¿Tienen un mayor riesgo de cáncer las personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)?
Sí. Las personas con infección por el VIH tienen un riesgo considerablemente más alto de algunos tipos de cáncer que las personas del mismo grupo de edad sin esa infección (1). El término general para estos cánceres es “cánceres asociados con VIH”. Tres de estos cánceres se conocen como “cánceres que definen el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA)” o “malignidades que definen el SIDA”: el sarcoma de Kaposi, el linfoma no Hodgkin de células B de alta malignidad y el cáncer de cérvix (de cuello uterino). Un diagnóstico de cualquiera de estos tipos de cáncer en una persona infectada por el VIH confirma un diagnóstico de SIDA.
Comparadas con la población en general, las personas infectadas por el VIH tienen en la actualidad 500 veces más probabilidad de ser diagnosticadas con el sarcoma de Kaposi, 12 veces más de ser diagnosticadas con linfoma no de Hodgkin y, entre las mujeres, 3 veces con más probabilidad de ser diagnosticadas con cáncer de cuello uterino (2).
Además, las personas infectadas por el VIH tienen un riesgo mayor de otros varios tipos de cáncer (llamados colectivamente “cánceres que no definen el SIDA”) (1, 2). Estas otras malignidades incluyen cánceres de ano, hígado, cavidad oral y faringe, pulmón y linfoma de Hodgkin (3, 4).
Las personas infectadas por el VIH tienen 19 veces más probabilidad de ser diagnosticadas con cáncer de ano; tienen 3 veces la probabilidad de ser diagnosticadas con cáncer de hígado, 2 veces la probabilidad de ser diagnosticadas con cáncer de pulmón, cerca de 2 veces la probabilidad de ser diagnosticadas con cáncer de la cavidad oral y faringe, y cerca de 8 veces más probabilidad de ser diagnosticadas con linfoma de Hodgkin en comparación con la población en general (2).
Además de estar relacionada con un mayor riesgo de cáncer, la infección por VIH está asociada con un riesgo mayor de morir por cáncer. Las personas infectadas por el VIH con una serie de tipos de cáncer tienen más probabilidad de morir por su cáncer que las personas que no tienen la infección por VIH pero que tienen estos cánceres (5, 6).
¿Por qué las personas infectadas por el VIH podrían tener un riesgo mayor de algunos tipos de cáncer?
La infección por el VIH debilita el sistema inmunitario y reduce la capacidad del cuerpo para combatir las infecciones virales que pueden resultar en cáncer (2, 7, 8). Los virus que tienen más probabilidad de causar cáncer en las personas con VIH son (9):
Las personas infectadas por el VIH tienen más probabilidad de infectarse por estos virus que las personas de la población general (10, 11, 12, 13).
Además, la frecuencia de ciertos factores tradicionales de riesgo, especialmente fumar (una causa conocida del cáncer de pulmón y de otros cánceres) y el consumo excesivo de alcohol (lo cual puede aumentar el riesgo del cáncer de hígado), es más alta en personas infectadas por el VIH (12, 14). También, ya que las personas infectadas por el VIH tienen sistemas inmunitarios debilitados, tanto la inmunosupresión como la inflamación pueden influir directa o indirectamente en la formación de algunos cánceres con alta frecuencia en las personas infectadas por el VIH (2, 9).
La supervivencia más precaria de las personas infectadas por el VIH puede resultar, al menos en parte, por el sistema inmunitario debilitado en tales individuos. El riesgo mayor de muerte podría resultar también por el hecho de que el cáncer esté más avanzado al momento del diagnóstico, por retraso en el tratamiento del cáncer o por un acceso más deficiente al tratamiento adecuado del cáncer.
¿Ha cambiado el riesgo de cáncer entre las personas con infección por el VIH al introducirse la terapia antirretroviral?
La introducción de la terapia antirretroviral altamente activa (HAART), también llamada terapia antirretroviral combinada (cART), a principio de la mitad de los años noventa redujo considerablemente la incidencia de ciertos cánceres en pacientes infectados por el VIH, especialmente el sarcoma de Kaposi y el linfoma no de Hodgkin (2). La explicación probable de la reducción en la incidencia es que la terapia antirretroviral combinada (cART) reduce la cantidad de VIH que circula en la sangre, lo que permite una parcial restauración de la función del sistema inmunitario para combatir los virus que causan muchos de estos cánceres.
Aunque el riesgo de estos cánceres que definen el SIDA en personas infectadas por el VIH es menor que en el pasado, todavía es mucho más alto que en la gente de la población general (15). Este alto riesgo persistente puede reflejar el hecho de que la cART no restaura completamente el funcionamiento del sistema inmunitario. Además, muchas personas infectadas por el VIH no saben que tienen la infección, han tenido dificultad en acudir al tratamiento médico o, por otras razones, no están recibiendo el tratamiento antirretroviral adecuado.
