Exámenes de detección del cáncer de tiroides (PDQ®)–Versión para profesionales de salud

Aspectos generales

Nota: En esta sección, se resume la evidencia científica publicada sobre la detección de este tipo de cáncer. En el resto del resumen, se describe la evidencia con más detalle.

También está disponible otro resumen del PDQ relacionado: Tratamiento del cáncer de tiroides.

Beneficios

Con base en evidencia sólida, los exámenes de detección del cáncer de tiroides no producen disminución de la mortalidad por cáncer de tiroides.

Magnitud del efecto: no hay evidencia de beneficio.

  • Diseño del estudio: estudios ecológicos y análisis de los cambios en la incidencia y mortalidad del cáncer de tiroides después de adoptar los exámenes de detección.
  • Validez interna: buena.
  • Congruencia: buena.
  • Validez externa: buena.

Perjuicios

Con base en evidencia sólida, los exámenes de detección del cáncer de tiroides producen sobrediagnóstico y sobretratamiento. El tratamiento del cáncer de tiroides por lo general causa secuelas a largo plazo importantes desde el punto de vista clínico. Otros perjuicios que se sabe se relacionan con los exámenes de detección del cáncer de tiroides son las consecuencias psicológicas de los resultados positivos falsos de las pruebas y los diagnósticos innecesarios.

Magnitud del efecto: moderado.

  • Diseño del estudio: estudios ecológicos, análisis de los cambios en la incidencia y mortalidad del cáncer de tiroides después de adoptar los exámenes de detección y estudios de observación.
  • Validez interna: buena.
  • Congruencia: buena.
  • Validez externa: buena.

Incidencia y mortalidad

Se estima que, en 2024, en los Estados Unidos se diagnosticarán 44 020 casos nuevos de cáncer de tiroides y 2170 personas morirán por la enfermedad.[1] Los datos del Surveillance, Epidemiology, and End Results (SEER) Program indican que la incidencia de cáncer de tiroides en mujeres es cerca de 3 veces más alta que la incidencia en hombres (20,2 vs. 7,4 por 100 000 personas por año), aunque la tasa de mortalidad no difiere según el sexo (0,5 por 100 000 personas por año en ambos sexos).[2] Casi todos los casos se diagnostican en estadio local (64 %) o estadio regional (30 %).[2] La tasa de supervivencia relativa a 10 años es del 98,1 %.[2] El cáncer de tiroides representa menos del 3 % de todos los diagnósticos de cáncer en los Estados Unidos y menos del 0,3 % de todas las defunciones por cáncer.[3] Este cáncer se diagnostica con mayor frecuencia en personas de 45 a 64 años.[2] En 2020, se estimó que 951 193 personas tenían cáncer de tiroides en los Estados Unidos.[3]

Cerca del 95 % de los cánceres de tiroides están bien diferenciados.[4] Los cánceres de tiroides bien diferenciados incluyen los cánceres de tiroides papilares y los cánceres de tiroides foliculares, que representan el 84 % y el 11 % de todos los cánceres de tiroides, respectivamente.[4] Los cánceres de tiroides medulares y anaplásicos representan el 2 % y el 1 % de los cánceres de tiroides, respectivamente.[4] Los tumores bien diferenciados son muy tratables y habitualmente se curan. Para obtener más información, consultar Tratamiento del cáncer de tiroides. Las tasas de supervivencia relativa a 10 años de los cánceres papilares y foliculares son del 99 % y del 95 %, respectivamente.[2] Aunque son poco frecuentes, los tumores anaplásicos tienen un pronóstico precario: la tasa de supervivencia relativa a 10 años es del 8 %, y representan cerca del 20 % de las defunciones por cáncer de tiroides.[4]

