquierdo o la pared abdominal lateral; o cáncer de recto a nivel medio o distal con invasión de la próstata, las vesículas seminales, el cuello uterino o la vagina). | |||
cUn tumor con adherencia macroscópica a otros órganos o estructuras se clasifica como cT4b. Sin embargo, si no hay tumor microscópico en la adherencia, la clasificación debe ser pT1–4a según la profundidad anatómica de la invasión en la pared. Las clasificaciones V y L se deben usar para identificar la presencia o ausencia de invasión vascular o linfática, mientras que el factor pronóstico PN se debe usar para la invasión perineural. | |||
IVA | Cualquier T, cualquier N, M1a | TX = tumor primario no evaluable. | |
T0 = sin indicios de tumor primario. | |||
Tis = carcinoma in situ, carcinoma intramucoso (compromiso de la lámina propia sin diseminación a la capa muscular de la mucosa). | |||
T1 = tumor con invasión de la submucosa (a través de la capa muscular de la mucosa, pero no dentro de la capa muscular propia). | |||
T2 = tumor con invasión de la capa muscular propia. | |||
T3 = tumor con invasión de los tejidos pericolorrectales a través de la capa muscular propia. | |||
T4 = tumor con invasión del peritoneo visceral, o con invasión y adherencia a un órgano o estructura adyacente. | |||
–T4a = tumor con invasión del peritoneo visceral (incluso perforación macroscópica del intestino e invasión persistente de áreas inflamatorias en la superficie del peritoneo visceral). | |||
–T4b = tumor con invasión directa o adherencia a órganos o estructuras adyacentes. | |||
NX = ganglios linfáticos regionales no evaluables. | |||
N0 = sin metástasis en ganglios linfáticos regionales. | |||
N1 = compromiso de 1 a 3 ganglios linfáticos regionales (tumor en los ganglios linfáticos regionales que mide ≥0,2 mm), o cualquier cantidad de depósitos tumorales y todos los ganglios linfáticos identificables están libres de compromiso tumoral. | |||
–N1a = compromiso de 1 ganglio linfático regional. | |||
–N1b = compromiso de 2 o 3 ganglios linfáticos regionales. | |||
–N1c = sin compromiso de ganglios linfáticos regionales, pero con depósitos tumorales en la subserosa, el mesenterio, los tejidos pericólicos no peritonealizados o en los tejidos perirrectales o mesorrectales. | |||
N2 = compromiso de 4 o más ganglios linfáticos regionales. | |||
–N2a = compromiso de 4 a 6 ganglios linfáticos regionales. | |||
–N2b = compromiso de 7 o más ganglios linfáticos regionales. | |||
M1a = se identifica metástasis en un sitio u órgano sin metástasis peritoneal. | |||
IVB | Cualquier T, cualquier N, M1b | Cualquier T = consultar las descripciones de T en el grupo de estadio TNM para cualquier T, cualquier N, M1a. | |
Cualquier N = consultar las descripciones de N en el grupo de estadio TNM para cualquier T, cualquier N1, M1a. | |||
M1b = metástasis en 2 o más sitios u órganos sin metástasis peritoneal. | |||
IVC | Cualquier T, cualquier N, M1c | Cualquier T = consultar las descripciones de T en el grupo de estadio TNM para cualquier T, cualquier N, M1a. | |
Cualquier N = consultar las descripciones de N en el grupo de estadio TNM para cualquier T, cualquier N1, M1a. | |||
M1c = se identifica metástasis en la superficie peritoneal, sola o con metástasis en otros sitios u órganos. |
El tratamiento del cáncer de recto es un poco diferente del tratamiento del cáncer de colon por el riesgo alto de recidiva local y un pronóstico general más precario. Las diferencias abarcan la técnica quirúrgica, el uso de radioterapia y el método de administración de la quimioterapia. Además de determinar la intención de la cirugía del cáncer de recto (es decir, curativa o paliativa), es importante considerar aspectos terapéuticos que permitan mantener o restaurar el funcionamiento normal del esfínter anal, el funcionamiento genitourinario y el funcionamiento sexual.[1,2]
El abordaje de tratamiento del cáncer de recto es multimodal e involucra un equipo multidisciplinario de especialistas en cáncer expertos en gastroenterología, oncología médica, oncología quirúrgica, radioncología y radiología.
Entre los pacientes con adenocarcinomas de recto, del 5 % al 10 % de los tumores exhiben deficiencia en la reparación de errores de emparejamiento o inestabilidad microsatelital alta. Los inhibidores de puntos de control inmunitario son eficaces como terapia de primera línea para el cáncer colorrectal metastásico, con tasas de respuestas general del 30 % al 60 %.[3-5] Se ha comprobado que estas respuestas son duraderas y se ha observado una supervivencia general (SG) prolongada en este entorno.
Evidencia (inmunoterapia):
El tratamiento primario para los pacientes de cáncer de recto es la resección quirúrgica del tumor primario. El abordaje quirúrgico del tratamiento varía de acuerdo con los siguientes aspectos:
Los tipos de resección quirúrgica son los siguientes:[1,2,7]
A veces se usa una polipectomía sola para determinados casos (T1) que tienen pólipos con cáncer invasivo que se pueden resecar por completo con márgenes limpios y cuyas características histológicas son favorables.[8,9]
La extirpación local de los tumores en estadio clínico T1 es una técnica quirúrgica aceptable para determinados pacientes seleccionados en forma apropiada. Para el resto de los tumores, la extirpación mesorrectal es el tratamiento preferido. Determinados pacientes con tumores T2 que se seleccionan de forma cuidadosa son aptos para una extirpación local. Se notificaron tasas de fracaso local que oscilan entre el 4 % y el 8 % después de una resección rectal con extirpación mesorrectal apropiada (extirpación mesorrectal total para tumores de recto bajos o medios y extirpación mesorrectal como mínimo 5 cm por debajo del tumor para tumores de recto altos).[10-14]
Para los pacientes con cánceres de recto medio o alto en estadio avanzado, el tratamiento preferido quizás sea una resección anterior baja seguida de anastomosis colorrectal. Sin embargo, en pacientes con cáncer de recto localmente avanzado para los que se indica una resección radical, se prefiere una extirpación mesorrectal total con técnicas de conservación neuroautonómica a través de una resección anterior baja.[1,2]
La incidencia baja de recaída local después de una extirpación mesorrectal meticulosa llevó a que algunos investigadores cuestionaran el uso rutinario de la radioterapia adyuvante. Debido al aumento en la tendencia de que el fracaso primario se presente solamente en sitios locorregionales, el efecto de la radioterapia perioperatoria es más alto en el cáncer de recto que en el cáncer de colon.[15]
La terapia neoadyuvante para el cáncer de recto con quimiorradioterapia preoperatoria es la opción de tratamiento preferida para los pacientes con enfermedad en estadios II y III. No obstante, la quimiorradioterapia posoperatoria para pacientes con cáncer de recto en estadio II y estadio III sigue siendo una opción aceptable.[16][Nivel de evidencia A1] La terapia neoadyuvante total (quimioterapia seguida de radiación o radiación seguida de quimioterapia) también es una opción.
