Aunque al principio de este resumen se proporciona información sobre las malformaciones vasculares, el resto del resumen se centra en los tumores y no en las malformaciones.
Si bien las malformaciones vasculares no son tumores, la causa de muchas de estas son variantes somáticas susceptibles de tratamiento. Este descubrimiento implica que ahora se les solicite a los oncólogos pediátricos asistencia para el tratamiento de estas lesiones. Por lo tanto, es importante que los oncólogos comprendan las características biológicas y el abordaje clínico de las malformaciones vasculares frecuentes.
Las anomalías vasculares conforman un grupo de enfermedades poco frecuentes clasificadas como tumores o malformaciones vasculares. Por lo general, los tumores vasculares son proliferativos, mientras que las malformaciones aumentan de tamaño por la expansión de una anomalía del desarrollo sin proliferación subyacente.
Las malformaciones vasculares se distinguen de los tumores vasculares en que tienen renovación celular baja y no son invasivos.[1] Tienden a crecer en proporción al niño y por lo general son estables durante la adultez. No obstante, se encontró que, in vitro, las células endoteliales aisladas de las malformaciones vasculares tienen comportamientos pseudotumorales, como crecimiento mayor, migración y resistencia a la apoptosis.[2]
En la clasificación de la International Society for the Study of Vascular Anomalies (ISSVA), se subdividen las malformaciones vasculares según el tipo de vaso sanguíneo.[3] Las lesiones de flujo rápido incluyen las fístulas arteriovenosas y las malformaciones arteriovenosas. Estas lesiones complejas pueden causar hemorragia, ulceración y disfunción orgánica.
Las lesiones de flujo lento incluyen las lesiones venosas, linfáticas, capilares o combinadas. Es posible que este tipo de lesiones cause complicaciones, como dolor, infección, hemorragia, trombosis y disfunción orgánica.
El tratamiento de los pacientes con malformaciones vasculares requiere un abordaje interdisciplinario que incluye observación, cirugía, intervención endovascular y tratamiento médico. La evidencia disponible que respalda la elección del tratamiento entre estas opciones es poco sólida. Por otro lado, las tasas de recidiva de estas lesiones son relativamente altas.[4]
Las malformaciones vasculares se producen en su mayoría por variantes de la vía MAP2K/PIK3CA. Casi todas son variantes somáticas activadoras, pero, en pocas ocasiones, se encuentran variantes germinales. Entre un tercio y la mitad de las malformaciones venosas son consecuencia de mutaciones somáticas o, raras veces, de variantes germinales del gen TEK (o TIE2).[5] Otro tercio de las malformaciones venosas y casi todas las malformaciones linfáticas son consecuencia de variantes somáticas de PIK3CA.[6] En la mayoría de los casos, las variantes de PIK3CA son idénticas a las mutaciones canónicas de cáncer. Las lesiones que albergan variantes de PIK3CA a menudo se relacionan con un sobrecrecimiento de los tejidos adyacentes, según se observa en los pacientes con síndrome de Klippel-Trénaunay y síndrome CLOVES (sobrecrecimiento lipomatoso congénito, malformaciones vasculares, nevos epidérmicos y anomalías esqueléticas o vertebrales).[7]
El sirólimus se usó al principio como un tratamiento dirigido a la vía PI3K en malformaciones de flujo lento, lo que condujo a una mejora de los síntomas en muchos pacientes. No está claro si el tratamiento reduce el tamaño de las lesiones porque suele haber una fluctuación considerable en la dimensión de las mismas y el tratamiento, por lo general, comienza cuando las lesiones aumentan de tamaño. El uso de sirólimus para las malformaciones venosas y linfáticas cuenta con evidencia de grado C (serie de casos, otros diseños de estudios de observación, estudios de fase II).[8-10] Las lesiones con variantes de PIK3CA y TEK responden por igual al tratamiento con sirólimus. En Europa están en curso ensayos de fase III (por ejemplo, NCT02638389, NCT03987152 y NCT04980872). En un estudio de 2018 se notificó evidencia alentadora de grado C sobre el uso de BYL719 (alpelisib), un inhibidor de PI3K, para el tratamiento de pacientes que tienen lesiones con una variante de PIK3CA.[11] A partir de estos estudios, se obtuvo la aprobación preliminar de la FDA. Para obtener información sobre estudios que se están llevando a cabo, consultar la sección Opciones de tratamiento en evaluación clínica.
Existe cierto respaldo para el uso de terapia dirigida en malformaciones de flujo rápido y anomalías linfáticas complicadas causadas por variantes somáticas y germinales de la vía MAPK, incluso las variantes de ganancia de función de MAP2K1, KRAS, NRAS y BRAF.[12] Pocos datos indican que cabe la posibilidad de que pronto la inhibición de la vía MEK cumpla una función en el tratamiento de pacientes con estas lesiones de gran malignidad, muy sintomáticas y algunas veces fatales.[13-20] Para obtener más información sobre estudios que se están llevando a cabo, consultar la sección Opciones de tratamiento en evaluación clínica.
La información en inglés sobre los ensayos clínicos patrocinados por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
A continuación se presentan ejemplos de ensayos clínicos nacionales o institucionales en curso:
Los tumores vasculares son tumores proliferativos benignos o malignos. El crecimiento o la expansión de los tumores vasculares pueden causar problemas clínicos, como desfiguración, dolor crónico, coagulopatías, disfunción orgánica y muerte.
La calidad de la evidencia sobre los tumores vasculares infantiles está limitada por la recolección retrospectiva de datos, el tamaño pequeño de la muestra, los sesgos de selección y participación en las cohortes, así como la heterogeneidad de los trastornos.
En el pasado, las opciones de tratamiento disponibles eran escasas y no se validaba la eficacia en ensayos clínicos prospectivos. Tradicionalmente, los tratamientos consistían en procedimientos quirúrgicos e intervenciones usadas para la paliación de los síntomas. Se contaba con pocos tratamientos médicos. Ahora se dispone de opciones terapéuticas más nuevas con propranolol y sirólimus para el tratamiento de pacientes con tumores vasculares complejos. Se publicaron los resultados del primer ensayo clínico prospectivo en el que se usó el propranolol para el hemangioma infantil, así como los del primer ensayo clínico prospectivo sobre la eficacia del sirólimus para el tratamiento de las anomalías vasculares complejas, incluso los tumores vasculares.[1,2]
Los hemangiomas infantiles, con una prevalencia del 4 % al 5 %, son los tumores benignos más comunes durante la primera infancia. Otros tumores vasculares son poco frecuentes. La clasificación de estos tumores ha sido difícil, en especial en el entorno de la población pediátrica, debido a su escasez, la apariencia morfológica atípica, su comportamiento clínico variado y la falta de estratificación independiente de los tumores pediátricos. En 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó la clasificación de los tumores vasculares de tejido blando.[3]
La clasificación de la International Society for the Study of Vascular Anomalies (ISSVA) de los tumores se fundamenta en la clasificación de la OMS, pero utiliza una terminología y fenotipos más precisos. La Asamblea General de la ISSVA adoptó un sistema de clasificación actualizado en 2014 al que luego se le incorporó más información en 2018 (ISSVA).[4,5] Para obtener más información, consultar los Cuadros 1 y 2.
Categoría | Tipo de tumor vascular |
---|---|
SAI = sin otra indicación. | |
aAdaptado de WHO Classification of Tumours Editorial Board.[3] | |
Benigno | Hemangioma SAI |
Hemangioma intramuscular | |
Hemangioma arteriovenoso | |
Hemangioma venoso | |
Hemangioma epitelioide | |
Linfangioma SAI | |
Linfangioma quístico | |
Hemangioma en penacho adquirido | |
Intermedio (localmente invasor) | Hemangioendotelioma kaposiforme |
Intermedio (metastatiza con poca frecuencia) | Hemangioendotelioma retiforme |
Angioendotelioma papilar intralinfático | |
Hemangioendotelioma compuesto | |
Sarcoma de Kaposi | |
Hemangioendotelioma pseudomiogénico (similar al sarcoma epitelioide) | |
Maligno | Hemangioendotelioma epitelioide SAI |
Angiosarcoma |
Categoría | Tipo de tumor vascular (genes causales) |
---|---|
aAdaptado de ISSVA Classification of Vascular Anomalies. ©2018 International Society for the Study of Vascular Anomalies. Disponible en "issva.org/classification". Consultada en junio de 2018.[4] | |
bPara obtener más información en inglés sobre los tumores vasculares benignos 2, consultar la clasificación de ISSVA de 2018.[4] | |
cEl angioma en penacho y el hemangioendotelioma kaposiforme son variantes de la misma entidad clínica y se analizarán juntos. | |
Benigno (tipo 1b) | Hemangioma infantil/hemangioma de la primera infancia |
Hemangioma congénito (GNAQ, GNA11) | |
—Involución rápida (RICH) | |
—Sin involución (NICH) | |
—Involución parcial (PICH) | |
Angioma en penachoc | |
Hemangioma fusocelular (IDH1, IDH2) | |
Hemangioma epitelioide (FOS) | |
Granuloma piógeno (también conocido como hemangioma capilar lobulillar) (BRAF, RAS, GNA14) | |
Otros | |
Invasor local o limítrofe | Hemangioendotelioma kaposiforme (KHE) (GNA14) |
Hemangioendotelioma retiforme | |
Angioendotelioma papilar intralinfático (PILA), tumor de Dabska | |
Hemangioendotelioma compuesto | |
Hemangioendotelioma pseudomiogénico (FOSB) | |
Hemangioendotelioma polimorfo | |
Hemangioendotelioma sin otra indicación | |
Sarcoma de Kaposi | |
Otros | |
Maligno | Angiosarcoma (MYC: posradioterapia) |
Hemangioendotelioma epitelioide (EHE) (CAMTA1, TFE3) | |
Otros |
El cáncer en niños y adolescentes es raro, aunque desde 1975 se ha observado un aumento gradual de la incidencia general.[1] Los niños y adolescentes con cáncer se deben derivar a centros médicos que cuenten con equipos multidisciplinarios de especialistas en oncología con experiencia en el tratamiento de los cánceres que se presentan en la niñez y la adolescencia. Este equipo multidisciplinario incorpora la pericia de los siguientes profesionales de atención de la salud y otros para asegurar que los niños reciban el tratamiento, los cuidados médicos de apoyo y la rehabilitación que les permitan lograr una supervivencia y calidad de vida óptimas:
Para obtener información específica sobre los cuidados médicos de apoyo para niños y adolescentes con cáncer, consultar los resúmenes de Cuidados médicos de apoyo y cuidados paliativos.
La American Academy of Pediatrics estableció pautas para los centros de oncología pediátrica y su función en el tratamiento de los pacientes con cáncer infantil.[2] En estos centros de oncología pediátrica, se dispone de ensayos clínicos para la mayoría de los tipos de cáncer que se presentan en niños y adolescentes, y se ofrece la oportunidad de participar a la mayoría de los pacientes y familiares. Por lo general, los ensayos clínicos para los niños y adolescentes con cáncer se diseñan a fin de comparar un tratamiento que parece mejor con el tratamiento estándar actual. La mayoría de los avances en la identificación de tratamientos curativos para los cánceres infantiles se lograron mediante ensayos clínicos. Para obtener información sobre los ensayos clínicos en curso, consultar el portal de Internet del NCI.
Se han logrado mejoras importantes en la supervivencia de niños y adolescentes con cáncer.[3-5] Entre 1975 y 2020, la mortalidad por cáncer infantil disminuyó más de un 50 %.[3,6,7] Los niños y adolescentes sobrevivientes de cáncer necesitan un seguimiento minucioso, ya que es posible que los efectos secundarios del tratamiento del cáncer persistan, o se presenten, meses o años después de este. Para obtener información específica sobre la incidencia, el tipo y la vigilancia de los efectos tardíos en los niños y adolescentes sobrevivientes de cáncer, consultar Efectos tardíos del tratamiento anticanceroso en la niñez.
Los tumores vasculares benignos son los siguientes:
El angiofibroma nasofaríngeo juvenil no se incluye en la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni en la clasificación de la Internacional Society for the Study of Vascular Anomalies (ISSVA) de tumores vasculares. Se incluye aquí debido a que cada vez hay más evidencia que revela la diferenciación vascular y proliferación de estos tumores con respuesta a la remodelación vascular y los fármacos antiproliferativos.