Las tasas de incidencia del cáncer de tiroides en los Estados Unidos han aumentado durante los últimos 40 años. Entre 1974 y 2013, el aumento anual promedio de la incidencia fue del 3,6 % (intervalo de confianza [IC] 95 %, 3,2–3,9 %), que es un cambio derivado principalmente del aumento en la incidencia del cáncer de tiroides papilar (cambio porcentual anual promedio, 4,4 %; IC 95 %, 4,0–4,7 %).[4] En los últimos años, este aumento de la tendencia parece estar cambiando, con indicaciones de una tasa de incidencia estable de 2013 a 2016 y una disminución en la tasa de incidencia de tumores tiroideos de menos de 1 cm de tamaño.[5] También se observó un aumento de la incidencia en otros países, incluso en el Reino Unido [6] y los países nórdicos.[7,8] El aumento más alto se observó en Corea del Sur, en donde la incidencia de cáncer de tiroides en 2011 fue 15 veces más alta que la incidencia en 1993.[9] El aumento de la incidencia sigue de cerca la trayectoria de utilización de los exámenes de detección del cáncer de tiroides en Corea del Sur.[9]

Bibliografía
  1. American Cancer Society: Cancer Facts and Figures 2024. American Cancer Society, 2024. Available online. Last accessed June 21, 2024.
  2. Surveillance Research Program, National Cancer Institute: SEER*Explorer: An interactive website for SEER cancer statistics. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Available online. Last accessed September 5, 2024.
  3. National Cancer Institute: SEER Stat Fact Sheets: Thyroid Cancer. Bethesda, Md: National Cancer Institute. Available online. Last accessed October 25, 2023.
  4. Lim H, Devesa SS, Sosa JA, et al.: Trends in Thyroid Cancer Incidence and Mortality in the United States, 1974-2013. JAMA 317 (13): 1338-1348, 2017. [PUBMED Abstract]
  5. Powers AE, Marcadis AR, Lee M, et al.: Changes in Trends in Thyroid Cancer Incidence in the United States, 1992 to 2016. JAMA 322 (24): 2440-2441, 2019. [PUBMED Abstract]
  6. Cancer Research UK: Thyroid Cancer Incidence Statistics. London, UK: Cancer Research UK. Available online. Last accessed October 25, 2023.
  7. Mirian C, Grønhøj C, Jensen DH, et al.: Trends in thyroid cancer: Retrospective analysis of incidence and survival in Denmark 1980-2014. Cancer Epidemiol 55: 81-87, 2018. [PUBMED Abstract]
  8. Carlberg M, Hedendahl L, Ahonen M, et al.: Increasing incidence of thyroid cancer in the Nordic countries with main focus on Swedish data. BMC Cancer 16: 426, 2016. [PUBMED Abstract]
  9. Ahn HS, Welch HG: South Korea's Thyroid-Cancer "Epidemic"--Turning the Tide. N Engl J Med 373 (24): 2389-90, 2015. [PUBMED Abstract]

Factores de riesgo

La radioterapia administrada durante la lactancia o la niñez por afecciones benignas de la cabeza y el cuello (como agrandamiento del timo, las amígdalas o adenoides; o el acné) aumenta el riesgo de cáncer de tiroides; el diagnóstico se hace ya a los 5 años después de la exposición.[1] También se estableció una relación entre la exposición a la radiación durante una lluvia radiactiva y un riesgo alto de presentar cáncer de tiroides; en especial, en los niños.[2-4] Otros factores de riesgo son los antecedentes familiares de enfermedad de la tiroides (incluso cáncer de tiroides), antecedentes de aumento del tamaño de la tiroides (bocio), sexo femenino y raza de origen asiático.[5] Una afección hereditaria, la neoplasia endocrina múltiple de tipo 2 (NEM2), aumenta el riesgo de cáncer de tiroides medular por mutaciones en el gen RET.[6,7] Para obtener más información en inglés, consultar Genetics of Endocrine and Neuroendocrine Neoplasias.