De acuerdo con los resultados de los estudios enumerados a continuación, la quimiorradioterapia preoperatoria se convirtió en el estándar de atención para los pacientes con enfermedad en estadios clínicos T3–T4 o que tienen compromiso ganglionar (estadios II o III).
En múltiples estudios de fase II y fase III se examinaron los beneficios de la quimiorradioterapia preoperatoria, entre ellos, los siguientes:[16]
La quimiorradiación permite lograr tasas de respuesta patológica completa del 10 % al 25 %.[19-26] Sin embargo, la radioterapia preoperatoria aumenta las complicaciones en comparación con la cirugía sola. Algunos pacientes de cánceres con riesgo bajo de recidiva local se podrían tratar de modo adecuado con cirugía y quimioterapia adyuvante.[27-30] Para obtener más información sobre estos estudios, consultar la subsección Quimiorradioterapia preoperatoria en la sección Tratamiento del cáncer de recto en estadios II y III.
La quimiorradioterapia posoperatoria es el estándar de atención vigente para el cáncer de recto en estadios II y III. No obstante, en los estudios previos a 1990 que se enumeran a continuación, se encontró que la terapia posoperatoria de modalidad combinada aumenta la supervivencia sin enfermedad (SSE) y la SG.
En estudios posteriores se intentó aumentar el beneficio de supervivencia al mejorar la sensibilidad a la radiación e identificar los quimioterapéuticos y sistemas de administración óptimos.
Fluorouracilo (5-FU): en los siguientes estudios se examinaron los métodos óptimos para la administración del 5-FU adyuvante:
Para obtener información detallada sobre los resultados de estos estudios, consultar la sección Cáncer de recto en estadios II y III.
La quimiorradioterapia posoperatoria aceptable para los pacientes con cáncer de recto en estadios II o III que no se inscriben en ensayos clínicos incluye infusión continua de 5-FU durante la radiación pélvica de 45 a 55 Gy y 4 ciclos de quimioterapia adyuvante de mantenimiento con bolo de 5-FU modulado con leucovorina (LV) o sin esta.
En los hallazgos del ensayo NSABP-R-01 se describe la comparación de la cirugía sola con la cirugía seguida de quimioterapia o radioterapia.[33] Posteriormente, en el estudio NSABP-R-02 (NCT00410579), se analizó si la adición de radioterapia posoperatoria mejoraría la ventaja de supervivencia notificada en R-01.[34][Nivel de evidencia A1]
En el estudio NSABP-R-02, la adición de radioterapia redujo de manera significativa la recidiva local a 5 años (el 8 % para quimiorradioterapia vs. el 13 % para la quimioterapia sola, P = 0,02), pero no se demostró ningún beneficio significativo en términos de supervivencia. La radioterapia mejoró la supervivencia de los pacientes menores de 60 años y los pacientes sometidos a resección abdominoperineal.
Si bien con este ensayo se inició un debate en la comunidad oncológica sobre la función adecuada de la radioterapia posoperatoria, es prematuro concluir que se debe omitir la radioterapia por las graves complicaciones que acarrea una recidiva locorregional.
En el Cuadro 7 se describen los regímenes de quimioterapia utilizados para tratar el cáncer de recto.
Nombre del régimen | Combinación farmacológica | Dosis |
---|---|---|
5-FU = fluorouracilo; AIO = Arbeitsgemeinschaft Internistische Onkologie; IV = intravenoso; LV = leucovorina. | ||
AIO o AIO alemán | LV, 5-FU e irinotecán | Irinotecán (100 mg/m2) y LV (500 mg/m2) administrados en una infusión de 2 horas el día 1, seguidos de 5-FU (2000 mg/m2) en bolo IV administrado cada semana por bomba ambulatoria durante 24 horas, 4 veces por año (52 semanas). |
CAPOX | Capecitabina y oxaliplatino | Capecitabina (1000 mg/m2) 2 veces al día los días 1–14 y oxaliplatino (70 mg/m2) los días 1 y 8 cada 3 semanas. |
Douillard | LV, 5-FU e irinotecán | Irinotecán (180 mg/m2) administrado en una infusión de 2 horas el día 1, LV (200 mg/m2) administrada en una infusión de 2 horas los días 1 y 2, seguida de una dosis de carga de 5-FU (400 mg/m2) en bolo IV, luego 5-FU (600 mg/m2) administrado por bomba ambulatoria durante 22 horas cada 2 semanas los días 1 y 2. |
FOLFIRI | LV, 5-FU e irinotecán | Irinotecán (180 mg/m2) y LV (400 mg/m2) administrados en una infusión de 2 horas el día 1, seguidos de una dosis de carga de 5-FU (400 mg/m2) administrada en bolo IV el día 1, luego 5-FU (2400–3000 mg/m2) administrado por bomba ambulatoria durante 46 horas cada 2 semanas. |
FOLFOX4 | Oxaliplatino, LV y 5-FU | Oxaliplatino (85 mg/m2) administrado en una infusión de 2 horas el día 1, LV (200 mg/m2) administrada en una infusión de 2 horas los días 1 y 2, seguida de una dosis de carga de 5-FU (400 mg/m2) en bolo IV, luego 5-FU (600 mg/m2) administrado por bomba ambulatoria durante 22 horas cada 2 semanas los días 1 y 2. |
FOLFOX6 | Oxaliplatino, LV y 5-FU | Oxaliplatino (85–100 mg/m2) y LV (400 mg/m2) administrados en una infusión de 2 horas el día 1, seguidos de una dosis de carga de 5-FU (400 mg/m2) en bolo IV el día 1, luego 5-FU (2400–3000 mg/m2) administrado por bomba ambulatoria durante 46 horas cada 2 semanas. |
FOLFOXIRI | Irinotecán, oxaliplatino, LV y 5-FU | Irinotecán (165 mg/m2) administrado en una infusión de 60 minutos, seguida de una infusión simultánea de oxaliplatino (85 mg/m2) y LV (200 mg/m2) durante 120 minutos, seguidos de 5-FU (3200 mg/m2) administrado en una infusión continua durante 48 horas. |
FUFOX | 5-FU, LV y oxaliplatino | Oxaliplatino (50 mg/m2), LV (500 mg/m2) y 5-FU (2000 mg/m2) administrados en una infusión continua durante 22 horas los días 1, 8, 22 y 29 cada 36 días. |
FUOX | 5-FU y oxaliplatino | 5-FU (2250 mg/m2) administrado en una infusión continua durante 48 horas los días 1, 8, 15, 22, 29 y 36 con oxaliplatino (85 mg/m2) los días 1, 15 y 29 cada 6 semanas. |
IFL (o Saltz) | Irinotecán, 5-FU y LV | Irinotecán (125 mg/m2) y 5-FU (500 mg/m2) en bolo IV, con LV (20 mg/m2) en bolo IV administrada cada semana durante 4 de 6 semanas. |
XELOX | Capecitabina y oxaliplatino | Capecitabina oral (1000 mg/m2) administrada 2 veces al día durante 14 días y oxaliplatino (130 mg/m2) el día 1 cada 3 semanas. |
Los datos respaldan la administración neoadyuvante de radioterapia y quimioterapia.