Los hemangiomas infantiles (HI) son los tumores vasculares benignos más comunes de la primera infancia; se presentan en un 4 % a un 5 % de los lactantes. Se desconoce su verdadera incidencia.[1] No suelen estar presentes en el momento del nacimiento y se diagnostican con mayor frecuencia entre las 3 y 6 semanas de vida.[2-5] La lesión prolifera durante un promedio de 5 meses, se estabiliza y luego involuciona a lo largo de varios años.
Los hemangiomas infantiles son más comunes en las mujeres, los pacientes blancos que no son hispanos y los lactantes prematuros. Los hemangiomas múltiples son más comunes en los lactantes de gestaciones múltiples o de fertilización in vitro.[5-7] Los hemangiomas infantiles se relacionan con la edad avanzada de la madre, placenta previa, preeclampsia y otras anomalías placentarias.[5]
La mayoría de los hemangiomas infantiles no están presentes en el nacimiento, pero a menudo se observan lesiones precursoras como telangiectasia, discromía tenue o hipopigmentación de la piel. La lesión se puede confundir con un hematoma causado por trauma al nacer o con una malformación capilar (mancha en vino de Oporto) (consultar la Figura 1).[8,9]
Los hemangiomas infantiles se pueden ubicar en la superficie de la dermis, en la profundidad del tejido subcutáneo, ser mixtos o estar en las vísceras. Las lesiones mixtas son comunes y con frecuencia se presentan en la cabeza y el cuello, pero a veces aparecen en cualquier lugar del cuerpo.
Los hemangiomas infantiles se caracterizan como sigue:
En 2 artículos, se informó sobre esta observación y se indica el compromiso de los derivados de la cresta neural en el hemangioma facial.[10,11] Los hemangiomas segmentarios por lo general se presentan en las mujeres y es más probable que estén relacionados con complicaciones y otros síndromes.[12,13]
Para obtener información sobre el síndrome PHACE o el síndrome LUMBAR/PÉLVICO/SACRO, consultar la sección Síndromes relacionados con el hemangioma infantil.
El aspecto cutáneo de un hemangioma infantil por lo general es de color rojo o carmín, y es firme y caliente en la fase proliferativa. La lesión luego se aclara en el centro y se vuelve tibia y más suave; a continuación, se aplana y pierde el color. El proceso de involución puede demorar varios años y, después de involucionar, es poco común que vuelva a crecer. En 2 pacientes tratados con hormona del crecimiento, se observó nuevo crecimiento luego de la involución.[14] Después de realizar investigaciones adicionales, se encontraron receptores de hormona del crecimiento en las células del hemangioma infantil. Si bien es un resultado preliminar, este hallazgo quizás promueva la investigación sobre la etiología del crecimiento del hemangioma.
La ulceración es la complicación más frecuente de los hemangiomas infantiles, y se produce en el 10 % al 15 % de los pacientes. La ulceración suele aparecer durante la fase proliferativa y da lugar a hemorragias e infecciones secundarias.[15] La mayoría de las demás complicaciones en la fase proliferativa son consecuencia del efecto de la masa sobre las estructuras locales (por ejemplo, compromiso visual o auditivo, obstrucción de las vías respiratorias).[16]
Las secuelas permanentes que a veces se presentan después de la involución de los hemangiomas son la telangiectasia, la anetodermia, la piel redundante y un componente superficial persistente. Los hemangiomas con antecedentes de ulceración tienen más probabilidad de causar cicatrices y posibles complicaciones anatómicas locales.[15] En ausencia de ulceración, se describieron casos raros de disestesias en sitios de hemangiomas infantiles involucionados.[17][Nivel de evidencia C1] En un estudio de cohorte retrospectivo de 184 hemangiomas, la incidencia general de secuelas importantes fue del 54,9 %. Estas fueron más comunes en los hemangiomas mixtos, hemangiomas con borde elevado o irregular, y hemangiomas superficiales con aspecto de empedrado. Por otra parte, en este estudio se descubrió que la edad promedio de la involución del hemangioma fue de 3,5 años.[18]
La mayoría de los hemangiomas infantiles se presentan de modo esporádico. Sin embargo, en casos excepcionales obedecen a una anomalía del cromosoma 5 que se presenta con un modo de herencia autosómico dominante.[19] En un estudio en el que se evaluó el modo de herencia de los hemangiomas infantiles, se encontró que el 34 % de los pacientes tenía antecedentes familiares de hemangioma infantil, en su mayoría en un pariente de primer grado.[19,20]
Se desconoce el mecanismo exacto que produce la proliferación inicial de vasos sanguíneos seguida por la involución del componente vascular del hemangioma y el remplazo de tejido fibroadiposo. Se aislaron varios tipos de células de los hemangiomas: células madre o progenitoras (HemSC), células endoteliales (HemEC), pericitos (HemPericitos) y mastocitos.[21,22] Al parecer estas células intervienen en la formación del hemangioma infantil.
Las HemSC representan un porcentaje pequeño de las células del hemangioma proliferativo y tienen la capacidad de autorrenovación y diferenciación multilinaje. Estas células se diferencian y se convierten en células endoteliales, adipocitos o pericitos. Cuando las HemSC se implantaron en ratones con inmunodeficiencia, estas formaron lesiones similares a hemangiomas y luego presentaron regresión espontánea, parecido a lo que sucede con los hemangiomas infantiles.[23] Esto permite suponer que la proliferación del hemangioma infantil se produce durante la vasculogénesis (formación de vasos sanguíneos nuevos a partir de angioblastos), en lugar de la angiogénesis (formación de vasos sanguíneos nuevos a partir de vasos sanguíneos existentes).
Las HemEC son células hinchadas, con metabolismo activo y de apariencia semejante a las células endoteliales fetales en fase proliferativa. En la evaluación de las células endoteliales del hemangioma infantil se indica que estas son de naturaleza clonal.[23-25]
Los HemPericitos rodean la vasculatura y abundan en la fase proliferativa. Estas células expresan marcadores de pericitos y de células musculares lisas, como el antígeno neural/glial 2 (NG2), el receptor del factor de crecimiento derivado de plaquetas β (PDGFR β), calponina, actina α de músculo liso (SMA) y NOTCH3. Los HemPericitos son proangiogénicos ya que expresan aumento del factor de crecimiento endotelial vascular A (VEGF-A), disminución de la angiopoyetina-1 (ANGPT1), aumento de la proliferación, aumento de la formación de vasos sanguíneos in vivo y disminución de la capacidad de suprimir la proliferación.[26] En un estudio, se informó que los hemangiomas infantiles proliferativos contenían más concentraciones de RNA mensajero y proteínas para los receptores NOTCH1, 3 y 4 y sus ligandos, así como del coactivador MAML1 que la piel normal, los hemangiomas infantiles que involucionan y los hemangiomas infantiles tratados con propranolol.[27]
Hay una mayor cantidad de mastocitos durante la fase de involución temprana, pero también se encuentran en cantidades menores durante la fase proliferativa y al final de la involución. Se desconoce su función en los hemangiomas infantiles, aunque se ha observado que tienen cierta importancia en otros tumores cutáneos como el carcinoma de células basales, el carcinoma de células escamosas y el melanoma.[22]
Durante la proliferación, se expresan factores provasculogénicos, como el VEGF, el factor de crecimiento de fibroblastos (FGF), el CD34, el CD31, el CD133, el receptor hialurónico endotelial vascular linfático 1 (LYVE1) y el factor de crecimiento similar a la insulina 2 (IGF-2).[28-31] Durante la involución de los hemangiomas infantiles se observa aumento de la apoptosis.[31] Durante esta fase, también aumentan los mastocitos y las concentraciones de metaloproteinasa; asimismo, se produce un aumento regulado del interferón y disminuye el FGF básico (bFGF).[31-33] Durante la proliferación y la involución, las células endoteliales del hemangioma infantil exhiben un fenotipo particular en el que se observa una tinción positiva para antígenos de GLUT1 y aquellos relacionados con la placenta (receptores Fc γ II, merosina y antígeno Lewis Y). Estos marcadores están ausentes en los capilares normales y en otros tumores vasculares como el hemangioma congénito y las malformaciones vasculares. Las vellosidades coriónicas placentarias comparten estos mismos marcadores. Sin embargo, no se ha encontrado una relación entre estas y los hemangiomas.[28]
La hipoxia cumple una función importante en la patogenia de los hemangiomas. Los hemangiomas se relacionan con la hipoxia placentaria la cual aumenta con la prematuridad, los embarazos múltiples y las anomalías placentarias.[2,5] Se han observado diferentes dianas moleculares afectadas por hipoxia [34,35] en los hemangiomas proliferativos, como el VEGF-A, el GLUT1 y el IGF-2.[28,30,36] La hipótesis indica que un hemangioma proliferativo es un intento de normalizar el tejido hipóxico que se formó in utero.
Los hemangiomas se suelen diagnosticar por los antecedentes y el aspecto clínico. Pocas veces se necesita una biopsia y solo se realiza si el aspecto, los antecedentes y la presentación clínica inicial son atípicos. Por lo general, no se necesitan pruebas con imágenes, pero una ecografía diagnóstica es útil cuando hay una lesión más profunda sin un componente cutáneo que exhibe una lesión de flujo alto hipoecogénica bien circunscrita con una característica típica de onda Doppler.[37] Además, los lactantes con 5 o más hemangiomas cutáneos se deben someter a una ecografía de hígado para descartar la presencia de un hemangioma hepático.[38]
El hemangioma infantil de crecimiento mínimo o detenido (IH-MAG) es una variante del hemangioma que se puede confundir con una malformación capilar por sus características inusuales. Estos hemangiomas están completamente formados en el momento del nacimiento y se caracterizan por telangiectasia y vénulas con áreas de coloración claras y oscuras en la piel (consultar la Figura 2). Se resuelven de forma espontánea y son positivas para GLUT1 como característica patológica.[39] Se encuentran, en su mayoría, en la parte inferior del cuerpo pero a veces se presentan en la zona de la cabeza y el cuello. Si son segmentarios, es posible que se relacionen con el síndrome PHACE.[40] La hipertrofia del tejido blando vinculada a estos hemangiomas quizás persista durante la niñez.[41]
Los hemangiomas infantiles de las vías respiratorias se suelen relacionar con hemangiomas segmentarios de distribución en barba, a veces incluye todas o algunas de las siguientes áreas: piel preauricular, mandíbula, labio inferior, mentón o parte anterior del cuello. Es importante que un otorrinolaringólogo evalúe de forma proactiva las lesiones con esta distribución antes de que aparezcan signos de estridor. La incidencia del hemangioma infantil de las vías respiratorias aumenta cuando hay compromiso de un área mayor de la barba.[42]
Es posible que en el hemangioma infantil de las vías respiratorias no se presenten lesiones en la piel. En un estudio retrospectivo de la Vascular Anomaly Database del Children's Hospital of Pittsburgh se analizaron 761 casos de hemangioma infantil. Entre estos, 13 pacientes (1,7 %) tenían hemangioma subglótico. De estos 13 pacientes, 4 (30 %) tenían distribuciones en barba, 2 (15 %) tenían hemangioma cutáneo y 7 (55 %) no tenían lesiones cutáneas.[43] Para obtener información sobre el tratamiento del hemangioma infantil de las vías respiratorias, consultar la sección Terapia con propranolol.
Los hemangiomas periorbitarios a veces afectan la visión.[44] Por lo general, esto ocurre con los hemangiomas de la parte media del párpado superior; sin embargo, es posible que cualquier hemangioma alrededor de los ojos que sea lo bastante grande cause alteraciones en la córnea u obstrucciones en el eje visual. A veces los hemangiomas perioculares subcutáneos, se extienden a la órbita y producen exoftalmía o desplazamiento del globo ocular con manifestaciones cutáneas mínimas. Los problemas que producen estas lesiones incluyen astigmatismo debido a presión directa del hemangioma en crecimiento, ptosis, proptosis y estrabismo. Una de las causas más importantes de ceguera prevenible en niños es la ambliopía por privación de estímulos derivada de la obstrucción por un hemangioma. Se debe hacer una evaluación oftalmológica a todos los pacientes con hemangiomas periorbitarios o con cualquier posibilidad de compromiso visual.