Bibliografía
  1. Carling T, Udelsman R: Thyroid tumors. In: DeVita VT Jr, Lawrence TS, Rosenberg SA: Cancer: Principles and Practice of Oncology. 9th ed. Lippincott Williams & Wilkins, 2011, pp 1457-72.
  2. Pacini F, Vorontsova T, Molinaro E, et al.: Prevalence of thyroid autoantibodies in children and adolescents from Belarus exposed to the Chernobyl radioactive fallout. Lancet 352 (9130): 763-6, 1998. [PUBMED Abstract]
  3. Cardis E, Kesminiene A, Ivanov V, et al.: Risk of thyroid cancer after exposure to 131I in childhood. J Natl Cancer Inst 97 (10): 724-32, 2005. [PUBMED Abstract]
  4. Tronko MD, Howe GR, Bogdanova TI, et al.: A cohort study of thyroid cancer and other thyroid diseases after the chornobyl accident: thyroid cancer in Ukraine detected during first screening. J Natl Cancer Inst 98 (13): 897-903, 2006. [PUBMED Abstract]
  5. Iribarren C, Haselkorn T, Tekawa IS, et al.: Cohort study of thyroid cancer in a San Francisco Bay area population. Int J Cancer 93 (5): 745-50, 2001. [PUBMED Abstract]
  6. American Cancer Society: Cancer Facts and Figures 2024. American Cancer Society, 2024. Available online. Last accessed June 21, 2024.
  7. Salvatore G, Giannini R, Faviana P, et al.: Analysis of BRAF point mutation and RET/PTC rearrangement refines the fine-needle aspiration diagnosis of papillary thyroid carcinoma. J Clin Endocrinol Metab 89 (10): 5175-80, 2004. [PUBMED Abstract]

Evidencia de ausencia de beneficio relacionado con los exámenes de detección

La detección del cáncer de tiroides se obtiene principalmente mediante la palpación del cuello y las imágenes por ecografía. Si no se hace un examen de detección formal, los cánceres de tiroides asintomáticos se suelen detectar de manera fortuita en una imagen transversal realizada por otras afecciones o en piezas quirúrgicas de enfermedades benignas como el bocio.[1]

La eficacia de los exámenes de detección del cáncer de tiroides no se ha evaluado en un ensayo clínico aleatorizado (ECA).[2] No se han llevado a cabo ECA con criterios de valoración intermedios (por ejemplo, cambios en el estadio en el momento del diagnóstico). No hay programas poblacionales de exámenes de detección para el cáncer de tiroides en los Estados Unidos, el Reino Unido o Europa, aunque la detección con palpación del cuello produce la detección fortuita de cánceres asintomáticos. Con el paso del tiempo, la incidencia en los Estados Unidos y el Reino Unido ha aumentado, pero la mortalidad por cáncer de tiroides permanece invariable o ha disminuido un poco.[3,4] Esta tendencia es compatible con la detección de cánceres que no producirán síntomas ni causarán la muerte (sobrediagnóstico).

En Corea del Sur, la cantidad de exámenes de detección del cáncer de tiroides aumentó de manera notable al mismo tiempo que, en 1999, se inició un programa nacional gratuito de detección del cáncer. Aunque no se ofrecieron como parte del programa de detección gratuito, en la mayoría de consultorios se ofrecieron simultáneamente exámenes de detección del cáncer de tiroides con ecografía a un costo bajo; por ello, muchas personas en Corea del Sur eligieron someterse a ellos.[5] La incidencia de cáncer de tiroides en Corea del Sur aumentó 15 veces desde 1993 hasta 2011; sin embargo, no se presentó cambio simultáneo de la mortalidad por cáncer.[6] En 2011, el número de personas con diagnóstico de cáncer de tiroides (40 000) fue más de 100 veces más alto que el número de defunciones por cáncer de tiroides (por lo general, 300–400 defunciones anuales, con cambio mínimo en las tasas de mortalidad desde 1999).[6,7] La práctica de los exámenes de detección del cáncer de tiroides en Corea del Sur comenzó a disminuir en 2013 debido a las preocupaciones sobre el sobrediagnóstico y el sobretratamiento. En 2015, en las Korean Committee for National Cancer Screening Guidelines se emitió una recomendación contra la detección del cáncer de tiroides con ecografía en personas sanas.[7]

En 2017, la U.S. Preventive Services Task Force recomendó evitar los exámenes de detección del cáncer de tiroides. La conclusión de la Task Force se fundamentó en evidencia observacional y en que “el beneficio neto de los examen de detección del cáncer de tiroides es negativo”.[2,8] El American College of Radiology no recomienda hacer exámenes de detección del cáncer de tiroides con imágenes y, en un informe oficial se describió el abordaje de los nódulos esporádicos detectados por imaginología debida a otros problemas clínicos.[9] El American College of Radiology indicó que no se necesita una evaluación diagnóstica de los nódulos tiroideos esporádicos detectados por imaginología si el tamaño de los nódulos es menor de 1 cm en pacientes menores de 35 años, o si son menores de 1,5 cm en pacientes de 35 años o más.