En el ensayo RAPIDO (NCT01558921) se asignó al azar a 920 pacientes a recibir ciclo corto de quimiorradioterapia seguido de 6 ciclos de CAPOX (capecitabina y oxaliplatino) o 9 ciclos de FOLFOX (LV, 5-FU y oxaliplatino) seguidos de cirugía, o ciclo prolongado de quimiorradioterapia seguido de cirugía con la opción de añadir quimioterapia adyuvante. El criterio principal de valoración fue el fracaso del tratamiento relacionado con la enfermedad a los 3 años (definido como la primera aparición de fracaso locorregional, metástasis a distancia, nuevo tumor colorrectal primario o muerte relacionada con el tratamiento). La tasa de fracaso del tratamiento relacionado con la enfermedad a los 3 años fue del 23,7 % (IC 95 %, 19,8–27,6 %) en el grupo de ciclo corto de quimiorradioterapia y un 30,4 % (IC 95 %, 26,1–34,6 %) en el grupo de ciclo prolongado de quimiorradioterapia (cociente de riesgos instantáneos [CRI], 0,75; IC 95 %, 0,60–0,95; P = 0,019).[35][Nivel de evidencia B1]
En el estudio francés aleatorizado de fase III UNICANCER-PRODIGE 23 (NCT01804790) se asignó al azar a 461 pacientes a recibir 6 ciclos de FOLFIRINOX (LV, 5-FU, irinotecán y oxaliplatino) seguidos de quimiorradioterapia (grupo experimental) o quimiorradioterapia (grupo de atención estándar). Los pacientes de ambos grupos se sometieron a una extirpación mesorrectal total. No se trataba de un ensayo de terapia neoadyuvante total, ya que los dos grupos también recibieron quimioterapia adyuvante con FOLFOX modificado o capecitabina durante 3 meses (grupo experimental) o 6 meses (grupo de atención estándar). La tasa de SSE a 3 años fue del 76 % (IC 95 %, 69–81 %) en el grupo experimental y del 69 % (IC 95 %, 62–74%) en el grupo de atención estándar (CRI estratificado, 0,69; IC 95 %, 0,49–0,97; P = 0,034).[36][Nivel de evidencia B1]
El abordaje de la terapia neoadyuvante total se estudió en ensayos clínicos porque los datos mostraron que muchos pacientes no recibieron toda la quimioterapia recomendada cuando se administró después de la cirugía. Por ejemplo, en el ensayo OPRA (NCT02008656), en el que se usó un abordaje de terapia neoadyuvante total, alrededor del 85 % de los pacientes recibieron toda la quimioterapia recomendada, lo que es una mejora del cumplimiento con respecto a los ensayos en los que se usó quimioterapia adyuvante. Otro beneficio potencial de este abordaje es que permite que más pacientes reciban un tratamiento no quirúrgico (también conocido como conducta expectante), que se describe con más detalle a continuación. Este abordaje puede ser interesante para los pacientes que, de otro modo, necesitarían una resección abdominoperineal, que conlleva la necesidad de un estoma de por vida.[37,38][Nivel de evidencia B1]
Es posible omitir la radioterapia en determinados pacientes con cáncer de recto localmente avanzado si reciben quimioterapia intensiva, pero seguirán necesitando una extirpación mesorrectal total. En el ensayo PROSPECT (NCT01515787) se asignó al azar a 1194 pacientes a recibir quimioterapia FOLFOX neoadyuvante (con administración de quimiorradioterapia solo si el tumor primario disminuye de tamaño en <20 % o si FOLFOX se interrumpió debido a los efectos secundarios) o quimiorradioterapia neoadyuvante estándar. Todos los pacientes se sometieron a cirugía y tuvieron la opción de recibir FOLFOX adyuvante (4 o 6 ciclos para el grupo de quimioterapia neoadyuvante y 8 ciclos para el grupo de quimiorradioterapia neoadyuvante). La población del estudio incluyó a pacientes con enfermedad T2 con compromiso ganglionar; T3, N0; o T3 con compromiso ganglionar que cumplían los requisitos para someterse a una cirugía con conservación del esfínter (por lo tanto, se excluyó a la mayoría de los pacientes con tumores rectales bajos). Este estudio concluyó que la omisión de la radioterapia era posible en determinados pacientes sin comprometer los resultados oncológicos, con base en un diseño de estudio de no inferioridad. Cabe señalar que, en Europa, muchos pacientes con enfermedad T3, N0 no se someten a ningún tratamiento neoadyuvante antes de la resección. La omisión de la radiación es beneficiosa para los pacientes que deseen preservar la fertilidad.[39]
La terapia neoadyuvante total es, en la actualidad, el abordaje de preferencia para la mayoría de los pacientes con cáncer de recto localmente avanzado sin metástasis a distancia.
Los efectos secundarios agudos de la radioterapia dirigida a la pelvis para el cáncer de recto se derivan casi siempre de la toxicidad gastrointestinal, son autoinvolutivos y, por lo general, se resuelven de manera espontánea 4 a 6 semanas después de terminar el tratamiento.
La mayor preocupación es la posibilidad de morbilidad tardía después del tratamiento del cáncer de recto. Los pacientes de cáncer de recto sometidos a procedimientos quirúrgicos radicales a veces presentan síntomas crónicos, en particular si hay una deficiencia del esfínter anal.[40] Los pacientes que reciben radioterapia tienen más disfunción intestinal crónica, disfunción del esfínter anorrectal (si el esfínter se conservó quirúrgicamente) y disfunción sexual que los pacientes sometidos a una resección quirúrgica sola.[28,41-46]
En un análisis de pacientes tratados con quimiorradioterapia posoperatoria se indica que estos pacientes a veces presentan más disfunción intestinal crónica que los pacientes sometidos a resección quirúrgica sola.[47] En una revisión de Cochrane, se destacan los riesgos de aumento en la morbilidad quirúrgica, así como la relación entre la radioterapia y los efectos tardíos en el funcionamiento rectal y sexual.[40]
Los avances de las técnicas y la planificación de la radiación quizás permitan reducir al mínimo estas complicaciones agudas y tardías relacionadas con el tratamiento. Estas técnicas son las siguientes:[48-52]
Se suelen usar los siguientes abordajes para la radioterapia:
En Europa, es habitual administrar radioterapia preoperatoria sola en 1 semana (5 Gy × 5 tratamientos diarios) seguida de cirugía una semana después, en lugar del abordaje de ciclo prolongado de quimiorradioterapia utilizado en los Estados Unidos. Una de las razones de esta diferencia es la preocupación que existe en los Estados Unidos por el aumento de los efectos tardíos cuando se administran dosis altas de radiación por fracción.
