Cómo relajar la mente y el cuerpo

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Muchas personas con cáncer y sus cuidadores usan técnicas de relajación o prácticas de meditación y atención plena para ayudar a aliviar el estrés y afrontar la ansiedad. Son distintas formas en que las personas tratan de calmarse y sentirse mejor.

Para practicar la atención plena no hace falta sentarse ni estar en silencio. A algunas personas les gusta meditar en caminatas al aire libre o adentro. También podría combinar la atención plena con las actividades de la vida cotidiana, como al esperar en fila, en la parada de autobús o cuando come. Incluso podría hacerlo mientras está con otras personas. 

Tómese el tiempo para aprender a relajar la mente y el cuerpo. Comience con los siguientes ejercicios y practíquelos cuando sea posible. Tan solo 5 o 10 minutos podrían hacer que se sienta mejor. También podría tomar una clase, buscar videos en YouTube, comprar un DVD o una grabación de relajación, o hacer otros ejercicios en Internet. Hay muchos programas virtuales y aplicaciones para practicar la meditación.

Compruebe que sean sitios conocidos o que pertenezcan a una universidad o facultad de Medicina. 

Iniciación en las técnicas de relajación

Para cada ejercicio, busque un lugar tranquilo donde pueda descansar sin interrupciones. Avise a los demás que necesitará tiempo a solas. Prepare el espacio para que le dé tranquilidad. Por ejemplo, ponga luz suave y siéntese en un lugar cómodo.

Es normal que la mente se distraiga. Cuando se dé cuenta de que está pensando en otra cosa, no se preocupe; de a poco, vuelva a concentrar la atención en su cuerpo. Respire lento y profundo.

Hay quienes les gusta escuchar música lenta y conocida mientras practican estos ejercicios.

Respiración y contracción de los músculos

Respiración lenta y rítmica

Uso de imágenes guiadas

Nota: Podría leer esto en voz alta y grabarlo para seguirlo mientras hace el ejercicio. O puede pedirle a un amigo que lo grabe si prefiere no escuchar su propia voz. También podría leer el ejercicio varias veces para recordar los consejos. 

El uso de imágenes guiadas o imaginería es más fácil con los ojos cerrados. Empiece por crear una imagen mental. Por ejemplo, podría pensar en un lugar o actividad que antes le dio felicidad. Explore el lugar o la actividad. Note cuán tranquilo se siente.

Si tiene un dolor intenso, imagínese sin dolor. Imagine cables que envían señales de dolor de una parte a otra del cuerpo. Corte los cables. O imagine una bola de energía sanadora. El siguiente es otro ejercicio que a algunas personas les resulta muy útil:

Para terminar, cuente despacio hasta tres, respire hondo, abra los ojos y piense "Me siento atento y relajado".

Para obtener más información, consulte los siguientes recursos: