¿Qué es el alcohol?
Alcohol es el nombre común que se da al etanol, que también se llama alcohol etílico. Es una sustancia química que se encuentra en las bebidas alcohólicas, como la cerveza, la sidra, el licor de malta, el vino y las bebidas destiladas (licor). El alcohol se obtiene al fermentar azúcares y almidones con levadura. El alcohol también está en algunos medicamentos, enjuagues bucales y productos domésticos (como el extracto de vainilla y otras sustancias saborizantes). Esta hoja informativa se centra en los riesgos de cáncer relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas.
En los Estados Unidos, el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA) indica que un trago estándar o una unidad de bebida estándar contiene 14 gramos (0,6 onzas) de alcohol puro. (Esta medida varía según el país). En general, las siguientes bebidas equivalen a un trago estándar:
La medida de un trago estándar sirve para comparar la cantidad de alcohol en cada bebida. Los expertos en salud pública la usan para crear pautas sobre el consumo de alcohol. Sin embargo, estas cantidades no siempre son iguales a las que se presentan en la vida cotidiana.
Según las pautas alimentarias para estadounidenses del gobierno federal (Dietary Guidelines for Americans, 2020–2025), las personas que no beben alcohol no deberían empezar a hacerlo por ningún motivo. En las pautas alimentarias, también se recomienda que las personas que beban alcohol lo hagan en moderación: 2 o menos tragos al día para los hombres; 1 trago o menos al día para las mujeres. El consumo excesivo de alcohol se define como 4 o más tragos al día u 8 o más tragos a la semana para las mujeres; 5 o más tragos al día o 15 o más tragos a la semana para los hombres.
¿Qué pruebas hay de que el consumo de alcohol causa cáncer?
Hay un firme consenso científico de que el consumo de alcohol causa varios tipos de cáncer (1, 2). En el informe sobre carcinógenos del Programa Nacional de Toxicología del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos se confirma el consumo de bebidas alcohólicas como un carcinógeno humano.
Las pruebas indican que mientras más alcohol beba una persona, sobre todo si es habitual y a lo largo del tiempo, tiene mayor riesgo de presentar un cáncer relacionado con el consumo de alcohol. Se produce un leve aumento del riesgo de algunos tipos de cáncer ya sea que las personas consuman alcohol de forma intensiva (atracones) o se limiten a no más de 1 trago al día. El consumo intensivo o atracón se refiere al consumo de 4 o más tragos de una vez para las mujeres y 5 o más tragos de una vez para los hombres (3–7). Según los datos de 2009, se calcula que el 3,5 % de las muertes por cáncer en los Estados Unidos (cerca de 19 500 muertes) se relacionaron con el alcohol (8).
Hay patrones evidentes entre el consumo de alcohol y la formación de los siguientes tipos de cáncer:
En muchos estudios, se examinó si había una relación entre el consumo de alcohol y el riesgo de otros tipos de cáncer. Para los cánceres de ovario, próstata, estómago, útero y vejiga, no se encontró ninguna relación con el consumo de alcohol o no hubo pruebas uniformes. Sin embargo, cada vez hay más datos que indican que el consumo de alcohol se relaciona con un aumento del riesgo de melanoma, cáncer de próstata y cáncer de páncreas (4, 15).
En varios estudios, el consumo de alcohol también se relacionó con una disminución del riesgo de cáncer de riñón (16–18) y linfoma no Hodgkin (19, 20). Pero es probable que los daños por el consumo de alcohol superen los posibles beneficios del alcohol en la disminución del riesgo de ciertos tipos de cáncer. De hecho, en un estudio reciente que incluyó información de más de 1000 estudios y fuentes de datos sobre el alcohol, así como registros de defunción y discapacidad de 195 países y territorios entre 1990 y 2016, se llegó a la conclusión de que el número óptimo de tragos al día para minimizar el riesgo general para la salud es cero (21). Ese estudio no incluyó datos sobre el cáncer de riñón ni el linfoma no Hodgkin.
Es probable que el consumo de alcohol también se relacione con un aumento del riesgo de segundos cánceres primarios. Por ejemplo, en un metanálisis de los datos de 19 estudios se observó que los pacientes con cáncer de vía aerodigestiva (cavidad oral, faringe, laringe y esófago), por cada 10 gramos de alcohol que consumieron al día antes del diagnóstico del primer cáncer de vía aerodigestiva, tenían un riesgo 1,09 veces mayor de presentar un segundo cáncer primario de vía aerodigestiva (22). Sin embargo, no es evidente si el consumo de alcohol aumenta el riesgo de segundos cánceres primarios en otras partes del cuerpo, como la mama (23–25).
¿Cómo influye el consumo de alcohol en el riesgo de cáncer?
Los investigadores formularon hipótesis sobre varias maneras en las que el alcohol aumenta el riesgo de cáncer. Por ejemplo:
Las bebidas alcohólicas quizás contengan también una serie de contaminantes cancerígenos que se introducen durante la fermentación y la producción, como las nitrosaminas, las fibras del amianto (asbesto), los fenoles y los hidrocarburos.
Aún no se comprenden los mecanismos mediante los que el consumo de alcohol disminuye los riesgos de algunos tipos de cáncer, pero tal vez sean indirectos.