En un estudio polaco se asignó al azar a 316 pacientes a recibir ciclos prolongados de quimiorradioterapia preoperatoria (50,4 Gy en 28 fracciones diarias con 5-FU/LV) o radioterapia de ciclo corto preoperatoria (25 Gy en 5 fracciones).[46] Aunque el criterio principal de valoración fue la conservación del esfínter, la toxicidad tardía no fue significativamente diferente desde el punto de vista estadístico entre los dos enfoques de tratamiento (7 % para el grupo de tratamiento prolongado vs. el 10 % para el grupo de tratamiento de ciclo corto). Cabe señalar que no se comunicaron datos sobre el esfínter anal ni la función sexual, y que la toxicidad fue determinada por el médico, no por el paciente.
La elección del ciclo largo de radioterapia versus el de corta duración para el cáncer de recto es un área de estudio activo, y no se sabe cuál es superior. En general, el ciclo prolongado de quimiorradioterapia permite administrar al paciente una dosis biológicamente equivalente más alta (junto con la quimiosensibilización, normalmente con capecitabina o 5-FU), lo que teóricamente mejoraría el control local. Esto está respaldado por el ensayo RAPIDO, en el que se observó una mayor tasa de recidiva local en los pacientes que recibieron ciclo corto de radioterapia en lugar de los que recibieron ciclo largo de quimiorradioterapia.[35]
Por otra parte, el ciclo corto de radioterapia requiere una interrupción más breve del tratamiento sistémico más potente. Por lo tanto, si un paciente tiene un riesgo relativamente mayor de recidiva local que de recidiva a distancia, puede preferirse el ciclo prolongado de quimiorradioterapia, pero si el paciente tiene un riesgo mayor de recidiva a distancia, quizás se prefiera la terapia de corta duración para permitir un retorno más rápido a la quimioterapia. Muchos médicos tampoco ofrecen quimiorradioterapia de corta duración cuando se utiliza un abordaje de tratamiento no quirúrgico, ya que no se ha estudiado, y también debido a que las tasas de control local son potencialmente más bajas, lo que es consecuencia de la dosis biológicamente equivalente más baja, en comparación con el ciclo prolongado de quimiorradioterapia. Todavía está en evaluación la secuencia óptima de radioterapia y quimioterapia cuando se administran como parte de una terapia neoadyuvante total. También hay algunas situaciones clínicas en las que el ciclo corto de quimiorradioterapia tal vez no sea preferible, como cuando hay un endoprótesis rectal (que puede provocar mayores efectos tóxicos rectales).
El gen DPYD codifica la enzima que cataboliza las pirimidinas y las fluoropirimidinas, como la capecitabina y el fluorouracilo. Se estima que entre el 1 % y el 2 % de la población tiene variantes defectuosas de DPYD que reducen la función de la proteína DPD y la acumulación de pirimidinas y fluoropirimidinas en el cuerpo.[53,54] Los pacientes con la variante DPYD*2A que reciben fluoropirimidinas quizás presenten efectos tóxicos graves que ponen en riesgo la salud, y a veces son mortales. Se han identificado muchas otras variantes de DPYD, con diferentes efectos clínicos.[53-55] Es posible que se recomiende evitar la fluoropirimidina o reducir la dosis al 50 % según el genotipo DPYD del paciente y el número de alelos funcionales de DPYD.[56-58] Las pruebas genéticas para DPYD cuestan menos de $200, pero la cobertura del seguro varía debido a la falta de directrices nacionales.[59] Además, es posible que las pruebas retrasen el tratamiento por 2 semanas, lo que no sería aconsejable en casos de urgencia. Este tema es objeto de controversia y requiere evaluación adicional.[60]
El cáncer de recto en estadio 0 o carcinoma in situ es el tipo de lesión rectal más superficial y se limita a la mucosa sin invasión de la lámina propia.
La opción de tratamiento del cáncer de recto en estadio 0 es la siguiente:
Para los tumores del cáncer de recto en estadio 0, a veces se indica la extirpación local o la polipectomía simple.[1] Debido a su naturaleza localizada en el momento de la presentación inicial, el cáncer de recto en estadio 0 tiene una tasa de curación alta. Es posible hacer una resección rectal de espesor completo por vía transanal o transcoccígea para las lesiones grandes que no son susceptibles de extirpación local.
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
Los tumores en estadio I se diseminan por debajo de la mucosa dentro de la submucosa (T1) o la pared muscular intestinal (T2), pero no atraviesan la pared. Debido a su naturaleza localizada en el momento de la presentación inicial, el cáncer de recto en estadio I tiene una tasa de curación alta.
La opción de tratamiento del cáncer de recto en estadio I es la siguiente:
Hay 3 opciones posibles para la resección quirúrgica del cáncer de recto en estadio I:
A veces los pacientes con tumores que son patológicamente T1 no necesitan terapia posoperatoria. Los pacientes con tumores T2 o superiores tienen compromiso ganglionar casi el 20 % de las veces. Los pacientes pueden sopesar tratamiento adicional, como radioterapia y quimioterapia o resección quirúrgica amplia del recto.[3] En ocasiones, los pacientes con características histológicas precarias o márgenes con compromiso tumoral después de la extirpación local deben considerar una resección anterior baja o una resección abdominoperineal y tratamiento posoperatorio, según lo dicte la estadificación quirúrgica completa.
Para los pacientes con tumores T1 y T2, no hay ensayos aleatorizados disponibles en los que se comparen la extirpación local con quimiorradioterapia posoperatoria o sin esta y la resección quirúrgica amplia (resección anterior baja y resección abdominoperineal).
Evidencia (cirugía):
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
Las opciones de tratamiento del cáncer de recto en estadios II y III son las siguientes:
De acuerdo con los resultados de varios estudios, la quimiorradioterapia preoperatoria se convirtió en el estándar de atención para los pacientes con enfermedad en estadios clínicos T3–T4 o que tienen compromiso ganglionar. Los resultados de un estudio afirman que el FOLFOX neoadyuvante (leucovorina [LV], fluorouracilo [5-FU] y oxaliplatino) es una alternativa a la quimiorradioterapia para determinados pacientes con enfermedad de riesgo bajo.[1]
Evidencia (quimiorradioterapia preoperatoria):
Evidencia (quimioterapia neoadyuvante con FOLFOX sin quimiorradioterapia preoperatoria [para determinados pacientes con enfermedad de riesgo más bajo]):
Estos resultados demuestran que el uso de 6 ciclos de FOLFOX, en lugar de quimiorradioterapia neoadyuvante, es una opción aceptable para esta población de pacientes, que se considera que representa potencialmente más de la mitad de todos los pacientes con cáncer de recto localmente avanzado en los Estados Unidos. Prescindir de la quimiorradioterapia podría evitar a los pacientes efectos secundarios a largo plazo, como el deterioro de las funciones intestinales, vesicales y sexuales, el aumento del riesgo de fracturas pélvicas y neoplasias secundarias, la disminución de la reserva de médula ósea y los efectos sobre la fertilidad.
El uso de un ciclo corto de radioterapia antes de la cirugía ha sido el abordaje tradicional en partes de Europa y Australia.
Evidencia (ciclo corto de radioterapia preoperatoria):
Después, en el Polish Rectal Trial y el Trans-Tasman Radiation Oncology Group (TROG) se comparó un ciclo corto de radioterapia preoperatoria y el ciclo prolongado estándar de quimiorradioterapia administrada con 5-FU.