La introducción de cART no ha reducido la incidencia de todos los cánceres relacionados con el VIH y, de hecho, ha habido un aumento en los cánceres que no definen el SIDA. Por ejemplo, la incidencia del cáncer de hígado y del cáncer de ano puede estar aumentando entre los individuos infectados por el VIH (2, 15).
Un factor importante que contribuye al aumento de los cánceres que no definen el SIDA es que conforme la cART ha reducido el número de muertes por SIDA, la población infectada por el VIH ha crecido y ha envejecido. La proporción que crece con más rapidez de individuos infectados por VIH es el grupo de más de 40 años de edad. Estos individuos están presentando ahora cánceres comunes a una edad mayor y tienen también un riesgo mayor acumulativo de padecer cánceres asociados con el VIH.
¿Qué pueden hacer las personas infectadas por el VIH para reducir su riesgo de cáncer o para detectarlo en una etapa inicial?
Tomar la terapia antirretroviral combinada según está indicado, siguiendo las pautas actuales de tratamiento del VIH, reduce el riesgo del sarcoma de Kaposi y del linfoma no de Hodgkin y aumenta la supervivencia en general.
El riesgo de cáncer de pulmón y de otros cánceres orales puede reducirse al dejar de fumar. Debido a que las personas infectadas por el VIH tienen un riesgo mayor de cáncer de pulmón, es especialmente importante que no fumen. La ayuda para dejar de fumar está disponible por medio de la línea para dejar de fumar del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) en el número 1–877–448–7848 (1–877–44U–QUIT) y otros recursos del NCI, los cuales están en la lista de la página Tabaco.
La incidencia más alta de cáncer de hígado entre las personas infectadas por el VIH parece estar relacionada con una infección más frecuente con el virus de la hepatitis (particularmente el virus de la hepatitis C en los Estados Unidos) que entre las personas no infectadas por el VIH (12, 16). Por lo tanto, las personas infectadas deberán estar al tanto de su estado de hepatitis.
Además, si las personas infectadas por el VIH actualmente tienen la hepatitis viral, deberán discutir con su proveedor de servicios médicos si el tratamiento antiviral es una opción para ellos (9, 16, 17, 18, 19). Algunos fármacos pueden usarse tanto como terapia inhibidora del VHB como cART (16).
Debido a que las mujeres infectadas por el VIH tienen un riesgo mayor de cáncer de cérvix (cuello uterino), es importante que se examinen con regularidad para detectar esta enfermedad. Además, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) para mujeres y hombres con la infección por VIH hasta la edad de 26 años. Las pautas de exámenes de detección de cáncer de cuello uterino que incorporan los resultados de la prueba de Papanicolaou y una prueba del ADN del VPH están evolucionando, y las mujeres deberán discutir las opciones de exámenes de detección con su proveedor de servicios médicos (20).
Algunos investigadores recomiendan la prueba anal de Papanicolaou para detectar y tratar lesiones iniciales antes de que avancen a cáncer de ano (21). Sin embargo, no está claro si este tipo de examen de detección de cáncer beneficia a las personas infectadas por el VIH o si el tratamiento de tales lesiones evita el cáncer de ano. Estas cuestiones están siendo tratadas en un estudio financiado por el NCI llamado estudio de Investigación de Resultados de Cáncer Anal y de Lesión Escamosa Intraepitelial de Alto Grado (HSIL) (ANCHOR). Este estudio está inscribiendo en la actualidad a hombres y mujeres con VIH para someterse a la prueba anal de Pap y luego ser asignados aleatoriamente para recibir tratamiento o para ser observados (sin tratamiento). El objetivo es determinar si el tratamiento de lesiones anales previene el cáncer de ano en personas infectadas por el VIH con lesiones anales.
El herpesvirus asociado con el sarcoma de Kaposi es secretado en la saliva, y la transmisión de este virus puede ocurrir por besos profundos, por el uso de saliva como lubricante sexual, o por medio del sexo oral y anal. Al reducir el contacto por estas vías puede reducir la posibilidad de infección por el herpesvirus asociado con el sarcoma de Kaposi.
¿Cómo apoya el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) la investigación de los cánceres relacionados con el VIH y el SIDA?
La Oficina de Malignidades del VIH y SIDA (OHAM) coordina y supervisa la investigación patrocinada por el NCI acerca de los cánceres relacionados con el SIDA y con el VIH y SIDA. La OHAM actúa también como punto de contacto para la Oficina de Investigación del SIDA (OAR) de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).
La OHAM tiene dos programas:
Las dos divisiones de intramuros del NCI, el Centro de Investigación Oncológica (CCR) y la División de Epidemiología y Genética del Cáncer (DCEG) llevan a cabo investigación tanto en VIH como en cáncer asociado con VIH y SIDA. Por ejemplo, la DCEG está efectuando el Estudio de Afinidad del Cáncer y el VIH y SIDA, el cual usa datos recolectados previamente por dependencias de salud pública para examinar el riesgo de cáncer en personas con VIH. Casi todas las otras divisiones del NCI, oficinas y centros apoyan también la investigación del VIH y SIDA.