Gran parte del conocimiento sobre los efectos de los exámenes de detección del cáncer de tiroides proviene de la experiencia de Corea del Sur. Los investigadores examinaron las tendencias de cáncer de tiroides en Corea del Sur mediante las tres fuentes de datos siguientes:[5]

  • Korea Community Health Survey de 2010.
  • Korea Cancer Registry.
  • Datos de mortalidad de Statistics Korea.

En la Korea Community Health Survey se preguntó a más de 200 000 personas si se habían sometido a exámenes de detección del cáncer de tiroides en los últimos 2 años. En 16 unidades administrativas de Corea se calcularon y se establecieron las correlaciones entre la incidencia de cáncer de tiroides desde 2008 hasta 2010, la mortalidad desde 2007 hasta 2010 y el porcentaje de personas que informó someterse a los exámenes de detección del cáncer de tiroides. Los autores identificaron una correlación positiva fuerte entre las tasas de informes de exámenes de detección del cáncer de tiroides y la incidencia de cáncer de tiroides en las 16 áreas (coeficiente de correlación [r], 0,77; intervalo de confianza [IC] 95 %, 0,70–0,82). La correlación fue mayor en las mujeres (r, 0,88; IC 95 %, 0,83–0,92) que en los hombres (r, 0,76; IC 95 %, 0,67–0,84). No obstante, no hubo correlación entre la incidencia de cáncer de tiroides y la mortalidad (r, -0,08; IC 95 %, -0,59 a -0,63). Los exámenes de detección del cáncer de tiroides se correlacionaron con aumento de la detección del cáncer de tiroides papilar (r, 0,74; IC 95 %, 0,59–0,88), pero no con otros subtipos histológicos.[5]

Los datos de Corea del Sur son limitados porque no son experimentales; no obstante, ofrecen un argumento convincente contra los exámenes de detección del cáncer de tiroides en entornos comunitarios. En otras naciones desarrolladas se observaron tendencias similares de aumento de la incidencia sin disminución de la mortalidad que apoyan la interpretación de los resultados de Corea del Sur.[10]

Bibliografía
  1. Bahl M, Sosa JA, Nelson RC, et al.: Trends in incidentally identified thyroid cancers over a decade: a retrospective analysis of 2,090 surgical patients. World J Surg 38 (6): 1312-7, 2014. [PUBMED Abstract]
  2. Lin JS, Bowles EJA, Williams SB, et al.: Screening for Thyroid Cancer: Updated Evidence Report and Systematic Review for the US Preventive Services Task Force. JAMA 317 (18): 1888-1903, 2017. [PUBMED Abstract]
  3. Cancer Research UK: Thyroid Cancer Incidence Statistics. London, UK: Cancer Research UK. Available online. Last accessed October 25, 2023.
  4. Lim H, Devesa SS, Sosa JA, et al.: Trends in Thyroid Cancer Incidence and Mortality in the United States, 1974-2013. JAMA 317 (13): 1338-1348, 2017. [PUBMED Abstract]
  5. Ahn HS, Kim HJ, Kim KH, et al.: Thyroid Cancer Screening in South Korea Increases Detection of Papillary Cancers with No Impact on Other Subtypes or Thyroid Cancer Mortality. Thyroid 26 (11): 1535-1540, 2016. [PUBMED Abstract]
  6. Ahn HS, Kim HJ, Welch HG: Korea's thyroid-cancer "epidemic"--screening and overdiagnosis. N Engl J Med 371 (19): 1765-7, 2014. [PUBMED Abstract]
  7. Park S, Oh CM, Cho H, et al.: Association between screening and the thyroid cancer "epidemic" in South Korea: evidence from a nationwide study. BMJ 355: i5745, 2016. [PUBMED Abstract]
  8. Bibbins-Domingo K, Grossman DC, Curry SJ, et al.: Screening for Thyroid Cancer: US Preventive Services Task Force Recommendation Statement. JAMA 317 (18): 1882-1887, 2017. [PUBMED Abstract]
  9. Hoang JK, Langer JE, Middleton WD, et al.: Managing incidental thyroid nodules detected on imaging: white paper of the ACR Incidental Thyroid Findings Committee. J Am Coll Radiol 12 (2): 143-50, 2015. [PUBMED Abstract]
  10. Vaccarella S, Franceschi S, Bray F, et al.: Worldwide Thyroid-Cancer Epidemic? The Increasing Impact of Overdiagnosis. N Engl J Med 375 (7): 614-7, 2016. [PUBMED Abstract]