En conjunto, en estos estudios se demuestra que un ciclo corto de radioterapia preoperatoria y un ciclo prolongado de quimiorradioterapia preoperatoria son estrategias de tratamiento razonables para pacientes con adenocarcinoma de recto en estadios II o III.
El avance en la formulación de regímenes de tratamiento posoperatorio se relaciona con la integración de la quimioterapia sistémica con la radioterapia, así como con la redefinición de las técnicas de ambas modalidades. La eficacia de la radioterapia posoperatoria y la quimioterapia a base de 5-FU para el cáncer de recto en estadios II y III, se estableció por medio de una serie de ensayos clínicos prospectivos aleatorizados como los que se enumeran a continuación:[9-11][Nivel de evidencia A1]
En estos estudios se demostró un aumento del intervalo de SSE y SG cuando se combinó radioterapia con quimioterapia después de una resección quirúrgica. Después de la publicación de los resultados de estos ensayos en 1990, los expertos de la Consensus Development Conference, patrocinada por el Instituto Nacional del Cáncer, recomendaron el tratamiento posoperatorio de modalidad combinada para los pacientes con carcinoma de recto en estadios II y III.[12] Desde entonces, la quimiorradioterapia preoperatoria se convirtió en el estándar de atención, aunque la quimiorradioterapia posoperatoria sigue siendo una alternativa aceptable. Para obtener más información, consultar la sección Quimiorradioterapia preoperatoria.
Evidencia adicional (quimiorradioterapia posoperatoria):
Por lo general, para el cáncer de recto en estadios II y III se realiza una extirpación mesorrectal total, ya sea con resección anterior baja o resección abdominoperineal, antes o después de la quimiorradioterapia.
En estudios retrospectivos se demostró que algunos pacientes con enfermedad patológica T3, N0 sometidos a cirugía sin tratamiento adicional tienen un riesgo muy bajo de recidiva local y sistémica.[17]
Desde el surgimiento de la quimiorradioterapia preoperatoria para el cáncer de recto, el abordaje estándar ha sido recomendar la resección quirúrgica definitiva mediante resección abdominoperineal o resección asistida por laparoscopia. En la mayoría de las series, después de un ciclo prolongado de quimiorradioterapia, entre el 10 % y el 20 % de los pacientes presentará una respuesta clínica completa sin signos de cáncer persistente en las imágenes, el examen rectal o la visualización directa durante una sigmoidoscopia. Antes se pensaba que la mayoría de los pacientes que no se sometían a cirugía por razones personales o médicas presentarían una recidiva local o sistémica. Sin embargo, quedó claro que los pacientes con una respuesta patológica completa a la quimiorradioterapia preoperatoria seguida de una cirugía definitiva tuvieron una mejor SSE que los pacientes que no tenían una respuesta patológica clínica.[18]
En varios estudios de una sola institución se ha cuestionado este estándar de atención al demostrar que la mayoría de los pacientes con respuesta clínica completa se curarán del cáncer de recto sin cirugía y que muchos pacientes que tienen una recidiva local se pueden tratar con resección quirúrgica (resección abdominoperineal o resección asistida por laparoscopia) en el momento de una recidiva.[19-22] Estas series institucionales se vieron perjudicadas por su tamaño pequeño y un sesgo de selección inherente.
Evidencia (quimiorradioterapia primaria seguida de vigilancia intensiva para quienes presentan una respuesta clínica completa):
Los pacientes sometidos a espera cautelosa se sometieron a un protocolo de seguimiento más intensivo que incluyó un examen digital rectal ambulatorio; IRM (cada 4–6 meses durante los primeros 2 años); examen con anestesia o endoscopia; tomografía computarizada del tórax, el abdomen y la pelvis, y por lo menos 2 mediciones del antígeno carcinoembrionario durante los 2 primeros años. No se ha determinado el seguimiento óptimo.
Para los pacientes que presentan una respuesta clínica completa a la terapia, es razonable considerar el abordaje de espera cautelosa con vigilancia intensiva en lugar de la resección quirúrgica inmediata.
Aunque el régimen de vigilancia óptimo para los pacientes que se someten a tratamiento no quirúrgico sigue en estudio activo, el régimen del ensayo OPRA incluyó vigilancia periódica con tacto rectal, sigmoidoscopia e IRM. El tacto rectal y la sigmoidoscopia flexible se realizaron cada 4 meses durante los 2 primeros años desde el momento de la evaluación de la respuesta, y cada 6 meses durante los 3 años siguientes. La IRM rectal se realizó cada 6 meses durante los 2 primeros años y anualmente durante los 3 años siguientes. Los pacientes podían someterse a evaluaciones adicionales si estaba clínicamente indicado.
No se ha determinado el seguimiento óptimo de estos pacientes. Para los pacientes que tienen una respuesta clínica completa al tratamiento, el tratamiento no quirúrgico con vigilancia intensiva en lugar de la resección quirúrgica inmediata es un abordaje de atención estándar.
Entre los pacientes con adenocarcinomas de recto, del 5 % al 10 % de los tumores exhiben deficiencia en la reparación de errores de emparejamiento o IMS alta. Los inhibidores de puntos de control inmunitario son eficaces como terapia de primera línea para el cáncer colorrectal metastásico, con tasas de respuestas general del 30 % al 60 %.[26-28] Se ha comprobado que estas respuestas son duraderas y se ha observado una SG prolongada en este entorno.
Evidencia (inmunoterapia):
Muchos oncólogos académicos recomiendan que se use el régimen FOLFOX como la quimioterapia adyuvante para el cáncer de recto. Sin embargo, no hay datos sobre el cáncer de recto que sustenten este abordaje. FOLFOX se usó en el grupo estándar del último estudio intergrupal en el que se evaluó la quimioterapia adyuvante para el cáncer de recto. En un ensayo del Eastern Cooperative Oncology Group (ECOG-E5202 [NCT00217737]), se asignó al azar a pacientes de cáncer de recto en estadios II o III que recibieron quimiorradioterapia preoperatoria o posoperatoria a recibir 6 meses de FOLFOX, con bevacizumab o sin este, pero este ensayo se cerró por inscripción insuficiente. No hay datos de eficacia.
También se observaron propiedades radiosensibilizadoras del oxaliplatino en modelos preclínicos.[30] En estudios de fase II de combinación de oxaliplatino y quimiorradioterapia a base de fluoropirimidinas, se notificaron tasas de respuesta patológica completa que oscilaron entre el 14 % y el 30 %.[31-35] Los datos de múltiples estudios permitieron demostrar una correlación entre las tasas de respuesta patológica completa y los criterios de valoración, como la supervivencia sin metástasis a distancia, la SSE y la SG.[36-38]
Actualmente no se justifica el uso simultáneo, fuera de un ensayo clínico, de oxaliplatino y radioterapia para el tratamiento de pacientes con cáncer de recto.