En Francia y Canadá, 2 instituciones realizaron un análisis retrospectivo de pacientes con anomalías vasculares. Los investigadores revisaron los expedientes médicos de todos los pacientes con hemangioma infantil facial segmentario o periorbitario focal para los que se disponía de fotografías e imágenes por resonancia magnética (IRM) del encéfalo.[45][Nivel de evidencia C1] En el estudio participaron 122 pacientes (90 niñas, 32 niños; media de edad, 16,6 meses). De estos niños, 45 (36,9 %) presentaron un hemangioma infantil facial de más de 5 cm y 22 (18,0 %) tenían el síndrome PHACES o un posible síndrome PHACES. Se observaron anomalías cerebrovasculares estructurales en 14 de los 22 pacientes con el síndrome PHACES y en ninguno de los pacientes sin este síndrome. Se observaron anomalías encefálicas en 6 de 22 pacientes con el síndrome PHACES y en 1 paciente sin este síndrome (P < 0,001). Se observaron anomalías cardiovasculares en 6 pacientes y anomalías oculares en 8 pacientes. De estos 14 pacientes, 13 tenían el síndrome PHACES. Los autores concluyeron que la preocupación clínica sobre anomalías extracutáneas se justifica en todos los niños con hemangiomas infantiles periorbitarios focales o segmentarios, incluso en los que presentan hemangiomas pequeños.
Los hemangiomas infantiles se pueden presentar en la conjuntiva (consultar la Figura 3). Estos hemangiomas a veces están relacionados con otras anomalías oftálmicas y se tratan con betabloqueantes orales o tópicos.[46]
Malformaciones de la fosa posterior, hemangiomas, anomalías arteriales, cardíacas y oculares (Posterior fossa–brain malformations; Hemangiomas; Arterial, Cardiac, and Eye abnormalities): el síndrome PHACE (en inglés) es un grupo de enfermedades que se define por la presencia de hemangiomas infantiles segmentarios grandes, por lo general, en la cara o la cabeza, y a veces, en el cuello, el tórax y el brazo, que se relacionan con una o más malformaciones congénitas (consultar la Figura 4).[47] El síndrome PHACE es más frecuente en niñas y en neonatos de embarazos únicos nacidos a término y con peso normal.[13,48-52] El síndrome es frecuente en los pacientes con hemangiomas infantiles. En un estudio prospectivo de 108 lactantes con hemangiomas grandes en la cara, se observó que el 31 % de los pacientes sufría de síndrome PHACE.[53] Se han informado casos raros de síndrome PHACE en lactantes con hemangiomas de menos de 5 cm.[45][Nivel de evidencia C1]
En una reunión de un grupo de expertos, se actualizaron criterios de consenso para el síndrome PHACE definitivo y posible, de la siguiente manera:[47]
PHACE
Los lactantes que cumplan con 2 criterios importantes para el síndrome PHACE (por ejemplo, el rafe supraumbilical y la coartación aórtica) pero que no tengan hemangiomas infantiles cutáneos deben someterse a una evaluación completa para evaluar la presencia de síndrome PHACE.
En una revisión retrospectiva, se identificaron hamartomas mesenquimatosos rabdomiomatosos en la línea media y hamartomas en el mentón en una cantidad pequeña de niños con el síndrome PHACE o el síndrome LUMBAR.[63] En la actualidad, estos no se incluyen como criterios menores.
Para diagnosticar el síndrome PHACE se necesita un examen clínico, una evaluación cardíaca con ecocardiograma, una evaluación oftalmológica, e imágenes por resonancia magnética (IRM) o angiografía por resonancia magnética (ARM) de la cabeza y el cuello. Todos los pacientes con hallazgos de riesgo intermedio y de riesgo alto en el sistema nervioso central (SNC) necesitan el seguimiento de un neurólogo o neurocirujano. Una coartación aórtica requiere de consulta cardiológica inmediata y quizás se justifique una IRM o ARM. En un informe de 2 pacientes con hemangiomas infantiles retrorbitales y arteriopatía, se indicó una posible presentación inicial nueva del síndrome PHACE.[58] Para los pacientes con proptosis, desviación del globo ocular y estrabismo se recomienda una IRM o ARM. Es posible que se necesiten pruebas adicionales para el síndrome PHACE según los hallazgos en el sistema nervioso central (SNC).
Los problemas a corto y largo plazo relacionados con el síndrome PHACE son los siguientes:[64-66]; [67][Nivel de evidencia C1]
La mayoría de los pacientes con hemangioma residual estaban satisfechos o muy satisfechos con su apariencia (89,5 %). Fue menos probable que aquellos con antecedentes de cirugía o ulceración notificaran un efecto mínimo en su autoconfianza. De 68 pacientes con arteriopatía que contaban con imágenes de seguimiento, 6 (8,8 %) presentaron vasculopatía moyamoya o esteno-oclusión progresiva que llevó a una circulación aislada a nivel del polígono de Willis o por encima de este. A pesar de esos hallazgos, la proporción de pacientes con ictus isquémico fue baja (2 de 104; 1,9 %). Las puntuaciones de salud general del Patient-Reported Outcomes Measurement Information System (PROMIS) fueron más bajas que los valores normales de la población por lo menos en 1 desviación estándar. Debido a la prevalencia general del síndrome PHACE, no fue posible obtener una potencia estadística suficiente para evaluar de manera exacta todos los desenlaces. Los autores del estudio concluyeron que para los pacientes con síndrome PHACE el seguimiento primario y especializado es importante hasta la edad adulta. Se necesitan nuevos estudios para identificar las orientaciones precisas para hacer el seguimiento a largo plazo.[68]
Síntomas | Prevalencia | Síntomas | Prevalencia |
---|---|---|---|
TDAH = trastorno por déficit de atención e hiperactividad. | |||
aAdaptación de: Mitchell Braun, Ilona J. Frieden, Dawn H. Siegel, Elizabeth George, Christopher P. Hess, Christine K. Fox, Sarah L. Chamlin, Beth A. Drolet, Denise Metry, Elena Pope, Julie Powell, Kristen Holland, Caden Ulschmid, Marilyn G. Liang, Kelly K. Barry, Tina Ho, Chantal Cotter, Eulalia Baselga, David Bosquez, Surabhi Neerendranath Jain, Jordan K. Bui, Irene Lara-Corrales, Tracy Funk, Alison Small, Wenelia Baghoomian, Albert C. Yan, James R. Treat, Griffin Stockton Hogrogian, Charles Huang, Anita Haggstrom, Mary List, Catherine C. McCuaig, Victoria Barrio, Anthony J. Mancini, Leslie P. Lawley, Kerrie Grunnet-Satcher, Kimberly A. Horii, Brandon Newell, Amy Nopper, Maria C. Garzon, Margaret E. Scollan, Erin F. Mathes, Multicenter Study of Long-Term Outcomes and Quality of Life in PHACE Syndrome after Age 10, The Journal of Pediatrics, Volumen 267, 2024, 113907, ISSN 0022-3476, https://doi.org/10.1016/j.jpeds.2024.113907. Este es un artículo de acceso libre distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons CC-BY, que permite el libre uso, distrubución y reproducción por cualquier medio siempre y cuando se cite de manera apropiada el trabajo original. | |||
bNotificación de por lo menos una convulsión. | |||
cIncluye el síndrome de Tourette, los temblores intencionales (intention tremor) y el trastorno de movimiento de origen psicógeno (movement disorder). | |||
Crecimiento tardío de un hemangioma infantil | 13/104 (12,5 %) | Dificultades visuales | 56/104 (53,8 %) |
Intensificación del color | 11/13 (84,6 %) | Ceguera legal unilateral | 5/104 (4,8 %) |
Crecimiento profundo | 2/13 (15,4 %) | Cirugías oculares | 26/104 (25 %) |
Aumento del volumen | 6/13 (46,2 %) | Hipoacusia | 18/104 (17,3 %) |
Otros síntomas neurológicos | Hipoacusia conductiva | 3/18 (16,7 %) | |
Convulsionesb | 15/104 (14,4 %) | Hipoacusia neurosensorial | 3/18 (16,7 %) |
Dificultades del habla | 36/104 (34,6 %) | Hipoacusia mixta | 6/18 (33,3 %) |
Tratamiento de fonoaudiología | 30/104 (28,8 %) | Hipoacusia no clasificada | 3/18 (16,7 %) |
Problemas de equilibrio | 28/104 (26,9 %) | Uso de audífonos | 12/104 (11,5 %) |
Dificultad para deglutir | 11/104 (10,6 %) | Problemas dentales | |
Tics nerviososc | 6/104 (5,8 %) | Problemas de raíz dental | 16/104 (15,4 %) |
Diagnósticos relacionados con el aprendizaje | Alteraciones del esmalte | 31/104 (29,8 %) | |
TDAH | 19/104 (18,3 %) | ||
Dislexia | 10/104 (9,6 %) |
Los hemangiomas localizados sobre la columna lumbar o sacra quizá se relacionen con problemas genitourinarios, anomalías anorrectales o problemas neurológicos como la médula anclada.[69-72] Para describir el síndrome de hemangioma segmentario infantil en las áreas lumbar, pélvica y sacra, se han utilizado los siguientes criterios. Este síndrome se ha descrito en la bibliografía con varios acrónimos.
LUMBAR
PELVIS
SACRO
Las lesiones segmentarias sobre el pliegue interglúteo y la columna lumbar se deben evaluar con ecografía o IRM, según la edad del paciente. En varios estudios, las evaluaciones con ecografías no identificaron algunas anomalías vertebrales que después se detectaron en la evaluación con IRM.[73,74]
Los lactantes con más de 5 hemangiomas se deben evaluar para descartar la presencia de hemangiomas viscerales. El sitio de compromiso más común es el hígado, en donde es posible observar lesiones múltiples o difusas.[75-77] A menudo, estas lesiones son asintomáticas pero, en una minoría de casos, se presentan síntomas de insuficiencia cardíaca secundaria a derivaciones de los vasos grandes, síndrome compartimental o hipotiroidismo profundo por la expresión de la yodotironina desyodinasa en las células de hemangioma.[78] Se pueden presentar hemangiomas hepáticos múltiples o difusos sin lesiones cutáneas. Otras posibles complicaciones poco frecuentes de los hemangiomas viscerales dependen del compromiso de órganos específicos y derivan de los efectos de la masa tumoral. Estas complicaciones son la hemorragia gastrointestinal, la ictericia obstructiva y las secuelas en el SNC. Para obtener más información, consultar la sección Tumores vasculares hepáticos.
La decisión de tratar a los pacientes con hemangiomas se fundamenta en varios factores, como los siguientes:[79]
Esta decisión se hace de manera individual para cada paciente y es importante evaluar con detenimiento los riesgos y beneficios del tratamiento.
La American Academy of Pediatrics publicó guías de práctica clínica sobre este tema. Se observó que una intervención terapéutica temprana era importante para prevenir las complicaciones médicas y la desfiguración permanente producidas por los hemangiomas infantiles complejos. Se indicó que el mejor momento para llevar a cabo las intervenciones es en los primeros 1 a 3 meses de vida. Se usaron fotografías para clasificar los hemangiomas de bajo riesgo versus alto riesgo,[80] y se usó un sistema de puntuación para motivar a que los médicos de atención primaria hagan la derivación temprana a especialistas en hemangiomas.[81] Las guías indican que los especialistas en hemangiomas son los médicos expertos en el tratamiento y cuidado de hemangiomas y son quienes tienen el conocimiento sobre la estadificación de los riesgos y las opciones de tratamiento. Este grupo de proveedores está formado por expertos en los campos de dermatología, hematología y oncología, pediatría, cirugía plástica, cirugía general, otorrinolaringología y oftalmología.[82]
Las opciones de tratamiento para el hemangioma infantil son las siguientes:
El propranolol, un betabloqueante no selectivo, es una terapia de primera línea para los hemangiomas infantiles. En estudios tempranos se indica que el propranolol quizás actúa al inducir vasoconstricción o disminución de la expresión de VEGF y bFGF, lo que conduce a la apoptosis.[87,88] En estudios posteriores se indica que la actividad del propranolol en los hemangiomas infantiles no es secundaria a los betabloqueantes resultantes de la acción del enantiómero S(-) del propranolol, sino que resulta de la capacidad del enantiómero R(+) del propranolol de inhibir SOX18, un factor de transcripción que actúa como regulador principal de la vasculogénesis.[89-91] El enantiómero R(+) interfiere con la activación transcripcional de SOX18, interrumpe la dinámica de unión entre la cromatina y SOX18 e inhibe la formación de dímeros de SOX18. Estos efectos bioquímicos resultan en la inhibición de la diferenciación de las células madre del hemangioma en células endoteliales y en la inhibición de la vasculogénesis.[91]
El efecto del propranolol se observó por primera vez en dos lactantes tratados por problemas cardíacos en Europa. Se observó cambio de color, ablandamiento y disminución del tamaño del hemangioma. Desde entonces, se notificaron los resultados de un ensayo aleatorizado controlado.[92] En 2014, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó Hemangeol, la formulación pediátrica de clorhidrato de propranolol, para el tratamiento de los hemangiomas infantiles proliferativos. El uso del propranolol genérico sigue siendo frecuente.