Evidencia de los perjuicios relacionados con los exámenes de detección

Aunque la palpación del cuello y la ecografía de la tiroides conllevan un riesgo muy bajo, un resultado de detección sospechoso puede desencadenar una cadena de situaciones que quizás conduzcan a oportunidades de causar perjuicios.[1,2] El siguiente paso después de la detección de un nódulo sospechoso es la evaluación diagnóstica por aspiración con aguja fina de la lesión. Los riesgos de la aspiración con aguja fina son hospitalización, hematoma posterior al procedimiento e implantación del tumor en el tracto de la aguja, aunque en 2 estudios de observación se indica que la tasa de cada uno de los 3 desenlaces es menor del 1 %.[1] Lo más destacado son los resultados de los análisis citológicos que llevan a otras pruebas y cirugía. En un metanálisis de 23 445 nódulos sometidos a biopsias, se encontró que el 60 % de los nódulos eran benignos y el 5 % de los nódulos eran malignos. Sin embargo, para el 35 % de los nódulos restantes se necesitó repetir la biopsia o la cirugía.[3] En los pacientes sometidos a lobectomía diagnóstica o escisión, el 64 % de los nódulos eran benignos en la evaluación histológica final.[3]

La cirugía de tiroides para una enfermedad benigna acarrea el mismo riesgo que una cirugía para una enfermedad maligna. En 2013, cerca del 80 % de las cirugías para cánceres de tiroides papilares localizados de tamaño pequeño fueron tiroidectomías totales y el 20 % fueron lobectomías. Sin embargo, el riesgo acumulado a 25 años de riesgo de muerte por cáncer de tiroides no difiere según el tipo de cirugía.[4] El riesgo quirúrgico es menor para la lobectomía que para la tiroidectomía total. Además de los riesgos generales de la cirugía, los riesgos específicos de la cirugía de tiroides incluyen la lesión del nervio laríngeo recurrente y el hipoparatiroidismo. La lesión del nervio laríngeo recurrente causa paresia de las cuerdas vocales, que produce dificultad para hablar, disfagia y ronquera. Es posible que se produzcan dificultades respiratorias si se afectan ambos nervios laríngeos.[5,6] El hipoparatiroidismo produce hipocalcemia. En una encuesta poblacional transversal se incluyeron 2632 pacientes de cáncer de tiroides, 2 a 4 años después del diagnóstico, a partir de dos registros SEER de los Estados Unidos. En el estudio se notificó que el 25,8 % de los pacientes presentaron cambios en la voz más de 3 meses después de la cirugía y el 4,7 % de los pacientes presentaron parálisis o paresia de las cuerdas vocales.[7]