Evidencia (oxaliplatino preoperatorio con quimiorradioterapia):
El objetivo principal de este estudio es el control de la enfermedad locorregional.[41][Nivel de evidencia B1] En la reunión anual de la American Society of Clinical Oncology de 2011, se presentó el resumen de los resultados preliminares en los que se demostró lo siguiente:
De acuerdo con los resultados de varios estudios, el oxaliplatino como radiosensibilizador no parece añadir ningún beneficio en la respuesta del tumor primario, pero se relacionó con un aumento de la toxicidad aguda del tratamiento. Todavía se debate si el oxaliplatino se debe añadir a la terapia adyuvante de 5-FU y LV para el tratamiento posoperatorio del cáncer de recto en estadios II y III. No hay estudios aleatorizados de fase III que permitan apoyar el uso de oxaliplatino para el tratamiento adyuvante del cáncer de recto. Sin embargo, en la actualidad la adición de oxaliplatino a la terapia adyuvante con 5-FU y LV se considera el estándar de atención para el cáncer de colon.
Evidencia (oxaliplatino posoperatorio):
No está claro si los resultados de estos ensayos de cáncer de colon se pueden aplicar al tratamiento de los pacientes de cáncer de recto. No hay estudios aleatorizados de fase III que permitan apoyar la práctica habitual de administrar FOLFOX como tratamiento adyuvante para pacientes con cáncer de recto.
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
El tratamiento de los pacientes de cáncer de recto en estadio avanzado o recidivante depende de la localización de la enfermedad.
Las opciones de tratamiento del cáncer de recto en estadio IV y recidivante son las siguientes:
Para los pacientes con enfermedad recidivante local o que tienen metástasis solo en el hígado o solo en el pulmón, la resección quirúrgica, cuando se puede hacer, es el único tratamiento potencialmente curativo.[1] También se puede considerar una resección quirúrgica para los pacientes con metástasis pulmonar limitada y aquellos con metástasis pulmonares y hepáticas; es posible obtener una supervivencia a 5 años en pacientes muy seleccionados.[2-5] La presencia de hidronefrosis relacionada con la recidiva es una contraindicación para la cirugía con intención curativa.[6]
El cáncer de recto que recidiva localmente a veces es resecable; en particular, si antes se hizo una operación inadecuada. En los pacientes que tienen una recidiva local sola después de una resección inicial con intención curativa se puede lograr una supervivencia sin enfermedad a largo plazo cuando se usa un tratamiento local intensivo y se repite la resección anterior baja con anastomosis coloanal, o se hace una resección abdominoperineal o una exenteración pélvica posterior o total.[7,8]
Es posible que la quimiorradioterapia de inducción para pacientes no irradiados antes que tienen recidivas pélvicas localizadas en estado avanzado (compromiso de la pared pélvica lateral, el sacro o los órganos adyacentes) aumente la resecabilidad y permita la conservación del esfínter.[9,10] En pacientes con enfermedad recidivante local que recibieron previamente radiación de haz externo, la radioterapia intraoperatoria quizás mejore el control local, con una morbilidad aceptable.[11]
Los siguientes son fármacos que se usan, solos o combinados con otros medicamentos, para pacientes de cáncer colorrectal metastásico:
Cuando el fluorouracilo (5-FU) era el único fármaco quimioterapéutico activo, en los ensayos clínicos de pacientes con enfermedad local avanzada, irresecable o metastásica se encontraron respuestas parciales, prolongación del tiempo transcurrido hasta la progresión (TTP) de la enfermedad [12,13] y mejora de la supervivencia y calidad de vida para los pacientes que recibieron quimioterapia versus el mejor cuidado médico de apoyo.[14-16] En varios ensayos se analizaron la actividad y los efectos tóxicos de diversos regímenes de 5-FU y LV con diferentes dosis y esquemas de administración; en esencia, se observaron resultados equivalentes con una mediana de supervivencia de cerca de 12 meses.[17]
En tres estudios aleatorizados de pacientes de cáncer colorrectal metastásico se demostraron mejores tasas de respuesta, supervivencia sin progresión (SSP) y supervivencia general (SG) cuando irinotecán o oxaliplatino se combinaron con 5-FU y LV.[18-20]
Evidencia (irinotecán vs. oxaliplatino):
A partir de la publicación de estos estudios, el uso de FOLFOX o FOLFIRI se considera aceptable para el tratamiento de primera línea de pacientes con cáncer colorrectal metastásico. Sin embargo, se prefiere usar FOLFIRI cuando se emplea un régimen a base de irinotecán como tratamiento de primera línea del cáncer colorrectal metastásico.[24][Nivel de evidencia B1]
Antes del advenimiento de la quimioterapia multifarmacológica, en dos estudios aleatorizados se demostró que la capecitabina se vinculó con una eficacia equivalente en comparación a la del régimen de la Mayo Clinic de 5-FU y LV.[25,26][Nivel de evidencia A1]
En ensayos aleatorizados de fase III se abordó la equivalencia de usar capecitabina en lugar de una infusión de 5-FU. En dos estudios de fase III se evaluó el uso de capecitabina y oxaliplatino (CAPOX) versus 5-FU y oxaliplatino (FUOX o FUFOX).[27,28]
Evidencia (oxaliplatino vs. capecitabina):
Cuando se utiliza un régimen a base de oxaliplatino como tratamiento de primera línea para el cáncer colorrectal metastásico, el régimen de CAPOX no es inferior al régimen de 5-FU y oxaliplatino.
Es aceptable añadir bevacizumab a FOLFIRI o FOLFOX para pacientes que reciben tratamiento de primera línea de cáncer colorrectal metastásico. En la actualidad no hay estudios aleatorizados controlados completos que evalúen si el uso continuo de bevacizumab para el tratamiento de segunda o tercera línea después de progresión con el tratamiento de primera línea con bevacizumab prolonga la supervivencia.
Evidencia (bevacizumab):
Evidencia (FOLFOXIRI):
El cetuximab es un anticuerpo monoclonal parcialmente humanizado contra el EGFR. Cabe resaltar que los pacientes cuyos tumores expresan una mutación en KRAS quizás tengan desenlaces más precarios cuando el cetuximab se agrega a regímenes de quimioterapia multifarmacológica que contienen bevacizumab.
Evidencia (cetuximab):
Las comparaciones entre los grupos A y B, y los grupos A y C se analizaron y publicaron por separado.[37,38]
El ziv-aflibercept es una molécula anti-VEGF que se evalúa como componente de la terapia de segunda línea para pacientes de cáncer colorrectal metastásico.
Evidencia (ziv-aflibercept):
El ramucirumab es un anticuerpo monoclonal humanizado por completo que se une al receptor 2 del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGFR-2).
Evidencia (ramucirumab):
El panitumumab es un anticuerpo contra el EGFR humanizado por completo. La FDA aprobó el panitumumab para su uso en pacientes de cáncer colorrectal metastásico resistente a la quimioterapia.[41] En ensayos clínicos, se demostró la eficacia de panitumumab como fármaco único o de terapia combinada, lo que fue congruente con los efectos de cetuximab en la SSP y la SG. Parece que hay un efecto de clase homogéneo.