Hay muchos otros informes publicados sobre la eficacia e inocuidad del propranolol.[93-97] La ausencia de respuesta al tratamiento es infrecuente. La terapia con propranolol por lo general se usa durante la fase de proliferación, pero también es eficaz para pacientes mayores de 12 meses con hemangiomas infantiles.[98]; [99][Nivel de evidencia C3]
Evidencia (terapia con propranolol):
La administración intralesional de propranolol se usa para las lesiones periorbitarias en una capacidad limitada y no se observan ventajas en comparación con la administración oral.[102][Nivel de evidencia B3]
Se informó sobre varias recomendaciones del comité de consenso de expertos, incluso sobre las recomendaciones de la FDA y la European Medicines Agency después de un ensayo controlado aleatorizado del propranolol oral en pacientes con hemangioma infantil que condujo a la aprobación de la FDA.[103-105]
Las consideraciones para el uso del propranolol son las siguientes:[103,105,106]
La evaluación pretratamiento (paciente hospitalizado o ambulatorio) incluye los siguientes aspectos:
En un estudio multicéntrico retrospectivo grande, se analizó la inocuidad de la administración ambulatoria de propranolol y se evaluó la necesidad de la vigilancia. En este estudio, se evaluó a 783 pacientes con 1148 consultas. No se observó bradicardia o hipotensión sintomáticas. La evaluación de la presión sanguínea no fue confiable. Los resultados indicaron la posibilidad de que la evaluación ambulatoria no sea necesaria en los pacientes de riesgo estándar con hemangiomas infantiles.[108]
En un estudio realizado en Japón se hizo un seguimiento de la hipoglucemia en lactantes con hemangiomas infantiles que iniciaron tratamiento con propranolol.[111] Tras el tratamiento con propranolol, las incidencias de hipoglucemia grave y convulsiones hipoglucémicas fueron de alrededor del 0,54 % y el 0,35 %, respectivamente. La incidencia de convulsiones hipoglucémicas era mayor en Japón que en los países occidentales. La hipoglucemia grave fue frecuente en lactantes menores de 1 año cuando se usó propranolol durante 6 meses o más. La hipoglucemia grave se presentó con frecuencia entre las 5:00 y las 9:00 de la mañana, y se relacionó a menudo con períodos prolongados de ayuno, mala alimentación o condiciones físicas precarias.
Estas complicaciones se notificaron en varios estudios y las complicaciones graves fueron infrecuentes.[110,112] El riesgo de estas complicaciones aumenta en pacientes con comorbilidades y enfermedades simultáneas, como diarrea, vómitos e infecciones respiratorias. Se debe considerar la necesidad de vigilancia estricta y posibles períodos de interrupción del medicamento durante períodos de enfermedad.
En una revisión retrospectiva de 1260 niños con hemangiomas infantiles tratados con propranolol, se identificaron 26 pacientes (2,1 %) con efectos secundarios que necesitaron la interrupción del propranolol.[113] La razón más común para la interrupción del propranolol fue el trastorno del sueño grave, que representó el 65,4 % de los casos. En total, 23 pacientes recibieron atenolol y 3 pacientes recibieron prednisolona como tratamiento de segunda línea. En los análisis multivariables solo la edad joven (intervalo de confianza [IC] 95 %, 1,201–2,793; P = 0,009) y el peso corporal bajo (IC 95 %, 1,036–1,972; P = 0,014) se relacionaron con la intolerancia a los efectos secundarios.
Debido a la naturaleza no selectiva y lipofílica del propranolol y su capacidad de pasar la barrera hematoencefálica, se están usando otros betabloqueantes para tratar los hemangiomas infantiles.
Evidencia (terapia con betabloqueantes):
En un informe publicado, se relacionó el uso de nadolol con la muerte de un lactante (edad, 17 semanas) luego de 10 días sin producción de materia fecal.[123] Hay poca información sobre la farmacocinética y la inocuidad del nadolol en lactantes. Este fármaco tiene un índice terapéutico estrecho y se elimina en las heces sin sufrir alteraciones. Si se administra nadolol a un lactante, es fundamental la vigilancia para controlar la producción regular de materia fecal.
Se necesitan más estudios para evaluar las diferencias de toxicidad entre estos fármacos y el propranolol.
Hay algunos indicios de que los betabloqueantes más selectivos producen menos efectos secundarios.[124] En 1 estudio, se indicó la posibilidad de que el enantiómero (R+) del propranolol, que se transfiere en la síntesis del fármaco, en lugar del enantiómero antiadrenérgico β L(-) (el fármaco disponible para la venta es una mezcla racémica), produzca un efecto terapéutico contra el hemangioma infantil.[89,90]
Antes del propranolol, los corticoesteroides eran el tratamiento de primera línea para el hemangioma infantil. Se usaron por primera vez al final de la década de 1950, pero nunca recibieron la aprobación de la FDA de los Estados Unidos para esta indicación. La terapia con corticoesteroides se tornó menos popular debido a los efectos secundarios agudos y a largo plazo de estos fármacos (irritabilidad gastrointestinal, inmunodepresión, inhibición corticosuprarrenal, características cushingoides y retraso del crecimiento).
Los corticoesteroides (prednisona y metilprednisolona) se usan cuando la terapia con betabloqueantes está contraindicada o como tratamiento inicial mientras el paciente comienza a recibir el betabloqueante.[125]
Los betabloqueantes tópicos se usan sobre todo para el tratamiento de hemangiomas superficiales, localizados y pequeños como alternativa a la observación. También se han usado en combinación con terapia sistémica para los hemangiomas complicados o con el fin de prevenir la reactivación en hemangiomas cuando se comienza a disminuir la terapia sistémica.[126-128] Para los betabloqueantes tópicos, se deben seguir las mismas precauciones (evaluación de comorbilidades e historia familiar) que se indicaron antes para el propranolol. La absorción sistémica (plasma y orina) del timolol es variable por lo que es esencial hacer exámenes antes de comenzar el tratamiento para detectar problemas cardíacos, pulmonares y endocrinos. También es importante revisar los antecedentes médicos y exámenes físicos previos. Se debe tener cautela al administrar este fármaco para los hemangiomas ulcerados y profundos ya que es posible observar concentraciones altas de timolol en plasma.[129,130]
Se ha usado timolol tópico en una solución oftálmica de gel al 0,5 %. Se aplica 1 gota en el hemangioma 2 veces por día hasta que se logra una respuesta estable.
Este tratamiento tiene pocos efectos secundarios, pero los lactantes con edad posmenstrual menor de 44 semanas y peso de menos de 2500 g en el momento de iniciar el tratamiento, quizás estén en riesgo de presentar efectos adversos, como bradicardia, hipotensión, apnea e hipotermia.[130,131] La vigilancia minuciosa de la temperatura, la presión arterial y la frecuencia cardíaca al comienzo y durante la terapia con timolol tópico es necesaria en los lactantes prematuros y de bajo peso al nacer, con hemangiomas infantiles.
Evidencia (terapia con timolol tópico):
La terapia combinada se considera al inicio del tratamiento para las lesiones complicadas con alteraciones funcionales o compromiso orgánico, o se utiliza al final de la terapia sistémica para prevenir la reactivación del hemangioma. Se necesita más investigación sobre la eficacia e inocuidad de estos regímenes.
Evidencia (terapia combinada para los hemangiomas complicados):
La información en inglés sobre los ensayos clínicos patrocinados por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
El Hemangioma Investigator Group estudia la administración del propranolol en los pacientes de riesgo bajo y estándar mediante consultas virtuales, como consecuencia de la pandemia de COVID-19.[137]
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
A veces los hemangiomas congénitos son difíciles de diagnosticar, en especial, para los médicos que no están familiarizados con estas lesiones. Los criterios diagnósticos incluyen una lesión purpúrica formada por completo en el momento del nacimiento, con frecuencia hay un halo alrededor de la lesión y se observa flujo alto en la imagen ecográfica. Para el diagnóstico es esencial la observación en serie con el fin de detectar una disminución o al menos una estabilización del tamaño con el paso del tiempo. Estas lesiones no aumentan de tamaño a menos que haya hemorragia dentro del tumor.
Los hemangiomas congénitos se subdividen en las siguientes 3 formas:
En una serie de casos retrospectivos de hemangiomas congénitos, se observaron varios hallazgos ecográficos de riesgo alto para RICH. Los lagos venosos se relacionaron con insuficiencia cardíaca y se observó un mayor riesgo de hemorragia con los lagos venosos y la ectasia venosa. Los lactantes con RICH se deben evaluar mediante ecografía y vigilancia rigurosa si se observan estas características de riesgo alto.[142]
Los hemangiomas congénitos son tumores vasculares benignos que proliferan in utero. La evolución de estas lesiones es total al momento de nacer. En el estudio histológico estas lesiones son negativas para GLUT1, a diferencia de los hemangiomas infantiles. Estos hemangiomas suelen ser cutáneos, pero a veces se localizan en las vísceras. Las complicaciones son hemorragia, insuficiencia cardíaca transitoria y coagulopatía transitoria.[146]
Se encontraron algunas variantes somáticas activadoras de GNAQ y GNA11 que se relacionan con los hemangiomas congénitos.[147] Se necesitan estudios adicionales para evaluar la importancia de estos hallazgos, ya que es posible que ayuden al diagnóstico y a entender las características fisiopatológicas.
A partir de la creación de las nuevas clasificaciones de la OMS y la ISSVA, ha cambiado la terminología de los tumores vasculares hepáticos pediátricos.[148-150] La clasificación histórica de Dehner de los tipos 1, 2 y 3 de hemangioendotelioma hepático ya no es la preferida por los patólogos.[151] El término hemangioendotelioma no se considera una entidad aislada.
En las IRM, los tumores vasculares hepáticos son hiperintensos en las imágenes T2 e hipotensos en las imágenes T1; las imágenes después del contraste exhiben realce periférico temprano con realce difuso posterior.[76] En la práctica médica, estos tumores se han clasificado de acuerdo con sus características clínicas y la evaluación radiológica.[76,152]
Las lesiones se suelen dividir en las siguientes 3 categorías:[76,152]
En una clasificación más adecuada se usa una evaluación interdisciplinar, que incluye la clasificación patológica con evaluación genómica, la evaluación radiológica por imagen, así como los antecedentes y exámenes clínicos; esto se fundamenta en las clasificaciones de la ISSVA y la OMS. En un estudio se analizaron 33 casos de tumores vasculares hepáticos pediátricos a partir de sus características anatomoclínicas desde 1970 hasta 2021.[153] De los casos, 13 se identificaron como hemangiomas congénitos hepáticos; todas eran lesiones únicas, y la mayoría de ellas eran RICH. De los pacientes, 10 tenían hemangiomas infantiles hepáticos; 3 presentaban angiosarcoma hepático; y 1, hemangioendotelioma epitelioide hepático. Se excluyó del estudio a 6 pacientes, 5 con malformaciones vasculares y 1 con hamartoma mesenquimal vascular dominante. El estudio reveló la importancia de un abordaje de equipo interdisciplinario en la evaluación de estos tumores.