En un metanálisis de hipoparatiroidismo de más de 6 meses después de la tiroidectomía, se obtuvo una medición resumida de episodios de 3,57 por 100 procedimientos (intervalo de confianza [IC] 95 %, 2,12–5,93). Las mediciones resumidas de episodios fueron de 1,86 por 100 procedimientos (IC 95 %, 0,84–4,04) para la disección de ganglios linfáticos unilateral y de 3,46 por 100 procedimientos (IC 95 %, 1,20–9,56) para la disección de ganglios linfáticos bilateral. En Corea, la tendencia de la tasa de incidencia del hipoparatiroidismo posoperatorio fue paralela a la de la tasa de incidencia de cáncer de tiroides: aumentó de 2,6 por 100 000 en 2007 a 7,3 por 100 000 en 2012.[8]La medición de episodios de los estudios individuales fue muy variable y, en la mayoría de los casos, se basó en cantidades muy bajas de episodios; no obstante, las mediciones resumidas no variaron mucho según el grado de la resección de la tiroides o los ganglios linfáticos.[1]

En un metanálisis sobre parálisis del nervio laríngeo (una causa de parálisis unilateral de cuerda vocal y ronquera) de más de 6 meses de duración, se obtuvo a una medición resumida de episodio de 1,46 por 100 procedimientos. Aunque las mediciones de los estudios individuales fueron menos variables que las de hipoparatiroidismo, las mediciones se basaron en cantidades muy bajas de episodios. Los pacientes sometidos a tiroidectomía total también necesitan terapia de reemplazo de hormona tiroidea y vigilancia correspondiente de las concentraciones sanguíneas.[5,6] En los pacientes sometidos a tiroidectomía total, el proceso de optimizar la terapia de reemplazo hormonal y los cambios resultantes en otros medicamentos, el peso o el estado estrogénico quizás causen hipotiroidismo o hipertiroidismo yatrogénico.

Los pacientes con nódulos tiroideos tienen riesgos adicionales si reciben terapia con yodo radiactivo. Los estudios sobre los perjuicios del tratamiento con yodo radiactivo se dirigen a evaluar el riesgo de una segunda neoplasia maligna y las lesiones permanentes de las glándulas salivares. Los autores concluyeron que, a partir de los 8 estudios disponibles, hay un incremento pequeño de segundas neoplasia malignas, de 12 a 13 casos de cáncer en exceso por cada 10 000 pacientes.[1] Los autores expresaron cierta preocupación sobre este cálculo, debido a las diferencias en el diseño de los estudios, las dosis administradas notificadas y el hecho de que los cambios en la indicación y la dosis se produjeron con el paso del tiempo.[1] El efecto adverso permanente más común en la glándula salival es la xerostomía (boca seca) que es un factor de riesgo para caries dental; el porcentaje de personas afectadas oscila entre el 2,3 % y el 35 %.[1] La xerostomía aumenta la probabilidad de caries dental, desmineralización de los dientes, sensibilidad dental e infecciones orales.[9]

Los perjuicios de la cirugía y los tratamientos con yodo radiactivo suscitan preocupación porque muchos de los cánceres tratados no progresan a causar morbilidad y mortalidad. No hay ningún ensayo controlado aleatorizado sobre los exámenes de detección del cáncer de tiroides que sirva para calcular el sobrediagnóstico, pero de los datos de los estudios ecológicos queda claro que los exámenes de detección del cáncer de tiroides producen la detección de casos que de otra forma no se hubieran diagnosticado.[10] El aumento en la incidencia del cáncer sin cambios en la mortalidad en Corea del Sur y otros países en donde se realizan exámenes circunstanciales para la detección del cáncer de tiroides, no se logra explicar por los cambios en el tratamiento o la prevalencia de factores de riesgo en el tiempo. Los investigadores miden el sobrediagnóstico del cáncer mediante el estudio de los datos de los registros de cáncer de países con ingresos altos, el cálculo de las tendencias específicas por edad de la incidencia de cáncer de tiroides en la década de 1960 (antes de la introducción de la ecografía) y, luego, la comparación de la forma de las curvas específicas por edad desde la década de 1980.[10] Los investigadores notificaron que la tasa de sobrediagnóstico en los Estados Unidos está aumentando y calculan que representa el 77 % de los casos de cáncer de tiroides. El cálculo del sobrediagnóstico en Corea de Sur fue del 90 % de los casos de cáncer de tiroides.