Evidencia (panitumumab):
En la atención de los pacientes con cáncer colorrectal en estadio IV, es incierto si los pacientes de cáncer que expresan KRAS natural deben recibir un anticuerpo anti-EGFR con quimioterapia o un anticuerpo anti-VEGF con quimioterapia. En dos estudios se intentó responder esta duda.[46,47]
Evidencia (anticuerpo anti-EGFR vs. anticuerpo anti-VEGF con quimioterapia de primera línea):
A partir de estos dos estudios se concluyó que no hay una diferencia bien delimitada y significativa en iniciar el tratamiento con quimioterapia y bevacizumab o cetuximab para pacientes de cáncer colorrectal metastásico que expresan KRAS natural. No obstante, en los pacientes de cáncer con KRAS natural, la administración de un anticuerpo anti-EGFR en algún momento durante el tratamiento mejora la SG.
El regorafenib es un inhibidor de múltiples vías de tirosina–cinasas, como la vía del VEGF. En septiembre de 2012, la FDA aprobó (ver documento en inglés) el uso de regorafenib en pacientes cuya enfermedad había progresado durante tratamientos previos.
Evidencia (regorafenib):
La combinación de trifluridina y tipiracilo (Lonsurf; también llamado TAS-102) constituye un medicamento de administración oral de trifluridina (un análogo del nucleósido timidina) y clorhidrato de tipiracilo (un inhibidor de la timidina fosforilasa). La trifluridina, en su forma de trifosfato inhibe la timidilato sintasa; por lo tanto, esta forma de trifluridina tiene efecto antitumoral. El clorhidrato de tipiracilo es un inhibidor potente de la timidina fosforilasa, que degrada la trifluridina de manera activa. La combinación de trifluridina y tipiracilo hace posible que se mantengan suficientes concentraciones plasmáticas de trifluridina.
Evidencia (trifluridina y tipiracilo):
La FDA aprobó trifluridina y tipiracilo para el tratamiento de los pacientes con cáncer colorrectal metastásico con fundamento en los resultados del ensayo RECOURSE.
Evidencia (combinación de trifluridina y tipiracilo con bevacizumab):
La FDA aprobó la combinación de trifluridina y tipiracilo con bevacizumab para el tratamiento de pacientes con cáncer colorrectal metastásico previamente tratado con base en los resultados del ensayo SUNLIGHT.
Las mutaciones V600E en BRAF se producen en alrededor del 10 % de los cánceres colorrectales metastásicos y son un indicador de un pronóstico precario. A diferencia del melanoma, la monoterapia con un inhibidor de BRAF no ha demostrado ser beneficiosa para el cáncer colorrectal, y varios estudios han evaluado el tratamiento simultáneo dirigido a la vía EGFR-MAPK.
Evidencia (encorafenib con cetuximab para pacientes con mutaciones V600E en BRAF):
Los criterios principales de valoración fueron la SG y la respuesta objetiva en el grupo del tratamiento triple en comparación con el grupo de control.
En mayo de 2020, se presentaron datos actualizados en forma de resumen:[55]
De acuerdo con estos datos, en abril de 2020 la FDA aprobó la combinación de encorafenib con cetuximab para los pacientes que recibieron tratamiento previo para el cáncer colorrectal metastásico con mutaciones V600E en BRAF.
Cerca de un 4 % de los pacientes con cáncer colorrectal presentan mutaciones G12C en KRAS, que se relacionan con un pronóstico precario.[56-59] El sotorasib y el adagrasib son 2 de los primeros inhibidores específicos de G12C en KRAS que demostraron beneficio para los pacientes con cánceres que tienen la mutación G12C en KRAS.[60,61] Dado que la reactivación de EGFR es un mecanismo de resistencia de la inhibición de G12C en KRAS bien definido, se combinó el sotorasib con panitumumab, un anticuerpo anti-EGFR, para tratar a pacientes con cáncer colorrectal y mutaciones G12C en KRAS.
El criterio principal de valoración fue la SSP evaluada mediante una revisión central independiente con enmascaramiento de acuerdo con RECIST 1.1. Los criterios secundarios de valoración incluyeron la SG y la tasa de respuesta objetiva.
La quimioterapia de segunda línea con irinotecán en pacientes tratados con 5-FU y LV como terapia de primera línea demostró una mejora de la SG en comparación con la infusión de 5-FU o el uso de cuidados médicos de apoyo.[62-65]
Del mismo modo, en un ensayo de fase III se asignó al azar a pacientes cuya enfermedad progresó con el irinotecán combinado con 5-FU y LV para recibir un bolo e infusión de 5-FU y LV (LV5FU2), oxaliplatino en monoterapia o FOLFOX4. La mediana del TTP para FOLFOX4 versus LV5FU2 fue de 4,6 versus 2,7 meses (prueba del orden logarítmico estratificada P bilateral < 0,001).[66][Nivel de evidencia B1]
Alrededor del 4 % de los pacientes con cáncer colorrectal en estadio IV tienen tumores con deficiencia en la reparación de errores de emparejamiento (dMMR) o con microsatélites inestables, lo que también se conoce como IMS-A. El fenotipo IMS-A se relaciona con defectos en la línea germinal de los genes MLH1, MSH2, MSH6 y PMS2 y es el fenotipo principal que se observa en tumores de pacientes con cáncer colorrectal sin poliposis hereditario (HNPCC) o síndrome de Lynch. También es posible que los pacientes presenten el fenotipo IMS-A debido al silenciamiento de uno de los genes por un proceso llamado metilación del ADN. La evaluación de la inestabilidad microsatelital se realiza mediante pruebas genéticas moleculares que determinan la inestabilidad microsatelital en el tejido tumoral o mediante análisis inmunohistoquímico que detecta la ausencia de proteínas de reparación de errores de emparejamiento. El estado de IMS-A ha tenido históricamente un pronóstico de mayor supervivencia para los pacientes con enfermedad en etapas tempranas y, desde 2015, también se ha encontrado que predice la respuesta del tumor a la inhibición de puntos de control.
En junio de 2020, la FDA aprobó el uso de pembrolizumab en pacientes con cáncer colorrectal metastásico con dMMR o IMS-A sin tratamiento previo. Se encuentran en curso estudios sobre el tratamiento de primera línea con inhibidores duales de puntos de control. En mayo de 2017, la FDA aprobó el uso de pembrolizumab, un anticuerpo de la proteína de muerte celular programada 1 (PD-1), y en julio de 2017 aprobó el uso de nivolumab para el tratamiento de pacientes con tumores con inestabilidad microsatelital que recibieron tratamiento a base de 5-FU, oxaliplatino e irinotecán. En julio de 2018, la FDA concedió la aprobación acelerada para la combinación de nivolumab con ipilimumab (inhibidor de CTLA-4) para tratar el cáncer colorrectal con IMS-A que progresa después de tratamientos previos a base de 5-FU, oxaliplatino e irinotecán.