Las lesiones hepáticas focales, por lo general son hemangiomas congénitos (RICH o NICH, con poca frecuencia PICH) (consultar la Figura 6). Es posible que los RICH se manifiesten con síntomas de insuficiencia cardíaca y coagulopatía leve a moderada, pero por lo habitual, se detectan en una ecografía prenatal o con la presencia de una masa asintomática en el periodo neonatal.
Las opciones de tratamiento para las lesiones vasculares hepáticas focales son las siguientes:
Ningún medicamento ha demostrado ser un tratamiento eficaz para estas lesiones; los lactantes necesitan apoyo durante este período inicial hasta que comienza la involución.[76,152] Es posible diagnosticar estas lesiones antes del nacimiento. En situaciones poco frecuentes, el tratamiento materno con medicamentos como corticoesteroides fue eficaz, pero es más probable que la causa haya sido una involución natural.[157]
Las lesiones hepáticas multifocales son hemangiomas infantiles. Es posible que no sea necesario tratar las lesiones multifocales si el paciente es asintomático; por lo general, estas lesiones siguen el mismo curso proliferativo y de involución que los hemangiomas cutáneos.[76,152] Estas lesiones se vigilan de cerca y, si hay crecimiento, se debe considerar la terapia con propranolol. Si se necesita propranolol, las dosis de hasta 2 mg/kg por día son eficaces.
Las lesiones hepáticas difusas son muy graves (consultar la Figura 7). Las complicaciones incluyen hipotiroidismo causado por expresión de la yodotironina desyodinasa, insuficiencia cardíaca congestiva o de alto gasto y síndrome compartimental abdominal.[75,76,158,159]
Las opciones de tratamiento de las lesiones hepáticas difusas son las siguientes:
Se notificaron casos aislados de neoplasia maligna en pacientes con hemangiomas infantiles hepáticos difusos.[163,164] No está claro que todos los casos se debieran a una transformación de una lesión benigna a un fenotipo maligno. Sin embargo, si la lesión no responde bien a la terapia estándar se debe considerar una biopsia. Se necesitan más evaluación y consenso para determinar si estos pacientes se deben vigilar durante un período de tiempo más largo con ecografía hepática. Para obtener más información, consultar la sección Angiosarcoma.
El diagnóstico diferencial de las lesiones vasculares hepáticas siempre incluye los tumores hepáticos malignos; por lo tanto, la alfafetoproteína (AFP) se debe incluir en los análisis de laboratorio iniciales. Las concentraciones de AFP son muy altas en todos los recién nacidos, pero disminuyen, en forma rápida, a una concentración normal al cabo de varios meses. Estas concentraciones deben disminuir rápido, pero de no ser así o si tienden a aumentar se debe sospechar un hepatoblastoma. No hay estudios prospectivos en los que se investigue las concentraciones altas de AFP, en pacientes con hemangiomas.[165,166] En recién nacidos con insuficiencia cardíaca congestiva, algunos hepatoblastomas hipervasculares se han diagnosticado por error como hemangiomas infantiles. Otros tumores de diagnóstico diferencial son los angiosarcomas, los neuroblastomas metastásicos y los hamartomas mesenquimatosos. Si hay dudas sobre el diagnóstico, se recomienda una biopsia, aunque hay riesgo de hemorragia por el procedimiento.[167]
Características | Hemangioma congénito hepático (HCH) | Hemangioma infantil hepático (HIH) | Angiosarcoma hepático (AH) | Hemangioendotelio epitelioide hepático (HEHE) |
---|---|---|---|---|
ICC = insuficiencia cardíaca congestiva; NICH = hemangioma congénito sin involución; PICH = hemangioma congénito de involución parcial; RICH = hemangioma congénito de involución rápida. | ||||
aAdaptación de Berklite et al.[153] | ||||
Cuadro clínico inicial | Se observa en el momento del nacimiento, o antes; ICC; coagulopatía transitoria; lesiones únicas; RICH, PICH, con poca frecuencia NICH | Se observa después del nacimiento, por lo general asociado a lesiones cutáneas; lesiones difusas con hipotiroidismo significativo e ICC | Poco frecuente en pediatría, se ha observado en neonatos y niños pequeños; muy maligno | Muy poco frecuente; asociado a otras lesiones (hueso, pulmón); curso variable |
Imágenes | Lesión sólida | Lesiones múltiples o difusas | Grandes lesiones infiltrativas, pueden ser difusas | Lesiones sólidas o múltiples |
Características histológicas | Cambios involutivos (calcificación, necrosis), vasos capilares del estroma dilatados y fibróticos | Vasculatura sinusoidal anastomosada, células endoteliales densas de aspecto normal | Atipia citológica marcada, células tumorales infiltrantes, epitelioides a fusiformes, marcada actividad mitótica | Células endoteliales epitelioides en un fondo de estroma mixohialino |
GLUT1 | Negativo | Positivo | Positivo en el 20 % de los tumores | Negativo |
Variantes somáticas o fusiones génicas | GNAQ, GNA11 | Ninguno | KRAS, KDR, PTPRB, FLT4, PLCG1, PIK3CA, TP53, TIE1, AKT1, CIC | YAP1::TFE3, WWTR1::CAMTA1 |
Los hemangiomas fusocelulares, en un comienzo llamados hemangioendoteliomas fusocelulares, a menudo se presentan como lesiones superficiales (piel y tejido subcutáneo) y dolorosas que comprometen las extremidades distales en niños y adultos.[168,169] Los tumores se ven como lesiones de color marrón rojizo o azulado que comienzan como un solo nódulo y luego, con el paso de los años, se convierten en lesiones multifocales dolorosas. Los hemangiomas son bien circunscritos, a veces contienen flebolitos y tienen espacios cavernosos llenos de sangre que se alternan con áreas nodulares de proliferación de células fusiformes. Un porcentaje importante de hemangiomas fusocelulares son intravasculares por completo. La vena que contiene el tumor es anormal, así como los vasos sanguíneos que no forman parte de la masa tumoral.[170,171]
Es posible ver los hemangiomas fusocelulares en pacientes con síndrome de Maffuci (hemangiomas cutáneos de células fusiformes que se presentan con tumores cartilaginosos y encondromas), el síndrome de Klippel-Trenaunay (malformaciones capilares, linfáticas o venosas), las anomalías linfáticas generalizadas, el linfedema y el trombo organizado.[170,171] En el síndrome de Maffuci, los hemangiomas de células fusiformes se relacionan con variantes de IDH1 o IDH2.[172]
No hay un tratamiento estándar para el hemangioma fusocelular porque no se ha estudiado en ensayos clínicos. La extirpación quirúrgica suele ser curativa, aunque hay un riesgo de recidiva.[170,171]
Los hemangiomas epitelioides (HE) son lesiones benignas que, por lo general, se presentan en la piel y la hipodermis, pero también se presentan en otras áreas, como el hueso, con lesiones focales o multifocales.[170,173] Es posible que los hemangiomas epitelioides sean un proceso reactivo porque se pueden relacionar con un trauma local y surgir durante el embarazo. Los pacientes suelen presentar inflamación local y dolor en el sitio comprometido. En el hueso, se presentan como lesiones líticas bien definidas que comprometen la metáfisis y la diáfisis de los huesos largos.[170,174] Pueden tener un modelo mixto de destrucción ósea lítica y esclerótica.
En la evaluación patológica, los hemangiomas epitelioides exhiben capilares de calibre pequeño con citoplasma eosinofílico y vacuolado, y núcleos ovales grandes con surcos y lobulados. Las células endoteliales son células hinchadas y maduras, y se observan vasos bien formados rodeados de múltiples células endoteliales epitelioides con citoplasma abundante. Carecen de atipia celular y actividad mitótica.[170,173-175]
En un estudio de 58 casos de hemangiomas epitelioides, se encontraron reordenamientos del gen FOS en el 29 % de estos. Los reordenamientos del gen FOS se observaron con mayor frecuencia en los hemangiomas epitelioides celulares y en las lesiones intraóseas que en las lesiones de piel, tejido blando, cabeza y cuello. Esta anomalía genética quizás sea útil al momento de distinguir los hemangiomas epitelioides de otros tumores vasculares epitelioides malignos.[175]
En un informe de 1 sola institución, se revisaron 11 pacientes con hemangiomas epitelioides (mediana de edad, 14,4 años) diagnosticados entre 1999 y 2017. Las lesiones se presentaron en las extremidades inferiores (5 pacientes), el cráneo (3 pacientes), la pelvis (2 pacientes) y la columna (1 paciente). En 5 pacientes, se observó enfermedad multifocal. Los pacientes presentaron dolor localizado y síntomas neurológicos, incluso daño de pares craneales. No se observó atipia citológica significativa y las células endoteliales fueron positivas para CD31 y ERG, y negativas para citoqueratina y CAMPTA1. La mediana de seguimiento fue de 1,5 años. Se usaron varias modalidades de tratamiento, como la cirugía, la embolización endovascular, la crioablación y el tratamiento médico. De los pacientes, 1 recibió sirólimus y otro paciente recibió interferón; en ambos casos las lesiones se redujeron durante el primer año de seguimiento. El paciente más joven, de 2,5 años, presentó lesiones craneales multifocales que remitieron de forma parcial 1 año después sin tratamiento.[176]
No hay un tratamiento estándar para el hemangioma epitelioide porque no se ha estudiado en ensayos clínicos. El tratamiento a menudo consiste en curetaje, escleroterapia o resección. En casos poco frecuentes, se utiliza radioterapia.[170,174]
Los granulomas piógenos (PG), que se conocen como hemangiomas capilares lobulillares, son lesiones reactivas benignas. Los granulomas piógenos se presentan en cualquier edad, incluso al nacer (congénitos), durante el período neonatal, la lactancia o el embarazo aunque son más comunes en niños mayores y adultos jóvenes. Estas lesiones pueden surgir de manera espontánea, en sitios de trauma o dentro de malformaciones capilares o arteriovenosas. Los granulomas piógenos también se relacionaron con medicamentos como los anticonceptivos orales y los retinoides.
Se presentan como masas solitarias, pero se han descrito lesiones múltiples (agrupadas) o, de manera infrecuente, lesiones diseminadas.[177] Estas lesiones se ven como nódulos vasculares pequeños o grandes, lisos o lobulados, que en ocasiones crecen rápido, a veces durante semanas o meses, y que tienden a sangrar de manera profusa. Por lo general, estas lesiones son cutáneas, pero se han notificado granulomas piógenos profundos o subcutáneos que imitan otras lesiones vasculares.[178] Desde el punto de vista histológico, estas lesiones se componen de capilares y vénulas con células endoteliales hinchadas separadas en lóbulos por estroma fibromixoide. Con el tiempo, algunas lesiones no tratadas se atrofian, se tornan fibromatosas y remiten en forma lenta. En una revisión retrospectiva de una serie de 8 niños con granulomas piógenos diseminados congénitos o neonatales, se notificó lesiones hemorrágicas en el sistema nervioso central en 7 pacientes, 5 de los cuales presentaron secuelas neurológicas. De los 8 pacientes, 4 presentaron coagulopatía transitoria.[179][Nivel de evidencia C2]
Se desconoce la patogenia de los granulomas piógenos relacionados con malformaciones capilares y de los esporádicos. En un estudio se investigó a 10 pacientes con granulomas piógenos derivados de una malformación capilar. Se detectó en 8 pacientes variantes BRAF c.1799T>A, en 1 paciente una variante NRAS c.2A>G y en 1 paciente una variante GNAQ c.548G>A. También se detectó la variante de GNAQ en la malformación capilar subyacente. De 25 pacientes con granulomas piógenos y sin malformaciones capilares, 3 tuvieron variantes BRAF c.1799T>A y 1 paciente tuvo una variante KRAS c.37G>C. Estos hallazgos genéticos contribuirán a las modalidades de tratamiento futuras para este tumor vascular benigno.[180]
La escisión de espesor total es el tratamiento con la tasa de recidiva más baja (cerca del 3 %),[181] pero también es posible usar el curetaje, la fotocoagulación con láser o la crioterapia.[182] También se han utilizado timolol tópico y propranolol.