¿Cómo influye la combinación del alcohol y el tabaco en el riesgo de cáncer?
En las investigaciones epidemiológicas, se observa que las personas que consumen tanto alcohol como tabaco tienen un riesgo mucho mayor de presentar cánceres de cavidad oral (boca), faringe (garganta), laringe y esófago que las personas que solo consumen alcohol o tabaco. De hecho, en el caso del cáncer de cavidad oral y el cáncer de faringe, los riesgos relacionados con el consumo tanto de alcohol como de tabaco son multiplicativos. Es decir, los riesgos son mayores de lo que se esperaría de la suma de los riesgos individuales relacionados con el alcohol y el tabaco (10, 26).
¿Influyen los genes de las personas en el riesgo de cáncer por consumo de alcohol?
Los genes de una persona influyen en el riesgo de cáncer por consumo de alcohol, en particular, los genes que codifican las enzimas que metabolizan (descomponen) el alcohol (27).
Por ejemplo, una forma en la que el cuerpo metaboliza el alcohol es con la actividad de una enzima llamada alcohol deshidrogenasa (ADH). La ADH convierte el etanol en el metabolito cancerígeno acetaldehído, sobre todo en el hígado. Hace poco se comprobó que el acetaldehído también se produce en la cavidad oral y que algunos factores, como la flora microbiana bucal, influyen en su producción (28, 29).
Muchas personas de ascendencia asiática oriental son portadoras de una versión del gen de la ADH que codifica una forma "superactiva" de la enzima. Esta enzima ADH superactiva convierte el alcohol (etanol) en acetaldehído tóxico de forma acelerada. Las personas de ascendencia japonesa con esta enzima ADH tienen un riesgo mayor de cáncer de páncreas que las personas que tienen la forma más común de ADH (30).
Otra enzima, llamada aldehído deshidrogenasa 2 (ALDH2), metaboliza el acetaldehído tóxico y lo convierte en sustancias que no son tóxicas. Algunas personas, sobre todo las de ascendencia asiática oriental, son portadoras de una variante del gen de la ALDH2 que codifica una forma defectuosa de la enzima. En las personas que producen la enzima defectuosa, el acetaldehído se acumula cuando beben alcohol. La acumulación de acetaldehído causa efectos tan desagradables (como rubor facial y palpitaciones del corazón) que la mayoría de las personas que heredaron esta variante de ALDH2 no pueden consumir cantidades grandes de alcohol y, por lo tanto, tienen un riesgo bajo de presentar cáncer por consumo de alcohol.
Sin embargo, algunas personas con la forma defectuosa de ALDH2 a veces toleran los efectos desagradables del acetaldehído y consumen cantidades grandes de alcohol. En estudios epidemiológicos, se observó que estas personas tienen un riesgo mayor de cáncer de esófago por consumo de alcohol, así como de cáncer de cabeza y cuello, que las personas con la enzima de actividad completa que beben cantidades comparables de alcohol (31). Este riesgo mayor se observa en las personas que tienen la variante de ALDH2 y beben alcohol, pero no en las personas que tienen la variante y no beben alcohol.
¿Ayuda a prevenir el cáncer consumir vino tinto?
El resveratrol, un compuesto vegetal secundario que se encuentra en las uvas que se usan para elaborar el vino tinto y en algunas otras plantas, se investigó por los numerosos posibles efectos en la salud, incluso en la prevención del cáncer. Sin embargo, los investigadores no hallaron ninguna relación entre el consumo moderado de vino tinto y el riesgo de presentar cáncer de próstata (32) o cáncer colorrectal (33).
¿Qué pasa con el riesgo de cáncer cuando una persona deja de consumir bebidas alcohólicas?
La mayoría de los estudios en los que se examinó si el riesgo de cáncer disminuye después de que una persona deja de consumir alcohol se centraron en el cáncer de cabeza y cuello y el cáncer de esófago. En general, en estos estudios se descubrió que dejar de consumir alcohol no se relaciona con disminuciones inmediatas del riesgo de cáncer. Los riesgos de cáncer disminuyen con el tiempo, aunque pasan varios años hasta que vuelven a ser como los riesgos de cáncer de las personas que nunca bebieron alcohol.
Por ejemplo, los exbebedores seguían teniendo un riesgo mayor de cáncer de cavidad oral y de cáncer de faringe que las personas que nunca bebieron alcohol, incluso 16 años después de haber dejado de beber, aunque el riesgo era menor que antes de que dejaran de beber (34). En un estudio se calculó que se necesitarían más de 35 años para que el aumento de riesgo de cáncer de laringe y de cáncer de faringe por consumo de alcohol disminuyera hasta el nivel de riesgo de quienes nunca bebieron alcohol (35).
¿Es peligroso consumir alcohol durante la quimioterapia para el cáncer?
Igual que con la mayoría de las preguntas relacionadas con el tratamiento del cáncer de una persona, lo mejor es que los pacientes consulten al equipo médico acerca del peligro de consumir alcohol durante la quimioterapia o justo después de este tratamiento. Los profesionales médicos y de enfermería que administran el tratamiento podrán orientarlos sobre el riesgo de consumir alcohol durante tratamientos del cáncer específicos.