Evidencia (pembrolizumab en monoterapia):
Evidencia (nivolumab e ipilimumab):
Evidencia (pembrolizumab en monoterapia):
Evidencia (nivolumab en monoterapia):
Evidencia (nivolumab e ipilimumab):
Se pueden indicar radioterapia paliativa,[11,65] quimioterapia,[13,72-77] y quimiorradioterapia.[78,79] Para aliviar la obstrucción, se pueden utilizar derivaciones paliativas colocadas mediante endoscopia.[80]
Alrededor del 15 % al 25 % de los pacientes con cáncer colorrectal presentarán metástasis hepáticas en el momento del diagnóstico y del 25 % al 50 % presentará una metástasis hepática metacrónica después de la resección del tumor primario.[81-83] Si bien solo una proporción pequeña de pacientes con metástasis hepáticas son aptos para someterse a una resección quirúrgica, los avances en las técnicas de ablación tumoral y en la administración de quimioterapia regional y sistémica ofrecen varias opciones de tratamiento. Estas incluyen las siguientes:
Las metástasis hepáticas se pueden considerar resecables de acuerdo con los siguientes aspectos:[64,84-96]
En la mayoría de los estudios no aleatorizados, como el ensayo North Central Cancer Treatment Group NCCTG-934653 (NCT00002575), una resección en la que se obtienen márgenes sin compromiso tumoral se relacionó con tasas de supervivencia a 5 años del 25 % al 40 % para los pacientes con una metástasis hepática resecable.[97-101][Nivel de evidencia C3] El perfeccionamiento de las técnicas quirúrgicas y los avances en las pruebas con imágenes preoperatorias han permitido mejorar la selección de pacientes para la resección. Además, en múltiples estudios de quimioterapia multifarmacológica se demostró que la administración de quimioterapia puede transformar una metástasis que tradicionalmente se consideraría irresecable en una metástasis resecable en pacientes que tienen una enfermedad metastásica aislada en el hígado.[102]
En el caso de los pacientes con metástasis hepáticas irresecables, se han obtenido excelentes resultados con el trasplante de hígado. Todavía se está determinando la cohorte de pacientes óptima para este tratamiento, pero en general el objetivo es lograr un buen control sistémico inicial con quimioterapia, seguida de trasplante. En un estudio de 91 pacientes, el 11 % se sometieron a un trasplante hepático de donante vivo. Al cabo de una mediana de seguimiento de 1,5 años después del trasplante, la tasa de supervivencia sin recidiva fue del 62 %, y la tasa de SG fue del 100 %.[103][Nivel de evidencia C3]
En el estudio TRANSMET (NCT02597348), publicado en forma de resumen, se asignó al azar a 94 pacientes para recibir quimioterapia y trasplante de hígado (n = 47) o quimioterapia sola (n = 47). En un análisis por intención de tratar, la tasa de SG a 5 años fue del 57 % en el grupo de quimioterapia y trasplante de hígado y del 13 % en el grupo de quimioterapia sola. En un análisis por protocolo, la tasa de SG a 5 años fue del 73 % en el grupo de quimioterapia y trasplante hepático y del 9 % en el grupo de quimioterapia sola.[104][Nivel de evidencia A1]
Los pacientes con metástasis hepáticas que se consideran irresecables a veces son aptos para resección si responden bien a la quimioterapia. Estos pacientes tienen tasas de supervivencia a 5 años similares a las de los pacientes con enfermedad resecable desde el principio.[102]
La ablación por radiofrecuencia ha surgido como una técnica inocua (morbilidad grave del 2 % y tasa de mortalidad de <1 %) que a veces proporciona control tumoral a largo plazo.[105-111] La ablación por radiofrecuencia y la ablación crioquirúrgica aún son opciones para los pacientes con tumores irresecables y para quienes no son aptos para una resección hepática.
La función de la quimioterapia adyuvante después de una resección potencialmente curativa de metástasis hepáticas es incierta.
Evidencia (quimioterapia adyuvante):
Se necesitan más estudios para evaluar este abordaje de tratamiento y determinar si una quimioterapia sistémica combinada más eficaz por sí sola proporcionaría resultados similares a la terapia intraarterial hepática combinada con tratamiento sistémico.
La quimioterapia intraarterial hepática con floxuridina para las metástasis hepáticas produce tasas de respuestas generales más altas, pero no mejoras uniformes para la supervivencia en comparación con la quimioterapia sistémica.[92,114-118] La polémica sobre la eficacia de la quimioterapia regional fue la base de un gran ensayo multicéntrico de fase III (Leuk-9481[NCT00002716]) de infusión arterial hepática versus quimioterapia sistémica. Se está evaluando el uso de una combinación de quimioterapia intraarterial con radioterapia hepática, en especial, cuando se emplea radiación focal para las lesiones metastásicas.[119]
En varios estudios se observó un aumento de los efectos tóxicos locales después de la terapia de infusión hepática, como anomalías en el funcionamiento hepático y esclerosis biliar mortal.
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Los resúmenes del PDQ con información sobre el cáncer se revisan con regularidad y se actualizan a medida que se obtiene nueva información. Esta sección describe los cambios más recientes hechos a este resumen a partir de la fecha arriba indicada.
Aspectos generales de las opciones de tratamiento del cáncer de recto
Se añadió texto para indicar que la terapia neoadyuvante total también es una opción de tratamiento para pacientes con cáncer de recto.
Se añadió Terapia neoadyuvante total como subsección nueva.
Se añadió Ciclo largo de radioterapia versus ciclo corto de radioterapia como subsección nueva.
Tratamiento del cáncer de recto en estadios II y III
Se añadió texto sobre los resultados del estudio OPRA, en el se asignó al azar a 324 pacientes con cáncer de recto en estadio II/III a recibir quimioterapia de inducción seguida de quimiorradioterapia o quimiorradioterapia seguida de quimioterapia de consolidación. Los pacientes tenían la posibilidad de omitir la cirugía en función de la evaluación de la respuesta (se citó a Verheij et al. como referencia 24 and García-Aguilar et al. como referencia 25).
Tratamiento del cáncer de recto en estadio IV y recidivante
Se añadió texto sobre los resultados del ensayo SUNLIGHT, en el que se incluyó a 492 pacientes con cáncer colorrectal en estadio IV cuyo cáncer era resistente al tratamiento con hasta dos regímenes de quimioterapia previos. Los pacientes se asignaron al azar para recibir monoterapia con trifluridina y tipiracilo o trifluridina y tipiracilo combinados con bevacizumab (se citó a Prager et al. como referencia 53 y nivel de evidencia A1).
Se añadió texto sobre los resultados del estudio CheckMate 8HW, en el que se asignó al azar a 303 pacientes a recibir nivolumab e ipilimumab o quimioterapia sola (se citó a Lenz et al. como referencia 70).
Se añadió texto sobre los desenlaces de pacientes con metástasis hepática irresecable que se sometieron a un trasplante de hígado. Todavía se está determinando la cohorte de pacientes óptima para este tratamiento, pero en general el objetivo es lograr un buen control sistémico inicial con quimioterapia, seguido de trasplante. (se citó a Hernández-Alejandro et al. como referencia 103 y nivel de evidencia C3).
Se añadió texto sobre los resultados del estudio TRANSMET, en el que se asignó al azar a 94 pacientes para recibir quimioterapia y trasplante de hígado o quimioterapia sola (se citó a Adam et al. como referencia 104 y nivel de evidencia A1).
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