Evidencia (betabloqueantes tópicos):
Los angiofibromas son neoplasias benignas poco frecuentes en la población pediátrica. Por lo general, son lesiones cutáneas relacionadas con esclerosis tuberosa, que se ven como pápulas rojas en la cara.
Se han utilizado la escisión del tumor, los tratamientos con láser y los tratamientos tópicos como el sirólimus.[186-188]
Evidencia (sirólimus tópico):
Los angiofribromas nasofaríngeos juveniles representan el 0,5 % de todos los tumores de cabeza y cuello.[191] Por lo general se presentan en varones peripubertales. Si bien no es típico que los angiofribromas nasofaríngeos juveniles se incluyan entre los tumores vasculares, desde el punto de vista histológico, estos tumores son tumores vasculares, con células que expresan marcadores vasculares endoteliales CD31, VEGFA y VEGFR1.
Pese a sus características histológicas benignas, es posible que los angiofibromas nasofaríngeos juveniles sean destructivos a nivel local, al diseminarse desde la cavidad nasal a la nasofaringe, los senos paranasales, la órbita y la base del cráneo con extensión intracraneal. En algunas publicaciones se indicó una influencia hormonal en los angiofibromas nasofaríngeos juveniles, con énfasis en los mecanismos moleculares participantes.[192,193] Se sometieron a tomografía por emisión de positrones-tomografía computarizada con galio Ga 68-[DOTA, 1-Nal3]-octreotida (68Ga-DOTANOC) 19 pacientes con angiofibromas nasofaríngeos juveniles primarios diagnosticados de forma radiológica y clínica.[194] Se usó está prueba debido a la alta expresión de receptores de somatostatina (SSTR) en estos tumores. Se observó expresión de DOTANOC en todos los 19 casos de tumores nasofaríngeos juveniles primarios (100 %). La media del cociente del valor máximo de captación estandarizado de DOTANOC del tumor y la actividad de fondo fue de 6,9 (±1,4) (intervalo, 3,8–9,5). Se visualizó de forma notoria, una extensión intracraneal en 13 de 19 pacientes debido a la falta de captación de DOTANOC del encéfalo. Los autores sugieren que estos hallazgos ofrecen posibilidades para la imaginología diagnóstica fisiológica, ya que prometen una mayor especificidad y sensibilidad. Es posible que este tipo de imagen se use en situaciones diagnósticas ambivalentes, como la detección de una recidiva.
Si bien la escisión quirúrgica es el tratamiento preferido, quizás sea difícil debido a la extensión de la lesión. En una revisión retrospectiva de una sola institución sobre los angiofibromas nasofaríngeos juveniles, se identificó a 37 pacientes con diseminación lateral.[195] La diseminación anterolateral a la fosa pterigopalatina se presentó en 36 pacientes (97 %) y la diseminación más allá de la fosa infratemporal en 20 pacientes (54 %). En 16 pacientes (43 %), se observó diseminación posterolateral (posterior a la apófisis pterigoidea o entre sus placas). La tasa de recidiva fue del 29,7 % (11 de 37 pacientes). La tasa de recidiva en pacientes con diseminación anterior o posterolateral fue significativamente más alta que en los pacientes con diseminación anterolateral sola.
Los angiofibromas nasofaríngeos juveniles también se han tratado con radioterapia, quimioterapia, terapia con interferón α y sirólimus.[196-200]
El hemangioendotelioma kaposiforme y el angioma en penacho son tumores vasculares infrecuentes que se presentan de manera típica durante la lactancia o la niñez temprana, pero también se notificaron casos en adultos. Se cree que ambos tumores constituyen variantes de la misma enfermedad, porque ambos pueden ser localmente invasores y causar el fenómeno de Kasabach-Merritt, una coagulopatía grave potencialmente mortal caracterizada por trombocitopenia profunda e hipofibrinogenemia. En este texto se tratan como una sola entidad: hemangioendotelioma kaposiforme.
Aunque no se conoce la incidencia exacta del hemangioendotelioma kaposiforme, se estima que sea de 0,07 casos anuales por cada 100 000 niños.[1-3] Esta lesión afecta ambos sexos por igual; la mayoría surge en el período neonatal, la mitad está presente en el nacimiento y otras se manifiestan durante la infancia o la edad adulta.[4]
El hemangioendotelioma kaposiforme por lo general compromete las extremidades; es menos frecuente que afecte el tronco y el área de la cabeza y el cuello.[3] La mayoría de las lesiones afectan la piel (consultar la Figura 8). Es posible que las lesiones más profundas (retroperitoneo, cavidad torácica y músculo) se vean de tonalidad azulada-purpúrica sobre la piel, mientras que las lesiones superficiales pueden ser firmes, purpúricas o equimóticas, y dolorosas. Las lesiones óseas primarias tal vez produzcan dolor u otros hallazgos inespecíficos, aunque no haya masa evidente durante el examen físico.[5][Nivel de evidencia C2] Las lesiones suelen ser unifocales y de crecimiento expansivo y contiguo. A veces los ganglios linfáticos locales están comprometidos, pero no se informan metástasis a distancia. Se notificaron presentaciones multifocales infrecuentes, sobre todo en el hueso.[1-3]
Entre los pacientes con hemangioendotelioma kaposiforme, del 50 % al 70 % presentan el fenómeno de Kasabach-Merritt, una complicación potencialmente mortal. El riesgo de presentar el fenómeno de Kasabach-Merritt es más alto en los pacientes con lesiones congénitas, lesiones de más de 8 cm y cuando el hemangioendotelioma kaposiforme se origina en el retroperitoneo o el mediastino.[3,6] Esta afección se caracteriza por trombocitopenia grave (intervalo, 3000–60 000/µl) e hipofibrinogenemia (<1 g/l). El dímero D y los productos de la degradación de la fibrina están elevados. Se puede presentar anemia grave debido al secuestro tumoral. La hemorragia grave es infrecuente; sin embargo, es posible que un trauma (biopsia, procedimiento quirúrgico), una ulceración, una infección o la demora para iniciar el tratamiento desencadene una coagulación intravascular diseminada, una hemorragia grave y hasta la muerte. El remplazo intensivo de productos sanguíneos, en particular plaquetas, quizás aumente el tamaño de la lesión y cause dolor intenso; solo se deberá considerar ante un sangrado activo y bajo la dirección de un especialista en anomalías vasculares.[3] No está clara la tasa de mortalidad, pero se ha notificado que alcanza hasta un 30 %.[3,6]
El hemangioendotelioma kaposiforme se caracteriza por capas de células fusiformes con un modelo infiltrante en la dermis, la grasa subcutánea y el músculo. A menudo hay áreas de fibrosis, con vasos dilatados de pared delgada infiltrados en torno a las áreas de células fusiformes. Mezcladas dentro de estas áreas hay focos de células epitelioides redondeadas de origen vascular y conjuntos de capilares con lúmenes de forma redondeada o irregular que contienen trombos ricos en plaquetas y fibrina. Por lo general, hay espacios linfáticos anormales dentro de la lesión o en la periferia. La tasa de mitosis es variable, pero suele ser baja. El angioma en penacho se caracteriza por múltiples lobulillos independientes formados por grupos densos de capilares (penachos) dispersos en la dermis y, a veces, en la hipodermis, en una configuración conocida como bala de cañón.[7] Las mitosis son poco frecuentes.
Se tiene poco conocimiento sobre la patogenia. Hay algunos indicios de que el hemangioendotelioma kaposiforme se deriva del endotelio linfático, porque las células fusiformes expresan los marcadores vasculares CD31 y CD34, el receptor del factor de crecimiento endotelial vascular-3 (VEGFR-3) (receptor necesario para la linfangiogénesis) y los marcadores linfáticos D2-40 y PROX1.[7-9] No hay evidencia de una relación con la infección por el virus del herpes humano 8 como en el sarcoma de Kaposi.[9]
Los datos genómicos son escasos. Se notificó una pequeña cantidad de pacientes con variantes de GNA14, pero no en todos los casos.[10,11]
Se han encontrado concentraciones séricas altas de angiopoyetina-2 (Ang-2) en pacientes de riesgo alto con hemangioendotelioma kaposiforme y linfangiomatosis kaposiforme. También se observó que las concentraciones de Ang-2 disminuyeron como respuesta al tratamiento con sirólimus, lo que aumenta la posibilidad de que tenga un efecto en las células endoteliales del hemangioendotelioma kaposiforme.[12] Las células endoteliales producen y almacenan Ang-2, que actúa como un antagonista de tirosina–cinasa TEK. Es posible que Ang-2 favorezca la neovascularización junto con el VEGF. En los seres humanos, la Ang-2 aumenta mucho durante la remodelación vascular que ocurre con la sepsis, la inflamación y la linfangiomatosis.[13] Estas concentraciones se han utilizado para diagnosticar tumores vasculares y para evaluar la respuesta al tratamiento.
Para el diagnóstico se tiene en cuenta la combinación de las características clínicas, histológicas y de imágenes. La evaluación de laboratorio es esencial para el diagnóstico del fenómeno de Kasabach-Merritt. Siempre que sea posible, se debe obtener confirmación histológica porque a menudo se necesita un tratamiento prolongado. Sin embargo, si los hallazgos clínicos y de imágenes son muy indicativos del diagnóstico, aplazar la biopsia quizás sea una opción, pero esto debe decidirse mediante un análisis y enfoque interdisciplinarios.
Las imágenes por resonancia magnética (IRM) son la modalidad de imagen preferida, en especial, para el hemangioendotelioma kaposiforme que se presenta con el fenómeno de Kasabach-Merritt y lesiones grandes. Las secuencias ponderadas en T1 por lo general muestran una masa de tejido blando mal circunscrito con engrosamiento del tejido blando y dérmico, y realce difuso con gadolinio. En las secuencias ponderadas en T2, se observa un aumento difuso en la señal, con trabeculación en la grasa subcutánea. Las secuencias de gradiente muestran los vasos ligeramente dilatados en la masa de tejido blando y alrededor de esta.[3]
En las lesiones pequeñas y superficiales, es posible que la ecografía sea útil para el diagnóstico, además, esta ayuda a diferenciar el angioma en penacho del hemangioendotelioma kaposiforme. Los angiomas en penacho son hiperecoicos, más superficiales y tienen bordes bien definidos. El hemangioendotelioma kaposiforme tiene una configuración más infiltrante , con bordes mal definidos y ecogenicidad mixta. También presentan más densidad vascular que los angiomas en penacho.[14]
No hay un estándar de atención que se fundamente en la evidencia científica para los hemangioendoteliomas kaposiformes ni para los angiomas en penacho. El tratamiento varía según el tamaño, la localización, la presencia de síntomas y la gravedad de la coagulopatía.
Las opciones de tratamiento para los hemangioendoteliomas kaposiformes y los angiomas en penacho sin complicaciones son las siguientes:
La observación es una opción para los pacientes con tumores de riesgo bajo (es decir, sin el fenómeno de Kasabach-Merritt, tumores pequeños, asintomáticos). Se ha notificado regresión espontánea o estabilidad.[15]
Es posible tratar con escisión quirúrgica, láser de colorante pulsado o fármacos tópicos (esteroides, sirólimus o tacrólimus) los hemangioendoteliomas kaposiformes y los angiomas en penacho localizados que no son complicados.[15-17]
Se notificó que el propranolol es una opción de tratamiento para los pacientes con hemangioendoteliomas kaposiformes según los resultados positivos que se obtuvieron con el uso de este medicamento en otros tumores vasculares más benignos. Los resultados han sido contradictorios; un informe señala mejora de la eficacia con dosis más altas de propranolol.[18,19] En los resultados preliminares se indica que el propranolol se debe reservar para los pacientes con hemangioendoteliomas kaposiformes sin el fenómeno de Kasabach-Merritt y con lesiones más pequeñas, menos complicadas.