Los estudios de necropsias también dan credibilidad al sobrediagnóstico derivado de los exámenes de detección del cáncer de tiroides.[1] En 2014, en una revisión de 15 estudios de necropsias se notificó que se encontró un 12 % de casos de cáncer de tiroides papilar, aunque el intervalo entre los estudios fue amplio (1–36 %). En los estudios sobre la evolución natural se demostraron las características de crecimiento lento de los tumores de tiroides, estabilidad del tumor y potencial bajo de recidiva.[1,11]

Bibliografía
  1. Lin JS, Bowles EJA, Williams SB, et al.: Screening for Thyroid Cancer: Updated Evidence Report and Systematic Review for the US Preventive Services Task Force. JAMA 317 (18): 1888-1903, 2017. [PUBMED Abstract]
  2. Bibbins-Domingo K, Grossman DC, Curry SJ, et al.: Screening for Thyroid Cancer: US Preventive Services Task Force Recommendation Statement. JAMA 317 (18): 1882-1887, 2017. [PUBMED Abstract]
  3. Bongiovanni M, Spitale A, Faquin WC, et al.: The Bethesda System for Reporting Thyroid Cytopathology: a meta-analysis. Acta Cytol 56 (4): 333-9, 2012. [PUBMED Abstract]
  4. Welch HG, Doherty GM: Saving Thyroids - Overtreatment of Small Papillary Cancers. N Engl J Med 379 (4): 310-312, 2018. [PUBMED Abstract]
  5. Sandhu GS, Nouraei SAR: Laryngeal and esophageal trauma. In: Flint PW, Haughey BH, Lund V, et al., eds.: Cummings Otolaryngology—Head and Neck Surgery. 6th ed. Saunders, 2015, pp 970-81.
  6. Smith PW, Hanks JB: Evaluation of the isolated neck mass. In: Cameron JL, Cameron AM, eds.: Current Surgical Therapy. 11th ed. Saunders, 2014, pp 718-23.
  7. Kovatch KJ, Reyes-Gastelum D, Hughes DT, et al.: Assessment of Voice Outcomes Following Surgery for Thyroid Cancer. JAMA Otolaryngol Head Neck Surg 145 (9): 823-829, 2019. [PUBMED Abstract]
  8. Ahn SV, Lee JH, Bove-Fenderson EA, et al.: Incidence of Hypoparathyroidism After Thyroid Cancer Surgery in South Korea, 2007-2016. JAMA 322 (24): 2441-2443, 2019. [PUBMED Abstract]
  9. Plemons JM, Al-Hashimi I, Marek CL, et al.: Managing xerostomia and salivary gland hypofunction: executive summary of a report from the American Dental Association Council on Scientific Affairs. J Am Dent Assoc 145 (8): 867-73, 2014. [PUBMED Abstract]
  10. Hoang JK, Langer JE, Middleton WD, et al.: Managing incidental thyroid nodules detected on imaging: white paper of the ACR Incidental Thyroid Findings Committee. J Am Coll Radiol 12 (2): 143-50, 2015. [PUBMED Abstract]
  11. Oda H, Miyauchi A, Ito Y, et al.: Incidences of Unfavorable Events in the Management of Low-Risk Papillary Microcarcinoma of the Thyroid by Active Surveillance Versus Immediate Surgery. Thyroid 26 (1): 150-5, 2016. [PUBMED Abstract]

Actualizaciones más recientes a este resumen (03/15/2024)

Los resúmenes del PDQ con información sobre el cáncer se revisan con regularidad y se actualizan a medida que se obtiene nueva información. Esta sección describe los cambios más recientes introducidos en este resumen a partir de la fecha arriba indicada.

Incidencia y mortalidad

Se actualizaron las estadísticas con el número estimado de casos nuevos y defunciones para 2024 (se citó a la American Cancer Society como referencia 1).

Factores de riesgo

Se añadió a la American Cancer Society como referencia 6.

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PDQ® sobre los exámenes de detección y la prevención. PDQ Exámenes de detección del cáncer de tiroides. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/tiroides/pro/deteccion-tiroides-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.

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