Los pacientes con el fenómeno de Kasabach-Merritt o compromiso funcional y que presentan síntomas necesitan tratamiento intensivo. Un panel multidisciplinario de expertos de los Estados Unidos y Canadá publicó directrices para el tratamiento de los hemangioendoteliomas kaposiformes complicados.[20] Se notificaron varias opciones de tratamiento, pero ninguna ha sido eficaz en todos los casos.[21,22]
Las opciones de tratamiento de los hemangioendoteliomas kaposiformes complicados y con el fenómeno de Kasabach-Merritt son las siguientes:
El tratamiento más común para los hemangioendoteliomas kaposiformes complicados con el fenómeno de Kasabach-Merritt o sin este ha sido, tradicionalmente, la terapia con corticoesteroides con vincristina u otros fármacos o sin estos.[20-25] Sin embargo, muchas instituciones ahora usan el inhibidor de mTOR, sirólimus, con terapia con corticoesteroides o sin esta, como tratamiento primario para los pacientes de riesgo alto.[26-30] La terapia con corticoesteroides no ha mostrado ser eficaz como monoterapia para los hemangioendoteliomas kaposiformes complicados, así se use en dosis altas. Los pacientes que reciben terapia con corticoesteroides tienen una tasa de respuesta del 10 % al 20 % y una cantidad importante de efectos secundarios.[20]
Se observó una respuesta hematológica y una reducción del volumen tumoral en pacientes con hemangioendoteliomas kaposiformes de riesgo alto con el uso de vincristina.[21] Además, en una revisión retrospectiva de 37 niños con hemangioendoteliomas kaposiformes en cuyas lesiones no se observó respuesta a los esteroides, se notificó remisión completa en 26 lesiones, con recuentos plaquetarios que alcanzaron las concentraciones normales dentro de las 7,6 (± 5.2) semanas posteriores al tratamiento con vincristina.[23][Nivel de evidencia C3] En otros estudios, la vincristina en monoterapia no ha mostrado ser eficaz.[26,30] También se ha notificado el tratamiento exitoso de pacientes con hemangioendoteliomas kaposiformes que recibieron vincristina y ticlopidina.[31]
En 2013, se propuso en las pautas consensuadas para el tratamiento de los hemangioendoteliomas kaposiformes complicados, sobre la base de la evidencia disponible, el uso de vincristina con esteroides o sin estos como terapia de primera línea. Esta recomendación se fundamentó en la evidencia disponible.[20]
A partir de informes de casos, series de casos y un ensayo clínico prospectivo promisorios, es posible que se considere el sirólimus como una terapia de primera línea alternativa para los pacientes con hemangioendoteliomas kaposiformes.[27,28,32] Hay pocos estudios en los que se investigue el efecto del sirólimus en los hemangioendoteliomas kaposiformes o los angiomas en penacho sin el fenómeno de Kasabach-Merritt.
Evidencia (tratamiento con sirólimus):
La mayoría de pacientes de riesgo alto (hemangioendotelioma kaposiforme con fenómeno de Kasabach-Merritt), se tratan con sirólimus para lograr concentraciones séricas de 8 ng/ml a 15 ng/ml.[29,30,35,36]
En un informe de caso, se describió a 2 niños con hemangioendoteliomas kaposiformes y síndrome de Kasabach-Merritt que murieron por infecciones pulmonares después del tratamiento con sirólimus.[37] Otro niño que recibió sirólimus y prednisolona presentó neumonía por Pneumocystis jirovecii.[38] Se recomienda la profilaxis para la neumonía por P. jirovecci y el seguimiento minucioso de los pacientes que reciben sirólimus (en especial lactantes).
Quizá sea posible la escisión quirúrgica de las lesiones que no responden al tratamiento médico o que ponen en peligro la vida. La embolización se puede realizar junto con la cirugía o la terapia médica; por lo general, se trata de una medida temporal.[39]
Aún después del tratamiento, estas lesiones no remiten por completo y es posible que recidiven. Los síntomas (dolor e inflamación) empeoran con la edad; en especial, alrededor de la pubertad.[40]
Los efectos a largo plazo son dolor crónico, linfedema, insuficiencia cardíaca y problemas ortopédicos.[39,40] Estas lesiones constituyen un dilema difícil para el médico porque sus manifestaciones clínicas y la respuesta al tratamiento son variadas.
La información en inglés sobre los ensayos clínicos patrocinados por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
Los tumores vasculares intermedios (casi nunca hacen metástasis) son los siguientes:
Los hemangioendoteliomas pseudomiogénicos por lo general se presentan en hombres jóvenes de 20 a 50 años.[1,2] La enfermedad multifocal se presenta en el 70 % de los pacientes y los sitios de compromiso incluyen la dermis, la hipodermis y los huesos. Los pacientes por lo general manifiestan al inicio dolor o una masa de tejido blando.[1,3]
Los hemangioendoteliomas pseudomiogénicos son tumores vasculares distintivos raros designados hace poco. Se caracterizan como tumores de grado intermedio con diseminación local, de comportamiento maligno moderado y enfermedad metastásica distante poco frecuente. La etiopatogenia de este tumor no está clara, aunque se notificó una translocación equilibrada t(7;19) que da lugar al gen de fusión SERPINE1::FOSB.[4]
Los hemangioendoteliomas pseudomiogénicos se caracterizan por fascículos sueltos de células fusiformes hinchadas y células epitelioides con abundantes eosinófilos, citoplasma y coexpresión de queratinas y marcadores endoteliales.[1,2,5]
La mayoría de los pacientes con hemangioendoteliomas pseudomiogénicos se tratan con cirugía, que incluye amputación para la enfermedad ósea multifocal.[1] En casos notificados, la quimioterapia produjo respuestas.[6,7] De manera reciente, los inhibidores del blanco de la rapamicina en los mamíferos (mTOR) se han considerado como una opción de tratamiento.[7,8] En un informe de caso adicional, se notificó la eficacia del sirólimus con la adición de ácido zoledrónico en un paciente con enfermedad ósea multifocal.[9] Los inhibidores de tirosina–cinasas (pazopanib y telatinib) también se han usado con éxito para el tratamiento del hemangioendotelioma pseudomiogénico.[10,11]
Los hemangioendoteliomas retiformes son tumores de crecimiento lento, exofíticos o planos que se encuentran en adultos jóvenes y, en ocasiones, en niños.[12] Por lo general, se localizan en las extremidades y el tronco. Las recidivas locales son comunes, pero las metástasis diferenciadas son muy infrecuentes.[13]
Desde el punto de vista histológico, los hemangioendoteliomas retiformes se encuentran en la dermis y el tejido subcutáneo. Los vasos exhiben un modelo parecido a la red testicular y están revestidos por células endoteliales que sobresalen. No expresan marcadores linfáticos, pero la tinción es positiva para la expresión de marcadores endoteliales.[13]
El tratamiento para los pacientes con hemangioendoteliomas retiformes incluye la escisión quirúrgica con márgenes del tumor adecuados y observación para la recidiva local. Hay informes de casos que describen el uso de radioterapia y quimioterapia para los tumores inoperables y recidivantes.[14-17]
Es posible que los angioendoteliomas papilares intralinfáticos, que también se conocen como tumores de Dabska, se presenten en adultos y niños.[18] Las lesiones surgen en la dermis y la hipodermis de todo el cuerpo; además, se informaron algunos casos de compromiso de los ganglios linfáticos. Pueden ser nódulos firmes que sobresalen, grandes o pequeños y de color purpúreo.
Desde el punto de vista patológico, las lesiones del angioendotelioma papilar intralinfático revelan el crecimiento intravascular de células endoteliales bien diferenciadas en una configuración columnar. Tienen paredes hialinas gruesas con endotelio de aspecto claveteado. En la mayoría de los casos, expresan el receptor del factor de crecimiento vascular endotelial de tipo 3. La atipia citológica es mínima.[19] Algunas lesiones se relacionan con malformaciones vasculares.
La escisión quirúrgica es el tratamiento preferido para los pacientes con angioendoteliomas papilares intralinfáticos.[20]
Los hemangioendoteliomas compuestos se suelen presentar en la dermis y la hipodermis de las extremidades distales, pero se han encontrado en otras áreas como la cabeza, el cuello y el mediastino.[21] Se notifican en todos los grupos etarios.[21]
Los hemangioendoteliomas compuestos recidivan a nivel local y pocas veces metastatizan.[21,22] Los ganglios linfáticos regionales son el sitio más probable de metástasis y necesitan de evaluación imaginológica para vigilarlos.[21]
Los hemangioendoteliomas compuestos son tumores vasculares muy infrecuentes clasificados como intermedios debido a los componentes vasculares benignos y malignos combinados. Por lo general, se observan variantes epitelioides y retiformes mixtas, pero algunos tumores tienen 3 componentes (epitelioide, retiforme y fusiforme).[21] Se han observado focos de angiosarcoma. El análisis patológico revela expresión del CD31, el factor VIII y la vimentina.[21,22] En pocas ocasiones, expresa el D-240 con un índice de Ki-67 de casi un 20 %.[21]
La extirpación quirúrgica es el tratamiento de elección para los pacientes con hemangioendoteliomas compuestos, aunque se ha utilizado radioterapia y quimioterapia para la enfermedad metastásica.[23,24]
El sarcoma de Kaposi es un tumor vascular maligno raro vinculado con una etiología viral (virus del herpes humano 8).[25] Moritz Kaposi describió las lesiones cutáneas por primera vez en 1872. La incidencia ha aumentado en todo el mundo a raíz de la epidemia del VIH-sida. Es un diagnóstico muy poco frecuente en los niños. Las formas epidémica y yatrógenas del sarcoma de Kaposi en los niños son el resultado de la deficiencia adquirida profunda de células T causada por las infecciones por el VIH, trastornos inmunitarios raros o trasplantes de vísceras macizas.
En un estudio retrospectivo se investigó la presentación clínica del sarcoma de Kaposi en niños de áreas endémicas de África. Los niños suelen presentar lesiones cutáneas, linfadenopatía y lesiones intratorácicas y orales. Las lesiones cutáneas al inicio se ven como máculas rojas, púrpuras o marrones que después se convierten en placas y luego en nódulos.[26-28]
Los niños con sarcoma de Kaposi han presentado reacciones favorables al tratamiento con regímenes de quimioterapia que incluyen bleomicina, vincristina y taxanos, aunque no hay ensayos clínicos prospectivos. Hay pocos estudios fundamentados en la evidencia porque el sarcoma de Kaposi es infrecuente en la población pediátrica.
Evidencia (quimioterapia):
En una serie retrospectiva, se trató a 207 niños y adolescentes con sarcoma de Kaposi endémico o relacionado con el VIH con protocolos no especificados y TAR entre 2006 y 2015. En el estudio se notificó una tasa de SG a 7 años del 37 % (76 pacientes). De estos pacientes, el 62 % presentó respuestas completas y el 8 % respuestas parciales estables. De los pacientes con respuestas completas, 4 recibieron tratamiento con TAR sin quimioterapia.[30][Nivel de evidencia C1]
Incluso en adultos, la evidencia y la calidad de los estudios son deficientes por lo que es difícil recomendar regímenes de un tratamiento en particular. Otras opciones de tratamiento se fundamentan en los estudios de adultos (consultar a continuación).
En una revisión sistemática del tratamiento de sarcoma de Kaposi clásico, se revisaron 26 artículos publicados entre 1980 y 2010. En los artículos se describieron poblaciones de riesgo alto por trasplante previo y se excluyeron los casos de sarcoma de Kaposi endémico y epidémico.[31] En todos los artículos participaron por lo menos 5 pacientes en cada intervención. Una disminución superior al 50 % en el tamaño de las lesiones o del linfedema se consideró como respuesta. La calidad de los artículos se juzgó como deficiente, sobre todo por la falta de uniformidad en los criterios de estadificación y las diferentes formas de evaluar la respuesta. Se observaron las siguientes tasas de respuesta para los tratamientos sistémicos:
Se notificaron las siguientes tasas de respuesta para las terapias locales:
Para obtener más información sobre el tratamiento del sarcoma de Kaposi en adultos, consultar Tratamiento del sarcoma de Kaposi.
Los tumores vasculares malignos son los siguientes:
En 1982, Weiss y Enzinger describieron por primera vez el hemangioendotelioma epitelioide en el tejido blando. Estos tumores a veces se presentan en pacientes más jóvenes, pero la incidencia máxima se ubica en la cuarta y quinta década de vida. El número de pacientes pediátricos que se mencionan en la bibliografía es reducido.
Los hemangioendoteliomas epitelioides pueden tener una evolución poco activa o de gran malignidad; la tasa de supervivencia general a 5 años es del 73 %. Hay informes de casos de pacientes con lesiones múltiples que no recibieron tratamiento y que presentaron una evolución muy benigna. Sin embargo, otros pacientes presentan una evolución muy maligna. Algunos patólogos han tratado de estratificar a los pacientes para evaluar los riesgos y ajustar el tratamiento, pero se necesita llevar a cabo más investigación sobre este tema.[1-7]
En una serie de casos multiinstitucional se informó de 24 pacientes en edades de 2 a 26 años con hemangioendoteliomas epitelioides.[8][Nivel de evidencia C2] La mayoría de los pacientes presentaba enfermedad multiorgánica. Se observó progresión en el 63 % de los pacientes, con un tiempo medio transcurrido hasta la progresión de 18,4 meses (intervalo, 0–72 meses).
La presencia de efusiones, un tamaño tumoral mayor de 3 cm y un índice mitótico alto (>3 mitosis/50 campos de gran aumento) se han relacionado con desenlaces desfavorables.[3]
Los sitios comunes de compromiso son los siguientes: solo el hígado (21 %), el hígado y los pulmones (18 %), solo pulmones (12 %) y solo los huesos (14 %).[3,9,10] El cuadro clínico inicial depende del sitio comprometido, como sigue:
En la mayoría de los pacientes se encontraron las fusiones génicas WWTR1::CAMTA1. Con menos frecuencia, se notificaron las fusiones génicas YAP1::TFE3.[1] No es posible dirigir el efecto de los medicamentos actuales de forma específica a estas fusiones. Se ha descrito monoclonalidad en las lesiones hepáticas múltiples, lo que indicaría un proceso metastásico.
Desde el punto de vista histológico, estas lesiones se caracterizan como lesiones epitelioides dispuestas en nidos, hebras y trabéculas, con pocos espacios vasculares. Las características que quizá se relacionen con un comportamiento clínico muy maligno incluyen atipia celular, una o más mitosis por 10 campos de gran aumento, un incremento en la proporción de células fusiformes, necrosis focal y formación ósea metaplásica.[3]
Las opciones de tratamiento del hemangioendotelioma epitelioide son las siguientes:
Para los casos de poca malignidad, se justifica la observación. La cirugía se realiza siempre que la resección sea posible. El trasplante de hígado se ha utilizado para lesiones hepáticas muy malignas, con metástasis o sin estas.[3,11-13]
Para los casos de gran malignidad se han usado una variedad de fármacos, como interferón, talidomida, sorafenib, pazopanib y sirólimus.[11,14,15] Los casos de una malignidad aún mayor se tratan con quimioterapia del tipo que se usa para el angiosarcoma.
En una serie de casos multiinstitucional, se informó de 24 pacientes en edades de 2 a 26 años con hemangioendotelioma epitelioide.[8][Nivel de evidencia C2]
Un informe de 2020 sobre el tratamiento con sirólimus en niños tuvo como objetivo aportar información a la experiencia previa con sirólimus en adultos. En una revisión retrospectiva, se identificaron 6 pacientes pediátricos con hemangioendotelioma epitelioide diseminado tratados con sirólimus.[16]
En un informe del European paediatric Soft Tissue Sarcoma Study Group se analizaron 10 pacientes con enfermedad localizada y 1 paciente con enfermedad metastásica de dos estudios.[17] La mediana de edad fue de 14,3 años (intervalo, 9,0–18,8 años). El tratamiento local fue la cirugía primaria inicial en 7 de los pacientes y los otros 5 recibieron terapia sistémica. Ninguno recibió radioterapia.
Los pacientes o familiares que deseen explorar otras terapias para la enfermedad deben contemplar la participación en ensayos con abordajes terapéuticos nuevos porque no hay fármacos estándar que hayan demostrado actividad clínica significativa.
Independientemente de si se decide continuar con una terapia dirigida a la enfermedad en el momento de la progresión, el objetivo principal del tratamiento sigue siendo el cuidado paliativo. Esto garantiza que se aumenta al máximo la calidad de vida mientras se intenta reducir el estrés de la enfermedad terminal.
La información en inglés sobre los ensayos clínicos patrocinados por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) se encuentra en el portal de Internet del NCI. Para obtener información en inglés sobre ensayos clínicos patrocinados por otras organizaciones, consultar el portal de Internet ClinicalTrials.gov.
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
Los angiosarcomas son tumores vasculares raros (representan el 2 % de los sarcomas) y de gran malignidad que se presentan en cualquier parte del cuerpo, pero son más comunes en los tejidos blandos. Se estima que la incidencia del angiosarcoma es de 2 casos por millón de personas. En los Estados Unidos, cada año afecta a alrededor de 600 personas que suelen tener entre 60 y 70 años.[18]
Los angiosarcomas son muy infrecuentes en los niños. No está claro si las características fisiopatológicas de los angiosarcomas en niños difieren de la de los angiosarcomas en adultos. Se notificaron casos en recién nacidos y lactantes mayores que presentaron al inicio lesiones cutáneas y hepáticas múltiples, algunas de las cuales expresan GLUT1.[19-22] La mayoría de los angiosarcomas comprometen la piel y el tejido blando superficial, aunque también afectan el hígado, el bazo y el pulmón; con poca frecuencia afectan el hueso.
La nomenclatura de estas lesiones hepáticas ha sido difícil y confusa debido al uso de la terminología obsoleta propuesta en 1971 (por ejemplo, hemangioendotelioma tipo 1: hemangioma infantil; hemangioendotelioma tipo II: angiosarcoma de grado bajo; hemangioendotelioma de tipo III: angiosarcoma de grado alto).[20] En un informe de 8 casos de angiosarcomas hepáticos en niños, se resaltó el uso indebido del término hemangioendotelioma así como la importancia del diagnóstico y tratamiento tempranos de estos tumores.[23]
Los factores de riesgo establecidos incluyen los siguientes:[24]
Los angiosarcomas son tumores en su mayoría aneuploides. Los escasos casos de angiosarcoma que surgen de lesiones benignas, como los hemangiomas, siguen una vía distintiva que requiere investigación. En el angiosarcoma inducido por radiación se observa amplificación de MYC. Se observaron variantes de KDR y amplificaciones de FLT4 con una frecuencia inferior al 50 %.[24]
Es posible que el diagnóstico histopatológico sea muy difícil porque a veces hay áreas de atipia variada. Una característica común del angiosarcoma es una red irregular de canales en un modelo de disección a lo largo de haces de colágeno dérmico. Hay variación de forma y tamaño celular, mitosis, múltiples capas de endotelio y formación papilar. También puede haber células epitelioides. La necrosis y la hemorragia son comunes. Los tumores se tiñen para analizar el factor VIII, el CD31 y el CD34. Algunas lesiones hepáticas se parecen a los hemangiomas infantiles y tienen expresión focal de GLUT1.[20]
Las opciones de tratamiento del angiosarcoma son las siguientes:
Es posible curar la enfermedad localizada mediante cirugía radical. La resección quirúrgica completa es fundamental para la supervivencia a largo plazo de pacientes con angiosarcomas y linfangiosarcomas, pese a la evidencia de que el tumor se encoge en algunos pacientes tratados con terapia local o sistémica.[21,25-27] Hay poca información sobre el uso del trasplante de hígado para los angiosarcomas localizados.[28][Nivel de evidencia C1]
Evidencia (cirugía):
La enfermedad localizada, en especial los angiosarcomas cutáneos, se pueden tratar con radioterapia o quimioterapia combinada (por ejemplo, paclitaxel) y radioterapia.[30] La mayoría de estos casos notificados son en adultos.[31] Cuando se usa radiación, las dosis son altas (50–70 Gy), los volúmenes cutáneos son extensos debido a la naturaleza infiltrante de la enfermedad y, a menudo, se incluyen ganglios regionales (drenantes), incluso si son negativos desde el punto de vista clínico.[32,33] Debido a estos factores, la radioterapia se usa muy poco para el tratamiento de los niños.
El tratamiento multimodal con cirugía, quimioterapia sistémica y radioterapia se usa para la enfermedad metastásica, aunque rara vez es curativo.[33,34] El objetivo del tratamiento en pacientes con angiosarcomas metastásicos es el control de la enfermedad. La supervivencia sin progresión publicada es de entre 3 y 7 meses,[35] y la mediana de supervivencia general (SG) es de 14 a 18 meses.[36] En adultos y niños, las tasas de SG a 5 años son del 20 % al 35 %.[21,22,37]
Un niño con diagnóstico de angiosarcoma secundario a una transformación maligna de un hemangioma infantil, respondió al tratamiento con bevacizumab (anticuerpo monoclonal contra el factor de crecimiento endotelial vascular) combinado con quimioterapia sistémica.[19,34]
Los inhibidores biológicos de la angiogénesis han mostrado actividad en adultos con angiosarcomas.[20,37]
Hay un informe de caso de un paciente pediátrico con angiosarcoma cardiaco metastásico que recibió tratamiento exitoso con quimioterapia convencional, radiación, cirugía y terapias dirigidas, que incluyeron el pazopanib.[38]
Independientemente de si se decide continuar con una terapia dirigida a la enfermedad en el momento de la progresión, el objetivo principal del tratamiento siguen siendo los cuidados paliativos. Esto garantiza que se aumenta al máximo la calidad de vida mientras se intenta reducir el estrés de la enfermedad terminal.
Los pacientes o familiares que deseen explorar otras terapias para la enfermedad deben contemplar la participación en ensayos con abordajes terapéuticos nuevos porque no hay fármacos estándar que hayan demostrado actividad clínica significativa.
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Se añadió texto sobre los desenlaces a largo plazo y calidad de vida de pacientes con síndrome PHACE, incluso los resultados de un estudio multicéntrico en el que se usó un método transversal de entrevistas y revisión de historias clínicas para analizar estos problemas en pacientes con síndrome PHACE de 10 años o más (se citó a Braun et al. como referencia 68).
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Cualquier comentario o pregunta sobre el contenido de este resumen se debe enviar al Servicio de Información de Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer. Por favor, no enviar preguntas o comentarios directamente a los integrantes del consejo, ya que no responderán consultas de manera individual.
Algunas de las referencias bibliográficas de este resumen se acompañan del nivel de evidencia. El propósito de esto es ayudar al lector a evaluar la solidez de la evidencia que respalda el uso de ciertas intervenciones o abordajes. El consejo editorial del PDQ sobre el tratamiento pediátrico emplea un sistema de jerarquización formal para asignar los niveles de evidencia científica.
PDQ (Physician Data Query) es una marca registrada. Se autoriza el uso del texto de los documentos del PDQ; sin embargo, no se podrá identificar como un resumen de información sobre cáncer del PDQ del NCI, salvo que el resumen se reproduzca en su totalidad y se actualice de manera periódica. Por otra parte, se permitirá que un autor escriba una oración como “En el resumen del PDQ del NCI de información sobre la prevención del cáncer de mama se describen, de manera concisa, los siguientes riesgos: [incluir fragmento del resumen]”.
Se sugiere citar la referencia bibliográfica de este resumen del PDQ de la siguiente forma:
PDQ® sobre el tratamiento pediátrico. PDQ Tratamiento de los tumores vasculares infantiles. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/sarcoma-de-tejido-blando/pro/tratamiento-tumores-vasculares-infantiles-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.
Las imágenes en este resumen se reproducen con autorización del autor, el artista o la editorial para uso exclusivo en los resúmenes del PDQ. La utilización de las imágenes fuera del PDQ requiere la autorización del propietario, que el Instituto Nacional del Cáncer no puede otorgar. Para obtener más información sobre el uso de las ilustraciones de este resumen o de otras imágenes relacionadas con el cáncer, consultar Visuals Online, una colección de más de 2000 imágenes científicas.
Según la solidez de la evidencia, las opciones de tratamiento se clasifican como “estándar” o “en evaluación clínica”. Estas clasificaciones no se deben utilizar para justificar decisiones sobre reembolsos de seguros. Para obtener más información sobre la cobertura de seguros, consultar la página Manejo de la atención del cáncer en Cancer.gov/espanol.
Para obtener más información sobre las opciones para comunicarse con el NCI, incluso la dirección de correo electrónico, el número telefónico o el chat, consultar la página del Servicio de Información de Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer.